Traducción: "Adventures Of A Suicidal Gentleman" de GallaPlacidia

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Traducción: "Adventures Of A Suicidal Gentleman" de GallaPlacidia
Summary
Draco quiere suicidarse, pero está tratando de no ser dramático al respecto. Harry quiere acostarse con Draco, pero está tratando de no ser muy obvio al respecto. ¡Malentendidos! ¡Anhelo! ¡Dolor! Desprecio por uno mismo, pero ¿De una manera encantadora?Con Misty, la elfa doméstica que no acepta una mierda de nadie, una Astoria que tiene sus propios objetivos misteriosos, un Draco que está decidido a usar el humor para superar las cosas, y un Harry que no sabe lo que quiere, excepto tal vez tocar el lindo rostro de Draco.
Note
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia “ADVENTURES OF A SUICIDAL GENTLEMAN” . Quien ha eliminado su cuenta en esta plataforma, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo. Nota de GallaPlacidia en la versión original: ¡Únanse a mi boletín de newsletter.gallapod.com! Notas de la traductora: Enlaces de contacto a Gallaplacidia: Gallapod.podbean Y newsletter.gallapod Fanfics de Gallaplacidia Descargados La Portada utilizada en esta historia es una edición hecha por mí, utilizando una variedad de imágenes de internet. LA UTILIZACIÓN DE CADA IMAGEN ES SIN FINES DE LUCRO.
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CAPÍTULO 22

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CAPÍTULO 22

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   —Tenía la intención de preguntar —dijo Astoria durante el desayuno— ¿Estás aceptando la oferta de Harry de una carrera en el Quidditch?

 

Draco apartó los ojos de Harry. Era difícil, porque Harry se había puesto la corbata demasiado floja esa mañana, y Draco podía ver el hueco de su garganta.

 

   —No lo sé —dijo Draco— No pagan mucho.

 

   —Estás pensando en la Mansión —dijo Astoria.

 

   —¿Por qué te preocupas tanto por la maldita Mansión? —preguntó Mirth— ¿No está llena de recuerdos traumáticos ahora? Podrías venderla y comprar un hermoso departamento nuevo.

 

Astoria y Draco se giraron para mirarla.

 

   —Es la Mansión —dijo Draco.

 

   —¿Y qué?

 

Draco apeló tontamente a Astoria.

 

   —Mirth —dijo Astoria— Es su hogar ancestral.

 

   —Ha estado en mi familia desde el 1066 —dijo Draco— Breunor Malfoy la defendió de un asedio mágico liderado por Juana de Arco durante la Guerra de los 100 años19. El Príncipe Rupert20, el príncipe brujo del Rín, no pudo quemarla durante la Guerra Civil Inglesa, porque Elayne Malfoy realizó magia de sangre sacrificial en el umbral. Napoleón21 envió magos españoles para infiltrarse en ella en 1810, pero Andrómeda Malfoy los sedujo a los seis y cambió el rumbo de las Guerras Napoleónicas. No puedo perderla porque quiero jugar al maldito quidditch en Inverness.

 

Mirth abrió la boca y luego la volvió a cerrar.

 

   —¿Entonces que vas a hacer? —preguntó Astoria.

 

Draco puso su cabeza entre sus manos. La cosa era que él realmente quería ir a jugar quidditch en Inverness.

 

   —No lo sé —dijo— Justin Finch-Fletchley me dijo que me ayudaría a conseguir un trabajo en el sector financiero muggle. Aparentemente lo hacen bastante bien por sí mismo.

 

   —¿Finanzas muggles? —dijo Mirth. Astoria parecía pensativa.

 

   —Me imaginé que, después de cinco años en un banco muggle, los magos estarían más dispuestos a confiar en que había dejado atrás mi pasado —dijo Draco.

 

   —Es buena la idea —dijo Astoria, mirando fijamente al espacio.

 

   —Aprendí de las mejores —dijo Draco. Al otro lado del pasillo, Harry se había arremangado. Lo distraía saber que la piel de los antebrazos delgados y lampiños de Harry era la parte más suave de su cuerpo. Joder, Draco realmente no quería meterse en finanzas muggles. Pero probablemente sería lo mejor. Se volvería loco tratando de jugar quidditch con Harry después de que Harry pasara su fase rebelde de follar a un mortífago.

 

   —Tú y Potter en un equipo va a ser impresionante —dijo Mirth— Apuesto a que, dentro de un año, estarías ganando lo suficiente para conservar la Mansión.

 

   —Lo sé. Es ese primer año lo que es imposible —dijo Draco.

 

   —Mmm —dijo Astoria— Es un rompecabezas.

 

   —Estás pensando en algo —dijo Draco.

 

Astoria lo miró.

 

   —¿Lo estoy?

 

   —¿Lo estás? —preguntó Draco.

 

   —Las finanzas muggles son sin duda la opción más segura —dijo.

 

   —Sí —suspiró Draco— Lo sé.

 

   —Revisa si puedes mantener ambas opciones disponibles hasta Semana Santa. Eso debería darme suficiente tiempo —dijo, recogiendo sus cosas y poniéndose de pie.

 

   —¿Tiempo suficiente para qué? ¡Astoria!

 

Pero Astoria salía corriendo del Gran Comedor. Draco la vio irse.

 

   —Si ella pusiera la mitad de ese cuidado en su propia vida que en la de otras personas, ustedes dos ya estarían casadas —le dijo a Mirth.

 

   —Ja, ja —dijo Mirth con tristeza.

 


 

El fin de semana llegó rápido. Draco evitaba a Harry durante el día y Harry se metía en su cama por la noche. La segunda noche, Harry se despertó cuando Draco escucho una explosión mientras dormía. Después de unos diez minutos de susurrar en voz baja en el cuello de Draco, palabras que Draco no registró del todo, porque estaba respirando con demasiada dificultad, Harry le quitó la ropa a Draco y se abalanzó sobre él.

 

Era una manera predeciblemente efectiva de hacer que Draco se olvidara de sus pesadillas.

 

Cuando Draco trató de devolverle el favor, Harry parecía avergonzado.

 

   —Yo ya, eh…

 

Eso era tan ardiente que Draco casi quería correrse de nuevo, pero Harry parecía saciado y exhausto, así que se acurrucaron juntos y volvieron a dormirse. Harry se fue con la luz de la mañana.

 


 

El sábado por la tarde, se encontraron con Ron y Hermione detrás de los túmulos.

 

   —Nunca he estado aquí —dijo Hermione, examinando una colina de tierra amontonada con interés— ¿Quién dijiste que estaba enterrado en estos?

 

   —Algunos ancestros de Slytherin —dijo Draco— Es donde Blaise y yo solíamos drogarnos, en cuarto año.

 

Harry, Ron y Hermione lo miraron.

 

   —¿Tomaste drogas en cuarto año? —preguntó Harry.

 

   —Genial —dijo Ron, con los ojos muy abiertos.

 

   —Ustedes estaban literalmente iniciando sociedades secretas y derrocando al Señor Oscuro. Difícilmente creo que mi experiencia juvenil con la marihuana se compare.

 

   —Nunca llegamos a hacer ninguna de las cosas geniales normales —dijo Ron— Nunca he tenido un trío.

 

   —¿Yo tampoco? —dijo Draco, preguntándose de repente si esto era una confesión vergonzosa.

 

   —Ron tiene algunos conceptos erróneos sobre lo que cuenta como una experiencia adolescente normal —dijo Hermione, con una mirada de cariñosa exasperación.

 

   —No es que quiera un trío, eso si —dijo Ron, mirándola nerviosamente.

 

   —Todo el mundo asume que pasaron meses teniendo tríos en su fuga, de todos modos —dijo Draco.

 

   —¿Lo hacen? —preguntó Harry, sonando más curioso que indignado.

 

   —No nos desviemos del camino —dijo Hermione— ¿Estás seguro de que nadie viene aquí, Draco?

 

   —Afirmativo —dijo Draco— Hay un fantasma bastante desagradable que aparece de vez en cuando, por lo que la gente mantiene la distancia. Es inofensivo, pero le gusta meter sus manos en tu pecho para congelar tu corazón. Es muy desagradable.

 

   —Bueno, creo que estamos listos —dijo Hermione. Tomó un trago del frasco y luego se lo pasó a Ron. Se había decidido que Draco no se transformaría esta vez, para vigilar las cosas.

 

Una vez que Harry, Ron y Hermione terminaron de beber la poción, se miraron a cada uno con anticipación nerviosa.

 

   —Tres… dos… uno —dijo Hermione, y se convirtió en un cisne. Ron también, junto a ella. Harry, mientras tanto, ya estaba en el aire, un pequeño borrón negro de alas.

 

Los dos cisnes despegaron hacia el cielo y los tres pájaros se fueron volando, dejando a Draco solo entre los antiguos túmulos de Slytherin.

 

Él se sentó.

 

Misty apareció con un crack.

 

   —¿Té? —ella preguntó.

 

   —¿Tienes un rastreador sobre mí, o algo así?

 

   —Un elfo siempre sabe dónde está su amo —dijo Misty.

 

   —¿Cómo has estado?

 

   —Bien, gracias señor. ¿Y usted?

 

Draco miró hacia el cielo.

 

   —Bien —dijo— He estado bien.

 

Misty sacó sus últimos diseños de moda y pasaron unos quince minutos agradables mirando sus bocetos. Draco estaba complacido de ver que Misty había tomado en cuenta algunos de sus consejos prácticos. Toda esta ropa parecía usable.

 

   —Y comencé a coserlos, señor —dijo con entusiasmo— ¿Vendría a las cocinas para dar su consejo?

 

   —No lo necesitas.

 

Misty lo miró muy seria.

 

   —Lo necesito —dijo ella.

 

Draco apartó la mirada de ella. Su propio egoísmo le dolía y lo empujaba a querer poner fin a ese dolor.

 

   —Iré a verlos esta noche —dijo— Tienes buen ojo, Misty.

 

Poco después, Hermione regresó. Misty desapareció con otro crack y Draco se puso de pie. Hermione aterrizó, se transformó de nuevo y se arrojó a sus brazos.

 

   —¡Wow! —ella dijo. Su cabello olía a ella, más concentrado. Su tía la había torturado en su sala de estar y, sin embargo, aquí estaba ella, acariciando su pecho— ¡Wow! —continuó, recuperando el aliento— ¡Wow, fue maravilloso! ¡Maravilloso!

 

   —Eres brillante —dijo Draco. Era como la embriaguez que uno siente cuando está sobrio con gente borracha— Tú lo sugeriste. Eres un genio.  Eres la persona más inteligente que he conocido.

 

Hermione le sonrió, deslumbrada por su felicidad.

 

   —¿Ayudó? —ella preguntó.

 

   —Lo lamento —dijo, incapaz de detenerse— No sé cómo te las has arreglado para olvidar todas las cosas que te he dicho.

 

   —No lo he olvidado —dijo, acurrucándose más cerca de él. Draco puso una mano sobre su cabeza y mantuvo a Hermione debajo de su barbilla. Tenía ganas de llorar, pero no lo hizo.

 

Ron llegó un minuto después. Draco se puso rígido, a Ron le parecía difícil de entender que no todos querían acostarse con Hermione tanto como él… pero para su gran sorpresa, Ron simplemente se unió al abrazo, hasta que los tres se abrazaron.

 

   —¡Eso fue…! —él dijo.

 

   —Nunca me había gustado volar, antes —dijo Hermione.

 

   —Te amo —le dijo Ron,

 

   —¡Oh! Ron —dijo Hermione, alejándose de Draco para besar a Ron. Pero cuando Draco trató de alejarse, Ron detuvo el beso y acercó a Draco.

 

   —Maldito suicida —dijo— Nunca hubiéramos hecho esto, si no fuera por ti.

 

   —No quise envenenarte —fue lo que salió de la boca de Draco, aunque era inapropiado, y era el momento equivocado para disculparse, casi como si se aprovechara, y el era egoísta, tan profundamente, innatamente, genéticamente egoísta…

 

Ron clavó su nudillo en el cuero cabelludo de Draco y lo arrastró de un lado a otro.

 

   —Sé que no lo querías hacer, idiota inepto —dijo, mientras Draco intentaba alejarse de él— Merlín, pensé que Harry estaba loco al principio, pero eres bueno, ¿No?

 

Draco no supo cómo responder. Ni siquiera sabía qué pensar.

 

Harry aterrizó y volvió a transformarse en humano. Sonrió al verlos y se abrió camino entre Ron y Draco.

 

   —¡Mierda! —él dijo— ¡Los amo chicos!

 

Draco nunca se había sentido como un intruso, pero no se atrevía a irse. Estaba abrumado por su amabilidad al incluirlo en lo que obviamente era un momento personal para los tres.

 

   —Quiero intentar nadar —dijo Ron— Vamos a transformarnos de nuevo.

 

   —Tú también, esta vez, Draco —dijo Harry.

 

   —Sí, está bien —dijo Draco.

 

Así que todos volvieron a convertirse en pájaros. La compresión, el encogimiento de su mente. La claridad de las alas y del viento.

 

Los dos elegantes cisnes volaron en dirección al lago. El mirlo lo miró, y sin comunicarse más, Draco y el mirlo volaron en dirección al bosque.

 

El suelo se movió rápidamente debajo de ellos. Las nubes brillaban doradas contra el Sol poniente. Cuando Draco estuvo cansado, se zambulló en el bosque, cayendo brevemente; arrastrado a la tierra por el reconfortante imperativo de la gravedad, y posado en la rama de un árbol mojado. El agua caía en gotas resbaladizas a través de las hojas cuando soplaba el viento, pero él estaba cálido debajo de sus plumas.

 

El mirlo aterrizó junto a él, justo a su lado. Abrió su pico y cantó, así que Draco hizo lo mismo. Cuando habían derramado sus corazones, el mirlo saltó más cerca y sacudió su cabeza contra el cuello de Draco.

 

Estuvieron inmóviles durante tres segundos eternos, descansando sus cabezas juntas, antes de que la inquietud volviera a apoderarse de ellos, y despegaron juntos, volando de regreso al gran castillo de piedra.

 

Cuando aterrizaron entre los túmulos y se dieron la vuelta, Ron y Hermione no estaban a la vista. Harry tomó el rostro de Draco entre sus manos y lo besó. No se detuvo cuando empezó a llover. Draco no le recordó que estaban en público, que Ron y Hermione podrían regresar en cualquier momento. Estaba demasiado aturdido y feliz. Él simplemente le devolvió el beso.

 


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   —Cuéntame sobre el séptimo año —dijo Draco.

 

Estaban en la cama de Draco, uno frente al otro. Se habían ido a la cama todavía con el cabello mojado de besarse bajo la lluvia.

 

   —Fue…

 

   —Aburrido —interrumpió Draco, con una risa— Lo sé. Ya me has advertido. Estás tan lleno de mierda.

 

   —Bien —dijo Harry, besándolo— Las cosas que hago por ti. Bien.

 

Así que contó la historia del año anterior. Hedwig muriendo, Ojoloco Moody, la oreja de George. Acampar mientras huían, insatisfacción, miedo, Horrocruxes, reliquias. Draco escuchó embelesado, obligando constantemente a Harry a repetirse y explicarse con más detalle. En algún momento, rodó sobre Harry, poniendo todo su peso en la pelvis y los codos, cerniéndose sobre el cuerpo de Harry. Besaba partes extrañas de la cara de Harry cada vez que Harry se sentía triste; muchas veces antes de que Harry se diera cuenta de que eso era lo que estaba sintiendo.

 

   —… así que nos llevaron a la Mansión Malfoy —dijo Harry, finalmente. Draco rodó bajándose de Harry.

 

   —Me reconociste —dijo Harry. Draco hizo un sonido ahogado de risa.

 

   —Sí, Potter, te reconocí.

 

   —¿Qué te paso después de que escapamos? ¿Estaba enojado? —preguntó Harry.

 

   —¿Quién? ¿El viejo Tom? ¿Enojado?

 

   —Sí —dijo Harry.

 

Draco se quedó en silencio durante mucho tiempo. Harry sintió como si nunca fuera capaz de mirar a Draco en su totalidad, porque cada parte de él era tan vibrantemente hermosa que no podía ver la totalidad.

 

   —Se puso muy curioso acerca de mis pensamientos —dijo Draco, finalmente.

 

Harry se puso de costado y presionó su nariz en el pequeño hueco detrás de la oreja de Draco. Draco se apartó con una risa entrecortada.

 

   —Hace cosquillas —dijo.

 

   —Lo lamento —dijo Harry— Él, ya sabes. ¿Te lastimó?

 

   —Él y yo pasamos una hora bastante difícil juntos, sí —dijo Draco— Él siguió usando Legeremancia sobre mí. Ya había construido un muro a tu alrededor en mi cabeza, y él no podía ver qué había detrás.

 

   —… ¿Alrededor? —preguntó Harry. Draco juró en voz baja por lo bajo.

 

   —No quise decir eso —murmuró.

 

   —Entonces, ¿Qué pasó?

 

   —Me hice tonto. No demasiado, cuando ya pensaba tan poco de mí. Eventualmente concluyó que mi mente era más pequeña que la de otras personas y me dejó ir con unos minutos de Cruciatus.

 

“¿Lo dejó fuera?”.

 

   —Bueno, no estoy diciendo que lo disfrutara —dijo Draco— Pero podría haber sido peor.

 

   —Así que me salvaste la vida porque, ¿Qué, te gustaba?

 

   —Vete a la mierda —dijo Draco— No me gustabas.

 

   —Correcto —dijo Harry— Disculpa. ¿Y entonces…?

 

   —No te habría delatado sin importar quién fueras. Te iban a matar.

 

Harry juntó sus frentes, amándolo tanto que era casi furioso.

 

   —Correcto —dijo.

 

   —¿Qué pasó después de que te escapaste? —preguntó Draco.

 

Draco lloró cuando Harry describió el entierro de Dobby.

 

   —Disculpa —dijo, dándose la vuelta, como si estuviera avergonzado de sí mismo— Lo siento. Sigo pensando en Misty.

 

   —Ella da un poco de miedo —dijo Harry, en la nuca de Draco. Draco resopló; Harry no supo si era una risa o un sollozo.

 

   —Fui un maldito idiota toda mi vida —dijo.

 

   —Me gustas ahora —dijo Harry.

 

   —Lo siento. Esto no se trata de mí. Continua.

 

   —Realmente me gustas —dijo Harry— Te amo, para ser honesto.

 

Los hombros de Draco no dejaban de temblar.

 

   —¿Draco? Lo sabes, ¿No?

 

   —Estás loco —murmuró Draco.

 

Las manos de Harry se congelaron en la espalda de Draco.

 

   —Draco… no estarás solo jugando antes de casarte con una chica sangre pura, ¿Cierto?

 

   —Potter —dijo Draco, dándose la vuelta— Maldito idiota. No.

 

   —Correcto —dijo Harry— Tranquilo. No tienes que decirlo tú también.

 

   —¿Decir qué?

 

   —Eh, Todas esas cosas de: te amo.

 

Draco arrugó la cara.

 

   —Todo el mundo te quiere, Potter.

 

   —Correcto, sí.

 

   —Yo incluido —dijo Draco.

 

   —Sí. Tranquilo. Bien.

 

   —Estabas en Shell Cottage —dijo Draco, y Harry continuó con su historia, preguntándose si Draco estaba enamorado de él, o si amaba a Harry de la misma manera que la gente que vendía imitaciones de figuras de acción de Harry Potter en las calles de Londres.

 

Todo lo que Draco dijo sobre el incidente del Fuego Maligno fue «“Gracias, por cierto”». Se quedó totalmente en silencio cuando Harry le contó que Narcissa le mintió a Voldemort.

 

   —Después de que fue derrotado, fue un caos, cierto, recuerdas eso —dijo Harry, finalmente— Ni siquiera puedo recordar la mayor parte con claridad. Lo siguiente que recuerdo fue al maldito Mundungus Fletcher…

 

   —Creo que eso es todo, entonces —dijo Draco rápidamente— Claramente, no quería detenerse en la corte improvisada que había hecho justicia a su padre, o el justiciero que había matado a su madre.

 

   —Nadie más sabe todo eso, excepto Ron y Hermione —dijo Harry. Quería que Draco entendiera.

 

   —Podrías volverte realmente rico si publicaras todo esto —dijo Draco.

 

   —Ya soy realmente rico.

 

   —Más rico —dijo Draco.

 

   —Preferiría que solo algunas personas lo supieran —dijo Harry, besando a Draco para enfatizar su punto— Personas en las que confío.

 

Draco palpó cuidadosamente el cráneo de Harry con las yemas de los dedos.

 

   —Eso es bueno —dijo Harry.

 

   —Estoy sentimental por una lesión en la cabeza. Estoy seguro de que tienes una —dijo Draco.

 


 

Fue Ron quien ideó el plan de quedarse en Hogwarts durante la Navidad.

 

   —¿Qué hará Malfoy para las vacaciones? —preguntó, cuando estaban solo ellos tres.

 

   —No sé —dijo Harry— Supongo que volverá a la Mansión.

 

Estaban en la biblioteca. Draco estaba en algún lugar con Mirth y Astoria. Harry trató de no dejar que eso lo molestara.

 

   —Parece un poco triste, ¿No? —dijo Ron, rascándose la nariz con la pluma— Lo invitaría a la Madriguera, pero creo que es demasiado pronto, por lo de Fred y Bill.

 

Harry cerró su libro de texto.

 

   —Él nunca esperaría ser invitado a la Madriguera —dijo Harry— Nunca esperaría que lo invitaras a la Madriguera, y estoy enamorado de él.

 

   —¡Oh, Harry! —dijo Hermione— ¡Estoy tan contenta de que finalmente lo hayas dicho!

 

   —No iba a invitarlo por ti, exactamente —dijo Ron, aparentemente sin creer que la repentina declaración de amor de Harry valía la pena comentarla— Solo pensé que podría ser un poco horrible para él, ya sabes, su primera Navidad sin su familia.

 

Harry estaba tan agradecido que golpeo amigablemente a Ron en el brazo.

 

   —Eso es muy bueno de tu parte —dijo.

 

   —Te has vuelto tan pensativo, Ron —dijo Hermione. Sus manos estaban fuera de la vista debajo de la mesa. Harry tenía una fuerte sospecha de que estaban en la pierna de Ron.

 

   —Sí, bueno, no sirve de mucho, ¿Verdad? —dijo Ron— Como dije, no funcionará tenerlo en la Madriguera. No esta Navidad, al menos.

 

   —Podríamos… —dijo Harry vacilante— Podríamos quedarnos en el castillo por Navidad. Una última Navidad en Hogwarts.

 

   —Creo que es una idea encantadora —dijo Hermione.

 

   —Tal vez podamos aplicar varias bromas en Mirth y Astoria y asustar a Draco, por los viejos tiempos —dijo Ron.

 

Así se decidió. Cuando se lo mencionaron a Draco, no sospechó nada.

 

   —Ginny y Neville estarán en la Madriguera —dijo Harry.

 

   —Me imagino que sería difícil para ti —dijo Draco, sin levantar la vista de su libro.

 

   —Por supuesto. Así que nos quedamos aquí. Tú también deberías —dijo Harry.

 

   —Sí quieres —dijo Draco.

 

Le gustó a él”, se recordó Harry. “Es solo un idiota testarudo. Eso no es nada nuevo”.

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...CONTINUARÁ...

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