Traducción: "Adventures Of A Suicidal Gentleman" de GallaPlacidia

Harry Potter - J. K. Rowling
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Traducción: "Adventures Of A Suicidal Gentleman" de GallaPlacidia
Summary
Draco quiere suicidarse, pero está tratando de no ser dramático al respecto. Harry quiere acostarse con Draco, pero está tratando de no ser muy obvio al respecto. ¡Malentendidos! ¡Anhelo! ¡Dolor! Desprecio por uno mismo, pero ¿De una manera encantadora?Con Misty, la elfa doméstica que no acepta una mierda de nadie, una Astoria que tiene sus propios objetivos misteriosos, un Draco que está decidido a usar el humor para superar las cosas, y un Harry que no sabe lo que quiere, excepto tal vez tocar el lindo rostro de Draco.
Note
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia “ADVENTURES OF A SUICIDAL GENTLEMAN” . Quien ha eliminado su cuenta en esta plataforma, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo. Nota de GallaPlacidia en la versión original: ¡Únanse a mi boletín de newsletter.gallapod.com! Notas de la traductora: Enlaces de contacto a Gallaplacidia: Gallapod.podbean Y newsletter.gallapod Fanfics de Gallaplacidia Descargados La Portada utilizada en esta historia es una edición hecha por mí, utilizando una variedad de imágenes de internet. LA UTILIZACIÓN DE CADA IMAGEN ES SIN FINES DE LUCRO.
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CAPÍTULO 3

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CAPÍTULO 3

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A la mañana siguiente, después de una noche que Draco pasaría el resto de su vida tratando de olvidar, Misty hizo soldados5 de pan tostado.

 

   —No soy un niño —dijo Draco, felizmente mojando sus finas rebanadas de pan tostado en las yemas amarillas mantecosas.

 

   —Usted es un niño hasta los veinticinco años, señor, en mis libros —dijo Misty.

 

Una lechuza llamó a la ventana. Draco levantó la vista esperanzado. “Alguien quiere hablar conmigo”, pensó. Pansy, tal vez, o Blaise, o uno de los viejos amigos de su padre.

 

Pero cuando Misty abrió la ventana para dejar entrar a la lechuza, quedó claro que la carta era un Vociferador. Draco y Misty lo miraron consternados.

 

   —Supongo que deberíamos abrirlo —dijo Draco.

 

   —Se abrirá, señor. De prisa.

 

Draco se levantó, dejando la mayor parte de su desayuno sin comer. Era un hechizo Vociferador malditamente bien lanzado. Oyó la voz chillona de la mujer por toda la mansión, diciéndole lo contentos que estaban todos de que Lucius estuviera muerto, y que si Draco tuviera un poco de decencia se suicidaría. Narcissa no fue mencionada.

 

Misty lo encontró en la biblioteca.

 

   —Una bravucona, ¿No? —dijo Draco— Probablemente una autentica fiera en la cama.

 

   —Ese vociferador lo enviaba una mujer muy triste y enojada —dijo Misty— El amo Draco no debe escucharla.

 

   —Difícilmente pude evitarlo —dijo Draco, pasando los dedos por los lomos de sus libros.

 

   —Cerré la Mansión para el correo —dijo Misty— Ya no pueden pasar más.

 

   —Pero, Misty, ¿Cómo me enviarán flores mis admiradores?

 

Misty pareció darse cuenta del daño de la biblioteca por primera vez.

 

   —El Señor Oscuro era un hombre muy malo —dijo.

 

   —¿Es así como lo llamabas? Eso es bastante divertido apuesto a que odiaba eso.

 

   —Nunca le hable, señor.

 

   —Bueno, de todos modos, este no era el Viejo Tom. Esta fue obra de mi querido amigo Greyback. Salazar; se comió algunos de los libros, ¿No? ¡Qué idiota!

 

   —Se puede arreglar, señor —dijo Misty. Draco miró alrededor bruscamente. Ella lo observaba con ojos astutos.

 

   —Yo no dije que no podías —dijo.

 

   —No será lo mismo, pero se puede arreglar.

 

Draco hizo una mueca.

 

   —¿Qué quieres decir con que no puede ser lo mismo? Me gustaría que se viera como antes.

 

Misty negó con la cabeza.

 

   —Nunca será lo mismo. Será diferente. Aun bueno, pero diferente.

 

   —Eso suena a basura —dijo Draco— Quiero que todo vuelva a ser como antes, al menos… —empezó a decir, pero el dolor surgió, como sabía que sucedería. Terminó ahogándose con las lágrimas. Se habían ido. Ambos. Simplemente, se fueron.

 

Una hora humillante después, liberó a Misty de una especie de abrazo de hombre ahogado, y ambos fingieron que no había pasado nada vergonzoso.

 

   —Acepto tu punto sobre la biblioteca —le dijo, después del almuerzo— Así que he decidido que haremos la biblioteca con nuevos colores para una nueva era. Verde y plata.

 

Misty frunció los labios.

 

   —Oh, ¿Y ahora qué?

 

   —Rojo —dijo ella— Verde y rojo.

 

   —No es una biblioteca de Navidad, Misty —Draco hizo una pausa— ¿Es eso real? Suena bastante bien.

 

   —Si el Amo está confiando en mi gusto… —dijo Misty, delicadamente. Draco suspiró.

 

   —Te haré saber que en la escuela me consideraban de muy buen gusto.

 

   —Si perdona mi insolencia, señor, es por las compras de su madre.

 

Draco frunció el ceño.

 

   —Y ayudaste a mamá a hacer todas las compras, supongo.

 

Misty parecía engreída.

 

   —He comprado toda la ropa que alguna vez ha usado, Amo Draco.

 

   —Bueno, eso me hace sentir incómodo. ¿Incluso mis calzoncillos?

 

Misty asintió.

 

   —Nunca volvamos a hablar de esto —dijo Draco.

 

Misty asintió y Draco accedió a pintar la biblioteca con estúpidos colores navideños.

 

Por tres días después, mientras daban los últimos toques a la biblioteca renovada, tuvo que admitir que ella tenía razón. Habían vuelto a teñir la madera con un color rojo cereza intenso. Los sofás tapizados de habían transfigurado en cuero verde oscuro y habían combinado su magia para tejer una alfombra persa de color rojo oscuro. Con las lámparas recién pulidas y las cortinas de seda verde, la habitación era lujosamente acogedora.

 

   —Se ve… bien —concedió Draco.

 

   —Usted elegirá los colores para la habitación de al lado, señor —dijo Misty. Pero cuando eligió los colores de la cocina (verde y azul), pronto descubrió que ella a) Lo ignoraba por completo y b) Tenía razón al hacerlo. La cocina de color azul pálido y amarillo, cuando estuvo terminada, resultó relajante y alegre.

 

   —Vamos a necesitar más dinero, señor —dijo Misty. Habían pasado dos semanas. Más tarde, Draco recordaría esas dos semanas en extraños parpadeos: jadeando en el suelo de la sala de desayunos porque había captado un olor repentino del perfume de su madre. Tirar todos los vasos de cristal porque, no era malditamente justo y luego reparar minuciosamente cada uno, porque sus padres habían bebido de ellos. Al darse cuenta de que lavar la ropa hacía que Misty extrañara a su madre por la razón que fuera, y tranquilamente asumió la tarea él mismo, solo para teñir todos los paños de cocina de Misty de rosa por accidente.

 

   —Tendremos que contactar a Jaggers —dijo Draco— Él organiza todo tipo de cosas.

 

   —¿Irá mañana?

 

   —¿No vienes conmigo?

 

Misty lo miró fijamente,

 

   —Oh, vamos, Misty. ¡Soy un pobre niño huérfano! ¡Podría perderme! ¡Me pueden secuestrar! Tienes que venir conmigo.

 

   —Si siempre se llama a sí mismo un pobre niño huérfano, no siempre funcionara, señor.

 

   —Creo que tengo otros seis meses por lo menos hasta que puedas decirme que lo supere. Por ahora estoy afligido y lamentable y todos deberían hacer lo que digo.

 

Misty se rio.

 

   —Iré, entonces, señor.

 

   —Solo tendremos que conseguirte ropa —dijo Draco.

 

Misty se congeló.

 

   —Oh, querida, no puedes pensar que te estoy echando. ¿Cómo sobreviviría? Soy inútil. Pero estoy tratando de hacer que la gente crea que he renunciado al Mal, ¿Sabes? La esclavitud de los elfos domésticos actualmente está clasificada como malvada.

 

   —No me está gustando, señor.

 

   —Creo que te conseguiremos un sombrero. Te verás como una muñeca.

 

De hecho, se veía como una muñeca muy fea con la ropa que Draco le encontró. Posiblemente porque era, de hecho, ropas viejas y feas de muñecas.

 

   —Esto no es hermoso —dijo.

 

   —No en el… sentido tradicional, no —admitió Draco.

 

   —Si me da otro día, tendré tiempo para hacer algo mejor.

 

   —Bien por mí. ¿Podemos quemar lo que llevas puesto ahora? Me preocupa que los volantes cobren vida en la noche.

 

Así que Misty pasó dos días cosiendo y, cuando fueron a Jaggers, había creado posiblemente el conjunto más moderno que Draco había visto en su vida. Él aplaudió cuando ella bajó las escaleras.

 

   —Aunque ahora me veo como un idiota —dijo Draco, señalando su sencilla túnica negra de luto— Es realmente muy egoísta de tu parte.

 


 

Draco tenía recuerdos positivos de visitar Jaggers. Recordó haber acompañado a su padre al imponente edificio de mármol y pavonearse mientras varios empleados lo adulaban. Se sentía como un príncipe cuando acompañaba a su padre en los negocios.

 

Los empleados los ignoraron por completo a él y a Misty. Después de cinco minutos de estar parado con impaciencia frente a un mostrador, Draco golpeó con fuerza el nudillo en el mostrador.

 

El empleado levantó la vista.

 

   —¿Puedo ayudarle? —dijo sin entusiasmo.

 

   —Tengo una cita con Jaggers.

 

   —Si toma asiento, le notificaré cuando el señor Jaggers esté disponible —dijo el empleado.

 

   —Pero… yo… escuche, ¿Sabe quién soy?

 

El empleado se burló de él.

 

   —Sí —dijo— Lo sé.

 

“Cuando sea rey”, pensó Draco, “Te encerraré en una habitación con diez niños pequeños aprendiendo a tocar la flauta”.

 

Jaggers no levantó la vista de una carta que estaba escribiendo cuando Draco finalmente pudo verlo, media hora después.

 

   —Siéntate —dijo.

 

   —Tu secretario fue grosero conmigo —dijo Draco, indicándole a Misty que se sentara en la silla a su lado. Parecía fríamente digna.

 

Joggers dejó la pluma, se quitó las gafas y empezó a frotarse los ojos.

 

   —Señor Malfoy, puedo ver que no entiendes tu posición aquí. Has pasado de ser el cliente más importante de mi firma, al menos. De hecho, su cuenta está por debajo de la cantidad mínima que exigimos a los nuevos clientes.

 

Draco lo miró fijamente.

 

   —¿Qué quieres decir?

 

   —Quiero decir, señor Malfoy, que no tiene dinero. Tienes suficiente para vivir durante, oh, un año, si eres espartano —le lanzó a Misty una mirada de desaprobación— Es decir, suponiendo que el techo de la mansión no necesite arreglos.

 

   —Lo hace —dijo Misty.

 

   —Bueno, eso será la totalidad de su cuenta, en ese caso. Te ayudaré en la venta de la mansión…

 

   —No voy a vender la mansión —dijo Draco indignado.

 

   —No tienes el dinero para quedártela —dijo Joggers.

 

   —Entonces simplemente… conseguiré un trabajo —dijo Draco.

 

   —Ni siquiera te has graduado de Hogwarts. Perdóneme por ser franco, señor Malfoy, pero con su… pasado accidentado y su educación incompleta, sería afortunado si consiguiera un trabajo como conserje nocturno.

 

   —Tengo el dinero de un año. Iré a Hogwarts y conseguiré un trabajo después.

 

   —Tu techo se derrumbará —dijo Jaggers, quien era, en opinión de Draco, un verdadero imbécil.

 

   —¿Qué tan difícil puede ser arreglar un maldito techo? —dijo Draco, saltando de su silla— ¡Lo hare yo mismo! Escúchame. Me darás la totalidad de mi fortuna —Jaggers se burló, con picardía, de la palabra fortuna— Y dentro de diez años, cuando vuelva a ser rico, te arrepentirás amargamente de haberme dado la espalda cuando te necesitaba más.

 

   —Esa sería una amenaza aterradora, si hubiera alguna posibilidad de que se hiciera realidad —dijo Jaggers— Buenos días, Señor Malfoy. Enviaré los restos de su oro a la mansión. Si alguna vez busca un trabajo como conserje nocturno, considerare su solicitud, aunque —sonrió— tendría que demostrarme que está realmente agradecido por la oportunidad.

 

Misty lo Apareció fuera de la oficina antes de que Draco pudiera hechizarlo.

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...CONTINUARÁ...

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