The Sacred Stones

Fire Emblem Series Naruto Fire Emblem: The Sacred Stones
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The Sacred Stones
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Summary
Hundreds of years of peace are lost when the Kumo Empire, ruled by Emperor Fugaku and his son Prince Sasuke, suddenly attacks the neighboring kingdom of Konoha, ruled by Queen Tsunade and her sons Sakura and Sasori.First part: Before the war. Inspired by FireEmblem: The Sacred Stones** CHAPTERS IN PROCESS OF EDITION. PLEASE, I SUGGEST THOSE WHO ARE INTERESTED IN FOLLOWING THE STORY, READING FROM THE BEGINNING AS I HAVE CHANGED AND ADDED MANY NEW THINGS IN THESE CHAPTERS.** THE CHAPTERS HAVE BEEN SHORTENED. DO NOT EXCEED APPROX. 2,500 WORDS.** CHAPTER 5 READY
Note
El capítulo posee cambios significativos, si ya lo leíste te sugiero hacerlo nuevamente.
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Chapter 4

 

Itachi

Los Kyaaaa histéricos de muchas jovencitas y no tan jovencitas resonaban por donde pasaba el pelinegro, pero él ignoraba todo aquello sin dejar de buscar a su madre. A pesar de poseer un color de cabello y peinado algo común entre la muchedumbre, podía distinguirla a kilómetros.

—Disculpe... disculpe Itachi-sama— fue prácticamente obligado a detenerse cuando un grupo de chicas cansadas de ser ignoradas se pusieron frente a él —nosotras quisiéramos invitarlo a...

—Ahí estás— con cuidado les sacó la vuelta tomando por el hombro a la pelinegra que caminaba de espaldas solo unos metros adelante. Las chicas se quedaron con la boca abierta viendo como ahora la tomaba de la mano y le decía algo al oído.

El grupo, ahora rojo de la envidia se colocó delante de ambos pelinegros, sintiéndose con el derecho de confrontarlos.

—Disculpe señora, pero este hombre es nuestro, así que le pido amablemente que...— señalaron con un dedo las manos sujetadas de ambos como diciendo, sueltense ya. Itachi levantó una ceja mientras Mikoto se cubría la boca tratando de no ser irrespetuosa y reírse en sus caras.

—Itachi-sama, por favor, ¿cómo prefiere a esta señora mayor por sobre nosotras?— el grupito de la nada se colocó en la posición más sensual que les fue humanamente posible. Itachi giró los ojos y Mikoto no aguantó y lanzó una carcajada.

—¿De qué se ríe, señora?— las chicas se turnaban para hablar, mirando con desprecio a la mujer.

—A mi Itachi les gustan las mujeres un poco más maduras, ¿o no mi querido Itachi-kun?

—¿¡Queee!?— gritaron a unanimidad —¿¡Tu Itachi!?

Mikoto rodeó con un abrazo al caballero provocando más histeria en ellas. A Itachi le rodó una gota de sudor en la frente al ver como su mamá les seguía el juego al autoproclamado club de fans oficial de Itachi.

—Ya basta, mamá — ella sólo se rió un poco más al ver ahora los rostros descolocados de las jovencitas quienes ahora susurraban entre sí.

—¡Suegrita hermosa!— ahora Mikoto era atacada.

—Por favor discúlpenos.

—Pensamos que era una vieja asaltacunas— seguían hablando por turnos, no había una líder, todas habían determinado hace tiempo que amaban al antiguo capitán por igual.

—La vimos tan mayor comparada con nuestro Itachi-sama que la confundimos con otra vieja igual que la bruja de Mei que nos lo quiere quitar.

—Ok suficiente — habló Itachi quintándolas de enmedio y llevando a su madre con él a un lugar más tranquilo.

—¡Itachi-kun no se vaya!

—¡Por favor no se rindan chicas, animo, ustedes pueden!

Los rostros cabizbajos por el nuevo rechazo del pelinegro cambió —¡si suegrita, muchas gracias!— se despidieron de ella con efusividad.

—¡Mamá, ya basta!— ella volvió a sonreirle ante su mirada demandante, cosa que lo hizo respirar hondo. Le era imposible enojarse con ella, sin embargo, ahora necesitaba salir de dudas sobre su comportamiento anterior con el emperador y su hijo.

...

—¿Por qué mejor no te pierdes?

—Nunca te haría eso hermanita, si te dejo sola con él, es posible que lo arruines todo. Debo evitar que pases vergüenza.

—Oh, que considerado, hermanito.

—A Sasuke le gustan las damas y tú mi querida hermana, eres como una bestia salvaje.

Sasori y Sakura se susurraban mientras Sasuke caminaba tras de ellos sin prestar la mínima atención de lo que hablaban o hacían. En cierto momento el par no midió la velocidad en la que iban dedicándose improperios que, cuando Sasuke levantó la vista, ellos ya no estaban.

No le tomó importancia y siguió caminando sin un rumbo específico, igual la paz que esos dos definitivamente no le transmitían al estar juntos, volvió.

...

—No entiendo a qué te refieres, hijo— el par estaba sentado en un banquillo en una zona más tranquila del parque.

—Lo noté, te quedaste sin habla cuando la reina te dijo quien era ese muchacho.

—Solo me causó conmoción, no lo conocía, eso es todo.

—¿Si? eso no explica por qué huiste cuando el emperador llegó.

—¿Acaso te estás escuchando? ¿huir?

—...

—Itachi, vine a trabajar. No podía quedarme mucho tiempo conversando.

—¿Terminaste en tan poco tiempo?

—¿Eh?

—Estás aquí ahora, conmigo. No te veo apurada.

La mujer se levantó molesta —no puedo creer lo que estas diciendo ¿qué es esa paranoia, Itachi? ¿qué es lo que tendría que ocultar? estas viendo cosas donde no las hay, no conozco a esas personas, no tendría porqué. Si crees que te estoy mintiendo está bien, puedes creer lo que quieras. Nos vemos después, aún tengo mucho por hacer.

La mujer se fue sin mirar atrás, dejándolo a pesar de que, estar más tiempo con él era lo que más deseaba. Sin embargo, gracias a sus interrogantes era preferible irse de allí contradiciendo el anhelo de su compañía.

Él no la siguió, se dio cuenta de que esa curiosidad no tenía sentido, y la había ofendido al insinuar que ella era una mentirosa, además ella tenía razón ¿qué es lo que tendría que ocultar de todos modos? ¿cuál sería el problema? se sintió mal por aquella estupidez pero ya luego se disculparia.

...

Mikoto llegó junto a Rin quien estaba preparando algunas masas de pasteles, ella se unió a ayudarla en cuanto llegó. Era una coincidencia total que tanto el esposo de la castaña, como el hijo de Mikoto hoy posean el rango de mayor distinción militar. El viejo Homura sólo corría con la suerte de tener entre sus filas en la panadería, a dos mujeres que a partir de ese día, contarían con cierta importancia en el reino gracias a ellos dos.

—Mikoto— la mujer levantó la vista, ya hace varios minutos ella había llegado del encuentro que había tenido con su hijo —por favor encárgate de repartir los pasteles que no se servirán en la noche, no queremos que se echen a perder— la verdad es que le había pedido aquello porque vio a la mujer cabizbaja desde su regreso "del baño", eso tal vez la ayudaria a despejar la mente de lo que sea que la tuviera de ese humor tan poco característico en ella. Ella asintió y se limpió las manos con el mandil que dejó colgado para acatar la orden de su jefe.

El viejo Homura no solía ser alguien tan considerado con los demás, sin embargo sabía que tarde que temprano, ellas siquiera necesitarían ese empleo, así que, sino quería perder a dos excelentes reposteras, debía empezar a considerarlas un poco más.

La pelinegra con una bandeja en la mano empezó a repartir rápidamente los productos sobrantes, teniendo que rellenar la bandeja en más de una ocasión.

—¿Puedo?

—Claro, adelante— la mujer quedó congelada al llevar la vista al frente, casi deja caer la bandeja en sus manos cuando el joven de la nada, gracias a una extraña luz violeta que salía de sus manos, la tomó en el aire.

Ella dudó en tomar la bandeja envuelta en aquella luz —no se preocupe, es magia oscura pero no es peligrosa.

—Ah... muchas gracias joven príncipe.

Sasuke la miró con más cuidado —ya la recuerdo, es la madre del general.

Su voz salió un poco quebrada —si... si soy la madre de Itachi, mi lord.

—No tiene porque tratarme con tanta formalidad— le dio un mordisco al pequeño pastel bajo la mirada de la pelinegra que no apartaba su vista de él —¿podría...?

—Si... si por favor, tome los que quiera.

El chico tomó otro —¿usted los preparó?— ella asintió —ya veo...

—Son los favoritos de Itachi, me alegra mucho que igual le gusten... — el siguió degustando bajo la mirada de ella, por alguna razon ella no podía dejar de verlo. Al ella notar que se había acabado el último bocado, fue rápidamente a un estante de la tienda y tomó una bolsa de papel —...llévese estos.

—¿Está segura?— ella asintió y él aceptó sin indagar más.

—...

—¡Ahi estas!— Sasori se colgó en el cuello del chico desde la espalda, sacándole una venita en la frente. El miró la bandeja frente a ellos y tomó un pastel —mmm esto es delicioso, mi señora.

—Ay Sasori, eres realmente un maleducado. Disculpe a mi hermano, por favor— llegó Sakura a reprenderlo para luego partir de allí hacia el lado contrario a donde estaba la mujer. Sasuke la miró levemente y le hizo un gesto con la mano que llevaba la bolsa con los pasteles en señal de gracias y despedida.

Mikoto sintió sus piernas débiles, su corazón palpitar con fuerza y sin siquiera saber en qué momento, sus lágrimas empezaron a brotar de sus ojos.

...


La noche había llegado, las mesas ya estaban dispuestas en uno de los grandes salones de la plaza y el banquete estaba servido. Sería una celebración que no solo disfrutarían los nobles y generales, todos los que estaban en la zona estaban totalmente invitados, aunque "la gente común" no estaría dentro de las instalaciones, por lo que, tenían mesas preparadas en la zona exterior, también con música, comida y bebida.

Desde la zona más alta del salón, frente a todos los invitados, los reyes bebían sin medida, principalmente Tsunade. Dan, por su parte, no solía beber, era el encargado de "cuidar" a su esposa cuando llegaba a ese estado pero ese día, para complacerla, se tomó un par de copas que, por su falta de experiencia en temas de alcohol lo habían dejado algo aturdido muy pronto.

Fugaku, al inicio se había negado a tomar, pero le fue imposible mantenerse firme ante la tentación del mejor vino del continente. Eso y las peticiones reiteradas de Tsunade, llamándolo aburrido por no ser el mismo que cuando eran jóvenes, al final cayó y de mala forma.

Miró a su hijo mientras se paraba de la mesa junto a la princesa y escuchaba a Dan quejarse a su lado.

—El príncipe, quiere robarme a mi niña …¡Tsuna, míralos!.

—No seas tonto, mi amor, solo van a bailar, ademas, Sakura ya es una mujer— respondió la rubia vaciando de un solo trago la copa —¡otra! por favor— un joven mesero fue rápidamente hacia la sonriente reina y llenó nuevamente la copa.

—¡No es una mujer, es mi bebé!— Tsunade se rio a carcajadas ante las palabras de su esposo mientras trataba de consolarlo.

Fugaku no llegaba a comprender donde esa mujer guardaba tanto alcohol y como no caía en un coma etilico. Suspiró con cansancio dejando su vaso a un lado. La verdad es que ya comenzaba a cansarse, y la comida y el alcohol que ahora invadían su sistema le daban sueño, no es que él no quisiera estar ahí con sus viejos amigos pero la edad también era un factor determinante en ciertos asuntos.

Cogió la botella de vino y se la acercó a la cara, con los ojos medio adormecidos, tratando de leer la etiqueta, buscando algo que lo mantuviera despierto. Fue entonces cuando, detrás de la botella, a lo lejos, vio una silueta que lo hizo pararse con los ojos bien abiertos sorprendiendo por lo repentina de su acción, a Tsunade y Dan.

Lo que sus ojos veían era una mujer de cabello negro hablando con algunas personas mientras llevaba en sus manos canastas con varios aperitivos. De repente los pies del emperador temblaron y cayó hacia atrás en su silla mareado, tratando con sus ojos de enfocar a esa persona nuevamente pero era imposible, así como ella apareció de repente, así se perdió de nuevo. Él apoyó su rostro en la mesa pensando que solo había sido su imaginación —"Mikoto..."— susurró y se quedó dormido al instante.

...

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