
Chapter 1
Capítulo 1
Cinco reinos, cinco familias provenientes de un linaje de héroes que hace 800 años libraron al continente del Rey Demonio y sus esbirros.
Las familias Senju, Uchiha, Yamanaka, Hyuga y Uzumaki.
Han sido 800 años de relativa paz hasta que el imperio de mayor poderío territorial y militar decidió iniciar una guerra. Kumo, regido por el emperador Fugaku Uchiha y su hijo Sasuke, invaden repentinamente Konoha, reino gobernado por la reina Tsunade Senju, su esposo el rey Dan Kato y sus hijos gemelos, Sasori y Sakura.
...
Tsunade se encontraba en el salón del trono junto a su hija Sakura y otros guardias reales. El ambiente era pesado, no podían creer lo que ocurría, todo era demasiado irreal. Por más que discutieron el asunto, menos sentido le encontraban a todo.
—Majestad, traigo malas noticias, han traspasado las puertas. El ejército de Kumo está aquí, ellos... están dentro del castillo— entró un guardia apresuradamente.
—Entiendo— respondió inexpresiva.
—La guardia ha caído. No tenemos noticias del príncipe Sasori ni de sus hombres— habló otro con el mismo miedo y urgencia —majestad...
En ese momento un moreno de ojos negros se inclinó en frente de la reina —permiso para comandar en las líneas de defensa— las palabras del hombre llegaron, de cierta manera, a esperanzar al joven guardia y el resto de soldados distribuidos en el salón. Quien había solicitado aquello era Itachi, uno de los Cinco Generales de Konoha. A diferencia de él, el resto había sido enviado al campo de batalla directamente. La reina pasó a explicar las razones del porqué ella había prescindido de sus servicios en la línea del frente.
Ella miró a su hija —permiso denegado, te necesito para algo más, Itachi— el joven continuó agachado esperando sus órdenes, aun no comprendía el porqué lo tenían allí.
—Sakura ¿llevas el brazalete que te di?
La pelirosa levantó su muñeca mostrando un brazalete de oro con una diadema de color blanco en el centro —sí, aquí lo tengo ¿por qu...?— su pregunta no culminada fue ignorada.
—Itachi— inició a dar la orden —eres el caballero en quien más confío. La razón por la que no te mandé al frente de la batalla fue pronosticando una situación como está, nuestro ejército no se esperaba este ataque, inevitablemente este sería el desenlace. Es por eso que te confío mi mayor tesoro a ti— el hombre levantó el rostro— sólo tú eres capaz de mantener a salvo a mi hija,— la reina estaba haciendo hasta lo imposible para que sus lágrimas no salieran —te ordeno llevar a Sakura al reino de Iwa. Se que el rey Hiashi no se negará a brindar su apoyo. Allí estará a salvo.
El hombre se levantó —como usted ordene, majestad— miró a la princesa quien parecía no entender sus palabras, o no quería hacerlo.
—Espera madre ¿qué hay de ti? yo puedo unirme a la batalla, no te dejaré sola, se que debe haber una explicacion para esto— su voz danzaba entre el miedo, el dolor, el enojo y la esperanza en que todo se podrá resolver.
—¿Yo? Me quedaré aquí. Kumo siempre ha sido uno de nuestros aliados y ahora nos atacan... Debo averiguar por qué ¿acaso soy responsable de esta guerra? ¿qué error he cometido? ¿cuándo? ¿en qué le he fallado?... Es lo que tú padre hubiera hecho, lo sé — cogió la mano de su hija —por favor, llega con bien — la abrazó y dio un beso en la frente.
—¡No! no te dejaré, no te dejaremos— miró a Itachi esperando a que este la secundara —nos uniremos y lucharemos si es necesario— su madre seguía firme en su posición —no te dejaremos... ¿verdad, Itachi...?— la mirada del hombre le había dado la respuesta —mamá...
—¡Mi reina, las tropas se acercan! ¡Estamos perdiendo!
—¡Itachi, rápido! ¡vayanse!— el general asintió y sin avisar, tomó a la chica de su mano y la jaló hacia una salida secreta del palacio.
—¡No, madre! ¡ven conmigo, por favor! —las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos —¡mamá!— la llamó por última vez al doblar por un pasillo que no le permitió verla más, siendo una sonrisa que le indicaba que todos estaría bien, lo último que vió —mamá...
...
En ese momento las tropas de Kumo llegaron al salón. Tsunade abrió los ojos de par en par —¿tu? ¿por qué? ¿por qué están haciendo esto? por favor, podemos resolver esto sin derramar más sangre.
La persona frente a ella no respondió mirando fríamente la sala como si buscara a alguien —¿dónde está ella?
Tsunade apretó su mano en el frío mango de su espada.
—¿Dónde está la princesa? — volvió a demandar.
—¡Respondeme! ¡¿por que estan haciendo esto?!
—...— sus miradas chocaron.
—Entonces... así están las cosas. Soldados— los mencionados sacaron sus armas —si quieres a mi hija tendrás que matarme primero.
—Ya veo...
Eso más que una amenaza, había sido interpretado como una orden, sin embargo, el apodo de Reina Guerrera no había salido de la nada. Varios soldados de Kumo atacaron a la mujer y los pocos guardias que quedaron con ella. A pesar de la evidente desventaja numérica, pudieron derribar a varios enemigos, pero así mismo, muchos de los suyos habían perdido la vida.
—Ya me harté de esto— el suelo debajo de la reina se iluminó con una luz morada. Los pocos hombres en pie trataron de salvar a la cansada y herida mujer pero las lanzas, ahora incrustadas en ellos lo evitaron. Unas llamas negras envolvieron a la reina ante el grito ahogado de sus últimos soldados con vida.
La espada de la reina cayó al suelo al lado del cuerpo inerte de uno de sus hombres, mientras con la poca fuerza que su cuerpo le permitía, miró al causante de aquello.
—Príncipe Sasuke ¿por qué? ¿a qué se debe esta guerra? — sangre brotó de sus labios mientras aguantaba el no terminar de desplomarse en el suelo —¡¿por qué?! —preguntó nuevamente mientras más soldados de Kumo llegaban por montones y la acorralaban, solo ella quedaba con vida —por favor dime en qué he fallado ¿qué error he cometido para que tu padre iniciara esta guerra contra mi y mi pueblo?
El príncipe se limitó a levantar la mirada hacia el techo, dejando sin respuesta todas las preguntas —terminen el trabajo— ordenó Sasuke caminando hacia el lado contrario a donde la ejecución de la reina se empezaba a llevar a cabo.
—"Creo que te he dado suficiente tiempo, Sakura" — pensó ella mientras varias lanzas atravesaban su cuerpo, su sangre ahora se mezclaba con la de sus soldados.
Sasuke volvió a mirar atrás al escuchar a la reina susurrar con su último aliento.
—Sa...Sakura, Sasori... los amo.
Cinco años antes de la guerra
...
Itachi
Faltaban solo unos minutos para que el sol comenzara a salir cuando un joven de cabello negro terminó de preparar su armadura ligera para dirigirse directamente al palacio, donde se había ordenado que todos los soldados se presentaran para un acto ceremonial.
—Tan temprano como siempre— una mujer muy parecida a él lo sorprendió desde la cocina con una taza de café extra en la mano. El joven entendió el mensaje y se acercó a ella, tomando la taza caliente en sus manos como si la temperatura fuera apenas perceptible para él.
—Buenos días madre ¿qué haces despierta tan temprano?
Mikoto lo miró con una sonrisa un poco triste —es la única forma en que puedo verte Itachi, sabes que las pocas veces que vienes a casa ya estoy dormida y cuando te vas aun no he despertado— por sus labores como caballero real, Itachi no solía amanecer en la casa que compartía a las afueras con su madre, como mucho, iba una o dos veces al mes, y no todos los meses.
—Lo siento…— dejó a medio beber la taza de café sobre la mesa de la cocina mientras iba por su espada, la cual estaba recostada en una pared.
—Se que tienes muchas responsabilidades pero hijo...— ella le había pedido que en las ocasiones en las que él regresara a casa la despertara para compartir tiempo con él, a ella no le importaba la hora a la que fuera, quería verlo más a menudo aunque fuera unos pocos minutos, —por favor, avisame cuando llegues, se que te lo he pedido muchas veces y no quieres molestarme pero...— no quería decirle lo preocupada que se sentía, sabía lo peligroso de su trabajo y temía cada día recibir la noticia de que su vida había sido arrebatada —no olvides que te amo más que a nada en el mundo, Itachi. Por favor, cuidate mucho —le besó la frente.
Itachi apartó las manos de su madre de sus mejillas —me tengo que ir, no quiero llegar tarde— depositó un pequeño beso en el dorso de sus manos y salió de la humilde casa luego de haber recibido un fuerte abrazo de ella. Montó su caballo y se alejó al galope.
Itachi había iniciado su entrenamiento a la edad de 9 años, y desde entonces mostró un desarrollo superior a la mayoría de jóvenes aspirantes a caballero de su edad e incluso mayores que él. Fue considerado un prodigio por su inteligencia y habilidades llegando a convertirse en capitán a la corta edad de 18 años. Desde entonces había dedicado todo a su país y sus líderes, comandando varias misiones que habían servido para librar al reino de bandidos y ladrones.
Su madre se quedó en medio de la puerta mirando a su unigénito, deseándole bendiciones en silencio mientras se perdía poco a poco en el sendero.
Sakura
Los ojos de Sakura se abrieron pesadamente mientras se estiraba y bostezaba apasionadamente con la boca bien abierta —como siempre, actitudes no dignas de una dama— Shizune abrió una de las cortinas para permitir que la luz del nuevo día inundara la habitación.
La mencionada se rascó la cabeza mientras con toda la fuerza de voluntad que poseía se sentó en la cama —¿dama? ¿desde cuándo soy una dama?
Shizune hizo como si realmente pensara en la respuesta —desde que naciste, tal vez— respondió sarcásticamente mientras buscaba en un enorme armario un vestido pomposo pero innegablemente hermoso —hoy hay mucho que hacer, las doncellas vendrán pronto a prepararte, así que termina de despertar— Sakura hizo una mueca de aburrimiento, sabía perfectamente qué día era y la actividad que se llevaría a cabo. En ese momento, varias chicas entraron con diversos artefactos en sus manos, llevaron a la joven princesa de allí a su área de baño personal e hicieron su trabajo.
Sakura salió de la habitación con el ceño fruncido y un peinado que permitía que su largo cabello se moviera con sus pasos. Entró al comedor donde estaban su tío Tobirama con cara de pocos amigos, como siempre, y sus padres quienes le dieron los buenos días, gesto que ella devolvió mientras tomaba lugar al lado de su tío y maestro. Shizune, que la seguía de cerca, hizo lo mismo, haciendo una pequeña reverencia antes de tomar uno de los asientos. La joven de cabello negro pertenecía a la casa Kato, la segunda más importante del reino ya que el hijo mayor de dicha familia tomó como esposa a la hija del anterior rey Senju, convirtiéndose así en el rey de Konoha.
La más joven de los presentes miró las sillas frente a ella —¿no han llegado?— preguntó como si la respuesta no fuera obvia. Dan suspiró masajeandose las sienes mientras su esposa en la silla del extremo opuesto cambiaba su expresión a una de enojo total, si ese par no llegaba pronto, la reina rompería otra mesa con el puño, sería la tercera del mes. Sin embargo, como si hubiera servido como una invocación, Sasori llegó junto a su tío Hashirama, ambos con expresiones indiferentes tomando asiento justo en frente de Sakura y Tobirama. Dan miró divertido la similitud en los semblantes entre los tíos de su esposa y sus respectivos pupilos.
Hashirama hizo un saludo ameno como si nada hubiese pasado para ignorar la mirada asesina de su hermano menor sobre él, sin embargo, quien estuvo a punto de reprenderlos fue Sakura, hasta que las palabras del hermano nacido minutos antes que ella la detuvieron —hola Sakura, hoy estas innegablemente más hermosa que de costumbre — Sakura estaba avergonzada por el elogio de su hermano mayor, no se esperaba para nada eso — ¿ahora ves la diferencia que hace bañarse? — la sonrisa de la chica cambió abruptamente cuando el tenedor que ya tenía en la mano se dobló bajo la fuerza ejercida. Su madre golpeó la mesa "suavemente" llamando la atención de los jóvenes que iban a iniciar su habitual disputa.
—¡No hay tiempo para esto, coman rápido y déjense de estupideces!— los hermanos se miraron como si leyeran sus mentes entre sí, Sasori había ganado este encuentro.
Ese día se celebraría la condecoración de los nuevos generales del reino. El rango que sólo recibían los más veteranos, los caballeros más valientes y fuertes del reino, los que se convertirían en escudo y lanza del país.
Itachi llegó al palacio siendo inmediatamente interceptado por uno de los mensajeros del lugar que evidentemente estaba preocupado —señor Itachi, lo están esperando en el salón del trono— le advirtió mientras el moreno se bajaba de su caballo con pelaje, y melena tan oscura como la noche.
—¿En el salón del trono? ¿pasó algo? — preguntó sin mirar a la persona que hablaba mientras aseguraba al animal en uno de los establos. Sabía que todos habían sido llamados para la presentación oficial de los que a partir de ese día serían sus generales, los que estarían al frente de todo el ejército, por lo que no entendía lo que pintaba él en todo ese asunto.
El mensajero soltó una risita nerviosa —señor, usted...— Itachi se volteó incrédulo al escuchar las siguientes palabras del hombre y sin pensarlo mucho, salió en dirección al lugar indicado sin tiempo para quejarse de que no le habían entregado ese mensaje en otro momento, no tan importante y cercano al evento.
...
En la sala del trono, frente a la realeza ya habían cuatro personas arrodilladas mientras sus ojos estaban enfocados en el Rey Dan, un hombre guapo con cabello blanco azulado y ojos verdes; y la reina Tsunade, una hermosa mujer de cabello rubio y ojos color miel. Junto a ella estaba la princesa Sakura con ojos verdes como su padre y al lado de su padre, el príncipe Sasori con ojos color miel como su madre. Los príncipes mantenían semblantes bastante maduros y estoicos ya que en el desayuno su madre les había dejado claro lo que haría si continuaban con ese comportamiento inmaduro que solían tener a pesar de ser jóvenes adultos de 18 años recién cumplidos semanas atrás.
Cerca de ellos, pero de pie, estaban Tobirama y Hashirama Senju, los tíos de la reina y sus hijos, quienes habían comandado el ejército durante años junto a otros caballeros, incluso cuando su hermano mayor, Kawarama Senju, gobernaba el reino. Ahora dejarían que otros guerreros se hicieran cargo de la protección de Konoha al heredar a sus mejores caballeros, el título de Generales Imperiales.
Aparte de los miembros de la familia real, la sala estaba repleta de nobles, terratenientes, señores feudales, sabios y miembros destacados de los clanes y casas más poderosas e influyentes del reino, que esperaban el nombramiento oficial.
En ese momento, Itachi entró por la puerta haciendo una reverencia —con su permiso, Altezas.
Una sonrisa adornó los rostros de los reyes.
—Lamento llegar tan... tarde— mantuvo la cabeza gacha, esperando órdenes.
—No tienes nada de qué disculparte. Acércate, por favor— el rey se había tomado el asunto con mucha calma.
El joven comenzó a caminar por el pasillo bajo la mirada de la aristocracia del país. Se arrodilló junto a Kurenai y los otros tres soldados que serían designados ese día, quienes ahora miraban al suelo esperando la bendición y asignación de sus monarcas.
Murmullos empezaron a surgir desde los asientos de algunos visitantes, no podían ocultar la incomodidad que generaba ese nuevo acontecimiento, a sus ojos Itachi era solo un niño y no podían aceptar que alguien así fuera el encargado de protegerlos, asumieron que su nombramiento fue producto de algún favor personal o algún error. Muchos otros se mantuvieron neutrales y hasta satisfechos, ya que sí conocían a aquel joven caballero y más que nada, sus hazañas.
—Con todo respeto, Altezas—un anciano calvo de una de las familias más poderosas del país, los Iburi, se levantó de su silla—¿es esto acaso una broma?
—Expliquese, por favor— indicó Tsunade.
—Los generales imperiales son elegidos en base a su experiencia y longevidad en el ejército. Este muchacho no supera los parámetros establecidos para un cargo tan importante. Además, mi hijo debería, por derecho sanguíneo ocupar el puesto— su hijo, Gotta, un caballero bastante experimentado estaba ese dia a su lado acompañándolo.
—¿Derecho sanguíneo?
—Así es su majestad, los Iburi hemos sido tradicionalmente parte de la cabeza militar de este país, mas sin embargo, veo que han decidido nombrar a un bastardo sin apellido— el comentario del hombre dio paso a que otros pocos comenzaran a dar su opinión con la misma inconformidad. Itachi mantuvo la cabeza gacha escuchando toda la conmoción que causaba su presencia allí.
—Un "bastardo sin apellido", exclamó la cucaracha Iburi— las palabras de la más joven de la familia real llamaron la atención de todos.
—Princesa ¿qué... qué insolencia acaba de decir?...
—Tengo derecho a hacerlo, yo solo obro como usted, Lord Iburi. Su apellido parece darle la facultad de faltarle al respeto al caballero frente a mí, mi apellido entonces me da el derecho de faltárselo a usted ¿no le parece?
El viejo miró a Tsunade y luego a Dan, como esperando a que estos reprendieran a la joven de pelo rosado, sin embargo estos no dijeron nada. Hashirama miró a su sobrina y luego a Tobirama quien, con su respectiva pose de brazos cruzados, no pudo ocultar el orgullo que le generaba el pequeño monstruo que había creado.
—Si le molesta tanto que un joven sin apellido tome el lugar que por derecho dice merecer su familia, entonces adelante, aquí y ahora puede demostrar su punto, demuestre que las decisiones del consejo y sus reyes fueron erróneas— el silencio llenó la habitación por un momento, las caras de los aludidos no encajaban de la molestia. Sasori desde su silla, casi deja escapar la risa que escondía detrás de su mano colocada disimuladamente para ocultar su expresión. Dan miró a su niña, la cual innegablemente había heredado el carácter de su madre, era algo muy conocido pero dejarlo salir en un momento como este, definitivamente no esperaba eso. Estuvo a punto de detener el intercambio de opiniones pero Tsunade fue la que tomó la palabra.
—Me parece sensato, Lord Iburi, en este momento está abierta la posibilidad de disputar el puesto de general— Dan quedó con la quijada desencajada, en serio Tsunade había secundado las palabras de su hija sin ningún tipo de objeción. Eso solo significaba que las palabras del hombre la había molestado tanto o más que a la joven de ojos verdes.
El hombre de avanzada edad apretó los dientes sin aun poder creer las palabras y la humillación de la que ahora era parte, así que con su orgullo viéndose amenazado, aceptó. Su hijo mayor debatiría en duelo su lugar como general.
—Perfecto, Itachi— el mencionado se levantó ante el llamado de su reina.
Una risa se escuchó de fondo haciendo que todas las miradas se dirigieran hacia la entrada del lugar —esta escena trae buenos recuerdos de hace algunos años, cuando Kakashi Hatake fue nombrado general de Kumo, un joven soldado con muchos talentos, pero con una juventud que parecía eclipsar lo que era realmente importante— todos tenían sus ojos fijos en las personas que comenzaron a caminar hacia la realeza del reino sin esperar ningún tipo de permiso.
Sakura sintió que su corazón se aceleraba y sus mejillas tomaban un tono rosado cuando vio a la persona al lado del autor de esas palabras.
—Emperador Fugaku, Príncipe Sasuke, qué agradable sorpresa—mencionó la reina con una risa lateral —han llegado en un momento muy oportuno.