Dormir
Ya era la quinta vez que su hijo bostezaba esa mañana. Si bien al principio podías creer que era algo normal en los adolescentes, cuando se fijaba en las ojeras de Harry descartaba su pensamiento inicial.
Al ver como el chico luchaba por no dormirse y caer sobre el plato Severus suspiró, dejando su taza de café en la mesa para luego levantarse y acercarse al azabache. Con cuidado quitó el tenedor y el cuchillo de sus manos.
— Creo que deberías volver a dormir, Harry.— Dijo el hombre. Los ojos verdes del chico lo miraron somnolientos, a nada de ceder, pero demasiado tercos como para hacerlo.— Vamos, anda, arriba, te ayudo a llegar a tu cuarto.— Una leve negación fue todo lo que consiguió, desconcertando al pocionista.— ¿Puedo saber por qué te niegas tanto, Harry, hasta el punto de contradecir una obviedad?— El adolescente murmuró algo que Severus no llegó a entender, algo que hizo que volviera a suspirar. Últimamente lo estaba haciendo demasiado.— ¿Puedes repetirlo?
— Cedric…— Ese nombre fue lo único que necesitó para darse cuenta, estaba tan claro que no fue capaz de averiguarlo. Las ganas de darse un golpe en la frente por ser tan ingenuo se hicieron presentes, pero se contuvo a hacer el movimiento.
— Debiste decírmelo antes, niño idiota.— Se quejó Severus, más preocupado que molesto.— Te hubiera dado algo para que descansaras un poco, aunque no fuera tan eficaz como la poción de dormir sin sueño.— El hombre paró su intento de bronca cuando notó la poca atención que le ponía su hijo, aunque, para ser sinceros, no le sorprendía.— Ahora, pensándolo mejor, una poción de dormir sin sueño no te vendría nada mal.— Concluyó más para sí mismo.
Una vez seguro de lo que iba a hacer cargó al joven entre sus brazos, de la manera menos incómoda, y lo llevó escaleras arriba. De vez en cuando Harry murmuraba incongruencias debido a su estado de desorientación, sacándole alguna risilla que otra a su guardián.
Ya en la habitación lo acostó en la cama, arropándolo hasta la cintura. Con un gesto invocó la poción, y procedió a dársela a su hijo. Como esperó le costó hacerlo, pues el chico movía su cabeza para evitar que el líquido entrara a su boca.
Sonrió complacido una vez que el vial quedó vacío. Lo hizo desaparecer mientras se acomodaba bien a un lado de su hijo, moviendo con cuidado su mano por los cabellos revoltosos. Por inercia, Harry se acercó aún más a su padre.
— Tómate el día de descanso, Har, nada lo interrumpirá.— Eso fue lo último que Harry escuchó antes de caer dormido, sin sueños ni pesadillas.
Severus permaneció por un tiempo más en la misma posición, aún pasando su mano por los cabellos enredados del joven.
—Que descanses bien, hijo.— Dijo antes de salir del cuarto, con un único pensamiento en mente: la cita con el psicomago no podía posponerse por mucho tiempo más, no cuando los últimos eventos estaban afectando de esa manera a su hijo.