Un Día con "El Fantasma de los Uchiha"
Cuando Kakashi despertó, siguió rodeado por los Uchihas.
—…No puedo moverme.
No es que fuera una queja. Pero considerando que tenía el peso de al menos cinco Uchihas encima, empezaba a preguntarse si lograría salir vivo de ahí.
Finalmente, después de algunos minutos de forcejeo (y de convencer a Obito de que no, no podía quedarse abrazado a su cuello todo el día), se logró liberar.
—Bien, bien, si van a pelear tanto por mi tiempo, propongo algo. —Kakashi se estiró perezosamente—. Pasaré un día entero con cada uno de ustedes.
Los Uchihas se quedaron en silencio.
—¿Un día completo? —preguntó Izuna, entrecerrando los ojos con sospecha.
—Así es. Para que no haya peleas por mi atención.
—Pelearemos de todas las formas —señaló Sasuke.
—…Cierto. Pero al menos será con orden.
Madara, que había estado observando todo con los brazos cruzados, sonriendo con arrogancia.
—Siendo así, empecé yo.
Los demás protestaron de inmediato.
—¡Eso no es justo! —se quejó Obito.
—¡¿Por qué Madara primero?! —demandó Izuna.
—Porque soy el Uchiha "original", el mayor, el más fuerte y, obviamente, el mejor.
—Viejo egocéntrico… —Shisui suspir, pero Kakashi simplemente se encogió de hombros.
—Está bien, un día con Madara.
Los demás gruñeron, pero aceptaron a regañadientes.
Madara sonrió, satisfecho.
—Bien, ven conmigo.
—
El día con Madara comenzó con un entrenamiento.
Kakashi debería haberlo esperado, considerando que Madara era prácticamente la definición de "orgullo guerrero".
— ¿No podemos empezar con algo más tranquilo? —preguntó, rascándose la nuca.
-No. Eres mi igual, así que quiero ver qué tan fuerte estás en combate real.
—¿Iguales? Vaya, qué halago. —Kakashi sonoro, pero ya estaba desenvainando un kunai.
La batalla fue… brutal.
Madara no se contenía. Y Kakashi, para su sorpresa, se dio cuenta de que le gustaba.
Esquivar los golpes rápidos, bloquear ataques de fuego, contrarrestar con sus propios jutsus… peleaban como si fueran enemigos de toda la vida, pero el brillo en los ojos de Madara demostraba que estaba disfrutando cada segundo.
—
Finalmente, después de una explosión de chakra, ambos cayeron al suelo, jadeando.
—No estuvo mal —dijo Madara con una sonrisa salvaje—. Me agradas más de lo que pensaba.
—Vaya, gracias —respondió Kakashi con ironía.
Madara se echó a reír.
Después del entrenamiento, Madara lo llevó a un lugar especial: un acantilado con vista a todo Konoha.
—Vengo aquí cuando quiero recordar por qué protejo este lugar —dijo Madara, con los brazos cruzados.
Kakashi lo miró, sorprendido.
—Pensé que odiabas la aldea.
—No la odio. Solo odio la manera en que las cosas fueron manejadas. Pero si hubiera una manera de proteger lo que amo…
Madara se interrumpió y miró fijamente a Kakashi.
—…¿Qué pasa? —preguntó el peliplateado.
—Si hubieras estado en mi época, todo habría sido diferente.
—Oh, ¿me estás diciendo que yo hubiera cambiado el curso de la historia?
—Probablemente. Me habrías hecho reconsiderar muchas cosas.
Kakashi sonrió.
—Bueno, ahora tienes la oportunidad de tenerme.
Madara se giró hacia él con una expresión depredadora.
—Eso es exactamente lo que pienso hacer.
Kakashi solo se rió.
El día terminó con ambos recostados en la hierba, mirando las estrellas.
—Admito que fue un buen día. —Madara se cruzó de brazos—. Supongo que tendrás que pasar tiempo con los otros después de esto.
—Celoso, ¿Madara?
El Uchiha resopló.
—No seas ridículo. Pero si crees que los demás te darán un mejor día que yo, estás equivocado.
Kakashi entusiasmado con diversión.
—Bueno, será interesante descubrirlo.
Madara lo observará por un momento antes de acercarse y susurrar en su oído:
—Recuerda, aunque los demás también te tengan… sigues siendo mío.
Kakashi sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Definitivamente, la competencia iba a ser muy interesante.