
Un dia con "El Uchiha pacifista"
El día con Itachi fue diferente a los anteriores.
No había presión, ni competencia, ni una energía desbordante. Itachi Uchiha, siempre tan sereno y calculador, había planeado algo más tranquilo. Algo en lo que Kakashi podría simplemente relajarse.
Cuando Kakashi despertó esa mañana, encontró una carta sobre su mesa. En la caligrafía impecable de Itachi, decía simplemente: "Hoy, hagámoslo sencillo. Te esperaré en el jardín de la casa Uchiha."
Con una sonrisa, Kakashi se levantó, aún sintiendo un leve dolor residual de los días anteriores, pero con un ánimo renovado.
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Al llegar al jardín de la casa Uchiha, Kakashi vio a Itachi sentado en una banca, rodeado por las flores que siempre lo habían acompañado en su infancia. Era un lugar lleno de paz, con el sonido suave de una fuente en el fondo, y el aire fresco de la mañana rodeando todo.
—Kakashi. —Itachi levantó la mirada cuando lo vio llegar, sonriendo ligeramente—. Qué bueno que llegaste.
—¿Algo especial planeado hoy? —Kakashi se acercó, tomando asiento junto a él.
—Nada en particular. Solo un día tranquilo, para hablar.
Kakashi asintió. El hecho de que Itachi lo invitara a pasar un día relajado sin complicaciones le hizo sentirse a gusto. Era un cambio refrescante después de tanto caos.
Pasaron las primeras horas simplemente charlando sobre temas triviales. La conversación fluía con naturalidad, sin prisas. Hablaron de sus entrenamientos, de sus recuerdos de la academia, de las diferencias entre la vida en Konoha y los otros lugares que habían visitado.
Kakashi descubrió, para su sorpresa, que Itachi tenía una gran apreciación por la tranquilidad de la vida cotidiana. A pesar de todo lo que había vivido y las responsabilidades que llevaba sobre sus hombros, parecía valorar estos momentos de calma.
—A veces, la gente piensa que uno está marcado por su destino. —Itachi dijo, mirando al horizonte—. Pero en el fondo, todos buscamos algo simple.
Kakashi lo miró, pensativo.
—Es cierto. A veces olvidamos lo que significa simplemente… ser.
Itachi lo observó con suavidad.
—¿Tú también lo olvidas?
—Quizás a veces. —Kakashi sonrió ligeramente, un tanto avergonzado—. Pero hoy, contigo, lo estoy recordando.
Itachi le sonrió, y la conversación continuó, pero ahora con una vibra diferente. Más profunda, más honesta. Se sintieron cómodos el uno con el otro, disfrutando del momento sin necesidad de complicar las cosas.
Al mediodía, Itachi sugirió una caminata por el bosque cercano. Era un lugar que siempre había amado por su serenidad, y Kakashi aceptó sin pensarlo dos veces.
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Mientras caminaban por el sendero cubierto de hojas doradas, Kakashi notó lo diferente que se sentía en la compañía de Itachi. No había tensión, no había nada que esperar. Solo estaban allí, en el momento, disfrutando de la tranquilidad del bosque.
—Es curioso. —Kakashi comentó después de un rato—. Cada uno de ustedes tiene su propia manera de mostrar afecto.
Itachi lo miró de reojo.
—¿Y cuál es la tuya?
—No estoy seguro. A veces soy… impredecible. —Kakashi se encogió de hombros, riendo suavemente—. Pero contigo, no siento que deba estar a la defensiva.
Itachi se detuvo y lo miró fijamente.
—Es un alivio escuchar eso. No quiero que sientas que te estoy presionando. Solo quiero que disfrutes del tiempo que pasamos juntos.
Kakashi asintió.
—Lo disfruto más de lo que pensaba.
El resto del día pasó de forma tranquila. Al caer la noche, se sentaron en el mismo banco en el que Itachi lo había estado esperando por la mañana, mirando las estrellas.
—Es bonito. —Kakashi susurró, mirando el cielo estrellado.
—Lo es. A veces me parece que las estrellas son lo único que permanece constante.
—Nunca lo había pensado de esa manera.
—Es curioso, ¿no? Que algo tan lejano y tan pequeño pueda ser tan constante en nuestras vidas.
Kakashi sonrió, mirando a Itachi.
—Supongo que todos necesitamos algo constante. Algo a lo que aferrarnos.
Itachi lo miró en silencio, antes de hablar nuevamente, esta vez con una sonrisa genuina.
—Tal vez nosotros somos esa constancia para ti, Kakashi.
Kakashi se sorprendió un poco por la sinceridad de la frase, pero la sonrisa en el rostro de Itachi le dio un toque cálido a la declaración.
—Lo pensaré, Itachi. Gracias por este día.
—No tienes que agradecerme. Estoy feliz de pasar este tiempo contigo.
Y así, el día terminó con un sentimiento de paz, algo que Kakashi había estado buscando, pero no esperaba encontrar tan pronto. Sin palabras de más, sin presiones, solo el simple hecho de compartir el tiempo con alguien que realmente lo entendía.
En ese momento, Kakashi sintió que tal vez, en medio de todo el caos, había encontrado algo genuino. Y eso, de alguna manera, lo hacía sentir completo.