Traducción: "Adventures Of A Suicidal Gentleman" de GallaPlacidia

Harry Potter - J. K. Rowling
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Traducción: "Adventures Of A Suicidal Gentleman" de GallaPlacidia
Summary
Draco quiere suicidarse, pero está tratando de no ser dramático al respecto. Harry quiere acostarse con Draco, pero está tratando de no ser muy obvio al respecto. ¡Malentendidos! ¡Anhelo! ¡Dolor! Desprecio por uno mismo, pero ¿De una manera encantadora?Con Misty, la elfa doméstica que no acepta una mierda de nadie, una Astoria que tiene sus propios objetivos misteriosos, un Draco que está decidido a usar el humor para superar las cosas, y un Harry que no sabe lo que quiere, excepto tal vez tocar el lindo rostro de Draco.
Note
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia “ADVENTURES OF A SUICIDAL GENTLEMAN” . Quien ha eliminado su cuenta en esta plataforma, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo. Nota de GallaPlacidia en la versión original: ¡Únanse a mi boletín de newsletter.gallapod.com! Notas de la traductora: Enlaces de contacto a Gallaplacidia: Gallapod.podbean Y newsletter.gallapod Fanfics de Gallaplacidia Descargados La Portada utilizada en esta historia es una edición hecha por mí, utilizando una variedad de imágenes de internet. LA UTILIZACIÓN DE CADA IMAGEN ES SIN FINES DE LUCRO.
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CAPÍTULO 5

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CAPÍTULO 5

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La Mansión Malfoy se veía bastante deteriorada. Había pavos reales muertos en el césped, en distintos estados de descomposición. La puerta principal fue abierta por una elfa doméstica que vestía lo que parecía Alta Costura de París.

 

   —¿Sí? —preguntó ella, en una voz extremadamente hostil.

 

   —Hola, eh, me preguntaba si Malfoy estaba por aquí.

 

   —Lucius Malfoy está muerto —dijo la elfa.

 

   —Cierto, sí, ¿Me refiero a Draco?

 

   —¿Por qué desea ver al Amo Draco? El Amo Draco no me dijo que tuviera un invitado en camino. ¿Estás invitado?

 

   —No, yo, eh, solo estaba. ¿Vigilando cómo está? —dijo Harry, dándose cuenta de que en realidad no había logrado averiguar cuál era su excusa para visitarlo. Sospechaba que Draco no aceptaría “Tenía curiosidad acerca de tus planes académicos para el próximo año escolar”.

 

La elfa domestica no parecía convencida.

 

   —Lo conozco —dijo Harry— De la escuela. ¿Mi nombre es Harry Potter?

 

   —Él no te ha mencionado —dijo la elfa.

 

Harry se frotó la nuca. Sabía que no era razonable estar molesto porque Draco no hablaba de él.

 

   —Escucha, ¿Me dejarás verlo?

 

La elfa le dirigió una mirada majestuosa y luego asintió.

 

   —Está en el techo —dijo. Ella le entregó una escoba— No debes lastimarlo. Es un hombre rico y poderoso. Si lo lastimas la ley te dañara a ti.

 

   —No hay planes de lastimarlo —dijo Harry. Levantando sus manos apaciguadoramente. La elfa levantó una ceja arqueada y le cerró la puerta en la cara.

 

   —Correcto —dijo Harry, a la puerta cerrada— Yo solo…

 

No le tomó mucho encontrar a Draco, quien, para horror de Harry, estaba prácticamente desnudo. Llevaba nada más que pantalones negros y una especie de pistolera de cuero sobre el pecho desnudo que sujetaba un palo de escoba atado a la espalda. Estaba trepando por una de las torres, con la varita en los dientes.

 

Harry colocó su escoba a su lado.

 

   —Malfoy —dijo.

 

Draco se puso en guardia tan violentamente que se deslizó por el costado de la torreta, rodando varias veces antes de aterrizar hecho un bulto sobre un trozo de techo plano entre las torres.

 

   —Jesus —dijo Harry, llegando a aterrizar al lado de Draco— ¿Estás bien?

 

Draco se incorporó, mirándolo.

 

   —¿Qué demonios estás hacienda aquí? —preguntó.

 

   —Tu elfa doméstica me dijo dónde estabas —dijo Harry, como si esa fuera una respuesta suficiente.

 

Draco se apartó el cabello de los ojos. Estaba todo bronceado, brilloso y sudoroso. Harry no sabía dónde mirar. Cicatrices plateadas cubrían el pecho de Draco. Harry desvió la mirada y se concentró en cambio en los brazos de Draco, que se veían fuertes y capaces.

 

Draco pareció sentir hacia dónde miraba Harry. Rápidamente movió su brazo izquierdo detrás de su espalda, ocultando la Marca.

 

   —Solo pensé en… ver cómo estabas —dijo Harry. Draco suspiró, luciendo resignado.

 

   —Sí, eso tiene sentido —dijo, “¿Lo tiene?”, pensó Harry alarmado. ¿Habían tenido Malfoy y él una relación de “solo vigilándote” todo este tiempo sin que Harry lo notara?

 

 Draco se puso de pie y desapareció por una esquina. Cuando volvió, lo hacía con una cesta de mimbre.

 

   —¿Cerveza de mantequilla? —él ofreció.

 

   —Vaya. Gracias —dijo Harry. Draco lanzó un pequeño hechizo y duplicó la botella, entregándole a Harry la original. Se sentaron en el techo, mirando los vastos terrenos de Malfoy y bebiendo cerveza de mantequilla fría.

 

   —Bien —dijo Draco— ¿Cuáles son tus preguntas?

 

   —¿Cómo sabes que tengo preguntas? —replicó Harry inteligentemente.

 

   —Porque soy un mago terriblemente malvado y puedo ver dentro de tu alma —dijo Draco.

 

   —¿Vas a volver a Hogwarts? —preguntó Harry.

 

   —Sí.

 

   —Porque Hermione dice que no tendrás oportunidad si no lo haces… oh. Bien —dijo Harry.

 

Draco sonrió con fuerza.

 

   —Así podrás vigilarme. Muy bien, Potter, no es que esto no haya sido… bueno, una pesadilla, para ser honesto contigo, pero tengo un techo que arreglar.

 

   —Oh, cierto —dijo Harry— ¿Quieres un poco de ayuda?

 

Draco lo miró como si Harry acabara de sugerir tener sexo salvaje, espontáneo y sin protección juntos en el techo.

 

   —¿Qué? —preguntó, con voz entrecortada.

 

   —No importa —dijo Harry. Deseó no haber pensado en la salvaje comparación sexual espontánea en su cabeza. No estaba ayudando— Genial, está bien, ¡Nos vemos en la escuela entonces!

 

Draco hizo un pequeño gesto sarcástico y Harry desapareció, con el rostro ardiendo.

 


 

   —Hay un problema —les dijo a Ron y Hermione, en voz baja, mientras el resto de los Weasley se emborrachaban después de la cena.

 

   —¿Qué sucedió? —preguntó Hermione.

 

   —He sido maldecido —dijo Harry— O, no lo sé. Rociado con una Poción de amor. O una Poción de Lujuria. No sé.

 

Ron y Hermione intercambiaron miradas.

 

   —¿Qué pasó? —volvió a preguntar Hermione.

 

   —Él no estaba usando una camisa —dijo Harry— Hacia calor, su piel estaba toda… húmeda. ¡Y su elfa doméstica dijo que ni siquiera me ha mencionado!

 

Ron miró a Hermione.

 

   —Y yo pensando que Harry se casaría con mi hermana —dijo.

 

   —Aparentemente no —dijo Hermione.

 

   —No crees que me gusta, ¿Verdad? —preguntó Harry, horrorizado— Solo porque Malfoy es objetivamente guapo…

 

   —Oooo, ¿Ahora lo estamos llamando objetivamente guapo? —dijo Ron.

 

   —Tiene un buen cuerpo —dijo Hermione. Harry se estremeció.

 

   —Oh, claro —dijo Ron— Nadie lo niega. Pero su rostro es un poco.

 

Hermione asintió.

 

   —Puntiagudo —dijo ella.

 

   —¡Es cincelado! —dijo Harry.

 

   —Supongo que es lo que los franceses llamarían “Beau-laid6”. Belleza fea—dijo Hermione.

 

   —No me gusta —dijo Harry.

 

   —Está bien encontrar a alguien sexualmente atractivo sin que te guste como persona, Harry —dijo Hermione.

 

   —Sí, solo dile que cierre la boca cuando lo folles —dijo Ron. Harry balbuceó, y Hermione lo miró con desaprobación.

 

   —¡Ron! Harry no va a tener sexo con Malfoy. ¿No es así?

 

Harry pensó en la forma en que los músculos se habían movido bajo la piel bronceada de Draco cuando le entregó la cerveza de mantequilla.

 

   —No —dijo con fervor— Definitivamente no.

 

   —Bien —dijo Hermione— Porque dudo que sea muy amable al respecto. Me imagino que es muy homofóbico, además de todo lo demás.

 

   —Sí —dijo Harry, con tristeza— Soy bi, por cierto.

 

   —Nos lo has dicho antes —dijo Ron.

 

   —¡No, no lo he hecho!

 

   —Sí. En cuarto año, cuando te gustaba Cedric.

 

   —¡Yo no… yo nunca…!

 

Hermione puso su mano sobre la de Ron.

 

   —Técnicamente no nos lo dijo, Ron —dijo— Simplemente habló sobre el cabello de Cedric de una manera que hizo evidentes sus inclinaciones.

 

   —Espera —dijo Harry, mirando a Ron— ¿Por qué no estás enojado porque no quiero casarme con Ginny?

 

Ron se veía extremadamente astuto.

 

   —Bueno… —dijo, lanzando una mirada suplicante a Hermione. Hermione suspiró.

 

   —Ginny está enamorada de Neville, Harry. No sabe cómo decírtelo porque siente que se supone que es tu recompensa por derrotar a Voldermort.

 

   —Ella no es mi recompensa, espera, ¿Neville? ¿En serio?

 

   —A Neville le fue bien en la pubertad —dijo Ron.

 

   —¿Tenía miedo de decírmelo? —le preguntó Harry a Hermione.

 

   —Un poquito. Pero ahora que estás enamorado de Malfoy…

 

   —¡No estoy enamorado de Malfoy!

 

Ron y Hermione se rieron de él.

 

Harry no estaba enamorado de Draco, obviamente, pero las palabras de Hermione tampoco parecían del todo incorrectas… que Draco lo atraía sexualmente a pesar de que no le agradaba como persona. Harry pensó que era al revés. Que fueron los destellos de un Draco cariñoso y desinteresado… el Draco que había tratado de proteger a Goyle de la multitud enojada después de la Batalla de Hogwarts… Eso fue lo que finalmente hizo que Harry lo notara de una manera diferente.

 

Luego pensó en lo infeliz que había sido Draco al verlo, en ese pequeño saludo sarcástico cuando Harry se fue. Hermione tenía razón en una cosa. Draco no sería “amable” al respecto, si descubriera que Harry estaba enamorado de él.

 

Así que Harry determinó que nunca lo sabría.

 


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Draco estaba profundamente desmoralizado por la visita de Potter. Sabía muy bien lo que significaba: Que Potter tenía sus dudas sobre Draco evadiendo Azkaban.

 

Draco colocó una enorme viga de madera en su lugar, como un campesino. Estaba seguro de que a Potter le habría encantado eso; ver a lo que Draco estaba reducido. “¿Por qué?”, se preguntó, en todos los momentos más vergonzosos de su vida, “¿Potter siempre estaba ahí?”.

 

Empezó a enumerar todos los momentos vergonzosos que Potter había presenciado y los comparó con todas las formas en que deseaba que Potter pensara en él.

 

Las cosas en su cabeza se deterioraron rápidamente. Recordó las cosas maliciosas que había dicho cuando tenía diez años con una claridad espantosa y estremecedora. Sintió el legado de su apellido latiendo a través de él. En su sucia sangre Malfoy.

 

“Quizá debería suicidarme”, pensó, en un intento de reírse. No fue particularmente divertido. Empujó la viga de madera en su lugar, lanzó los hechizos estabilizadores y luego retrocedió. Miró su Marca e imaginó cómo debió verse para Potter. Como los anuncios de advertencia en los paquetes de cigarrillos muggles: Hay algo tóxico dentro.

 

Caminó hasta el borde del techo. Se quitó el arnés de su escoba. ¿Qué fue lo que dijo el Vociferador? ¿Si tuviera algo de decencia se suicidaría? Pero el hecho de que él no tuviera nada de decencia era todo el punto, en realidad. Si fuera decente, si hubiera alguna esperanza, si no hubiera sido criado para la crueldad…

 

   —Misty —dijo, y ella Apareció con un crujido.

 

   —¿El Amo me ha llamado?

 

Draco extendió su brazo y permitió que ella lo arrastrara lejos del borde del techo.

 

   —Me sentía un poco saltarín —dijo.

 

   —No ha tomado su té de la tarde, es por eso —dijo Misty. Recogió la escoba y los Apareció de vuelta a la cocina, donde le preparó té y sándwiches de huevo y berros. Parecía haber entendido mal por completo lo que él quería decir con saltarín.

 

Permaneció despierto durante horas en las noches sin nubes y sin luna.

 

   —Misty —dijo. Eran más de las tres de la mañana y Draco deseó estar muerto.

 

   —¿Sí, señor? —vino la voz somnolienta de Misty. Tenía el sueño afortunadamente ligero.

 

   —¿Qué harías si yo no estuviera aquí?

 

Hubo una larga pausa. Cuando habló, sus palabras fueron agudas y despiertas.

 

   —Nunca se lo perdonaría, mientras viviera.

 

Las lágrimas corrían por los costados de su rostro, perdiéndose en el remolino de sus oídos. “No hay decencia si me voy, y tampoco si me quedo”, pensó.

 

   —Deberíamos quitar los pavos reales —dijo.

 

   —Duérmase, Amo Draco —dijo Misty. Draco se preguntó si la soledad podría matarte.

 


 

Era 1 de septiembre. Draco llevó su baúl al vestíbulo principal.

 

   —Apareceré sus cosas en Hogwart, señor —dijo Misty.

 

Draco tuvo que sentarse, se estaba riendo tan fuerte.

 

   —¿Señor?

 

   —¿Estás… enserio me estás diciendo… que los elfos domésticos pueden aparecer dentro y fuera de Hogwarts? —le preguntó a ella.

 

   —Sí, señor.

 

   —¡Oh, Dios!

 

Misty se sentó a su lado, cálida y cariñosa como un gato.

 

   —Seis meses en ese maldito Armario Evanescente —dijo Draco, ahora llorando de risa— ¡Seis meses, y era posible que llevaras a todos los Mortífagos a Hogwarts en cualquier momento…!

 

Misty se puso rígida.

 

   —Su padre no estaba muy al tanto de la magia de los elfos domésticos, señor —dijo.

 

   —Es gracioso, ¿No?, porque podríamos haber ganado la guerra si hubiéramos tratado a los elfos domésticos con respeto, pero estábamos peleando la guerra para no tener que tratar a los elfos domésticos con respeto. Es gracioso.

 

   —Ja, ja —dijo Misty.

 

Draco levantó las rodillas hasta la barbilla.

 

   —Lo siento —dijo— Me alegro de haber perdido la guerra.

 

   —¿Enserio?

 

   —Sí.

 

   —¿Es un entusiasta activista de los elfos domésticos, ahora? —dijo Misty.

 

Draco la miró.

 

   —¿Fui cruel contigo cuando era más joven? —le preguntó a ella.

 

   —Egoísta —dijo Misty— Mi madre me dijo que todos los Malfoy son egoístas.

 

Draco se presionó a sí mismo en la bola más apretada, tratando de comprimir su pecho, que punzaba con miedo.

 

   —Oh, somos huevos podridos, muchos de nosotros —dijo, a la ligera— De todos modos, lo siento.

 

   —Usted es diferente ahora —dijo.

 

“Ella era amable con él”, pensó, mientras besaba la parte superior de su extraña cabeza sin pelo. Estaba olvidando que justo ayer, él le había gritado cuando trató de ayudarlo a poner la mesa.

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...CONTINUARÁ...

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