
Un jutsu secreto
“¿Seguro que no quiere venir con nosotros Takiko-sama?” Preguntó Kushina-san cuando estábamos a punto de irnos.
“La aldea del Remolino es mi hogar, así como Konoha es ahora el tuyo” Explicó tranquilamente la anciana. “He vivido aquí casi toda mi vida, no tengo intenciones de abandonarlo hasta el final”.
‘No entiendo la razón’ Pensé dando un vistazo alrededor. No importa por donde lo viera, ese lugar debía traerle horribles recuerdos de toda la gente que perdió. De estar en su lugar, probablemente me habría ido lo más lejos posible sin volver a mirar atrás.
“Antes de que lo olvide, tengo un regalo para Konoha”. Añadió Takiko-sama entrando en la casa”. Solo una pequeña muestra de agradecimiento por haberte aguantado tanto tiempo”.
Dejo tres enormes pergaminos en la entrada.
“Takiko-sama, por favor, no puedo aceptarlos”. Era raro ver a Kushina-san avergonzada por algo, tenía la sensación de que muy pocos la habían visto actuar así en el pasado.
“Aquí lo único que hacen es juntar polvo”. Insistió la anciana mujer. “Solo asegúrate de que no caigan en manos equivocadas. O en las de alguien que no entienda su valor” Agregó viendo que yo estaba por abrir uno para ver que eran.
“¿Qué parte de no toques las cosas sin permiso es tan difícil de entender?” Preguntó Kushina-san golpeándome con fuerza en la cabeza. “Ve a esperar en la entrada hasta que termine de hablar”. Ordenó mirándome enfadada. Yo obedecí a regañadientes, tomando nota mental de no hacerla enojar al menos hasta que estuviera un poco mejor.
Cuando el chunnin estuvo lo bastante lejos para que no las escuchara, Suzuhara Takiko volvió a hablar.
“Me sorprende que lo hayas traído contigo”.
“Lo encontré agonizando en el País de la hierba, no podía dejarlo allí, es solo un niño”. Le explico a la mujer. “Ni siquiera me fije de donde era antes de curarlo, por suerte es de Konoha”.
“No me refería a que lo salvaras, eso está en tu naturaleza, sino que lo hayas traído todo el camino en vez de llamar a alguien que lo llevara de vuelta a la aldea”. Takiko la miro curiosa. “¿Estas enamorándote de él?”
“¡CLARO QUE NO!” Escuché que gritaba Kushina-san. “¡NO ESTOY HABLANDO CONTIGO OBITO, MÉTETE EN TUS ASUNTOS!” Agregó mirando en mi dirección. Quisiera saber qué es lo que hice ahora.
“Tranquilízate niña, tus ojos están rojos. Solo lo dije para molestarte, sé que tu corazón ya tiene dueño”. La pelirroja guardo silencio, poniéndose triste de pronto. “Lo que quería decir es que debió ser difícil cuidar de ese chico todo el camino. Parece ser el mismo tipo de persona que tú, de los que causan problemas hasta dormidos”.
“Al principio pensé en dejarlo con los ninjas que volvían del frente”. Explicó la ninja en voz baja. “Pero poco después de que recobró la conciencia por primera vez me di cuenta de cual era el símbolo en su abrigo: Obito es un Uchiha”.
La mujer no contestó, solo miro con melancolía hacia el vacío. Hacia tanto que no escuchaba ese nombre…
“Me preocupó lo que su clan podría hacerle si descubrían lo que paso con su ojo izquierdo. Regaló un ojo Sharingan, no les importaran las razones, esos engreídos no lo perdonaran por dejar que su precioso Kekkei Genkai este al alcancé de alguien fuera del clan”.
“Conozco muy bien lo crueles que pueden ser los Uchiha con los que desobedecen las reglas de su clan”. Murmuró la anciana llevando una mano inconscientemente a su ojo derecho, prácticamente ciego.
“Gracias a usted tal vez ahora no sea rechazado por su ‘familia’, siempre y cuando no hagan demasiadas preguntas”. Dijo amargamente la kunoichi. “Pero me gustaría que aprendiera a ver más allá de ellos. Creo que es un ninja que tiene mucho potencial”.
“¿Vas a enseñarle?” Se extrañó la anciana. Por lo que tenía entendido esa chica se había negado rotundamente a tener estudiantes a su cargo.
“De acuerdo a como responda a cierta pregunta, le enseñare un poco de Fuinjutsu” Contestó tranquilamente. “Si la responde mal, entonces me limitare a lo que aprendí en su aldea”.
“¿De casualidad, no será la misma pregunta que te hizo Kaseiyo cuando entraste a la academia?” Arriesgó la anciana mujer.
“Me tomo casi dos meses darme cuenta”. Recordó con cariño. “Espero que le tome menos que a mí”.
“Pareces muy segura de que va a ir bien”.
“Obito no lo sabe, pero él ya conoce la respuesta”. Finalizo Kushina dándose la vuelta.
‘Nunca pensé que volvería a ver a un Uchiha en esta vida, solo espero que hayan aprendido algo de los errores de sus ancestros’ Parpadeo y su ojo derecho se volvió rojo, con tres aspas alrededor de la pupila.
‘Espero que le dé a ese ojo izquierdo un mejor uso del que yo le di’ Pensó dándose la vuelta. Estaba muy cansada, ahora que se aseguró de que el legado de su hogar se encontrara a salvo, al fin podría descansar tranquila.
Al anochecer una kunoichi pelirroja pudo ver en la distancia fuego saliendo de la que fue su segunda casa en Uzushiogakure.
‘Gracias por todo Takiko-sama’ Pensó guardando un momento de silencio.
Justo cuando pensé que todos los problemas se habían terminado, un pequeño error mío del que me había olvidado mostró sus consecuencias.
“¡Como que no sabe por dónde ir!” Grite tres días después ganándome un chichón como premio.
“Si sigues así alertaras a todos los ninjas de la región, recuerda que seguimos en territorio enemigo”.
“¿En serio no sabe por dónde ir?” Pregunté casi desesperado. Eso no podía estar pasando en verdad.
Con una despreocupación que resultó insultante, Kushina-san se limitó a negar con la cabeza.
“Durante la guerra solían mandarme para el lado de Kiri y muy pocas veces a Suna, no estoy familiarizada con estos caminos, aparte de lo que me contaron”.
“¿Y cómo hizo para llegar hasta aquí?”
“Usando el mismo camino de la última vez”. Respondió simplemente la kunoichi. “No estaba segura de que esos túneles siguieran existiendo, pero valía la pena averiguarlo. Me lleve una agradable sorpresa al descubrir que así era, por lo menos hasta que caíste dentro de uno y lo destrozaste. De todas formas no pensaba usar ese camino para volver a la aldea”.
“¿Entonces cómo?” No me importa si soné grosero, no podía entender como alguien podía ser tan irresponsable.
“Con un mapa”. Dijo con ironía. “Mientras tú estabas durmiendo de lo lindo, yo pace noches en vela trazando nuestro recorrido y buscando el camino más corto y menos peligroso hasta Konoha. Hubiéramos podido regresar en menos de dos semanas.
“¿Entonces dónde está el ma…?” Me detuve al venirme a la mente la imagen de un papel en llamas. Oh no.
“Parece que ya lo recordaste”. Era una observación, no una pregunta. “Da gracias de que ya hubiera avisado que sobreviviste, eso fue lo único que me impidió asesinarte o dejarte en el camino”.
No me deje engañar por su tono suave. En el poco tiempo que llevaba conociendo a Kushina-san me di cuenta de que mientras más tranquila sonara su voz, más peligroso resultaba provocarla. Aun así tenía que pedirle algo importante
“Este, Kushina-san…” Murmuré consiguiendo su atención. “Acerca de lo que me dijo el otro día…”
“¿No intentes sacarte las vendas sin ayuda?”
“Lo otro”.
“¿Ve al baño en otra parte?”
“Lo otro”.
“¿Qué estés herido no significa que no puedas bañarte?”
“¡Kushina-san!”
“Solo estoy jugando”. Se disculpó la pelirroja. “Te refieres a la pregunta que te hice ¿Ya tienes una respuesta?” Obito negó con la cabeza. “Entonces no tenemos nada de qué hablar”.
“Pero Kushina-san”. Protestó el Uchiha pero esta lo ignoro. Conteniendo un suspiro de impaciencia se dispuso a seguirla vaya hacia uno a saber dónde.
Hace unos días ninjas de un grupo de shinobis de Iwa los habían descubierto y les habían tendido una emboscada. Kushina-san actúo rápidamente exterminando a uno por uno con facilidad, usando un jutsu que nunca había visto, muy similar al chidori de Kakashi, solo que de viento. Después de que terminó con todos le pregunté si podía enseñarme esa técnica y ella respondió con un acertijo.
‘En mi aldea una vez se enseñó un jutsu que permitía pasar todo el daño recibido a otra persona, salvando una vida en casi todos los casos. Este era un jutsu que nadie podía realizar más de una vez en su vida, no importa cuánto quisiera. Mi padre lo utilizó también, algo por lo que mi madre nunca lo perdonó. Después de la Segunda Guerra Ninja se prohibió que se enseñara en la academia, argumentando que era demasiado cruel que los niños aprendieran dicha técnica.
¿Cuál crees que sea la razón de eso? Si respondes esta pregunta te enseñare todo lo que sé, tienes una semana.
Te daré una pista: tiene que ver con la base del sistema shinobi’
¿Cómo esperaba que respondiera eso? No tenía la menor idea de porque dejaron de enseñarlo, en su opinión ese jutsu era muy útil, pasarle todo el daño al enemigo y sanar sus propias heridas, incluso le gustaría aprenderlo para usarlo alguna vez.
En cuanto a la base del sistema shinobi, según lo que se le enseño en el Clan Uchiha la base era superar en poder a todas las demás aldeas ninja y demostrarles a todos su poder, aunque no estaba muy seguro de estar de acuerdo con esa definición.
Cuando le dijo eso a Kushina-san ella murmuro algo como ‘tenía que ser pariente del baka’ y le dijo que lo piense mejor. No iba a darme ninguna otra pista porque según ella se lo había puesto muy fácil. Según pasaban los días se me ocurrieron otras respuestas, cada una más rara que la anterior: Que era muy difícil, que no siempre salía bien, que los expulsarían de la aldea si lo utilizaban. Ninguna parecía tener relación con la base del sistema shinobi. Ni siquiera sabía cuál era la base.
Kushina-san dijo que una vez que descubriera la base del sistema, la respuesta sería muy fácil. Me repetía que solo tenía que seguir pensando y la respuesta aparecería, pero aun no tenía ni idea de cuál podría ser.
En el séptimo día las cosas no parecieron mejorar en ese sentido. Apenas nos detuviéramos a almorzar Kushina-san me preguntaría por la respuesta a su pregunta. Se me acababa el tiempo y no tenía idea de cuál era la respuesta que ella quería.
“¿No tienes idea de cuál es la respuesta verdad?” Pregunto la pelirroja sacándome de mis ensoñaciones. “Esta bien Obito, ya no tienes que pensar en eso, te enseñare de todas formas. No pasa nada”. Podía decir eso, pero su cara dejaba claro que la había decepcionado. “Solo pensé que te habrías dado cuenta de la respuesta, después de todo por lo que me contaste la sabias desde el comienzo”.
‘¿Ya sabía la respuesta?’ Pensé confundido, preguntándome a que se refería. Yo siempre había sido una decepción para su clan y para su equipo, un inútil. No había hecho nada especial, incluso su Sharingan tardo más en despertar ¿Cómo era posible que supiera por qué no podían usar un jutsu que te permitía pasarles el daño que recibías a tus enemigos?
‘Pero Kushina-san nunca dijo que el jutsu te permitiera pasarle el daño a tus enemigos’ Me di cuenta de pronto ‘Dijo que se pasaba todo el daño recibido a otra persona’.
¿Entonces le pasaba el daño a alguien que ya estaba muriendo y no tenía esperanzas de salvarse, sin importar si era amigo o enemigo? Sonaba demasiado cruel, tal vez por eso dejaron de enseñarlo.
Si le pasabas el daño a alguien más para sobrevivir, entonces la base del sistema shinobi era… ¿Sobrevivir a cualquier costo? ¿Qué tal si la única persona disponible era tu mejor amigo o un familiar? ¿Estarías dispuesto a dar su vida por la tuya?
Rin, Minato sensei e incluso Kakashi, de ningún modo estaría dispuesto a verlos morir solo para salvarse él mismo. Ellos eran su familia más de lo que nunca fue su clan y estaba dispuesto a dar su vida si con eso conseguía que estuvieran a salvo aunque fuera por un día más. Proteger a la gente preciosa en su vida, era por eso que él se había convertido en nin-
Eso era. No sabía cómo no se dio cuenta antes, era muy obvio. La respuesta era…
“La base del sistema shinobi no es ser el más fuerte, se trata de proteger a tus seres queridos, incluso a costa de tu propia vida”. Contesté deteniéndola en seco. “El jutsu del que me habló, el que permite pasarle el daño a otra persona, se trata de un jutsu de sacrificio. Curas las heridas de un camarada tomando tú mismo el daño que este sufrió”. Como Kushina-san no decía nada me dispuse a continuar. “Es por eso que no se puede volver a usar, una vez realizado seguramente morirás debido a las heridas pero a cambio tu compañero tiene la posibilidad de sobrevivir”.
“Kōkan no mokuteki-chi no jutsu (Jutsu de Intercambio de Destinos)”. Al ver que la miraba confundido, explico con una sonrisa. “Ese es el nombre del jutsu. Es correcto Obito, a partir de esta tarde comienza tu entrenamiento”.