Feel like a brand new person

Harry Potter - J. K. Rowling Fear the Walking Dead (TV) The Walking Dead (Comics)
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G
Feel like a brand new person
Summary
𖹭 Sin la certeza de nada y con pocas cosas a las que aferrarse, Harry Potter, abandonado en un pueblo fantasma, se embarca a los nuevos desafíos que el mundo apocalíptico pone en su camino.
Note
He decidido hacer de este fic dos series, la primera parte, ya finalizada, "As long as I can" ; que cuenta como nuestro protagonista, Harry Potter, de diez años, lleva adelante su vida después de ser envuelto en los inicios de un apocalipsis zombie. Lo que se ubicaría antes y durante el tiempo en el que Rick está en coma (seis semanas).De aquí en adelante, pienso llevar el fic hasta el final, así que no habrá interrupciones con respecto a series. Datos (ir)relevantes:• "As long as I can (Move On)" es la línea de una canción de Tame Impala que estaba escuchado cuando se me ocurrió la premisa del fic (One more Hour). Tal como el título de esta serie, también pertenece a una de sus canciones (New Person, Same Old Mistakes).• Harry paso alrededor de tres semanas solo. Porque el apocalipsis comienza, en este fic, en principios de agosto (el día nueve específicamente). Actualmente está transcurriendo principios de septiembre.
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Chapter 5

Para cuándo Harry despertó, lo hizo sobre una superficie rígida y con el peso reconfortante de la mochila sobre su regazo. 

Le tomó varios pestañeos enfocar su mirada en lo que era una ventana sucia por fuera, y darse cuenta que había estado durmiendo apoyado contra la ventana del auto. Se  movió un poco de la puerta, con un dolor de cabeza perforandole por dentro. Mantuvo su mirada en la ventana, porque reconoció al instante que no estaba solo y no había forma que quisiera confrontar eso en este momento, pero al mirar al exterior no podía ver a los erráticos: Harry no sabía si era porque estaban cerca de su destino y no había ninguno o porque los lentes parecían volverse cada día un impedimento y menos una ayuda. 

 

Se atrevió a mover su cuello para enfocar las presencias dentro del auto, mirando como la figura a su costado, algo borroso con el cabello medio largo, le miraba de reojo. También lo vió hacer gestos, pero no sabía exactamente cuáles, sus lentes se sentían sucios. 

 

—¿Qué pasa, mocoso? ¿Tengo algo en la cara? 

 

Harry pasó saliva, sus dedos pálidos se movieron como arañas sobre la tela de la mochila azul, y miró hacia abajo, a sus pies sobre el suelo mugriento del auto. Él casi podía imaginar a sus parientes, y su espalda se curvó, haciéndose más pequeño, con los brazos delgados agarrando la mochila contra su pecho. No mucho había cambiado, él no había cambiado. 

 

—No, nada. —Respondió Harry en voz baja, observando los detalles de sus zapatillas roidas por el tiempo. Su voz tímida había salido más grave de lo normal, pero no demasiado como afirmar que era la adolescencia haciendo su trabajo; sonaba más como una voz sacada de un armario escondido debajo de las escaleras, una escondida que no es usada a menudo. Ciertamente lo era. Harry no tenía compañeros últimamente con los que hablar, en realidad jamás los había tenido, más allá de Lirio. 

Pero no es como si esos hombres supieran de su amiga emplumada. 

 

—Entonces no me mires, mocoso — chistó el hombre de cabello largo, rodeado por sus propios brazos mientras mordisqueaba algo en su boca, mirando hacia el frente.  Un "sí, señor, lo siento, señor" subió hasta su garganta, pero Harry lo retuvo justo cuando llegaba su lengua, lo retuvo con los dientes como un perro aferrado a su hueso, mordiendo con vehemencia.

 

No tenia porqué hacerlo. Disculparse. Ellos no eran nadie. Y si se disculpaba volvería a ser tratado como un pequeño perro al que podían lastimar sin importar qué. Y Harry no quería volver a sentirse como antes de que esto comenzará, no quería volver a dormir en un armario con menos de los pocos suministros que tenía.  Inhaló, escuchando las llantas contra el suelo, los árboles que pasaban como corriendo, queriendo alcanzar las ventanas.  Con ello también noto a los erráticos ocasionales, que eran demasiado lentos como para darse cuenta que la comida había pasado. Entonces...se había expandido más, no era algo exclusivo del pueblo donde se alojaba. Había más erráticos, pero no tantos como esperaba ver.  ¿Era porque estaban en una carretera? 

 

El silencio se abrió paso poco después, ninguno de los tres hombres se había girado a mirarlo directamente o a decirle algo.  El de pelo largo estaba alejado de él como si le diera asco tocarlo, el del frente a la derecha estaba dormido y el otro a la izquierda estaba manejando, ocasionalmente mirándolo por el espejo retrovisor.  

Harry tenía tantas preguntas, una surgiendo detrás de otra mientras avanzaban, pero no las hizo.  Al menos no fuera de su mente: ¿Quienes eran ellos? ¿por qué se lo llevaban? ¿A donde iban? ¿Era a un refugio? ¿Cómo estaba la situación de los erráticos? ¿Por qué le sucedía a eso a la gente? ¿A qué se debía? 

 

No hubo una repuesta hasta lo que fue la entrada del sol pintando el atardecer.  Fue un buen momento cuando uno de los hombres, el que estaba sentado al del lado del volante, se volteó a mirarlo, apoyando su brazo en el asiento. Este hombre tenía la cabeza rapada, y debajo de las mangas cortas, en los brazos bronceados, Harry podía ver rastros de tinta. Una sonrisa extendida en el rostro de este hombre apareció cuando lo miró más fijamente. 

 

—Estamos yendo a Atlanta — ¿A Atlanta?

 

Los gestos de Harry se contorsionaron, mientras se aferraba más a la mochila. Fue ahí cuando divisó el hacha que había dejado atrás, allí en la parte debajo de los pies del tipo que le hablaba. Quizás estaba pensando demasiado, quizás había sido engañado por la posibilidad de creer que este evento era su oportunidad para ser otro Harry, un Harry diferente al que dormia debajo de las escaleras o el que se había encerrado en la biblioteca 

Pero habló. Y lo hizo en voz alta. 

 

—¿Por qué? —graznó, su mirada intensa sobre el tipo.

 

—Porque ahí, encontraremos un refugio en toda esta mierda, ¿No es increíble?  Escuchamos del refugio hace unas semanas — compartió el hombre, mostrándole una sonrisa llena de dientes, mientras los otros parecían ajenos a su charla.  

 

Harry había tenido demasiado tiempo para pensar en el refugio. Su mente comenzó a andar con frenesí; ¿Había acaso un refugio en esto que había sucedido demasiado rápido? ¿No deberían haber evacuado a todos de ser así? Al principio lo descarto, creyendo que los de Atlanta eran una prioridad, pero luego surgió un pensamiento que cambio su perspectiva: el pueblo, que era pequeño, había entrado en caos y en cuestión de horas, no había nadie más que él, el pánico había devorado a las personas. ¿Qué sucedería con algo más grande? ¿Los militares serían una especie de símbolo de fortaleza y tranquilidad? Pero aún así, los erráticos no eran lo único malo que podía suceder. Harry lo sabía mejor que nadie. 

Los humanos también podían ser malos, quizás no devoraban pero si podían causar conflictos. 

 

Mientras más diferentes fueran las personas, peor era.   Harry lo había vivido en la escuela. Al igual que las escuelas, ¿Los refugios no involucraban muchas personas? Las personas eran diferentes, eso era natural pero estando tan expuestos al peligro de los erráticos, ¿No los haría eso personas más miedosas y peligrosas? La tía Petunia y el tío Vernon, cada vez que tenían miedo de sus habilidades raras, se ponían más agresivos. ¿Y si eso sucedía con otras personas? ¿Cómo iban a convivir tantas personas agresivas?   Él podía imaginar a su tía Petunia haciendo caos y discriminando a la gente por una simple tos, pero también podía ver al tío Vernon alejándose de las personas por ciertas características físicas aunque estás no tenían nada que con lo que sea que estuviera sucediendo. Podía ver a ambos usando de escudo a otros si llegaba haber erráticos. ¿Y si hubiera más como su tía y su tío? ¿Más gente mala? ¿Cómo vivían? ¿Eran los refugios tan seguros? 

 

Harry quería saber más. Necesitaba saber más.

 

Pero no preguntó, no cuando el primer hombre, caracteristico por estar en el volante, lo miró por el retrovisor. Quizás notando que había pensado más en el asunto de lo que un niño debería. Su mirada era vacía, pero no de cansancio. Cómo si hubiese perdido o tirado voluntariamente lo poco que le quedaba de humanidad. Era como la de los erráticos. 

Harry no la olvidaría: la primera vez que vio esa mirada de muerte en un vivo.

 

—Sé que te parece cuestionable, niño. Pero te aseguro que estarás mejor con nosotros en un lugar lleno de gente, a solo en ese pueblucho. — El hombre, de cabello marrón, movió su mirada para fijarse en el camino. Su voz sonaba casi reconfortante, ¿Pero no era la voz de su tio Vernon igual de agradable cuando había visitas? —No es común encontrarse con niños, sabes. Así que supimos que te las ingeniaste bastante para sobrevivir tú solo, ¿No, amigo?

 

Harry atacó de inmediato, arrugando la nariz. Sin hacer la conexión entre su boca y su mente antes de hablar. 

 

—¿Cómo saben que no tengo a nadie conmigo? y...¿Por qué? ¿por qué me llevarían con ustedes? Soy una boca más que alimentar. 

 

El hombre, con sus brazos tan tatuados de una manera que haría indignar a Petunia, tomó la palabra otra vez. Con un brillo astuto en sus ojos. 

 

—Acabas de confirmarlo —dijo él, con gracia, apoyando su cabeza sobre el brazo en el asiento para mirarlo fijamente— ¡Me gusta como piensas, niño! — adquirió con una voz emocionada,  señalandolo con un dedo y haciéndolo girar en el aire como un circulo que encapusalaba a Harry: —como sabes, todos debemos hacer ciertas...cosas para ganar el sustento del día a día. 

 

—Así es— confirmó el hombre del retrovisor —, Travis aquí a mi lado se encarga de las porquerías andantes, Jereth a tu costado nos cuida la espalda. 

 

Harry parpadeó, tan lento como había visto a Lirio hacerlo. Sus manos sintiendo la tela azulada de la mochila que era de Dudley.  Si él le estaba ofreciendo información, ¿No estaba mal indagar, verdad? 

 

—¿Y tú..? 

 

—¡Clive es el líder! Sin él, seríamos otras porquerías andantes 

A  Harry de diez años, le desagradó la manera en la que este hombre: Travis, hablaba de Clive, con una especie de adoración. La misma que había visto en Dudley cada vez que se dirigía a su padre. Naturalmente su cuerpo dió una respuesta a los rostros desdibujados de su mente y la sequedad en sus labios pareció crear una costura en ellos, haciéndolo mudo.

Otra vez era mudo, mientras asentía tímidamente, aceptando su destino. Harry solo podía esperar, porque la vida era qui

en tomaba las decisiones por él, haciéndole un espectador.

 

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