Nightmare
Fandom: Harry Potter
Algo que ninguno de los alumnos había terminado de comprender era el hecho de que la puerta a la oficina de la señora Pomfrey, tenía unos arañazos en la parte de abajo.
Si alguno hubiera tenido la curiosidad suficiente como para indagar, sabría que por las noches, un gato atigrado arañaba con sus filosas garras aquella puerta hasta que Poppy salía.
- Kitty... - Poppy levantó en brazos al pesado gato, que se acurrucó contra ella, temblando.
Dejó al gato sobre su cama y enseguida fue reemplazado por Minerva McGonagall, envuelta en su chalina de tartán rojo.
- No me llames así - pidió.
Poppy se giró hacia ella y la abrazó, acariciando su cabello.
- No puedes seguir haciéndote eso. Lo sabes - dijo la rubia, alejándose un poco para mirarla fijamente a los ojos.
- Esto es como una pesadilla, Pops.
- Pues necesitas despertar.
- No puedo - Minerva suspira y recarga la cabeza sobre el pecho de Poppy, quien está de pie frente a ella y le devuelve el abrazo.
- Lo peor terminó, Voldemort ya no existe, los niños están bien. Tienes que dejar de vivir atada a esa duda.
- Severus no está, ¿Cómo quieres que esté en paz?
- Severus seguro está bien, es fuerte.
- No puedes saberlo.
- De acuerdo, tal vez esté muerto entonces.
- Preferiría vivir sabiendo que lo está a pasar por esto. Escuchaste a Harry, el chico lo vió caer en el piso...
- Pero luego no encontramos el cuerpo jamás - Poppy suspiró - Lo sé. He oído la misma historia por un año completo. Tu mejor que nadie sabes lo bien que se le da desaparecer a esos Prince.
- Encontramos a Eileen, ¿Qué tan difícil es encontrar a su hijo también?
Poppy no contestó nada más, sabía en el fondo que lo único que Minerva necesitaba era ser consolada una vez más. Odiaba verla llorar, pocas cosas rompían su corazón más que eso.
Estiró la manta de tartán, y esperó a que Minerva se metiera bajo las cobijas para seguirla y poder al fin apagar las velas.
- ¿Tú crees que él también piensa en nosotras?
- Más le vale - susurró Poppy, dándole un último beso antes de que Minerva se convirtiera de nuevo en gato y se acurrucara con ella.
Poppy la acarició hasta que se durmió y luego se pellizcó, deseando tanto como Minerva, despertar de esa horrible pesadilla que ahora era una realidad.