Esperando al año nuevo
Esperando al año nuevo
Harry mira por la ventana a la izquierda de la habitación, una tormenta de nieve arrecia en el exterior de su casa y el viento silba al colarse entre las ventanas de madera. Vuelve la mirada al fuego frente a él sintiendo cómo el calor vuelve a calentar toda su cara uniformemente y no sólo una mejilla como hace un segundo. Está sentado en el sofá de su casa, cogiendo entre sus manos una humeante taza de chocolate, toma un pequeño sorbo de vez en cuando, un hechizo calentador lo mantiene a la temperatura perfecta, lo que más le gusta es cómo el olor a chocolate llenaba el ambiente, disfruta acercando la nariz a la taza y aspirando profundamente con los ojos cerrados.
A pesar del frío no lleva más que su pijama de franela y sus pantuflas, quizás necesitaría una bata o una manta para cubrir sus hombros, pero confía en que el calor en sus piernas se reparta.
Sobre ellas hay dos gatos, uno negro y uno blanco, enroscados uno en el otro. El negro se llama Gry y el blanco se llama Sly. Menos de un mes atrás había ido a la protectora de animales a por Sly, necesitando algo de compañía, alguien que llenase el espacio que el rubio dejaba cada día que no le visitaba. Cuando llegó, una mujer iba a llevarse a Gry. Al ser separados se habían defendido con uñas y dientes y habían tenido que sedarlos. La chica que trabajaba en el lugar les había explicado que esos gatos habían llegado juntos y nunca habían logrado separarlos. Harry se había enternecido, deseando que fuese así entre él y Draco. No así la bruja que insistió en llevarse a Gry como regalo de Navidad para su hija. Había sido difícil, pero al final la había convencido y ahora tiene una matita gatuna para cada pierna, que llenan de calor y amor su casa.
Se estremece, si Draco estuviese sentado a su lado abrazándole tendría cubierta la parte superior de su cuerpo.
Mira de nuevo por la ventana, esa noche tampoco vendrá, seguramente su mujer habrá hecho algún plan de última hora o se le habrá hecho demasiado tarde en el Ministerio. Acaricia a sus dos gatos suavemente y estos le miran bostezando y lamiendo sus manos cariñosamente. Harry sonríe con ternura y añoranza, envidiando lo que los felinos tienen, pues ellos estarán juntos siempre y para siempre.
Se levanta, apaga las velas de la mesa del comedor y guarda la comida en la despensa. Es cuatro de enero, es el tercer día que espera a Draco para celebrar el Año Nuevo juntos. Sube las escaleras hasta su habitación y se mete en la cama acurrucándose bajo las frías sábanas con los gatos a sus pies y se duerme esperando que el nuevo año llegue pronto con Draco y su calor.
Fin