Ritual circle
Fandom: Downton Abbey
Mary nunca había sabido cómo reaccionar ante la muerte. Se sentía hipócrita diciendo "lo siento" a los familiares cuando realmente no sentía nada, solo deseos de salir corriendo de aquella espantosa situación.
George lloraba con fuerza en alguna habitación lejana, ella podía oírlo. El bebé suplicaba por ella desde hacía casi seis meses pero ella seguía sin moverse de la misma nube gris que la invadía.
Cuando vió a Isobel llorar la muerte de su hijo, sintió compasión, sintió una gota de dolor. Pero eso fue todo. Se sentía congelada, incapaz de sentir dolor y tristeza pero al mismo tiempo incapaz de volver a ser feliz. No sin Matthew.
Él se había ido y ahora ella estaba ahí sola, sintiéndose a la mitad, esperando poder sentir algo, esperando lograr arrancarse esa pena.
Tocó la campana para llamar a Anna, quien subió en seguida. Al menos le quedaba alguien con quién hablar.
- ¿Mi Lady? - Anna entró, luciendo una sonrisa.
- Tengo una lista de cosas que necesito que compres - Mary rebuscó bajo sus sábanas y sacó un papel con anotaciones - Las necesito para antes del viernes, por favor.
Anna tomó la lista y la leyó.
- ¿Para qué quiere esa cantidad de velas, mi lady?
Pero Mary no contestó, se quedó mirando a la nada a través de la ventana de su habitación. Nisiquiera había oído la pregunta.
El resto de la semana se hizo eterno para Mary, que permaneció en su habitación leyendo un libro de empastado rojo. Volteaba las páginas con delicadeza, cuidadosa de que las hojas del viejo libro no se desmoronaran entre sus manos.
En cuanto Anna volvió con los encargos en cuanto llegó el viernes, Mary cerró la puerta detrás de ella.
- ¿Mi lady?
- Sé que he pedido mucho de ti - Mary comenzó a hablar y sujetó una mano de Anna entre las suyas con una mirada suplicante - Pero necesito tu ayuda.
- Lo que sea...
- Encontré un libro. Estaba en nuestra biblioteca, sobre uno de los estantes. Seguro Carson quería que yo lo encontrara.
- ¿Un libro, mi lady?
Mary sacó de debajo de su almohada el libro de pasta roja y buscó la página correcta. Se la mostró a Anna: era un libro de brujería, en esa misma página estaba descrito un ritual.
- Estoy segura de que esto puede traer a Matthew de vuelta.
- Eso parece más un círculo de invocación, mi lady.
- Llámalo como quieras, Anna. Se necesitan dos personas, haremos el círculo aquí mismo y...
- ¿Está segura de que es una buena idea?
Anna no estaba convencida de que Lady Mary estuviera pensando correctamente. Parecía ansiosa, casi poseída. Peor, estaba obsesionada.
Mary comenzó a sacar los objetos de las bolsas, las hierbas de olor, la lavanda, las velas y las tizas. No esperó la autorización de Anna, simplemente empezó marcando el gran círculo de tiza en medio de la habitación.
- Por favor, Anna, ayúdame.
Anna suspiró, meditando si debía ayudar o salir corriendo en busca de ayuda. Se decidió por arrodillarse también y trazar los círculos junto con Mary.
Juntas encendieron las velas y acomodaron el resto de las hierbas.
- ¡Mary! - el grito de Edith en la puerta las hizo parar.
- ¿Qué quieres? - gritó Mary.
- ¿Estás bien? Huele espantoso aquí.
- ¡Seguro es tu falta se higiene! ¡Toma un baño!
Edith resopló fuera de la puerta y se oyeron sus pasos alejándose. Fue entonces que Mary aprovechó la distracción de Anna para hacerse una cortada en la palma de la mano, dejando caer su sangre dentro del círculo.
- ¡Mi lady!
- Shh, Anna, intento pensar.
Mary se paseó por el círculo, siguiendo su forma con sus pies descalzos, repitiendo oraciones en latín que Anna no lograba comprender.
Un viento helado apagó todas las velas y Anna retrocedió un par de pasos, con la ayuda de la luz de Luna que se colaba por la ventana, lograba distinguir la mirada fija de Mary dentro del círculo.
- ¡Matthew! - gritó Mary de repente.
Avanzó dos pasos gigantes, casi entrando en el círculo de tiza, estirando un brazo tratando de tocar algo que no estaba ahí. Anna reaccionó y tiró de ella hacia atrás, haciendo a ambas caer.
- ¡Matthew! ¡No, no te lo lleves! - Mary gritaba como desquiciada, sin quitar la mirada de un punto fijo.
Trató de gatear hasta el círculo, pero Anna la abrazó con fuerza sin dejarla ir.
- ¡Matthew! ¡Matthew, no! ¡No puedes dejarnos! - los gritos se hacían cada vez más desgarradores, mientras Mary intentaba safarse del agarre de Anna. - ¡No te lo lleves, es MÍO! ¡Maldito bastardo, es mío!
Mary peleaba y se sacudía, intentando llegar hasta el centro del círculo. Mientras Anna la abrazaba con fuerza.
- ¡NO! ¡NO!
De pronto, Mary dejó de gritar y llorar. Dejó de pelear y solo acercó una mano hasta la circunferencia, la dejó extendida ahí, como si algo no la dejara pasar, como un muro invisible.
Ella sonrió y sintió como estaba completa de nuevo.
- Yo también te amo - susurró a la nada, antes de caer desmayada en los brazos de Anna, que no la había soltado nunca.
Nadie en la casa volvió a tocar el tema nunca más, parecía más como una leyenda oscura, una pesadilla inconclusa, un momento de desesperación. Sin embargo, Mary y aquella sombra negra que la seguía, sabían que nada de eso había sido una mentira.