Feel like a brand new person

Harry Potter - J. K. Rowling Fear the Walking Dead (TV) The Walking Dead (Comics)
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Feel like a brand new person
Summary
𖹭 Sin la certeza de nada y con pocas cosas a las que aferrarse, Harry Potter, abandonado en un pueblo fantasma, se embarca a los nuevos desafíos que el mundo apocalíptico pone en su camino.
Note
He decidido hacer de este fic dos series, la primera parte, ya finalizada, "As long as I can" ; que cuenta como nuestro protagonista, Harry Potter, de diez años, lleva adelante su vida después de ser envuelto en los inicios de un apocalipsis zombie. Lo que se ubicaría antes y durante el tiempo en el que Rick está en coma (seis semanas).De aquí en adelante, pienso llevar el fic hasta el final, así que no habrá interrupciones con respecto a series. Datos (ir)relevantes:• "As long as I can (Move On)" es la línea de una canción de Tame Impala que estaba escuchado cuando se me ocurrió la premisa del fic (One more Hour). Tal como el título de esta serie, también pertenece a una de sus canciones (New Person, Same Old Mistakes).• Harry paso alrededor de tres semanas solo. Porque el apocalipsis comienza, en este fic, en principios de agosto (el día nueve específicamente). Actualmente está transcurriendo principios de septiembre.
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Chapter 6

Estaban en la Autopista 85, algo que había escuchado de parte de Travis.

El hombre rapado no había parado de intentar entablar una conversación con él, una que normalmente era unilateral porque Harry estaba demasiado ocupado mirando por la ventana y aferrándose a su mochila como si su vida dependiera de ello.
Ya casi no podía sentir las extremidades, ni siquiera el anillo en su mano derecha, porque había estado tanto tiempo sentado. Se suponía que la distancia entre el pueblo y Atlanta era bastante corta, pero Clive había estado manobriando en las autopistas más cercanas porque las otras rutas estaban cortadas, había llevado más tiempo de lo previsto.

Estaba oscureciendo rápido, pero continuaban avanzando por una autopista que estaba desolada, lo hicieron hasta que la oscuridad no permitía ver nada sin presencia eléctrica. Era demasiado peligroso, incluso si es que podían prender las luces del auto, pero con la manera en la que Clive miraba el panel del auto no parecía siquiera una posibilidad.
Se detuvieron al costado de la autopista, bajando un poco para estar resguardados entre los árboles: toda una reserva se abría al costado.

Clive se volteó en el asiento delantero, mirándolo con afabilidad, sonriendo como una especie de padre. Y Harry se encogió en su lugar, mirando a otro lado, cualquiera menos al hombre que buscaba que se convirtiera en un tonto.

—Bien, pequeño amigo, ¿Cómo dijiste que te llamabas?

Harry mordió su labio, como queriendo contener su nombre.  ¿Estaba bien si... ?

—Dudley.

Clive sonrió, y Travis a su lado soltó una risa mientras le miraba, reflejando la posición de su primer compañero. Tenía a estos hombres mirándolo como si fuera el último trozo de pastel en la heladera, Harry reconoció que debía mirarlos. Los animales incomodaban cuando te devolvían la mirada, y él había sido tratado como poco más que un animal antes.
Al parecer, funcionó, porque Travis borró un poco su sonrisa antes de volverse a su lugar. Sus pies pisando rozando el hacha, el hacha de Harry.

—Bueno, Dudley, vamos a crear un pequeño cuento convincente para cuando entremos a Atlanta, no queremos que nada malo te pase. ¿Bien?  —y allí, el hombre comenzó a trazar una historia de como su destino se entrelazaba con él de ellos. En esa historia, era el sobrino británico de Jereth, que de vez en cuando lo miraba como si estuviera pensando en algo sumamente complicado, buscando una respuesta en su cara. Harry tuvo que asentir, mientras pretendía comprometerse a lo que claramente eran unos adultos intentando manipularlo—. Y bien, ahora vamos a dormir un poco, mañana tenemos que partir temprano al refugio, pronto llegará el invierno y no queremos estar fuera para cuando eso acontezca.

Harry aceptó, asintiendo tímidamente. Pese a lo que pensaba, tener un refugio para cuando las fechas más frías llegarán, sería mejor; así que intentó, intentó confiar en los hombres. Pero no pudo hacerlo. Él no tenía esa confianza como para dormirse rodeado de tres desconocidos, ni tampoco para pegar un ojo cuando estaban en medio de una autopista. Dirigió su mirada a la ventana, apenas podía ver algo, con los lentes haciéndose borrosos y a veces dejandolo ver, pero en medio de ello, Harry juró ver a Lirio, la lechuza blanca había sobrevolando el auto, escondiéndose entre las ramas. Pero allí estaba, mirándolo desde una rama cercana, parecía mirarlo con tanta dulzura, que la mano de Harry fue a la puerta del auto antes de siquiera saber que estaba haciendo exactamente eso. Cuando se dió cuenta, mordisqueó su labio, mirando a los otros tres. Su mano aún permanecía sobre la manija, listo para salir.
Los ojos verdes miraron a Travis, este descansaba con la cabeza tirada hacia atrás, roncando. Su pecho bajaba y subia a un ritmo constante, bastante bueno como para fingir que estaba durmiendo. Clive a su costado había cruzado los brazos, y dormía de la misma manera que Travis, solo que no roncaba.

Y cuando Harry volteó la mirada a su compañero de asiento...un par de ojos color negro le devolvió la mirada, una sonrisa se había extendido sobre los labios pálidos del hombre.

Harry sintió que el corazón se le subía a la garganta y la sangre se le congelaba.

 

En realidad, estaba casi completamente seguro de que no iba a sobrevivir.

—Hazlo.

Quizás por eso alentó los movimientos del niño, mientras le daba una mirada. Su mundo se detuvo por un momento; el rostro infantil que no había madurado de la misma manera que esté niño, le recordaba vagamente a su sobrina. El mundo nunca había sido un lugar seguro, pero era claro que el niño era huérfano, era más peligroso de esta manera.
Él no quería hacerse responsable. Y de cierto modo, sería más difícil deshacerse del mocoso cuando estuvieran en Atlanta, pese a que la narrativa que había creado Clive le obligaba a asumir un papel que no quería y no iba a tomar.

Nuevamente, por eso lo hizo.

—..¿Ha-hacer q-qué? — y el niño de ojos verdes lo preguntó con tanto miedo, que Jereth soltó una pequeña risa por toda la situación de mierda.

Sí, el niño no iba a sobrevivir.

Extendió su mano hacia el mocoso que sus dos compañeros habían raptado, pero este se hizo pequeño, apretando los ojos. Cómo si esperara un golpe. Un golpe que no llegó, y que en cambio, una caricia que desordenó los rizos negros. Tenía que darle un poco de confianza al mocoso que, demasiado tonto, o demasiado corajudo, había intentado escapar en medio de la noche.

—Pusiste tu mano en la manija y te asegurabas de que estuviéramos dormidos, ¿No? —Jereth vió al niño asentir lentamente, así que continuó:—Te voy ayudar a salir de aquí, pero tendrás que seguir por tu cuenta cuando salgas del auto, por el bosque, ¿Me entiendes? No puedes dejar que nadie te vea.

El niño asintió otra vez, con una cautela que brillaba en esos ojos verdes. Estaba desesperando un poco a Jereth, pero bueno, no tendría que soportarlo después. Así abrió la puerta desde su lado, metiéndose un palito de paleta en la boca al que apretó con sus dientes mientras cerraba la puerta, asegurándose de no hacer demasiado ruido. Abrió la puerta delantera, dónde perforó los rasgos de Travis incluso si se agachaba para arrebatarle el hacha de debajo de las piernas. Una vez que lo hizo, soltó un suspiro que no sabía que estaba conteniendo. Casi tan rápido como eso, rodeó el auto antes de abrir la puerta de la parte del niño, haciéndole un gesto al pequeño Bambi para que saliera del auto.

Recibió una mirada de curiosidad de parte de esos grandes ojos verdes, era un niño bastante bonito, y eso hacia que fuera un infierno para el pobre diablo. Le daba a él más curiosidad saber cómo carajos el niño había sobrevivido casi dos meses solo. Las porquerías andantes no harían diferencias con él. Quizás por eso se apiadó.

—Ven, —le dijo con un gesto de mano, guiandolo hacia la parte trasera del auto, Jereth dejó el hacha en el suelo y abrió la cajuela, dónde estaban varias de las cajas que habían recogido con todos los suministros. Una risa le subió a la garganta mientras negaba con la cabeza para sí mismo, mirando al pequeño niño a su costado. No quería ser un héroe ni nada de esa mierda estúpida, pero no iba a dejar que el mocoso de nueve o diez años se la arreglará solo, más de lo que debería—. Abre la mochila, mocoso, te daré algunas cosas.

Después de acomodar algunos suministros en la mochila, que se cerró y se colgó en los hombros delgados del mocoso. Jereth cerró el capo del auto, y le extendió el hacha:—Tienes que usar algo para defenderte solo, además esto no es de Travis —había dicho. Enajenado al hecho de que el objeto le pertenecía originalmente al niño. Este, la tomo con cuidado. Esa mirada de ciervo le recibió otra vez, haciendole suspirar con resignación mientras se pasaba las manos por la cara. Pero no le dijo nada hasta que siguieron caminando hacia la entrada del bosque, hasta que lo hizo.

—Niño—llamó.

El niño lo miró.

—No seas tan regalado.

—¿Qué quiere decir con...

Jereth lo interrumpió cuando vió por la ventana trasera como Travis se movía un poco, claramente dormido pero suficiente motivo como para acelerar los trámites. Puso una mano firme sobre el hombro huesudo del niño, dándole una mirada penetrante.

—No te acerques a los adultos, no confíes en nadie fácilmente, te vas a convertir en su comida. Estás solo en este mundo, ¿Me escuchaste? —Y él niño le asintió tan rápido que dudo por un momento en si el chico había entendido sus palabras. Eventualmente lo haría si es que lograba pasar el bosque por su cuenta, cosa que dudaba.
Jereth suspiró y empujó al niño hacia el bosque, estaba oscuro, bastante oscuro pero lo suficientemente como para ver al menos las siluetas de los árboles. Él niño se las había ingeniado para llevar el hacha al mismo tiempo que usaba una linterna en su mano izquierda, dominandolas a las dos con relativa facilidad.

Le sacó una sonrisa a Jereth mientras lo veía desparecer en la profundidad del bosque. Se cruzó de brazos, sentado en el capo, hasta que no oyó ni vio rastro del pequeño mocoso, solo así entró nuevamente al auto. Sus dos compañeros dormían profundamente, igual de enajenados al hecho de que había liberado a su presa. ¿Qué harían cuando despertarán? ¿Lo matarían? ¿Lo dejarían también en la carretera? Jereth apoyó su cabeza contra la ventana, cerrando los ojos. Su sonrisa aún en sus labios. Sí, no había querido ser un héroe. Al menos no el de este niño.
No pasaría la noche en un bosque solo, había visto algunas de esas porquerías cuando pasaban de camino a la ruta, no tantos, pero definitivamente era el comienzo de algo que se estaba extendiendo rápido.
De algo que era más grande que ellos. Así que, si moría en el camino, ¿No era eso mejor? Había más porquerías que los muertos, pero incluso estos no harían más que devorarlo si lo encontraban.

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