
CAPÍTULO 20
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CAPÍTULO 20
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Todo estaba comprimido y apretado. No había espacio para la mitad de su mente. Así que la dejó atrás. Tenía alas. Las flexionó y sintió el viento bajo sus plumas. Despegó hacia el cielo.
Y de repente todo era fácil. Volaba, con alas ligeras, hacia la oscuridad de la medianoche. Delgados rayos de luna caían como flechas, y sólo había tierra y aire, y él ascendió alto en el cielo fresco y cómodo, remontando, girando, cayendo y deslizándose, con ojos agudos, ligeros y libres.
Volvió a ver la Torre, a Harry, y con la sencillez de su mente restringida voló directamente hacia él. Harry parecía saber exactamente qué hacer, por supuesto que lo sabía, y atrapó a Draco con manos seguras y fuertes, sólidas como roca, cálidas. El corazón de Draco vibró a través de sus huesos ligeros y huecos. Harry lo acercó a su rostro e hizo sonidos que Draco estaba demasiado feliz de registrar. Cuando Draco agitó sus alas, Harry abrió sus manos y Draco se fue de nuevo, volando, colgando en el viento, pero cuando se llenó volvió a esas cálidas manos, esa voz baja. Dos veces más voló, y dos veces más regresó, y cantó con facilidad, con toda la garganta, contra el cálido cuello de Harry.
Luego, un recuerdo distante tiró de él, él no pertenecía al cielo, enfocó su mente ordenada y volvió a ser él mismo.
Instantáneamente cayó de rodillas. Sus pensamientos regresaron y notó que se estaba riendo incontrolablemente.
—Draco —dijo Harry, inclinándose sobre él. Draco tomó la mano que le ofrecía y se puso de pie, todavía riéndose.
—¿Estás bien? —preguntó Harry, sonando preocupado, tal vez, así que Draco alineo sus cuerpos, envolvió sus brazos alrededor del cuerpo fuerte y firme de Harry y lo besó.
Sus rostros encajaban. Era tan natural como volar. Las manos de Harry estaban en su espalda, presionándolo cerca, y su boca estaba caliente. Draco tuvo la extraña necesidad de cantar.
Lentamente, el mundo real volvió a él, en gotas de comprensión, al principio, y luego como un diluvio. Estaba besando a Harry.
Saltó hacia atrás.
—Lo siento —dijo. Ron y Hermione se habían ido. ¿Cuándo se habían ido? Harry parecía tan horrorizado como Draco.
—Lo siento —dijo Harry también.
—Mierda —dijo Draco— Lo lamento.
—No quise decir… —dijo Harry— Me acabas de besar, así que yo…
—Joder, estaba tan fuera de sí —dijo Draco— No volverá a suceder.
Realmente lo había arruinado. Harry se veía miserable.
—No se lo diré a Astoria —dijo Harry. Draco desechó eso.
—Nos separamos —dijo.
—¿Tú qué? ¿Cuándo?
—No sé, hace unas semanas —dijo Draco. Estaba retrocediendo hacia la puerta, desesperado por escapar. Le estaba costando una gran fuerza de voluntad considerable no convertirse en golondrina y volar a Francia. ¡Un beso borracho en una fiesta es una cosa, pero abordar a Harry frente a sus amigos…!
—¿Así que estás soltero? —preguntó Harry.
—¿Sí? Escucha, mi cabeza estaba toda revuelta, verás cuando te transformes, es…
—¿Y no me besaste solo porque pensaste que me lo debías? —preguntó Harry. Draco frunció el ceño, confundido.
—¿Por qué sería eso lo que te debiera?
—¿Así que quieres besarme? —dijo Harry.
—Sí —dijo Draco, demasiado aturdido para mentir.
—Oh, gracias a Dios —dijo Harry. Cerró la brecha entre ellos en dos zancadas, agarró el rostro de Draco y tiró de él para besarlo furiosamente con la boca abierta.
Las rodillas de Draco estaban literalmente débiles. Principalmente por ser un pájaro. Principalmente.
—Potter, espera —dijo, tratando de apartar la cara, pero Harry no se lo permitió. Harry solo dejó que liberara su boca, mientras continuaba tocando las mejillas de Draco, su mandíbula, su oído con sus labios curiosos.
—¿Qué? —preguntó.
—Has sido Confundido o algo así. Necesitamos detener a tu agresor —dijo Draco. Harry inclinó sus caderas hacia adelante, para que Draco pudiera sentir que estaba duro, lo que en realidad lo estaba distrayendo. Pero Harry apartó el rostro, parpadeando.
—¿Sí? Me siento un poco confundido —dijo.
Draco trató de no mostrar su consternación. Sacó su varita y apuntó a Harry con cierta dificultad, porque Harry tenía las manos entrelazadas en la parte baja de la espalda.
—¡Finite Incantatem! —dijo Draco. Harry parpadeó.
—Me siento igual —dijo Harry. Él rio— Espera, ¿Qué te hizo pensar que me habían Confundido?
—Estás, ya sabes… me estás besando —dijo Draco. Harry se rio de nuevo, una risa alegre y rebelde.
—Porque quieres que lo haga, ¿Verdad? —preguntó— No porque me debas.
—Sí, bien —dijo Draco— Solo que. ¿A mí?
—¿Sí?
—Draco —aclaró Draco— ¿Malfoy?
Harry quitó una mano de la espalda para tirar suavemente del cabello de Draco.
—Sí, parece el objeto original —dijo. Su rostro se puso serio— ¿Y no te vas a casar con Astoria?
Draco negó con la cabeza. Harry se relajó con una sonrisa y lo besó de nuevo.
Le tomó más tiempo esta vez, y las manos de Draco habían explorado mucho más del cuerpo de Harry de lo aceptable, pero Draco finalmente se obligó a separarse de nuevo.
—Potter, detente —dijo.
—Jodes, lo siento —dijo Harry, luciendo profundamente preocupado— Tú no quieres esto.
—Tú no quieres esto —dijo Draco.
—Eh. No, Yo quiero —dijo Harry, con el tono de alguien que aclara un pequeño malentendido en el lugar de trabajo.
—Oh, bien —dijo Draco, inclinándose para otro beso. Entonces— ¡Espera, no!
Harry parecía ligeramente aturdido.
—¿No?
—Potter —Draco se alejó de él, creando un espacio entre sus cuerpos— Estás cachondo.
—¿Qué está mal con eso? —preguntó Harry.
—Buen punto —dijo Draco, y empujó a Harry contra la pared más cercana para que pudiera presionarse contra él. Durante varios y largos minutos, ninguno de los dos habló. Cada poro del cuerpo de Draco estaba en alerta máxima, y el más mínimo toque lo hacía temblar de placer. Harry parecía sentirse de la misma manera, si el duro bulto en sus jeans fuera algo que tener en cuenta, y Draco se apretó contra él.
Pero un pensamiento rebelde de miseria llegó y le recordó a Draco que algo andaba mal. Harry nunca haría esto. Algo debe haber pasado. Apartó su boca de la de Harry. Harry gimió.
—Potter.
—Todavía estás enamorado de Astoria —dijo Harry.
—¿Qué? No —dijo Draco— Soy homosexual. Pensé que ya habíamos hablado de esto.
—Pensé que era bi.
—No. Solo, eh, reprimido, tal vez.
—Genial —dijo Harry, tratando de atrapar la boca de Draco de nuevo.
—No, Potter —dijo Draco— Enfócate.
—Disculpa —dijo Harry, luciendo disgustado— No tienes que hacer nada. No siento que me debas.
—¿Por qué sigues insistiendo en eso? Escucha, hay algo mal contigo, y no voy a aprovecharme —dijo Draco.
—¿Qué pasa conmigo?
—Has olvidado quién soy. Yo soy, ya sabes, un mortífago.
Harry frunció el ceño.
—¿Sí?
—Así que no puedes salir conmigo —dijo Draco, porque Harry todavía parecía confundido— Soy, ya sabes, soy malvado, o lo que sea.
La comprensión apareció en los ojos de Harry. “Aquí vamos”, pensó Draco, y trató de alejarse antes de que Harry pudiera golpearlo en la cara. Harry lo detuvo.
—Draco —dijo suavemente— No eres malvado, idiota. Tu eres mi amigo. Eres ardiente. Me gustas.
Draco miró por encima de su hombro, realmente, como si pensara que la maldita Ginny Weasley podría estar detrás de él. Ella no lo estaba.
—No te puedo gustar —le informó a Harry.
—No me digas que hacer —dijo Harry, luciendo un poco enojado.
—Me estás engañando —dijo Draco, esta horrible realización apenas se le ocurrió— Weasley se esconde detrás de esa puerta. ¡Todo esto ha sido un largo engaño!
—Te prometo que Ron no quiere verme restregarme contra tu pierna —dijo Harry— Le preguntaré si quieres, pero la respuesta será no. Hermione podría estar más dispuesta, si eso es realmente lo que te gusta.
—Potter. Te repugna mi cuerpo. Ni siquiera podías soportar mirarme, en el techo de la Mansión. No te puede gustar alguien si su brazo te enferma.
Harry se echó a reír.
—No podía mirarte porque parecías un maldito sueño húmedo. No pensé que fuera bueno aparecer en tu casa, sin avisar, con un pene duro como una roca. No parecía apropiado para las condolencias.
—Merlín —dijo Draco— No digas cosas así.
Harry sonrió.
—¿Qué parte?
Draco se subió la manga y extendió su antebrazo izquierdo.
—Escucha —dijo. Harry lo miró, manteniendo su firme agarre alrededor de la cintura de Draco.
—No estoy diciendo que tu pasado no sea deprimente, Draco. Definitivamente lo es. Escucha, ¿Podemos hablar de nuestros sentimientos después? Si no toco tu pene pronto, creo que podría morir.
Estaba mirando directamente a la peor parte de Draco, pero todavía quería tocarlo. Draco se rio, ligeramente mareado.
—Sí —dijo, y se abalanzó para besar a Harry— Hablamos después.
En lo que respecta a las pajas, fue frio, incómodo y absolutamente maravilloso. Minutos más tarde, cuando terminaron y lanzaron hechizos de limpieza, se subieron los pantalones y se miraron tímidamente.
—Hace un frio de mierda —dijo Draco— Honestamente, que se jodan los Cawdors. Mudémonos a España el año que viene.
Harry sonrió.
—¿Estás pensando en unirte al equipo, entonces?
Draco se encogió de hombros, recordando lo tonto que estaba siendo. Potter podía hacer o deshacer su futuro, ¿O no? Draco estaba enamorado de él, y no estaba en el tipo de estado mental en el que podía soportar que se le engañara.
—No lo sé —dijo, metiendo las manos en los bolsillos y dirigiéndose a la puerta.
—Estás olvidando algo —dijo Harry. Draco miró a su alrededor. Harry le tendió la capa de invisibilidad, luciendo presumido— Más fácil de olvidar de lo que piensas —dijo.
Caminaron de regreso a la Torre de los Octavo año en silencio. La sala común estaba oscura y vacía. Ron y Hermione ya se habían ido a la cama.
Cuando regresaron a su dormitorio, Draco vaciló.
—No seas tonto —dijo Harry, así que Draco se metió en la cama con Harry. Porque eso, aparentemente, no era lo más raro que podía hacer.
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Draco se subió a su cama y se acostaron uno frente al otro, como lo habían hecho tantas veces antes. Pero ahora Harry no podía dejar de sonreír.
Draco, sin embargo, no lo estaba. Sus ojos estaban muy abiertos, su boca seria. Harry fue golpeado una vez más por el miedo morboso de que de alguna manera estaba presionando a Draco para que se sometiera.
—No tienes que dormir aquí —dijo.
—Quieres que me vaya —dijo Draco sin comprender.
—¿Quieres irte? —preguntó Harry.
—¿Quieres que quiera irme? —preguntó Draco. Harry suspiró.
—Estás tan en forma —dijo, con pesar.
—¿Eres… inseguro, o algo así? —preguntó Draco— ¿O inconsciente? Porque podrías conseguir literalmente a cualquiera. Te das cuenta de eso, ¿No?
—¿Puedo tenerte? —preguntó Harry.
—Sabes que te lo debo.
Harry se estremeció.
—¿Qué? —preguntó Draco.
—Realmente no quiero que me folles porque sientes que tienes que hacerlo.
Draco hizo un sonido ahogado y comenzó a toser. Tuvo que sentarse y poner la cabeza entre las rodillas. Harry se incorporó también y lo golpeó en la espalda hasta que la tos se calmó.
—Nadie será… malditamente… nadie —balbuceó Draco— Hasta que hayamos hecho la… investigación… requerida.
—¿Investigación? —preguntó Harry.
—Sí, Potter, investigación. Y, de todos modos, no lo haría porque sienta que tengo que hacerlo. Lo haría porque quiero. Si tu locura persiste.
—No es una locura —dijo Harry. Se pausó— Tal vez lo sea. No creo que realmente lo sea. Enserio me gustas.
—Se supone que debes ser puro de corazón —dijo Draco.
—Draco —dijo Harry, envolviéndose alrededor de los hombros de Draco. “Te amo”, quería decir, pero tenía la impresión de que Draco huiría del país si lo intentaba— No creo que seas una mala persona.
Draco intentó reírse, pero le salió mal. Escondió su rostro en sus rodillas.
—Eso es un nuevo desarrollo —dijo— Creo que puedes estar dejando que tu pene tome algunas decisiones por ti, Harry.
Harry. Harry apretó a Draco con más fuerza y besó la parte de atrás de su cuello.
—Eres tan tonto —dijo— He estado contigo todo el año, ¿En serio no lo sabías?
—¿Todo el año…?
—Mierda —dijo Harry— Desde la batalla. Desde que defendiste a Goyle.
Draco se estremeció.
—Lo siento —dijo Harry.
—Está bien —dijo Draco— Eres un loco. Tienes el humor de un loco.
—¿A ti…? —comenzó Harry, sin saber cómo expresar su miedo sin sonar como un idiota patético— ¿Yo… te… gustó?
Draco realmente se rio, entonces. Se incorporó y miró a Harry con una expresión de incredulidad.
—¿A quién no?
Las mejillas de Harry se tensaron por la sonrisa.
—Genial —dijo, y empujó a Draco hacia la cama. Se envolvió con fuerza alrededor de Draco y lo besó. Draco hizo un ruido suave.
—Eras el pájaro más lindo que he visto en mi vida —le dijo Harry.
—Se siente increíble —dijo Draco— Te va a encantar.
—Fue una locura tenerte en mis manos —dijo Harry— Podría haberte aplastado.
—Me alegro de no haber sabido que estabas pensando eso en ese momento.
—Podía sentir los latidos de tu corazón —dijo Harry— Era tan rápido.
Draco lo besó. Le costó mucho hacerlo, porque Harry estaba sonriendo mucho.
—Sigo tocando tus dientes —dijo Draco.
—Lo siento —dijo Harry— Solo estoy feliz.
Draco le dirigió una mirada extraña.
—Yo también —dijo, pero sonaba cauteloso.
—La cama… es más… cómoda —dijo Harry entre besos— Hagámoslo otra vez.
—Sugerencia muy sensata —dijo Draco.
Se durmieron enredados el uno en el otro. Cuando Harry despertó, Draco se había ido.
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...CONTINUARÁ...