
Un Día con "El Uchiha mas soñador"
El día de Obito fue… caótico.
Desde el amanecer, la energía del Uchiha era un huracán que arrastraba a Kakashi a un torbellino de risas, desafíos y momentos absurdamente intensos. Peleaban por cosas sin sentido, como quién era más rápido en terminar su desayuno o quién lograba atrapar más peces en el lago del complejo Uchiha. Terminaban en persecuciones sin rumbo fijo, con Obito lanzándole kunais sin filo y Kakashi esquivándolos con una facilidad burlona.
Todo era como en su infancia, con la diferencia de que ahora, la tensión entre ellos era tan densa que casi podía tocarse.
Kakashi se sentía cómodo con Obito. Era el único de los Uchihas con el que podía ser completamente él mismo sin preocuparse por mantener una imagen. Obito, por su parte, era un desastre de emociones crudas, pasión y un amor descarado que nunca se molestó en ocultar.
La tarde los encontró en un tejado, observando las nubes con tranquilidad después de tanto alboroto. Obito estaba acostado junto a Kakashi, pero su mirada no estaba en el cielo, sino en el peliplata.
—Sabes, es injusto… —Obito rompió el silencio, su voz algo seria.
Kakashi ladeó la cabeza para mirarlo con curiosidad.
—¿Qué cosa?
—Que ellos te hayan tenido antes que yo. —El moreno desvió la mirada, con el ceño fruncido—. Te amo desde que éramos niños, Kakashi. Pero Madara, Izuna, Shisui, Itachi… todos ellos tuvieron su momento contigo antes que yo.
Hubo una pausa. Kakashi miró el cielo por unos segundos, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.
—Obito… —Kakashi suspiró antes de voltearse hacia él, apoyando su peso sobre un codo—. No he besado a ninguno de ellos.
Obito parpadeó, sorprendido.
—¿Qué?
—No he besado a ninguno de los otros Uchihas. Ni he hecho nada subido de tono con ellos. —Kakashi se incorporó un poco más, mirándolo directamente a los ojos—. Si alguien iba a ser el primero… tenía que ser tú.
Los ojos de Obito se abrieron ligeramente, y por primera vez en todo el día, su mente dejó de funcionar.
Kakashi se inclinó, sin darle tiempo de reaccionar.
Sus labios se encontraron en un beso que no tenía nada de inocente. Fue cálido, hambriento, lleno de una emoción que Obito había contenido durante demasiado tiempo.
El Uchiha gimió contra su boca, aferrándose a la túnica de Kakashi como si temiera que desapareciera. Sus labios se movían con desesperación, exigiendo más, necesitando sentirlo real.
—Kakashi… —murmuró contra sus labios, apenas separándose un centímetro.
—Shh… —El peliplata lo calló con otro beso, esta vez más lento, más profundo. Sus dedos se deslizaron por el cabello desordenado de Obito, sujetándolo con una suavidad que contrastaba con la intensidad del momento.
Obito gruñó suavemente, girando para quedar encima de Kakashi, sus cuerpos ahora alineados de una manera peligrosa. Sus besos se volvieron más voraces, más necesitados. Las manos de Obito descendieron por la espalda del peliplata, explorándolo con descaro, como si quisiera memorizar cada parte de él.
Kakashi no se resistió. Al contrario, arqueó la espalda ligeramente, dejando que Obito tomara lo que tanto había deseado.
La noche avanzó entre besos desesperados, caricias que dejaron marcas y palabras susurradas entre jadeos.
Y cuando el amanecer llegó, Kakashi despertó con un leve dolor en el cuerpo, pero con una sonrisa satisfecha en los labios.
Era el día de Shisui… pero Obito ya había dejado claro que no iba a dejar de reclamar lo que era suyo.