Travestido
Travestido
Harry había tenido clientes de lo más variopintos, después de dos años en el negocio pensaba que ya lo había visto todo. Pero siempre esperó que nadie le pidiese aquello. En otras circunstancias se hubiera negado, pero se había gastado todos sus ahorros en una moto nueva y debido a una discusión con su estúpido compañero de piso su magia se había salido de control y se había cargado la instalación eléctrica de la cocina de su casa. Necesitaba repararlo urgentemente.
Malfoy había aparecido como caído del cielo con sus sobornos para que se acostase con él de nuevo. ¿Quién le diría que tendría al príncipe de Slytherin comiendo de la mano algún día?
Por desgracia la costosa oferta iba asociada a esa odiosa petición.
Harry terminó de pintarse los labios de rojo y salió del baño. En la cama le esperaba el rubio desnudo, quien le observó de arriba a abajo con hambre.
Miró sus ojos enmarcados por un lápiz negro y sus pestañas imposiblemente largas por la acción del rímel. Sus labios estaban pintados de un rojo intenso, su cuello tan tentador como siempre sin nada que le impidiese atacarlo, pues la camisa blanca que llevaba estaba abierta dos botones y a esa misma altura colgaba la corbata de Gryffindor. En sus caderas había una muy corta falda negra con vuelo, el resto de sus piernas las cubrían una medias negras que desaparecían en unos zapatos negros de tacón de aguja.
Malfoy se relamió y Harry caminó con cuidado para no caerse hasta él, sentándose a horcajadas sobre sus piernas. El rubio acarició sus piernas desde la parte de atrás de las rodillas ascendiendo por el muslo hasta llegar a su culo bajo la falda libre de ropa. Apretó y el moreno jadeó inclinándose para permitirle besarle como sabía que deseaba. Sus labios se fundieron con los del otro esparciendo el pintalabios y sus lenguas iniciaran una danza juntas, mientras sus manos dejaban el deseable culo y subían por la espalda hasta enredarse una en el caótico cabello y la otra acariciar el cuello y comenzar a bajar desabrochando los botones de la camisa.
Una vez hubo terminado, continuó deshaciéndose de la falda al tiempo que mordía el descubierto pecho y los botones rosados que lo adornaban obteniendo gemidos del chico que era suyo durante esa hora al menos.
Malfoy contempló el banquete para la vista ante él, Harry sólo estaba cubierto por un tanga negro femenino de encaje y las medias unidas a éstas por un liguero. Gimió relamiéndose inconscientemente y volvió a atacar su cuello antes de recostarse en la almohadas para deja que el chico continuase con el espectáculo.
Harry tomó el broche y lo soltó de una media lentamente, estiró la pierna hacia un lado y la empujó hasta los tobillos, dejándola caer al suelo junto al zapato. Después hizo lo mismo con la otra hacia el otro lado quedando tan abierto de piernas como le era posible.
El rubio se agarró a la sábana para contener el impulso de arrancar el tanga y hacerle bajar por su polla en esa misma posición.
El ya estrecho tanga fue arrancado igualmente por el otro y para su sorpresa y placer, tras sentir la magia fluir durante un segundo, el moreno se empaló en su polla hasta quedar sentado sobre él. Sus gemidos pudieron ser oídos en todo el pasillo del hotel.
Tras recuperarse ambos de la impresión, Harry comenzó a moverse arriba y abajo, Malfoy se había incorporado y mientras una mano en sus caderas guiaba sus movimientos la otra vagaba por su cuerpo al igual que su boca.
El anillo que atravesaba era demasiado estrecho, no sabía que hacía el moreno para que siguiese siéndolo tanto pero le encantaba y le estaba llevando al límite rápidamente. El prostituto se corrió, como siempre sabiendo el momento justo en que hacerlo y él se siguió.
Se quedaron tumbados uno al lado del otro, exhaustos y se quedaron dormidos al instante.
*****
Cuando despertó, Harry había volado ¡otra vez! Draco se levantó de mal humor y miró las esposas que había en el cabecera de la cama que pensaba haber usado para impedirle marcharse, pero se había dormido demasiado rápido por décima vez.
Continúa...