
Chapter 5
Capítulo 5
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Tsunade vio cómo su hija y el hijo de su aparentemente dormido amigo Fugaku se levantaban de la mesa que compartían con Sasori, Shizune y otros. Se rió a carcajadas, estaba evidentemente ebria —¡oye, ponte algo más suave, así de hip, romántico—, les hizo una seña a los músicos. Recibieron el pedido y obedecieron.
—¡¿Eeeh?!—gritó indignado el peliblanco viendo como su esposa hacía de cupido a su hija y el príncipe.
—Nada mas lindo que el amor juvenil ¿acaso no te trae buenos recuerdos, mi amor?— la mujer le habló al oído a su esposo provocando que se sonrojara.
—Tsuna, compórtate— ella en respuesta se rió ante el evidente nerviosismo de su esposo, cosa que había heredado Sakura, al menos cuando se trataba de la persona que le gustaba.
Los músicos tocaron una melodía más tranquila pero que aún permitía bailar. Algunos de los que bailaban con la música animada anterior tomaron sus asientos mientras que otros se levantaron en parejas al escuchar la nueva melodía.
—¡¿Qué mierda es esa porquería?!— gritó Sasori desde su mesa tomando un largo trago de cerveza.
Ebisu, desde el otro lado, se rió a carcajadas animándolo a beber más mientras volvía a llenar el vaso de su príncipe.
—Cálmese, Su Alteza— cuando estaba a punto de tomar otro sorbo, Shikamaru, la voz de la conciencia lo detuvo.
—¡¿Qué?! ¿le das órdenes a tu príncipe? ¡llévenlo a la horca!— en ese momento la cabeza de Sasori cayó sobre la mesa por el golpe de un vaso de madera —¡cállate!— había sido su madre.
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Ante el cambio de ambiente, ignorando el escándalo que habían hecho su hermano y su mamá, Sakura, con el corazón acelerado, no soltaba la mano del príncipe —no sabía que disfrutaras de este tipo de cosas, Sasuke-kun.
—Tal vez solo sea una excusa para no seguir escuchando a Sasori— ella se rió.
—Ok, eso tiene más sentido para mi— llegaron al centro del salón —pero esta musica es...
—Es perfecta— completó la frase mientras tomaba su cintura acercándola a él. Ella se sonrojó aún más al sentir sus cuerpos tan cerca, trató de apartar la mirada de allí, su rostro estaba demasiado cerca, casi tan cerca que podía sentir su respiración en la mejilla, era demasiado para ella y su corazón. Comenzaron a bailar al compás de la música, totalmente coordinados, la mayoría de los presentes ahora los miraba a ellos, el príncipe elegante y la hermosa princesa con vestido y cabello tan largo que se movía con gracia con sus movimientos. Para muchos, definitivamente la pareja perfecta.
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—¿Hace cuánto?— Itachi giró la mirada, encontrándose allí con Obito quien lo miraba divertido con un enorme vaso de cerveza en la mano. Sintió que alguien más se sentaba al otro lado, era Kurenai quien había regresado del baño.
—¿Hace cuánto qué?— le devolvió la pregunta tomando un sorbo de su bebida.
—Te gusta —Itachi alzó una ceja esperando una explicación a esas palabras, Obito continuó —vamos, así es como miro a mi esposa Rin, esa mirada de tonto enamorado, te aseguro que puedo diferenciarla a millas.
—No sé de qué estás hablando— Tomó otro sorbo. Kurenai solo estaba escuchando en ese momento, estaba haciendo buen uso de la comida que tenía frente a ella.
Obito se rió —vamos cuéntanos, no es bueno tragarse todo eso solo, y está bien, no podemos negar que la princesa es muy linda.
El moreno suspiró aburrido —deja de hablar tonterías, por favor.
—No lo haré hasta que tenga una respuesta, y lo sabes— el mayor del trío de generales que compartía la mesa lo miró con una sonrisa de oreja a oreja mientras era ignorado por Itachi.
Obito suspiró ante el silencio inquebrantable y volteó su mirada hacia el frente donde, salvo algunas siluetas que pasaban, el baile entre los príncipes era perfectamente apreciable.
La melodía se detuvo, indicando lo obvio, había acabado. Sakura estaba atónita en el lugar, su corazón aún no había regresado a la normalidad después de lo anterior. Acababa de tener el baile más encantador que en su vida siquiera hubiese imaginado. Las miradas en ellos dos, tanto de los que estaban sentados, como las demás parejas era una prueba de ello. Era la primera vez que bailaba con Sasuke desde que eran niños y a diferencia de aquellas veces, esto se sentía inmensamente diferentes.
—¿Podrías acompañarme un momento?
La pelirosada asintió dirigiéndose hacia la mesa donde se encontraban su hermano y los demás, sin embargo, un suave pero firme agarre la hizo detenerse —a otro lugar... con menos ruido— susurró esto último en su oído después de acercarla a él.
Cada vello en su cuerpo se elevó y su corazón latía aún más rápido que hace unos momentos, ¿se estaba imaginando cosas con Sasuke? ¿qué tan improbable era que él hubiera sugerido ir a otro lugar con él? la verdad no era tan difícil de creer, después de todo, la sala estaba realmente ruidosa, risas de borrachos y no tan borrachos, parloteo por doquier, la música que había sido modificada nuevamente por una mucho más animada, el ambiente era sinónimo de ruido y Sasuke siempre se destacó por ser alguien reservado, amante del silencio y la tranquilidad. Sakura asintió, luego de caer en cuenta en que se había quedado callada, dejándose llevar entonces, por el moreno hacia afuera del salón.
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—¿Entonces, ahora quieres hablar?—Obito volvió a preguntar al ver como la inocente manija del vaso de cristal de Itachi sufría por el apretón que le habían dado.
Kurenai se inclinó sobre la mesa con un codo apoyado para sostener su cabeza. —Oh vamos Itachi, sabemos lo demasiado reservado y serio que eres pero puedes confiar en nosotros— la mujer de cabello oscuro tomó una uva y la inspeccionó como si fuera la cosa más interesante del mundo.
El hombre dejó salir aire de sus pulmones —solo diré que... es extraño— dijo finalmente, sorprendiendo a los dos que estaban con él, eso solo podía significar que había bebido lo suficiente, no para estar borracho pero tal vez para expresar algo más que frases aisladas.
—¿Llevas mucho tiempo así?— preguntó Obito. Él se limitó a negar con la cabeza.
—¿Entonces?— siguió Kurenai.
Silencio. El par volvió a insistir con mas preguntas que no fueron respondidas, ellos suspiraron resignados, era demasiado bueno para ser verdad, sabían que él no diría nada más.
—¿Sabes? los pequeños actos pueden hacer que una persona se enamore de otra o al menos comience a sentir cierto "interés" por ella, así que no te sientas mal si empezaste a sentir algo por nuestra princesa. Es normal luego de como te defendió esta mañana— Obito había asumido que los sentimientos de Itachi fueron producto de lo ocurrido en la ceremonia de nombramiento. Itachi no afirmo pero tampoco negó nada.
—Pareces saber mucho sobre eso,— Kurenai cambió el tema a Obito, curiosa de cómo el bufón del grupo hablaba de una manera tan profunda, —¿cómo te enamoraste de tu esposa?
—Me enamoré de una manera aún más simple y me atrevo a decir, menos justificada —ambos llevaron su atención hacia él —todo comenzó en una de mis tantas vigilancias en la ciudad, me dio un poco de hambre y me fui a uno de los puestos de frutas. Cogí una manzana para comprarla y cuando iba a sacar unas monedas para cambiarlas por mi preciada fruta, la encargada de la venta me detuvo y me la dio, me dijo, "haces mucho por nuestra país, la casa invita"
Hizo una pausa y suspiró, los dos que lo miraban ya habían entendido el mensaje, o al menos eso creían hasta que el hombre terminó la narración —entonces alguien chocó conmigo y tiró la manzana por los aires, mi preciada fruta se rompió al caer al suelo, miré la causa de mi desgracia y la vi a ella, era Rin, ni siquiera se disculpó y siguió corriendo a quién sabe dónde con prisa, desde entonces supe que era el amor de mi vida.
Itachi y Kurenai ladearon la cabeza —¿Eh?
—¿Qué?— Ambos tenían caras de póquer que no podían soportar estar allí por mucho tiempo. Itachi se giró hacia la mesa tomando el vaso para ocultar su risa mientras Kurenai se reía abiertamente. Obito se enojó y se quejó con ellos, lo que provocó que incluso Itachi no lo soportara y se riera abiertamente de él también.
—Ustedes los hombres son tan simples— dijo la chica de ojos rojos después de calmarse.
—¿Ah sí? ¿y qué hay de ti? te enamoraste de aquel soldado de Iwa solo porque se veía atractivo fumando, tú lo recuerdas, ¿no, Itachi?
Él asintió —Asuma era su nombre— la mujer de cabello negro se sonrojó de vergüenza. Incluso Itachi, a quien parecía no importarle nada en absoluto, lo había notado.
—¡Ese mismo! ¿Recuerdas que ella no quería abandonar la expedición en Iwa solo para verlo un poco más?
—Sí, lo recuerdo.
—¡Cállense la boca!— ambos rieron y siguieron bebiendo. La mirada de Itachi volvió hacia el frente, donde ya no estaban los príncipes, cosa que inexplicablemente le molestaba.
Trataba de entender si aquello que sentía era algo temporal, si realmente había empezado a enamorarse de su princesa o si solo le había causado cierto interés por lo ocurrido en la ceremonia. Pues la verdad Obito tenía razón, fue desde ese momento en que empezó a notarla de manera diferente. Bebió más fuerte, como si eso le diera respuestas.
No obstante, a pesar de que llegara a confirmar que sí estaba sintiendo algo más que respeto por la princesa a la que servía, sabía que era algo que debía llevarse a la tumba si era necesario. Una persona ordinaria como él nunca podría estar con una princesa como ella, de todos modos. Por lo que, sea cual sea la respuesta, era irrelevante.
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