
Mensajes desde el camino
“¿Ya te cansaste?” Preguntó distraída Kushina-san leyendo un pergamino. Haciendo un esfuerzo sobrehumano para levantarme, me puse de pie otra vez.
“No”. Le contesté mirándola con desafío.
“Entonces continua, a menos que quieras quedarte aquí hasta el anochecer” Dijo sin quitar la vista del pergamino y haciendo un ademan para indicarle que siguiera.
Reprimiendo una buena tanda de maldiciones contra todos los que tuvieran el cabello rojo, Obito se volvió a sentar una vez mas a la orilla de ese lago y, reuniendo el poco chacra que era capaz debido a sus heridas, puso su palma apenas tocando la superficie del agua para tratar de controlar al menos un pequeño chorrito de esta una ultima vez.
Todo comenzó hace un par de días, tal y como prometió Kushina-san había decidido empezar a ayudarme con mi entrenamiento apenas termináramos de comer. Yo estaba muy emocionado, no paraba de recordar la técnica que utilizó contra esos ninjas que intentaron atacarnos, de verdad quería aprenderla.
“Teniendo en cuenta tus heridas, creo que deberías tomarlo con calma al menos por un tiempo”. Le dijo la pelirroja una vez que llegaron a un pequeño claro y colocó varios sellos que le avisarían si algún enemigo se acercara. “Así que empezaremos por lo básico”. De su mochila extrajo un par de papeles, pasándome uno a mí.
“¿Para qué es esto?” Le pregunté extrañado. Estaba seguro de haber visto a Minato sensei y a Kakashi con este mismo tipo de papeles una vez cuando llegaba al entrenamiento, pero ninguno le explicó para que servían.
“Normalmente esta clase de papeles se utilizan para descubrir la naturaleza del chacra de un ninja. De acuerdo al tipo de chacra que poseas reaccionará de manera diferente. Por ejemplo”. Dijo la kunoichi tomando el otro papel entre sus dedos y partiéndolo en dos con su chacra. “Cortándose, si eres de naturaleza Viento”.
“Pero yo ya sé que soy de naturaleza Fuego”. Se quejó el Uchiha mirándola con reproche.
“No tienes que decírmelo, ya lo demostraste cuando quemaste el mapa sin preguntar antes”. Me contestó usando un tono que hizo que tragara saliva, nervioso. “Pero no me interesa el resultado. Por ahora lo único que quiero que hagas es tratar de enviar un poco de chacra hasta ese papel, usando solamente tu brazo derecho”. Justo el brazo que soportó el peso de esa gran roca cuando se conocieron. Al igual que mi pierna derecha, mi brazo había sufrido la mayor parte del daño, pero a diferencia de esta, trataba de utilizar mi brazo lo menos posible ya que todavía seguía vendado y no quería forzarlo demasiado.
“Si deseas recuperar la movilidad total y, sobre todo, un buen control de las redes de chacra de esa zona deberías empezar con la rehabilitación cuanto antes”. Explicó como si leyera mi mente. “Puedes esperar hasta que volvamos a Konoha si quieres, pero es probable que entonces halla pasado tanto tiempo que el proceso sea todavía más largo y doloroso”.
Sin tener ningún argumento para objetar eso, me dispuse a hacer lo que me pidió. Moviéndolo con extremo cuidado tome el papel entre mis dedos y traté de enviarle una pequeña cantidad de chacra.
“Trata otra vez”. Dijo la pelirroja ya que no había habido ninguna reacción. Cerrando mis ojos para concentrarme, intente una vez mas enviar mi chacra a través de mi brazo hasta el papel. No pensé que fuera tan difícil, pero era realmente doloroso. Apretando los dientes para aguantar el dolor, sentí como finalmente mi chacra llegaba hasta mis dedos y por ende al maldito papel.
“Interesante”. Oí que murmuraba Kushina-san. Al abrir mis ojos vi sorprendido como el papel estaba mojado. “Obito, parece que acabas de descubrir tu segunda naturaleza elemental”.
Después de descubrir que tenía afinidad con el agua, Kushina-san decidió cambiar un poco su idea original y comenzar a ayudarme a controlarlo, aunque no había tenido resultados hasta el momento.
“Es mejor que descanses”. Le dijo la pelirroja al joven chunnin que parecía estar a punto de desmayarse de un segundo al otro. “Te dije que no podrías lograrlo así de fácil, la transformación de la naturaleza del chacra es una técnica avanzada. A muchos shinobi les toman años aprender a dominar UNO de sus elementos, no hay manera de que un niño pueda manejar su segundo elemento en tan poco tiempo. Mucho menos uno tan lastimado como tú”.
Obito estaba demasiado cansado como para replicar, simplemente se dejo caer sobre la hierba, completamente exhausto.
“Me pregunto que estarán haciendo Kakashi, Rin y Minato sensei”. Pensó en voz alta el chico poniéndole los pelos de punta a la kunoichi.
“¿Minato sensei?” Repitió nerviosa. “¿Por casualidad te refieres a Minato Namikaze?”
“Si ¿Qué tiene?” Preguntó confundido, era la primera vez que la veía reaccionar así. Parecía casi asustada.
‘¿No hay lugar donde pueda estar lejos de ese rubio idiota?’ Maldijo Kushina mentalmente. Se suponía que durante ese viaje no debería tener ninguna influencia de su parte, él mismo se lo había prometido aun en contra de su voluntad ¿Por qué el destino no podía entender que quisiera tomarse un descanso del señor perfección? ¿Tenia que toparse justo con uno de sus estudiantes?
“Alguien allá arriba debe estar realmente ensañado conmigo”. Murmuró apretando los dientes. Sabía lo importante que eran para él sus estudiantes, lo emocionado que estuvo cuando el Hokage le informó que le asignarían su propio equipo y en especial lo mal que se pondría al creer que uno de ellos había fallecido, sobre todo ahora que estaba lejos y no podía buscar consuelo en ella. Ponerse en contacto con Minato Namikaze era lo último que desearía hacer en esos momentos, todavía no estaba preparada para hacerle frente a las consecuencias de sus acciones, pero no podía dejarlo sufriendo por tiempo indefinido. Aunque ya había enviado un mensaje a la aldea avisando que encontró a Obito, él se merecía más que unas pocas líneas para explicarle lo ocurrido.
“¿Sucede algo Kushina-san?” Quiso saber el Uchiha al verla sacar dos pequeños pergaminos de su mochila.
“Vamos a enviar un par de mensajes a Konoha”. Le explicó la pelirroja alcanzándole también algo para que escribiera. “Tú a tu sensei y a tus compañeros de equipo, y yo al que debe ser el hombre mas estúpido del planeta”. Sin molestarse en escuchar la ultima frase, Obito se puso a escribir su propia carta, sintiendo que tenía muchas cosas que decirles.
A media mañana en Konoha, Minato Namikaze estaba en una zona de entrenamiento entrenando a dos de sus estudiantes, pero ninguno de los tres estaba de ánimo precisamente. Aunque el Sandaime ya les había informado que un ninja de la aldea había encontrado a Obito y le había salvado la vida, no tenían idea de como se encontraba el joven Uchiha ni mucho menos cuanto tardaría en regresar, si es que lograba resistir el viaje. La preocupación era tal que ninguno de ellos podía concentrarse en nada mas, ni siquiera podían disfrutar de saber que Obito estaba con vida. Si al menos tuvieran noticias de él…
Justo en ese momento dejando una estela de polvo detrás llegó corriendo un pequeño zorro naranja directo a ellos, para ser más precisos directo al sensei del equipo con el que por poco termina chocando. Pocos segundos después llegó también Maito Gai, que al toparse con el simpático zorrito no se le ocurrió una idea mejor que ponerse a seguirlo gritando algo acerca de que la llama de la juventud también estaba presente en los animales.
Una vez que se despejo la tierra que levantaron ese par de corredores, Rin Nohara pudo ver la siguiente escena delante de ella: a su sensei, el famoso Rayo Amarillo de Konoha siendo mordido en la mano izquierda por el zorrito (Y al parecer el rubio no hacia ningún intento por soltarse); y al loco de Gai retando a Kakashi a una carrera, diciéndole a su gran rival que esperaba que su llama de la juventud estuviera tan viva como la suya.
“¿Estas satisfecha, Akemi?” Dijo Minato finalmente dirigiéndose al zorrito
“No, pero no me permiten hacer lo que realmente querría”. Los chuunin y el jounin recién ascendido dejaron lo que estaban haciendo y se volvieron rápidamente hacia el zorro naranja ¡¿Esa cosa habló?! ¿Acaso se trataba de una invocación?
“Supongo que si te envió justo a ti quiere decir que esta en problemas”. Siguió el rubio, como si no fuera nada de otro mundo ser atacado sin aviso por un animal salvaje (Para él lo era, pero solo cuando se trataba de esa especie de animales sobreprotectores que cuidaban con extremo a los que consideraban miembros de su familia).
“Nada que no pueda manejar ella sola”. Contestó el zorro con terquedad.
“¿Sigue enojada conmigo?” Preguntó inseguro, sin saber si quería oír la respuesta.
“¿Tu qué crees?” Respondió con acidez. “Tienes suerte de que nos haya ordenado no intervenir en este asunto, de lo contrario hasta ÉL expresó varias veces su opinión del asunto y que estaría dispuesto a venir a darte una lección personalmente”.
Sin entender ni un poco de esa situación, los más jóvenes solo se quedaron mirando al candidato número 1 al puesto de Hokage hablando con el zorrito naranja.
“¿Kushina te envió con una razón en específico?” Preguntó el rubio sin dar más rodeos.
“Hasta que te decides a preguntar”. Se quejó el animal entregándole dos pergaminos que había tenido amarrados al cuello. “¿Qué creías? ¿Que eran un accesorio de moda?”
“¿Por qué tratas así a Minato sensei?” Se metió Rin finalmente. No entendía que pasaba pero le parecía injusto que su sensei tuviera que aguantar a ese animal tan grosero.
“Está bien Rin”. La tranquilizó el rubio. “Akemi y su familia tienen sus razones para estar molesta conmigo”.
“Por lo menos lo admites, supongo que eso ya es algo”. Reconoció el animalito dispuesta a irse. Ahora que había cumplido con su misión volvería adonde pertenecía.
“Espera”. Le pidió Minato deteniéndola. “¿Podrías por favor decirle que lo lamento?”
“Ella no quiere que te disculpes”. Le contestó Akemi en un tono algo más amable del que había estado usando. “Lo único que quiere es que le des una respuesta. Es lo menos que merece de tu parte”. Tras decir estas palabras el zorrito desapareció en una nube de humo. Lanzando un suspiro, el rubio se dispuso a leer lo que decían los pergaminos. Tuvo que dejarse caer en el suelo cuando reconoció la letra del primero.
“¿Qué sucede Minato sensei?” Quiso saber Rin preocupada al ver que se ponía pálido.
“Es Obito…” Contestó el rubio a medida que una sonrisa aparecía en su cara. “¡Es una carta de Obito!”. Apenas terminó de decir estas palabras sus estudiantes literalmente se le tiraron para poder verlo con sus propios ojos.
‘Hola chicos ¿Cómo han estado? Hay tantas cosas que quisiera contarles, pero por desgracia quien me salvó me dijo que solo tenía 20 minutos para escribir esta carta así que disculpen si no se entiende en algunas partes.
Para comenzar déjenme decirles que todavía estoy vivo…’
“¿No me digas?” Se burló el peligris divertido.
‘Oí eso Kakashi. Bueno, no lo oí en realidad, pero me imagino lo que debiste decir. En fin volviendo al tema, me salve gracias a una ninja loca que me encontró mientras estaba viajando por un túnel y me llevó con ella hasta su antigua aldea. Después tenía pensado regresarme a Konoha, pero surgieron algunos inconvenientes. Si le preguntan dirá que fue mi culpa, pero yo no sabia adonde íbamos porque no me dijo nada y cuando encontré esa banda de Iwa en su mochila mientras ella se daba un baño…’
“¿Cómo?” Exclamó Rin sin saber que le molestaba más. Que al parecer esa fuera una ninja del enemigo o que Obito se hubiera atrevido a revisar sus cosas mientras se bañaba.
‘Pero todo se trató de un gran malentendido, en realidad es una kunoichi de Konoha. Al final todo se resolvió sin problemas, excepto por el chichón que me dejó porque supuestamente intenté espiarla y porque terminé quemando el mapa de regreso a la aldea…’
“¡¿Qué hizo QUÉ?!” Exclamaron los 4 ninjas sin poder creerlo. Nadie podía ser tan tonto como para llevar un solo mapa a una misión en territorio enemigo.
‘Y como no tiene otro y yo mucho menos, puede que nos tome un poco de tiempo regresar a Konoha. Mientras tanto me esta enseñando unas cuantas cosas, parece saber mucho acerca de los sellos e incluso gracias a ella descubrí que tengo un segundo tipo de chacra. También tengo afinidad con el elemento Agua ¿Pueden creerlo? Aunque según Kushina-san pasaran años antes de que pueda empezar a dominarlo…’
“¿Cómo dijo que se llamaba?” Preguntó Minato volviendo a leer su nombre para asegurarse de que no se trataba de ningún error.
‘Ahora que lo pienso ella parece conocerlo sensei, cuando le dije su nombre se puso pálida y juraría que estuvo a punto de ponerse a maldecir. Supongo que conocerá su reputación como shinobi ya que los dos son de la misma aldea y hasta el enemigo sabe quien es, la verdad no me lo imagino tratando con ella, es bastante escandalosa…’
‘Si tan solo supieras’ Pensó el rubio.
‘Me esta diciendo que se me acaba el tiempo, y yo que quería seguir contándoles muchas mas cosas. Bueno, tendré que esperar hasta que vuelva a la aldea.
No se olviden de mi mientras estoy con esta demente por favor, es posible que mas tarde traté de pedirles que me rescaten.
Kakashi, recuerda la promesa que me hiciste, no te atrevas a romperla o juró que te arrepentirás.
Se despide, pero solo por un tiempo.
Obito Uchiha’
“Sigue igual que siempre”. Comentó Kakashi sonriendo mucho mas tranquilo ahora que sabían que el descerebrado de su amigo estaba bien.
“Si…” Acordó Rin con ternura fijándose en el otro pergamino. “¿Me preguntó que será esto?”
‘PD: ¡Ah, es verdad! Sensei, el otro pergamino lo escribió Kushina-san. Dijo que era para el hombre mas estúpido del planeta, pero no quiso explicarme a quien se refería ¿Puede por favor entregárselo? Ella dijo que usted sin duda sabría de quien se trataba, que es el único que lo ve todos los días’.
“Todavía me odia”. Se lamentó Minato sonriendo tristemente. Esperaba que volvieran pronto para arreglar las cosas con ella, odiaba que estuvieran peleados. Apenas la volviera a ver le daría su respuesta, ya sea que ella quisiera o no.