Gold rush

Harry Potter - J. K. Rowling
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Gold rush
Summary
¿Quien carajos es James Potter?Regulus lo sabe. Oh lo sabe muy bien. No solo porque últimamente ha escuchado su nombre en cada maldita radio de la ciudad, si no porque, puede y quizás que James sea justamente amigo del hermano que estaba planeando olvidar.Como si fuera poco, James ahora es también su nuevo compañero de Banda-Por obligación-, y aun que su odio hacia él ya es bastante, imagínese como este incrementa cuando James ahora no solo está en las radios si no que en el único lugar donde parecía poder ser libre.Regulus sabe quien es James Potter, y también sabe que va a odiar cada maldito día que pase junto a él.Una canción. Solo una canción.
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Chapter 1

—Es una broma, ¿verdad?—dijo Regulus levantándose y casi tirando la silla de la oficina de Narcissa.

 

Miro a sus otros compañeros, ninguno parecía tan descontenta como ella. Miró a Barty. Barty siempre lo apoyaba.

 

—Barty…

 

—Pues no es una mala idea, a Potter le está yendo bien, en cambio a nosotros…—Dejo la frase en el aire.

 

No es les estaba yendo mal, su último—y de hecho el primero—álbum había estado en el top uno de los más vendidos durante semanas, y aun que bueno, su último single no había tenido el impacto que habían esperado, no era malo, siempre pasa, estaban recién empezando, era normal.

 

Regulus miró de nuevo a sus compañeros, ninguno parecía mirarla. Evan se rascaba la nuca y hacia vista gorda, Dorcas se veía las uñas y Pandora ni siquiera parecía estar escuchando, miraba el techo en su mundo. Miro de nuevo a Narcissa, quien era el único que parecía sostenerla la mirada.

 

—No está a discusión, Reg, esa colaboración los va a ayudar—dijo, Regulus gruño y salió de la sala unos minutos.

 

Adoraba a Narcissa—Aunque jamás lo admitiría en voz alta—era su prima, y probablemente el único miembro de ella que le agradaba. Cissy siempre había trabajado en la industria musical y siempre lo había impulsado. Regulus habría ido hacia ella desde el principio si hubiera tendido el valor, pero no. Regulus había pasado dos años solo antes de que Cissy lo encontrara de nuevo y se lo ayudará a lanzarse al estrellato.

  

—¿Ya lo pensaste?—dijo la voz de Barty.

 

—No tengo que pensar. Es una idea terrible.

 

—Ya…—asintió—los chicos quieren escuchar su último álbum, ¿lo conocías?

 

Regulus no iba a mentir, conocía a James Potter. Pero no por sus canciones.

 

Era casi estúpido e irónico lo pequeño que era el mundo en realidad. James Potter había sido su peor pesadilla cuando tenía quince años y ahora era su peor pesadilla cuando tenía veinticinco. Básicamente el maldito lo perseguiría por toda la vida.

 

James era amigo de su desastroso hermano, Sirius, cuando iban en el colegio. Era de Sirius—en las palabras de él mismo—“el hermano que siempre había querido”. Y oh Regulus lo odiaba. Realmente lo odiaba por eso. Quizá no era culpa de James que su familia fuera una jodida mierda con Sirius y él, y que a causa de esto su relación no fuera la mejor. Pero sin duda era su culpa que Sirius se hubiera ido. Sabía con todo su ser que James había sido quien lo había convencido. No importaba que tan horrible hubiera sido Walburga ese día, todo era culpa de James.

 

Y para colmo su nombre y voz no dejaba de sonar en cada estación de radio. ¡Y peor aun! El maldito era buenísimo. Regulus no podía entender como alguien así podía tener una voz tan…melodiosa y fantástica. No podía entender porque cada vez que Regulus escuchan su voz sentía paz y tranquilidad y conformidad y…oh bueno,  en ese sentido, Regulus ya sabía porque Sirius se había ido en primer lugar. Si James cantaba así, no podía pensar como era todo él.

 

Por eso también sabía que era una mala idea. James Potter era todo lo contrario a ellos. Era un sol, un maldito arcoíris. Sus canciones eran bastante profundas—Regulus dudaba que las hubiera escrito él—, la mayoría eran bastante románticas, en realidad. No era que Regulus las hubiera escuchado demasiado. Quizá tenía su álbum por ahí, antes de saber que era de él y quizá lo escuchaba de vez en cuando en su cuarto con una copa de vino. Quizá aveces bailaba sobre la mesa de café. Quizá así fue como su sofá se manchó con vino tinto y tuvo que contratar un servicio para limpiarlo. Solo quizá Regulus era un malito fan mas de James Potter. Y por eso sabía que era una mala idea.

 

—No va con nuestra vibra.

 

—¿Nuestra vibra deprimente?—Barty encaro una ceja.—Si puede que sea cierto.

 

—Tiene una canción que literalmente se llama “In your eyes” y habla sobre el brillo en los ojos de una chica—dijo Regulus olvidándose por completo de que en realidad el no tenía ni idea de quién era James Potter. Aun que Barty no pareció no notarlo.

 

—No dice nunca sus pronombres. Puede ser un chico.

 

Regulus resoplo. Lo dudaba. Hasta donde sabía, James Potter estaba perdidamente enamorado de Lily Evans, probablemente para ella iba la canción. Probablemente estaban casados ya. Regulus lo sabia. Lo sabía porque había pasado tres años de su completa adolescencia deseando saber que era lo que tanto veía James. Deseando algún día poder entenderlo. Deseando algún día quizá tener los ojos, el cabello o cualquier cosa que Lily tuviera. Solo quizá para poder experimentar una vez lo que era que James lo mirara como miraba a Lily Evans.

 

—Como sea.

 

—No decías que querías algo nuevo y fresco.

 

—Nuevo y fresco como una combinación de no lo se, un contrabajo.—Se encogió de hombros. Barty rompió el carcajadas.

 

—Un contrabajo no es “nuevo y fresco”, Reggie—dijo entre risas.

 

—James Potter tampoco.

 

—Salvo que lo es, Reggie. Entremos y veamos—Propuso Barty. Regulus suspiró y lo siguió adentro.

 

Cuando ambos entraron. La introducción de “Mirroball” estaba sonando. Regulus amaba esa canción por sobremanera. Era probablemente su canción favorita de James y la más profunda. Hablaba sobre el no ser suficiente para los demás y tratar de adaptarse al resto. Regulus tenía la teoría de que no la había escrito él. James no parecía ser alguien que supiera sobre ese tipo de cosas.

 

Se sentó con los brazos cruzados mientras escuchaban la canción. Regulus trato de no parecer que la estaba disfrutando o que se la sabia.

 

Miró a sus compañeros de Banda. En primer lugar estaba Evan. Al igual que a Barty lo conocía de la escuela, de hecho, de él había sido la idea de crear la banda en primer lugar. Todavía la batería y en sus palabras, no tenía mucho que hacer fuera del grupo. “No existen los bateristas solistas. Nadie nunca en alguna fiesta me va a preguntar ¡eh Evan! Tócame el redoble de «Paradise City»“

 

Después estaba Dorcas, tocaba el teclado. Regulus también la conocía de la escuela, pero no habían sido amigos. Era un año mayor, y compartía varias clases con su hermano. Además, Docas tenía una vibra intimidante, que a Regulus lo hacía querer pensar dos veces antes de acercarse a ella. Sus caminos se cruzaron un par de años más tarde. Después de que Regulus escapara de casa y tuviera que trabajar en una cafetería para poder pagar su piso. Dorcas se había presentado en un micrófono con piano abierto. Lo primero que pensó Regulus fue que debía estar en la banda. Le había costado que aceptara pero lo había logrado al final.

 

Barty era probablemente el mas espontáneo de todos. Había sido su primer amigo en realidad. Sus padres se conocían y ambos compartían esa dinámica de “odio a mis padres, necesito huir”. El padre de Barty no era tan hostil como los suyos, pero nunca estaba en casa y quería obligarlo a estudiar finanzas y trabajar en un banco. Quizá lo único bueno de todo eso era que lo había obligado a tocar el contrabajo, por lo cual aprender a tocar el bajo luego no fue tan difícil. Cuando ambos cumplieron la mayoría de edad prácticamente salieron corriendo de la casa. Evan los acompañó.

 

Pandora era la última que se había unido y llegó prácticamente de la nada. Digamos que el antiguo guitarrista que tenían los había abandonado. Tuvieron que pegar carteles por toda la ciudad para poder conseguir a alguien nuevo que pudiera aprenderse doce canciones en una semana para poder tocar en un festival independiente. Pandora había llegado un día cualquiera y si tenía que ser honesto, al principio iba a rechazarla. Pandora daba una vibra bastante extraña. Era extravagante y no parecía ser alguien que congeniara con ellos, y sin embargo bastó con un par de notas y un solo que pidió Barty, para que estuviera adentro.

 

Los cinco formaban lo que hasta el momento se llamaban The Snakes. No era el nombre original, no realmente. Pero ese había sido un acuerdo mutuo. A Evan le gustaba porque él tenía una serpiente de mascota. Los cinco eran como su familia, los conocía a cada uno de ellos y los a amaba a cada uno de ellos—aun que jamás se los diría—. James potter no era parte de eso, y no lo sería nunca.

 

Regulus miro de nuevo a Narcissa. Ella lo miraba expectante, como si esperara que con escucharla cambiara de opinión.

 

—Sigo pensando lo mismo—dijo Regulus.

 

—Es solo unos canción, Reg—dijo Dorcas —y tienes que admitir que es excelente, es lo que queríamos.

 

—¿lo que queríamos? ¿A que te refieres con eso? Potter no es como nosotros.

 

—Por eso mismo es una buena idea—añadió Barty—dijiste que querías experimentar con este nuevo álbum, él es perfecto para eso, es totalmente distinto a lo que venimos haciendo, y Dorcas tiene razón, es una canción. Ni siquiera tiene que escribirla, será The Stakes con la voz de James potter…y bueno, la tuya.

 

—¿Ya vez? No es para tanto—dijo Dorcas—¿o que? ¿Temes que te quite el estrellato por cantar un par de versos contigo?

 

Reg gruño, eso era lo que menos le molestaba.

 

—Por supuesto que no—miro a Narcissa— ¿Qué es lo que dice él?

 

—Él está feliz—dijo Alice de repente, era la asistente de Narcissa.—acepta que es una buena oportunidad. Vendrá el miércoles para conocerlos, claro, si aceptan.

 

—Pues…—empezó a decir Reg.

 

—Yo voto que si—la interrumpió Barty—¿los demás?

 

Los demás estuvieron de acuerdo y levantaron su mano, incluso Pandora.

 

—¿Regulus?—preguntó Narcissa.

 

Regulus respiro unos segundos y luego rodó los ojos. No había mucho más que decir, al final de todo, eran una Banda, un grupo, él no tomaba las decisiones, no sin antes consultarlo y en este caso, todo mundo menos él querían y no podía negarse.

 

—Pero que conste que no se hará a su modo—dijo Regulus—somos The Snakes.

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