Traducción: "Adventures Of A Suicidal Gentleman" de GallaPlacidia

Harry Potter - J. K. Rowling
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Traducción: "Adventures Of A Suicidal Gentleman" de GallaPlacidia
Summary
Draco quiere suicidarse, pero está tratando de no ser dramático al respecto. Harry quiere acostarse con Draco, pero está tratando de no ser muy obvio al respecto. ¡Malentendidos! ¡Anhelo! ¡Dolor! Desprecio por uno mismo, pero ¿De una manera encantadora?Con Misty, la elfa doméstica que no acepta una mierda de nadie, una Astoria que tiene sus propios objetivos misteriosos, un Draco que está decidido a usar el humor para superar las cosas, y un Harry que no sabe lo que quiere, excepto tal vez tocar el lindo rostro de Draco.
Note
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia “ADVENTURES OF A SUICIDAL GENTLEMAN” . Quien ha eliminado su cuenta en esta plataforma, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo. Nota de GallaPlacidia en la versión original: ¡Únanse a mi boletín de newsletter.gallapod.com! Notas de la traductora: Enlaces de contacto a Gallaplacidia: Gallapod.podbean Y newsletter.gallapod Fanfics de Gallaplacidia Descargados La Portada utilizada en esta historia es una edición hecha por mí, utilizando una variedad de imágenes de internet. LA UTILIZACIÓN DE CADA IMAGEN ES SIN FINES DE LUCRO.
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CAPÍTULO 16

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CAPÍTULO 16

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   —¿Cuándo obtuviste el permiso del Ministerio, de todos modos? —se quejó Ron en el desayuno. Harry observó a Draco con tristeza desde el otro lado del Gran Comedor. Draco ya se había ido cuando se despertó. Hubiera sorprendido a Harry que eso no lo hubiera despertado, si no fuera por el hecho de que, con Draco en su cama, había dormido más profunda y completamente que en un año.

 

Siempre podría decirle a Draco que compartiera una cama con él todas noches, pensó con amargura. Porque Draco lo haría.

 

   —Bueno —dijo Hermione, bajando la voz— No lo hice.

 

Harry se sorprendió al apartar la mirada de Draco.

 

   —¿Qué quieres decir?

 

   —Oh, sé realista, Harry. No hay posibilidad de que el Ministerio lo hubiera aprobado para ser un Animago. Y es demasiado peligroso para él ser un Animago No Registrado; sería arrojado a Azkaban si alguien se enterara. Pero si él cree que está registrado…

 

   —¡Eso es fraude, Hermione! —dijo Ron.

 

   —Creo que puedo salirme con la mía con un poco de engaño, Ron. Ayudé a derrotar a Voldemort.

 

   —Estás confiando mucho en nuestros nombres para librar a Draco de cualquier cargo, Hermione —dijo Harry.

 

Hermione suspiró.

 

   —Lo sé. Pero sigo pensando que es nuestra mejor opción. Él no está equivocado: Realmente no tiene mucho por lo que vivir.

 

   —Él tiene a Astoria —dijo Harry.

 

Hermione frunció los labios con simpatía.

 


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El primer paso para convertirse en Animago era preparar la Poción de Metamorfosis.

 

   —Tomará unos dos meses —dijo Hermione.

 

Estaban en un salón de clases vacío. Harry y Ron estaban sentados juntos en el escritorio del docente al frente del salón, jugando discretamente al ahorcado mientras Hermione monologaba. Draco supuso que no necesitaban escuchar. Estaba bastante claro que, si se iba a preparar alguna poción, no estarán Harry ni Ron involucrados.

 

   —¿Dónde vamos a mantener un caldero hirviendo de poción ilegal escondido durante dos meses? —preguntó Draco.

 

   —Oh, eso no es problema —dijo Hermione con desdén— En el baño de Myrtle la Llorona. Lo usamos en segundo año para la Poción Multijugos y estuvo bien.

 

Todos los músculos de Draco se tensaron. Trató de echar un vistazo furtivo a Potter sin ser notado.

 

Potter lo miró a los ojos al instante. Estaba sentado muy erguido.

 

   —Eso, eso es bueno —dijo Draco, apartando rápidamente la mirada— Myrtle y yo somos viejos amigos.

 

   —Hermione —dijo Harry, su voz tensa— No podemos hacerlo allí.

 

   —¿Por qué no? —preguntó Hermione, revisando sus notas— Necesitaremos pasta de cuerno de unicornio; pero debería poder robar eso de los almacenes de suministros.

 

   —Porque es donde… —dijo Potter. Su cara estaba roja. Miró con determinación al suelo cerca del escritorio en el que se apoyaba Draco.

 

   —Es mi baño para llorar —dijo Draco amablemente— Es a donde voy cuando me apetece un llanto rápido y una Experiencia-Cercana-A-La-Muerte.

 

Harry hizo una mueca.

 

Hermione parecía horrorizada.

 

   —¡Oh! ¡No estaba pensando…! —ella dijo— ¡Draco, lo lamento mucho…!

 

Draco desechó su disculpa con un gesto.

 

   —Descuida. Ni siquiera está entre mis cinco peores eventos de la vida.

 

   —¿Cuáles son? —preguntó Ron.

 

   —¡Ron! —dijo Hermione.

 

   —Cierto, lo siento —dijo Ron.

 

   —Potter. Deja de parecer como si quisieras poder implosionar espontáneamente. Está bien.

 

   —Lo siento —murmuró Harry.

 

   —Entonces, tenemos nuestro lugar —dijo Draco— ¿Han pensado en qué ave serán?

 

   —Sí, bien pensado, Draco —dijo Hermione.

 

   —Bueno… Hermione, si vas a ser un cisne… yo podría ser uno también —dijo Ron. Hermione se sonrojó.

 

   —Oh —dijo ella— Sí, eso funciona.

 

Ella y Ron se sonrieron de una manera que hizo que el pecho de Draco palpitara de soledad. Miró hacia otro lado, solo para ver que Harry también los había estado observando con avidez.

 

Draco se preguntó si Harry alguna vez había querido estar con Ron o con Hermione. Tal vez lo estuvo, incluso. Tal vez habían tenido todo tipo de nobles y heroicos tríos cuando huían del Viejo Tom.

 

   —¿Y tú, Harry? —preguntó Hermione.

 

   —No lo sé —dijo Harry.

 

   —Serías un buen mirlo —dijo Draco, antes de que pudiera detenerse.

 

Harry sonrió.

 

   —Genial —dijo— Seré un mirlo.

 

Hermione lo miró con desaprobación.

 

   —Realmente lo deberías decidir por ti mismo —dijo.

 

Harry se encogió de hombros.

 

   —Un mirlo suena bien —dijo.

 


 

Harry estaba francamente nervioso la primera vez que fueron al baño de Myrtle.

 

   —Potter, relájate —dijo Draco, golpeando suavemente su costado.

 

   —Creo que es lo peor que he hecho —dijo.

 

Draco se miró a los ojos en el espejo. No se sorprendió al saber que había provocado el peor comportamiento de Potter. Tenía ese efecto en la gente. Se tocó el antebrazo izquierdo. Algunas personas eran así, ¿No?; gente venenosa, corrosiva, gente que hacía del mundo un lugar peor simplemente por existir, gente que no tenía por qué existir, en realidad.

 

   —Draco, ¿Esto está bien? —preguntó Hermione.

 

   —Por supuesto —dijo Draco— Potter, deja de ser un angelito tan inocente. Te habría roto los malditos dientes y, de todos modos, ya te has disculpado.

 

   —No lo habrías hecho —dijo Harry. Draco puso los ojos en blanco, pero se quedó cerca de él mientras preparaban el caldero. Cuando Ron y Hermione estaban ocupados durante el primer paso laborioso de la poción, Draco se inclinó para poder hablarle al oído a Harry.

 

   —Esta todo bien, Harry —dijo. Harry se giró para mirarlo. Draco sonrió y Potter logró devolverle la sonrisa.

 


 

   —Estás pasando mucho tiempo con ellos —dijo Mirth.

 

Ella no tenía idea. No solo había pasado un mínimo de una hora al día con Harry, Ron y Hermione durante el último mes, preparando la maldita poción Animaga (era malditamente complicada, y habían tenido que empezar de nuevo, dos veces), sino que había estado pasando un tercio de sus noches en la cama de Harry.

 

No estaba seguro de cómo habían llegado a este punto. La primera vez, se sorprendió tanto cuando Harry le dijo que entrara que más o menos simplemente obedeció.

 

La siguiente vez que se despertó jadeando, se levantó de la cama y vaciló. Ni siquiera estaba seguro de si Harry estaba despierto. La explosión había sido tan real que aún jadeaba, y era difícil escuchar la respiración de Harry a través de su propio pánico.

 

Entonces Harry abrió las cortinas de su cama e hizo un gesto con la cabeza para que Draco se acercara. Así que Draco se había subido, como si no hubiera otra opción.

 

   —¿Estás bien? —Harry había preguntado somnoliento.

 

   —Sí —había dicho Draco.

 

Y luego se volvió a dormir, calmado por la presencia de Harry.

 

Solo ocurrió unas pocas noches a la semana, pero después de las primeras cuatro o cinco veces, Draco ni siquiera lo dudo más. Una noche se subió a la cama de Harry solo para darse cuenta de que Harry todavía estaba dormido. Draco fácilmente podría haberse ido, en ese momento. Podría haber ido a la ventana del nicho del sexto piso y esperar a que Misty lo dejara solo el tiempo suficiente para darle la oportunidad de saltar.

 

Lo pensó.

 

Harry resopló en sueños y se giró hacia la dirección de Draco. Y Draco se quedó.

 

Siempre se despertaba con el Sol y regresaba a su propia cama. Nunca hablaban de ello, ni siquiera cuando estaban en la cama. En cambio, hablaban de quidditch, o se quejaban de Ron y Hermione.

 

   —Es dulce —dijo Harry.

 

   —Es repulsivo. Él la ama tanto que me dan ganas de sacarme los ojos con una cuchara —dijo Draco.

 

   —Todo te da ganas de sacarte los ojos con una cuchara.

 

   —Y ella no es mucho mejor, por cierto —dijo Draco, entusiasmándose con su tema— ¿Viste la forma en que ella siguió corrigiendo su técnica cuando estaba cortando los escarabajos peloteros?

 

   —Tu corriges mi técnica de cortar todo el tiempo —dijo Harry.

 

   —Eso es porque tienes una mano llena de pulgares. No sé cómo te las arreglas para atar los cordones de tus zapatos, eres tan torpe.

 

   —Realmente no lo soy —dijo Harry, con una risa— Pero continúa. ¿Cómo corrigió la técnica de Ron?

 

   —Con devoción.

 

   —Dios —se estremeció Harry— Estoy feliz por ellos, de verdad que lo estoy, pero joder.

 

   —No digas eso. Apuesto a que lo hacen.

 

Harry gimió. Draco lo hizo callar. No era diferente a las pijamadas que solía tener en las vacaciones de Navidad cuando tenía catorce años, excepto que con menos masturbación encubierta. (Por no decir que no había masturbación después de las noches que pasaba con Harry. Obviamente las había, solo en la ducha, mientras se recordaba amargamente a sí mismo que estaba siendo un asqueroso sin remedio).

 

   —¿Cómo van las cosas contigo y Astoria? —preguntó Harry.

 

   —Bien —dijo Draco. Sin cambios, era quizás más preciso. Ella hablaba con Mirth, él trataba de evitar sus intrigas bien intencionadas; era como siempre.

 

   —Eso es bueno —dijo Harry.

 

   —Sí —dijo Draco. Y se fueron a dormir.

 

Nunca se tocaban. Ambos dormían como troncos, sin moverse, y Draco se despertaba cada mañana tal como se había quedado dormido: tan lejos de Harry como podía.

 

Era consciente de que era un poco raro. Por eso no se lo mencionó a Mirth ni a Astoria. Sabía que estaba siendo un asqueroso. Potter se habría horrorizado si supiera cómo excitaba a Draco dormir en la misma cama que él. La única razón por la que Draco no se detuvo fue porque se sentía tan cálido. Nunca se calentaba así, estando solo en su cama. Cálido en el alma.

 


 

La explosión estuvo más cerca de la habitual, y escuchó las maldiciones agudas y aullantes del Señor Oscuro, se sentó en la cama por reflejo, seguro de que era real, que sus padres habían sido asesinados.

 

Luego lo recordó.

 

Solo fue un sueño. Estaba en Hogwarts. Sus padres no corrían peligro, porque ya estaban muertos.

 

“El dolor era aburrido”, pensó, mientras trataba desesperadamente de contener el llanto. Estaba tan aburrido de eso.

 

Como había perdido la batalla contra sus lágrimas, al menos trató de guardar silencio al respecto. Contorsionó la cara y se obligó a respirar.

 

No podía poner palabras a sus pensamientos. Solo sabía que no había espacio en su cabeza para ellos. Se sentía como si la única forma de hacer espacio fuera abriéndose el cráneo contra la pared.

 

   —¿Draco? —Harry abrió las cortinas de la cama de Draco y se quedó indeciso— ¿Estás bien?

 

Draco tardó unos segundos en responder, hasta que estuvo razonablemente seguro de que lo que saldría no sería un gemido.

 

   —No… tan bien, Potter —se atragantó. No lo había vuelto a llamar Harry desde aquella primera vez en el baño de Myrtle.

 

Potter vaciló.

 

   —No me voy a suicidar —dijo Draco, antes de recordar que en realidad no era por eso que Potter lo vigilaba— Ni a nadie más —agregó— Así que puedes irte.

 

Eso pareció determinar a Potter su siguiente acción, el bastardo contradictorio. Se subió a la cama de Draco y puso sus brazos alrededor de él.

 

   —Un segundo —dijo, y luego lanzó un Muffliato— De acuerdo. Ahora no tienes que estar callado.

 

   —G-gracias —dijo Draco, no es que estuviera dispuesto a permitirse ser ruidoso con Potter tampoco. Pero Harry le acarició la espalda mientras Draco temblaba.

 

   —¿Alguna vez te conté sobre la vez que nos colamos en la sala común de Slytherin, en segundo año? —preguntó.

 

   —No —sollozo Draco.

 

   —Oh, fue brillante —dijo Harry— Hermione accidentalmente se convirtió en gato por beber Multijugos.

 

Mientras contaba la historia, Draco se calmó un poco. No es que la historia fuera tan tranquilizadora: como era de esperar, involucraba a Potter sospechando que Draco era malvado, y Draco daño a Crabbe y Goyle debido a sus ignorantes puntos de vista sangre pura.

 

Pero varias bromas internas entre Harry, Ron Y Hermione de repente cobraron sentido. Sintió como si Harry estuviera abriendo una puerta a una habitación secreta.

 

   —Háblame de la Cama de los Secretos —dijo Draco. Entonces Harry le dijo: sobre seguir a las arañas al Bosque Prohibido.

 

   —Están locos —le dijo Draco.

 

   —No le digas a Ron que te dije que les tiene miedo a las arañas —dijo Harry.

 

Harry escuchó una voz deslizándose por todo el castillo, el Diario de Riddle, La Cámara de los Secretos, Fawkes.

 

Había tantas partes de la historia que hacían que Draco quisiera saltar. Harry cuidadosamente no mencionó cómo Ginny Weasley había conseguido el diario, pero Draco lo sabía. Sabía, también, que cuando Harry habló de su lealtad a Dumbledore y cómo le había salvado la vida, ambos estaban pensando en el sexto año.

 

   —Es una historia absolutamente loca —dijo Draco adormilado— No puedo creer que no hables de eso todo el tiempo.

 

Harry se rio en voz baja en el cabello de Draco. Se habían deslizado más en la cama, las cabezas descansando juntas, el brazo de Harry debajo del cuello de Draco.

 

   —Me han pasado tantas cosas locas —dijo Harry— Es más fácil si no menciono nada de eso.

 

   —Quiero saber sobre el primer año. Lo que hiciste para obtener todos esos escandalosos puntos de último minuto.

 

   —La próxima vez —dijo Harry.

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...CONTINUARÁ...

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