
2
-Draco- Theodore es el primero que me saluda, si es que hacer cuenta de mi presencia cuenta como saludo. Claro que no hay mucha emoción en sus palabras, pero no esperaba nada más. Theodore Nott solo se emocionaría si ve a su padre, y este se encuentra en prisión, así que eso no pasará en ningún momento cercano. -Theo-
-Hola, Blaize- Mi sonrisa se vuelve más genuina, a pesar de ser hijo de la viuda negra Blaize no tiene nada de negro excepto su propia piel. Mi padre me deja juntarme con él porque su madre con el tiempo se ha hecho de bastante fama y riquezas en el mundo mágico para mi propia suerte, ya que es algo extraño para una mujer y además una no nativa inglesa. Veo que el asiento frente a los dos está libre, por lo que no dudo en sentarme y apoyar mi maleta a un lado. Todavía faltan varios minutos para que el tren parta, así que no me sorprendería que llegara más gente.
La conversación que llevo con ellos es lo que se le puede llamar casual, supongo que todos tienen este tipo de conversaciones con sus amigos, ninguno de nosotros está incómodo entre sí, creo, pero tampoco podemos contar cosas personales sin dudar dos veces antes de hablar, las familias de todos son lo suficientemente prestigiosas para no andar soltando todo lo qué pasa al interior de nuestros hogares. Desde que tengo memoria sé que estas llamadas amistades son básicamente acuerdos políticos y de poder. No me molesta que sea así. En todas las ocasiones donde nos juntamos suele suceder así, mejor dicho, las ocasiones donde nuestros padres se reúnen e invitan a los hijos de los otros por cortesía, cortesía que ninguna casa duda en aceptar. Mientras antes entablemos vínculos, antes podremos empezar conversar sobre futuros tratados para cuando nos toque ocupar el lugar de nuestros padres, en la facción oscura del Wizengamot. Es simplemente así como son las cosas, algunos podrían pensar que es triste o muy falso vivir dictado por el beneficio social, económico y político que tus relaciones sociales pueden traerte o quitarte, pero al fin y al cabo incluso los que creen eso terminan siendo afectados por estos paramentos dependiendo de su círculo social, solamente nosotros somos conscientes de eso.
-¡Draco!- Oigo mi nombre ser gritado de manera entusiasta, sé inmediatamente quien es -Hola Pansy, Millicent- Pansy Parkinson. Mis padres siempre me han exigido llevarme muy bien con ella y realmente lo he intentado, pero desde que tengo memoria que es insoportable y no parece querer cambiar esa actitud pronto o quizá nunca. Veo a la chica parada a su lado. Millicent Bullstrose es mucho más agradable que Pansy aunque eso no es muy difícil para ser honesto. De todas formas no suelo hablarle mucho, a mis padres tampoco parece importarles que no lo haga, así que está bien.
-Malfoy, Nott, Zabini- A pesar de usar nuestros apellidos, su voz es cercana, no parece estar molesta, aparte de una leve mirada de desagrado a Parkinson, Pansy nunca cumple con las normas de cortesía, unas que a Millicent le enseñaron con el mismo esmero que a todos nosotros.
Las dos chicas se sentaron en el mismo asiento donde yo estaba, claramente Pansy decidió sentarse a mi lado, no era una sorpresa.
Seguimos con la conversación anterior, pero con el agregado de las dos chicas, al poco tiempo de estar hablando el tren partió. Podía ver toda mi vida salir despedida junto con la estación de tren. Antes de que me quisiera dar cuenta ya se había formado una sonrisa en mi rostro, y esta era completamente sincera.
No soy alguien a quien le gusten los cambios, suelo odiar que las cosas cambien, pero por primera vez en mucho tiempo me siento alegre de uno. Será interesante conocer personas que no sean las cuales mi padre me haya presentado. Quizá podría entablar relaciones de amistad diferentes, claro que me tengo que fijar con cuidado en su apellido, papá me ha informado sobre todo acerca de apellidos los cuales no debo entablar amistad. También es obvio que si desconozco que tan prestigiosa es la familia de a quien me dirijo, haré una serie de preguntas que ya tengo preparadas.
Otro cambio es que estaré lejos de mis padres, extrañaré a mi mamá, pero estoy más que bien teniendo un largo descanso de mi padre. Aunque sin ni una sola duda, el cambio más importante es que, de ahora en adelante, no he de soportar ningún toque de mi padre, ni siquiera al volver por vacaciones. Él mismo lo dijo, nunca más, nunca más...
-¡Draco!- esa voz chillona de nuevo alertando mi nombre -¿Qué pasa, Pansy?- respondo claramente molesto, es decir, ¡me gritó prácticamente en el oído! -¡No estás escuchándome!- No, no lo estaba haciendo. Tampoco es como si realmente estuviera diciendo algo interesante, nunca lo hace -Lo siento, estaba pensando en otras cosas- Asintió y volvió a parlotear como antes mientras yo volvía a ignorarla. Mire a las otras personas del vagón intentando que alguien me salve, pero todos me miran, niegan, se ríen y vuelven a sus pequeñas charlas mientras yo estoy atrapado entre las palabras de Pansy o simplemente por Pansy misma sin poder escapar en absoluto a ni una sola parte de ella, no estoy completamente seguro del porqué, algo político seguramente, mi papá me ha dejado muy claro que nunca tenga problemas con Parkinson.
-Dos ranas de chocolate por favor- La voz de Blaize me sacó de mi ensoñación, no sé cuánto tiempo ha pasado del viaje, pero ya llegó la señora del carrito por lo que supongo que al menos un par de horas. A pesar de que casi todos los del vagón compraron algo, yo no lo hice, tal vez le pida a alguno de los que compraron ranas que me diera alguna de las tarjetas. Aunque la tuviera repetida estaría bien, no me molesta coleccionarlas de a varias.
Rápidamente, me vuelvo a aburrir, no tengo nada que hacer y empiezo a pensar en el chico de la tienda de Madame Malkin, debería de encontrarse en el tren.
-Estoy aburrido- Declaro y nada más pararme Crabbe y Goyle se paran seguidamente a mí -Voy a darme una vuelta por el tren- Esos dos se ponen en marcha junto a mí. Pansy decide que ella también quiere ir y se pone de pie. Qué dolor de cabeza -¿Qué haces?- Sé que mi tono de voz muestra mi claro desagrado, pero nunca nadie se queja de este así que no me molestaré en regular eso -Yo también voy-
-No- Crabbe sigue mis palabras diciéndole a Pansy que se vuelva a sentar y Goyle concuerda con él. Los tres mantienen una discusión estúpida que no me interesa escuchar. Empiezo a caminar, pero no es mucho hasta que noto que Crabbe y Goyle frenaron su discusión sin sentido para finalmente seguirme, supongo que haga lo que haga irán conmigo, en cualquier caso prefiero que vengan ellos a que venga Parkinson, no son muy brillantes pero más soportables que ella por supuesto, aunque eso no es muy difícil. De todas formas no está tan mal.
Tengo un objetivo claro, encontrar al chico de ojos esmeralda que vi en el callejón Diagon, tal vez tenga más ganas de hablar conmigo ahora.
A los pocos minutos de caminar salimos de la zona Slytherin. Antes iban más o menos un metro atrás, sin embargo, después de salir del área segura se acercan más a mí, sé que están preparados en caso de ver dos pelirrojas cabezas idénticas. Aunque no hayamos estado en Hogwarts antes, a todos se nos avisa de tener precaución con los gemelos Weasley, ellos parecen sentir placer al hacerle bromas "inocentes" a los Slytherin, sobre todo si son de primer año. Pobres tenían que ser.
-¿Vieron un sapo? Neville perdió el suyo- Malos modales, pelo desordenado, dientes anormalmente largos y un libro en la mano. Esta chica claramente no tendría por qué estar dirigiéndome la palabra.
La miré fijamente, no podía ignorarla completamente -¿Cómo te llamas?- Sobre todo no podía ser maleducado si era hija de una de las personas con las que mi padre hacía negocios. -Hermione Granger- Paso de largo, nadie importante y peor, como el apellido no me sonaba, probablemente fuera una sangre sucia.
Crabbe y Goyle seguían detrás de mí mientras recorría el tren en busca del chico con gafas, ese chico que había conocido en el callejón Diagon. Mientras caminábamos escuchaba murmullos por doquier -¿Es verdad? ¿Es Harry Potter?- Potter -Sí, sí, es verdad, lo vi con mis propios ojos, primer vagón junto a un chico pelirrojo- ¿¡Es verdad que su cicatriz brilla!?-
¡¿Harry Potter estaba en el tren?! No pensé que fuera así de bueno este día, ¿primero alejarme de mi padre y ahora conocer a Harry Potter? ¡Estoy en el paraíso! Mi caminata se aceleró considerablemente, ambos Crabbe y Goyle ahora teniendo problemas para seguirme el paso. Mis ojos buscan apresuradamente una cabellera pelirroja, lo mismo que hace muy poco había estado intentando evitar.
Voy abriendo de puerta en puerta todos los vagones de primer año en busca de una cabeza de zanahoria y una cicatriz brillante, sin importarme mucho las personas con las que me encuentro, de todas maneras no sería nadie importante, sobre todo no más que Harry Potter. Tras abrir varias puertas, casi llegando hasta el principio del tren, los encuentro.
Abro la puerta con rapidez casi cayéndome dentro del baúl, inspecciono rápidamente y ahí está, cabello pelirrojo, pero sin señal de Harry Potter, solamente el chico de la tienda de Madame. Al frente suyo está un Weasley probablemente, su ropa se ve sucia, seguro heredado de uno de su absurda cantidad de hermanos y seguramente las ranas de chocolate que está comiendo en este preciso instante fueron invitación del niño. Todos saben que a los Weasley no les alcanza ni para el pan de cada día con tranquilidad. Vuelvo a inspeccionar al otro chico de arriba a abajo. Pelo oscuro probablemente azabache bastante largo y desordenado, no sería algo que le agradaría a mis padres. Piel pálida, tal vez demasiado, se pueden ver sus ojeras con facilidad. Y por último esos ojos verde esmeralda bastante grandes ocultos tras un par de lentes redondos, unos que parecen rotos. Su ropa se ve casi tan desgastada como la de la comadreja y claramente no es de su talla, no parece tener nada interesante o nuevo. Si fuera pelirrojo pasaría por un Wesley sin problemas, aunque esos ojos lo delatan, no tiene los aburridos ojos café sin vida característicos de esa familia. No me decepciona que esté sentado con un Weasley para nada, es decir, fue realmente grosero cuando lo conocí así que no me podría esperar mucho más de él. Tanto con la primera como con esta segunda impresión es de suponer que no es de una familia muy prestigiosa, pero aun así siento mi interés en seguir entablando en conversación con él, crecer. Eso me molesta de algún modo. -¿Qué hacemos aquí, Draco?- dice en un susurro Crabbe, creo que es Crabbe, a veces los confundo. Qué más da, no es importante. -Buscamos a Po- ...Pelo negro, ojos verdes y...probablemente una cicatriz en esa ridículamente grande frente completamente cubierta por su cabello. ¿Será que este chico con claros problemas para relacionarse e insufriblemente desagradable, el chico del callejón Diagon es Harry Potter?
-¿Es verdad?- Me debía una respuesta -Por todo el tren están diciendo que Harry Potter está en este compartimiento- Es una pequeña mentira, es verdad que todos hablaban de Potter, pero yo he buscado el vagón...No como un desesperado por supuesto, solo lo hice fervientemente determinado y Harry no necesitaba enterarse de aquello - Así que eres tú ¿no?- Claro que era él, no creo equivocarme, nunca lo hago -Sí- ¡Qué obsesión tiene este chico por los monosílabos! ¡Me imaginaba que Potter tendría una labia envolvedora o una mínima gracia al hablar! Lo veo mirar con curiosidad a los dos gorilas que están detrás de mí, ¡¿Por qué les presta más atención a ellos que a mí?!, ¿acaso hice algo para que ¡Harry Potter! me odiara? -Oh, este es Crabbe y este Goyle- Me volvió a mirar momentáneamente para luego seguir con su escaneo -Y mi nombre es Malfoy- Espere algún tipo de reacción, después de todo la gente solía aunque fuera mínimo asustarse por mi apellido, pero Harry no reaccionó de ninguna manera, ¿cómo puede quedarse sin reacción ante el apellido sangre pura más poderoso actualmente? ¡Parece como si no supiera nada! -Draco Malfoy-
El pelirrojo se ríe, ¿De qué carajo se ríe? ¿Por qué se reiría? -Te parece que mi nombre es divertido, ¿no? No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son unos pelirrojos inservibles- Es antinatural, que exista gente con ese color de pelo, el tono de la sangre, del dolor. A los pelirrojos les falta alma y dinero de donde agarrarse -Con pecas y con más hijos de los que pueden mantener- Me volteo hacia Harry, tiene que saber que no le conviene andar con gente como esa, sé que mi apellido es más valioso que el del pelo zanahoria frente a mí. -Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte en eso- Le ofrezco mi mano, seguro que Harry será sensato aceptando mi propuesta y escuchando mi consejo de alejarse de ese Weasley. Me mira de arriba para abajo, fija sus ojos en mi mano extendida y luego me mira a los ojos -Creo que puedo darme cuenta solo de cuáles son los indebidos, gracias-
...¿Qué? Siento una sensación desagradable, esa sensación de una caída, de casi caer cuando no fue así. Mi pecho, más que pesado, se siente un leve vacío que me hizo pasar vergüenza, tanta que mi cara quería empezar a enrojecer. Me siento humillado, ese es sin duda el peor sentimiento, lo peor que puede pasar, la humillación. Tocó mi orgullo y con ello mi rabia. Harry Potter, el niño que sobrevivió, del cual he pasado mi vida queriendo saber y saber sobre él, siendo mi historia favorita y de las cosas más me interesan en la vida había rechazado, completamente despachado, mi mano y no solo eso, me había puesto en una posición de inferioridad que realmente era asquerosa. Qué decepción...¡Mierda, que decepción! ¡Me siento ridículo!
Bajo la mano y trato de recomponerme para no perder mis cabales desbordando en lágrimas ni desbordando en gritos furiosos. -Yo tendría cuidado si fuera tú Potter,- finjo sentirme en calma aunque mi sangre hierve por dentro. - A menos que seas un poco más amable vas a ir por el mismo camino que tus padres. Ellos tampoco sabían lo que era bueno para ellos. Tú sigue a gentuza como los Weasley y ese Hagrid, terminarás como ellos- Claro que lo haría, no podía esperar nada más de él, nunca lo haría. Quiero dejar de ver su cara en este mismísimo momento, no puedo verla y no pensar en que uno de mis deseos más grandes fue arruinado y todo por culpa de Harry Potter, la persona de la que se trataba el sueño en primer lugar. Su cicatriz resalta más que nunca y se me hace imposible mirarlo a los ojos.
Veo a Weasley levantarse como si fuera a atacarme y claro Potter lo sigue cual perro faldero. Es ridículo, él lo es. -Repite eso- ¿qué quiere que repita el pelirrojo? No le estaba hablando a él, no gastaría mi aliento en eso y por supuesto que no le dedicaría frases tan largas a una escoria como un Weasley en toda mi vida, no lo merece y ahora descubro que Potter tampoco. -Oh, vas a pelear con nosotros ¿eh?- Como si tuvieran una posibilidad con los dos rinocerontes que son Croyle y Grabbe...Goyle y Grabbe...Crabbe- ¡lo que sea!, comparados con los finos palitos que son ellos es un chiste que quisieran empezar una pelea -Si no se van ahora mismo...- Claro, Potter tiene que ser él que hablara, probablemente Weasley no sabe cómo formular una frase de más de dos palabras. -Pero nosotros no tenemos ganas de irnos, ¿No es cierto, muchachos?- Los dos mastodontes empiezan a asentir dudosos, pero fingiendo valentía, se ve falsa, claro porque su confusión es mayor, no sabían lo que yo quería, aunque yo tampoco lo sabía, pero no era necesario que ninguno lo supiera. Ninguno de los dos traidores a la sangre me quería ahí y mientras no lo hicieran yo me quedaría -Nos hemos comido todo lo que llevamos y ustedes parece que todavía tienen algo- Ahora si empiezan a asentir decididamente, cuando hay comida de por medio ellos tienen toda la seguridad del mundo, casi parecen Weasleys muertos de hambre. Pero bueno, eso puede que sea útil.
Goyle (creo) se acerca cual predador por su comida viva a una rana de chocolate, a lo que Weasley responde con la agresividad de un animal protegiendo lo que ha cazado y, por tanto, su alimento. Me alejo unos pasos, no estoy planeando llegar golpeado a Hogwarts en mi primer día o en ninguno en realidad. Antes de que cualquiera de los dos pudiera tocar su objetivo, ya sea Goyle la rana o el pelirrojo a Goyle una realmente asquerosa rata muerde a Goyle. Él gritó como nunca lo había escuchado, agonizantemente agudo. Eso, mezclado con la presencia de la asquerosa rata, probablemente traída del mugriento chiquero que Weasley hace llamar su casa, hizo que la sensación fuera atosigante, sobre todo por el ruido. Tapo mis oídos con fuerza mientras siento a mi alrededor muchas cosas pasando: Harry y Ron entre hablando y riendo, algunos murmullos de Crabbe, los repetidos gritos y movimiento aterrorizado de Goyle quien se mueve tanto que termina por tirar a la rata por los aires a lo que impacta violentamente con una ventana. Ese ruido es lo que rebalsa mi límite y no soporto ni un solo segundo más en el vagón, empujo la puerta con fuerza y salgo de allí de inmediato. Avanzo rápido por los pasillos, choco con un par de personas y es insoportable, cada contacto que hago me hace querer arrancarme el brazo, espalda e incluso cabeza, no quiero sentirlos, no puedo sentir a nadie sin que el nudo en la garganta se apriete cada vez más y mis pelos se pongan de punta tensando todos mis músculos. Tengo que seguir avanzando, tengo que salir. Veo el cartel de baño a pocos metros y apresuro el paso; sin embargo, cuando camino unos pasos más noto que está el carrito de la señora de los dulces impidiendo el camino, no tengo manera de pasar a menos que entre en un vagón y salga cuando haya pasado. No puedo, no puedo. Cuando quiero notar el carrito ya está al frente mío, sin pensar abro una puerta y me tiro dentro. No me fijo en las personas que están, muy lejos escucho palabras, sin embargo, todo lo que oigo son gritos, más gritos es insoportable, cada pequeño ruido producido por ellos me está matando. Uno apoya su mano en mi hombro y me alejo como si de viruela de dragón se tratara, empujo el hombro hacia atrás e intento salir por la puerta. Me tropiezo con el pie de unos chicos cayendo al piso, intento levantarme lo más rápido posible y en el momento que lo hago escapo de ahí mismo para dirigirme a los baños. Apenas abro la puerta ingreso en el cubículo más lejano a la puerta. Me siento aun tapando mis oídos con fuerza, mi respiración está agitada y mi cara se siente enrojecida, creo que estoy cerca de las lágrimas si es que no he llorado ya. Estoy impotente, todo contacto solo logra angustiarme más, siento cada pequeño sonido y cada parte de la ropa que toca mi piel. Cuando dejo de tapar mis oídos, mis brazos automáticamente se contraen, mis manos tensan la muñeca con fuerza quedándome en una posición extraña, mis ojos están cerrados e intento controlar mi respiración lo mejor que puedo. Esto es estúpido, mi padre odia que me ponga así, yo también lo hago, es estúpido, realmente lo es, ¡tenía una racha muy grande desde que esto no pasaba!, ¡evitaba toda situación que me dejara en esta posición tan ridícula!, ¡justamente después de que Harry Potter acabara siendo una decepción!
¡No puedo tener un día tranquilo! ¡Mierda! ¡Lo odio, lo odio, lo odio! Mientras mis pensamientos siguen divagando empiezo a enterrar mis uñas bien cortadas fuertemente sobre la carne de mis brazos y rasguño desesperado, pataleando, mordiéndome el labio inferior hasta el ardor. No puedo verme a un espejo, pero quizá ahora me veo peor que si simplemente me hubiera tragado una golpiza de esos imbéciles de Potter y Weasley.
Pierdo la noción del tiempo dentro del cubículo, pero poco a poco me voy calmando hasta simplemente quedar agotado en todo sentido luego de todo eso. Doy un suspiro y salgo muy lentamente asegurándome que no haya nadie que pueda verme. Todo claro, no hay nadie. Me acerco a uno de los lavamanos y me veo al espejo, estoy desaliñado aunque mucho mejor de lo que tenía en mente, mis brazos están algo rojos, pero no mucho, se iría rápido gracias a que no tengo las uñas largas en absoluto. Me arreglo lo suficiente antes de salir del baño. No ha pasado nada. Nunca pasa nada.
Abro lentamente la puerta revisando si se encuentra alguna cara conocida a la vista. No veo a nadie, pero aun así salgo con la cabeza baja y paso rápido, no necesito que nadie me vea en este momento, empeoraría todo. Sé que tengo que volver al vagón de Slytherin, ya pasé mucho tiempo fuera y dejé atrás a mis dos grilletes.
Camino y camino, no pienso por donde paso o a quien toco. Solo camino, solo vuelvo, solo sigo. Tras unos minutos de aquello en repetición y sin saber cómo, me encuentro de nuevo en la puerta del vagón que me corresponde, bajo la manilla y entro con confianza.
Crabbe y Goyle ya están ahí, parecen confundidos de verme como si creyeran que apenas desaparezco dejo de existir, están realmente desorientados, de verdad se les olvida cómo funcionar cuando no estoy yo presente o dándoles órdenes. Esos dos tienen graves problemas. Pansy pone una cara de horror lastimoso para abrazarme y empezar a tocarme de inmediato, si bien no es cómodo definitivamente no siento repulsión por su tacto como lo hubiera hecho hace algunos minutos. Ella me acurruca como si fuera un bebé, lo cual odio y pone sus brazos a mi alrededor, se sienten como cadenas.
-Ey Draco, ¿dónde fuiste?- Blaize me saluda con aparente tranquilidad, pero puedo notar un toque de ¿preocupación? O mejor dicho, histeria tras su tranquila fachada. No creo que esté preocupado por mí, más todos somos conscientes que si uno hace algo equivocado todos los otros futuros Slytherin salen mal parados. Por no olvidar que ninguno querría lidiar con la reacción de mi padre ante algún desliz. -Ah...pues, el hedor que emerge de un Weasley realmente es capaz de matar, me bastó un par de minutos cerca de él y empecé a marearme-
-¿Weasley?- su tono demuestra casi asco, obviamente. Crabbe y Goyle se atropellan el uno al otro tratando de explicar lo que había pasado brevemente hasta que Blaize logró seguir una de las dos voces y acabó por entender la situación. Aclaro mi voz. -Así que me dirigí al baño para recomponerme. Además, que tenía una asquerosa rata que mordió a Cr- eh, Goyle- termino de responder la pregunta de Blaize quien abre la boca para contestarme, mas de repente se escucha un chillido agudo que logra alertar a todos y estresarme de sobremanera. Era Pansy, por supuesto. -¡Draquiiiiii!- No me llames así -¡Mi Draquitooo!- Oh mierda, no me llames así -¡Pobrecito! ¿Estás bien? ¿Te duele la cabecita? Mi amorc- - Pansy había saltado a abrazarme y cada vez estaba intentando acercarse más, tanto más que sabía que su objetivo era darme un beso, repulsivo. Le pongo una mano en la cara para que se detenga y de paso deje de usar esos apodos ridículos hacia mí, hago presión contra su cara con mi palma intentando separarnos.
No soy mucho de contacto físico y en especial no de su contacto. Siempre quiere estar pegada a mí, abrazarme y besarme. Lo odio. No quiero que ella me toque ¡Cómo puede no entenderlo! Yo no puedo decírselo, no tengo permitido hacer nada que pueda romper los lazos entre las familias. Pero ella debería de darse cuenta. ¡Por Merlín! Ni siquiera me abrazo seguido con mis propios padres o personas mucho más cercanas de lo que es ella.
Se resiste contra mi mano hasta que no tengo otra opción más que dejarla hacerlo. Se tira encima de mí, lo que me hace caer sentado junto a alguien que no logro divisar bien antes que ya empieza a tocarme por todas partes mientras ríe contenta de haber "ganado". Cada lugar donde planta un beso es un lugar que se tensa, un lugar que deseo arrancar de mi piel. No puedo moverme aunque quisiera, solo puedo dejar que me toquetee, tampoco es que sea algo nuevo. Al menos esta vez no es mi padre quien lo hace.
-¡Por Merlín, Pansy detente!- dice efusiva Millicent harta de los movimientos y ruidos de Pansy y me golpea a mí, ¡qué no tengo la culpa!, con el codo para que deje de inclinarme hacia ella, mientras trataba de alejarme desesperadamente de los besos y toques venenosos de Parkinson. -¡No te estoy haciendo nada!- me suelta por unos segundos y parecen los mejores segundos de mi vida hasta que vuelve a abrazarme incluso más fuerte y apegada a ella. Veo una mano posarse en el hombro de Pansy. -Eres irritantemente ruidosa, aún nos quedan muchas horas para que sigas con tus chillidos- ella ahora procede a alegar que no chilla a través de chillar horriblemente agudo. -¡Qué se meten! ¡ni siquiera les estoy hablando a ustedes! ¡Yo estoy con mi dragoncito!- Odio ese apodo.
La sonrisa de Pansy es la sonrisa más desagradable que mis pobres ojos han tenido que presenciar y realmente compadezco a quien deba casarse con Pnasy ya que tendrá que despertar todos los días y ver eso al lado suyo. Si tengo suerte dormiremos en camas separadas. Se acerca hacia mí, acaricia mi barbilla y se queda pegada junto a mí murmurando cosas que no logro descifrar y tampoco me importan. -Pansy, si vas a decir algo a menos hazlo en voz alta para que todos escuchemos- Miro a Blaize agradecido, por fin alguien que me puede sacar de esto -Además no se ve como si tu Dragón estuviera muy emocionado de escucharte- Me retracto por completo, Blaize. No me conviene que Pansy crea que a mí me molesta, incluso si es aplastantemente obvio, aunque para este punto hasta eso vale la pena para obtener un momentáneo alivio al generar que se aleje. Vuelve a intentar chillar mientras murmura un montón de sandeces por lo bajo mirando cual bulldog con rabia a todos. -Para de avergonzarte Parkinson, no ayudas a nadie solo te dejas en vergüenza a ti y al nombre de tu familia- Esto último fue mencionado con particular desagrado por parte de Theo.
Nott el último heredero de una de las familias de sangre pura más antiguas de todo el país, lleva su apellido con orgullo y a personas como Pansy se les olvida la gran influencia que tiene. Sin olvidar que detesta a Parkinson desde que ella le tiró un jugo de calabaza encima a su abuelo por intentar abrazarme, ella se pone a temblar cada que recuerda el castigo de sus padres por avergonzar a la familia ante el patriarca Nott. Le gritaron enfrente de todo el comedor mientras que mi padre sonreía por lo bajo, he de admitir que yo tampoco pude contener una sonrisa en ese momento. Y ahora mismo tampoco puedo contenerla, dejo escapar una risa por lo bajo haciendo que la cabeza de la urraca se volteara cual búho hacia mí. Sus ojos parecen casi que a punto de escapar de sus órbitas y no me sorprendería que escapara espuma de entre sus dientes amarillentos, un rasgo que mi madre critica con justa razón cada vez que puede.
Pansy era simplemente eso Pansy y siendo ella solamente siguió gritando. Todos irritados fijan sus ojos en mí en esperanza de yo poder apaciguar esta llama extrañamente gritona. -Pansy, deja de gritar- mi voz es más calma que la que uso comúnmente. Ella me mira con el ceño fruncido y una cara de pena producida por capricho -¡Me están molestando, Draquiiii!- ¡Merlin como odio ese apodo! ¡Además, que volvió a chillar! -...Pansy-
-Pan pan- ¿Qué? -Dime Pan pan- ...De repente todos estamos silenciosos completamente anonadados por la solicitud que prácticamente sonaba como una orden y cuando le iba a responder con el mejor no que mi mente pudiera elaborar para no molestarla Blaize me susurra algo, una sugerencia por el bien común, algo que comúnmente no escogería, pero entre esa y mi otra opción, con esa si tengo más oportunidad de beneficio propio. Esto realmente será horrible -Pero debes dejar de gritar- mis siguientes palabras son la condena que tengo pronta -Te diré...Pan pan, pero trata de estar callada el resto del viaje ¿sí?-
Así fue como el peor viaje en tren encontró una nueva y muy muy estúpida razón para completamente querer lanzarme del tren en movimiento.-Draco- Theodore es el primero que me saluda, si es que hacer cuenta de mi presencia cuenta como saludo. Claro que no hay mucha emoción en sus palabras, pero no esperaba nada más. Theodore Nott solo se emocionaría si ve a su padre, y este se encuentra en prisión, así que eso no pasará en ningún momento cercano. -Theo-
-Hola, Blaize- Mi sonrisa se vuelve más genuina, a pesar de ser hijo de la viuda negra Blaize no tiene nada de negro excepto su propia piel. Mi padre me deja juntarme con él porque su madre con el tiempo se ha hecho de bastante fama y riquezas en el mundo mágico para mi propia suerte, ya que es algo extraño para una mujer y además una no nativa inglesa. Veo que el asiento frente a los dos está libre, por lo que no dudo en sentarme y apoyar mi maleta a un lado. Todavía faltan varios minutos para que el tren parta, así que no me sorprendería que llegara más gente.
La conversación que llevo con ellos es lo que se le puede llamar casual, supongo que todos tienen este tipo de conversaciones con sus amigos, ninguno de nosotros está incómodo entre sí, creo, pero tampoco podemos contar cosas personales sin dudar dos veces antes de hablar, las familias de todos son lo suficientemente prestigiosas para no andar soltando todo lo qué pasa al interior de nuestros hogares. Desde que tengo memoria sé que estas llamadas amistades son básicamente acuerdos políticos y de poder. No me molesta que sea así. En todas las ocasiones donde nos juntamos suele suceder así, mejor dicho, las ocasiones donde nuestros padres se reúnen e invitan a los hijos de los otros por cortesía, cortesía que ninguna casa duda en aceptar. Mientras antes entablemos vínculos, antes podremos empezar conversar sobre futuros tratados para cuando nos toque ocupar el lugar de nuestros padres, en la facción oscura del Wizengamot. Es simplemente así como son las cosas, algunos podrían pensar que es triste o muy falso vivir dictado por el beneficio social, económico y político que tus relaciones sociales pueden traerte o quitarte, pero al fin y al cabo incluso los que creen eso terminan siendo afectados por estos paramentos dependiendo de su círculo social, solamente nosotros somos conscientes de eso.
-¡Draco!- Oigo mi nombre ser gritado de manera entusiasta, sé inmediatamente quien es -Hola Pansy, Millicent- Pansy Parkinson. Mis padres siempre me han exigido llevarme muy bien con ella y realmente lo he intentado, pero desde que tengo memoria que es insoportable y no parece querer cambiar esa actitud pronto o quizá nunca. Veo a la chica parada a su lado. Millicent Bullstrose es mucho más agradable que Pansy aunque eso no es muy difícil para ser honesto. De todas formas no suelo hablarle mucho, a mis padres tampoco parece importarles que no lo haga, así que está bien.
-Malfoy, Nott, Zabini- A pesar de usar nuestros apellidos, su voz es cercana, no parece estar molesta, aparte de una leve mirada de desagrado a Parkinson, Pansy nunca cumple con las normas de cortesía, unas que a Millicent le enseñaron con el mismo esmero que a todos nosotros.
Las dos chicas se sentaron en el mismo asiento donde yo estaba, claramente Pansy decidió sentarse a mi lado, no era una sorpresa.
Seguimos con la conversación anterior, pero con el agregado de las dos chicas, al poco tiempo de estar hablando el tren partió. Podía ver toda mi vida salir despedida junto con la estación de tren. Antes de que me quisiera dar cuenta ya se había formado una sonrisa en mi rostro, y esta era completamente sincera.
No soy alguien a quien le gusten los cambios, suelo odiar que las cosas cambien, pero por primera vez en mucho tiempo me siento alegre de uno. Será interesante conocer personas que no sean las cuales mi padre me haya presentado. Quizá podría entablar relaciones de amistad diferentes, claro que me tengo que fijar con cuidado en su apellido, papá me ha informado sobre todo acerca de apellidos los cuales no debo entablar amistad. También es obvio que si desconozco que tan prestigiosa es la familia de a quien me dirijo, haré una serie de preguntas que ya tengo preparadas.
Otro cambio es que estaré lejos de mis padres, extrañaré a mi mamá, pero estoy más que bien teniendo un largo descanso de mi padre. Aunque sin ni una sola duda, el cambio más importante es que, de ahora en adelante, no he de soportar ningún toque de mi padre, ni siquiera al volver por vacaciones. Él mismo lo dijo, nunca más, nunca más...
-¡Draco!- esa voz chillona de nuevo alertando mi nombre -¿Qué pasa, Pansy?- respondo claramente molesto, es decir, ¡me gritó prácticamente en el oído! -¡No estás escuchándome!- No, no lo estaba haciendo. Tampoco es como si realmente estuviera diciendo algo interesante, nunca lo hace -Lo siento, estaba pensando en otras cosas- Asintió y volvió a parlotear como antes mientras yo volvía a ignorarla. Mire a las otras personas del vagón intentando que alguien me salve, pero todos me miran, niegan, se ríen y vuelven a sus pequeñas charlas mientras yo estoy atrapado entre las palabras de Pansy o simplemente por Pansy misma sin poder escapar en absoluto a ni una sola parte de ella, no estoy completamente seguro del porqué, algo político seguramente, mi papá me ha dejado muy claro que nunca tenga problemas con Parkinson.
-Dos ranas de chocolate por favor- La voz de Blaize me sacó de mi ensoñación, no sé cuánto tiempo ha pasado del viaje, pero ya llegó la señora del carrito por lo que supongo que al menos un par de horas. A pesar de que casi todos los del vagón compraron algo, yo no lo hice, tal vez le pida a alguno de los que compraron ranas que me diera alguna de las tarjetas. Aunque la tuviera repetida estaría bien, no me molesta coleccionarlas de a varias.
Rápidamente, me vuelvo a aburrir, no tengo nada que hacer y empiezo a pensar en el chico de la tienda de Madame Malkin, debería de encontrarse en el tren.
-Estoy aburrido- Declaro y nada más pararme Crabbe y Goyle se paran seguidamente a mí -Voy a darme una vuelta por el tren- Esos dos se ponen en marcha junto a mí. Pansy decide que ella también quiere ir y se pone de pie. Qué dolor de cabeza -¿Qué haces?- Sé que mi tono de voz muestra mi claro desagrado, pero nunca nadie se queja de este así que no me molestaré en regular eso -Yo también voy-
-No- Crabbe sigue mis palabras diciéndole a Pansy que se vuelva a sentar y Goyle concuerda con él. Los tres mantienen una discusión estúpida que no me interesa escuchar. Empiezo a caminar, pero no es mucho hasta que noto que Crabbe y Goyle frenaron su discusión sin sentido para finalmente seguirme, supongo que haga lo que haga irán conmigo, en cualquier caso prefiero que vengan ellos a que venga Parkinson, no son muy brillantes pero más soportables que ella por supuesto, aunque eso no es muy difícil. De todas formas no está tan mal.
Tengo un objetivo claro, encontrar al chico de ojos esmeralda que vi en el callejón Diagon, tal vez tenga más ganas de hablar conmigo ahora.
A los pocos minutos de caminar salimos de la zona Slytherin. Antes iban más o menos un metro atrás, sin embargo, después de salir del área segura se acercan más a mí, sé que están preparados en caso de ver dos pelirrojas cabezas idénticas. Aunque no hayamos estado en Hogwarts antes, a todos se nos avisa de tener precaución con los gemelos Weasley, ellos parecen sentir placer al hacerle bromas "inocentes" a los Slytherin, sobre todo si son de primer año. Pobres tenían que ser.
-¿Vieron un sapo? Neville perdió el suyo- Malos modales, pelo desordenado, dientes anormalmente largos y un libro en la mano. Esta chica claramente no tendría por qué estar dirigiéndome la palabra.
La miré fijamente, no podía ignorarla completamente -¿Cómo te llamas?- Sobre todo no podía ser maleducado si era hija de una de las personas con las que mi padre hacía negocios. -Hermione Granger- Paso de largo, nadie importante y peor, como el apellido no me sonaba, probablemente fuera una sangre sucia.
Crabbe y Goyle seguían detrás de mí mientras recorría el tren en busca del chico con gafas, ese chico que había conocido en el callejón Diagon. Mientras caminábamos escuchaba murmullos por doquier -¿Es verdad? ¿Es Harry Potter?- Potter -Sí, sí, es verdad, lo vi con mis propios ojos, primer vagón junto a un chico pelirrojo- ¿¡Es verdad que su cicatriz brilla!?-
¡¿Harry Potter estaba en el tren?! No pensé que fuera así de bueno este día, ¿primero alejarme de mi padre y ahora conocer a Harry Potter? ¡Estoy en el paraíso! Mi caminata se aceleró considerablemente, ambos Crabbe y Goyle ahora teniendo problemas para seguirme el paso. Mis ojos buscan apresuradamente una cabellera pelirroja, lo mismo que hace muy poco había estado intentando evitar.
Voy abriendo de puerta en puerta todos los vagones de primer año en busca de una cabeza de zanahoria y una cicatriz brillante, sin importarme mucho las personas con las que me encuentro, de todas maneras no sería nadie importante, sobre todo no más que Harry Potter. Tras abrir varias puertas, casi llegando hasta el principio del tren, los encuentro.
Abro la puerta con rapidez casi cayéndome dentro del baúl, inspecciono rápidamente y ahí está, cabello pelirrojo, pero sin señal de Harry Potter, solamente el chico de la tienda de Madame. Al frente suyo está un Weasley probablemente, su ropa se ve sucia, seguro heredado de uno de su absurda cantidad de hermanos y seguramente las ranas de chocolate que está comiendo en este preciso instante fueron invitación del niño. Todos saben que a los Weasley no les alcanza ni para el pan de cada día con tranquilidad. Vuelvo a inspeccionar al otro chico de arriba a abajo. Pelo oscuro probablemente azabache bastante largo y desordenado, no sería algo que le agradaría a mis padres. Piel pálida, tal vez demasiado, se pueden ver sus ojeras con facilidad. Y por último esos ojos verde esmeralda bastante grandes ocultos tras un par de lentes redondos, unos que parecen rotos. Su ropa se ve casi tan desgastada como la de la comadreja y claramente no es de su talla, no parece tener nada interesante o nuevo. Si fuera pelirrojo pasaría por un Wesley sin problemas, aunque esos ojos lo delatan, no tiene los aburridos ojos café sin vida característicos de esa familia. No me decepciona que esté sentado con un Weasley para nada, es decir, fue realmente grosero cuando lo conocí así que no me podría esperar mucho más de él. Tanto con la primera como con esta segunda impresión es de suponer que no es de una familia muy prestigiosa, pero aun así siento mi interés en seguir entablando en conversación con él, crecer. Eso me molesta de algún modo. -¿Qué hacemos aquí, Draco?- dice en un susurro Crabbe, creo que es Crabbe, a veces los confundo. Qué más da, no es importante. -Buscamos a Po- ...Pelo negro, ojos verdes y...probablemente una cicatriz en esa ridículamente grande frente completamente cubierta por su cabello. ¿Será que este chico con claros problemas para relacionarse e insufriblemente desagradable, el chico del callejón Diagon es Harry Potter?
-¿Es verdad?- Me debía una respuesta -Por todo el tren están diciendo que Harry Potter está en este compartimiento- Es una pequeña mentira, es verdad que todos hablaban de Potter, pero yo he buscado el vagón...No como un desesperado por supuesto, solo lo hice fervientemente determinado y Harry no necesitaba enterarse de aquello - Así que eres tú ¿no?- Claro que era él, no creo equivocarme, nunca lo hago -Sí- ¡Qué obsesión tiene este chico por los monosílabos! ¡Me imaginaba que Potter tendría una labia envolvedora o una mínima gracia al hablar! Lo veo mirar con curiosidad a los dos gorilas que están detrás de mí, ¡¿Por qué les presta más atención a ellos que a mí?!, ¿acaso hice algo para que ¡Harry Potter! me odiara? -Oh, este es Crabbe y este Goyle- Me volvió a mirar momentáneamente para luego seguir con su escaneo -Y mi nombre es Malfoy- Espere algún tipo de reacción, después de todo la gente solía aunque fuera mínimo asustarse por mi apellido, pero Harry no reaccionó de ninguna manera, ¿cómo puede quedarse sin reacción ante el apellido sangre pura más poderoso actualmente? ¡Parece como si no supiera nada! -Draco Malfoy-
El pelirrojo se ríe, ¿De qué carajo se ríe? ¿Por qué se reiría? -Te parece que mi nombre es divertido, ¿no? No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son unos pelirrojos inservibles- Es antinatural, que exista gente con ese color de pelo, el tono de la sangre, del dolor. A los pelirrojos les falta alma y dinero de donde agarrarse -Con pecas y con más hijos de los que pueden mantener- Me volteo hacia Harry, tiene que saber que no le conviene andar con gente como esa, sé que mi apellido es más valioso que el del pelo zanahoria frente a mí. -Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte en eso- Le ofrezco mi mano, seguro que Harry será sensato aceptando mi propuesta y escuchando mi consejo de alejarse de ese Weasley. Me mira de arriba para abajo, fija sus ojos en mi mano extendida y luego me mira a los ojos -Creo que puedo darme cuenta solo de cuáles son los indebidos, gracias-
...¿Qué? Siento una sensación desagradable, esa sensación de una caída, de casi caer cuando no fue así. Mi pecho, más que pesado, se siente un leve vacío que me hizo pasar vergüenza, tanta que mi cara quería empezar a enrojecer. Me siento humillado, ese es sin duda el peor sentimiento, lo peor que puede pasar, la humillación. Tocó mi orgullo y con ello mi rabia. Harry Potter, el niño que sobrevivió, del cual he pasado mi vida queriendo saber y saber sobre él, siendo mi historia favorita y de las cosas más me interesan en la vida había rechazado, completamente despachado, mi mano y no solo eso, me había puesto en una posición de inferioridad que realmente era asquerosa. Qué decepción...¡Mierda, que decepción! ¡Me siento ridículo!
Bajo la mano y trato de recomponerme para no perder mis cabales desbordando en lágrimas ni desbordando en gritos furiosos. -Yo tendría cuidado si fuera tú Potter,- finjo sentirme en calma aunque mi sangre hierve por dentro. - A menos que seas un poco más amable vas a ir por el mismo camino que tus padres. Ellos tampoco sabían lo que era bueno para ellos. Tú sigue a gentuza como los Weasley y ese Hagrid, terminarás como ellos- Claro que lo haría, no podía esperar nada más de él, nunca lo haría. Quiero dejar de ver su cara en este mismísimo momento, no puedo verla y no pensar en que uno de mis deseos más grandes fue arruinado y todo por culpa de Harry Potter, la persona de la que se trataba el sueño en primer lugar. Su cicatriz resalta más que nunca y se me hace imposible mirarlo a los ojos.
Veo a Weasley levantarse como si fuera a atacarme y claro Potter lo sigue cual perro faldero. Es ridículo, él lo es. -Repite eso- ¿qué quiere que repita el pelirrojo? No le estaba hablando a él, no gastaría mi aliento en eso y por supuesto que no le dedicaría frases tan largas a una escoria como un Weasley en toda mi vida, no lo merece y ahora descubro que Potter tampoco. -Oh, vas a pelear con nosotros ¿eh?- Como si tuvieran una posibilidad con los dos rinocerontes que son Croyle y Grabbe...Goyle y Grabbe...Crabbe- ¡lo que sea!, comparados con los finos palitos que son ellos es un chiste que quisieran empezar una pelea -Si no se van ahora mismo...- Claro, Potter tiene que ser él que hablara, probablemente Weasley no sabe cómo formular una frase de más de dos palabras. -Pero nosotros no tenemos ganas de irnos, ¿No es cierto, muchachos?- Los dos mastodontes empiezan a asentir dudosos, pero fingiendo valentía, se ve falsa, claro porque su confusión es mayor, no sabían lo que yo quería, aunque yo tampoco lo sabía, pero no era necesario que ninguno lo supiera. Ninguno de los dos traidores a la sangre me quería ahí y mientras no lo hicieran yo me quedaría -Nos hemos comido todo lo que llevamos y ustedes parece que todavía tienen algo- Ahora si empiezan a asentir decididamente, cuando hay comida de por medio ellos tienen toda la seguridad del mundo, casi parecen Weasleys muertos de hambre. Pero bueno, eso puede que sea útil.
Goyle (creo) se acerca cual predador por su comida viva a una rana de chocolate, a lo que Weasley responde con la agresividad de un animal protegiendo lo que ha cazado y, por tanto, su alimento. Me alejo unos pasos, no estoy planeando llegar golpeado a Hogwarts en mi primer día o en ninguno en realidad. Antes de que cualquiera de los dos pudiera tocar su objetivo, ya sea Goyle la rana o el pelirrojo a Goyle una realmente asquerosa rata muerde a Goyle. Él gritó como nunca lo había escuchado, agonizantemente agudo. Eso, mezclado con la presencia de la asquerosa rata, probablemente traída del mugriento chiquero que Weasley hace llamar su casa, hizo que la sensación fuera atosigante, sobre todo por el ruido. Tapo mis oídos con fuerza mientras siento a mi alrededor muchas cosas pasando: Harry y Ron entre hablando y riendo, algunos murmullos de Crabbe, los repetidos gritos y movimiento aterrorizado de Goyle quien se mueve tanto que termina por tirar a la rata por los aires a lo que impacta violentamente con una ventana. Ese ruido es lo que rebalsa mi límite y no soporto ni un solo segundo más en el vagón, empujo la puerta con fuerza y salgo de allí de inmediato. Avanzo rápido por los pasillos, choco con un par de personas y es insoportable, cada contacto que hago me hace querer arrancarme el brazo, espalda e incluso cabeza, no quiero sentirlos, no puedo sentir a nadie sin que el nudo en la garganta se apriete cada vez más y mis pelos se pongan de punta tensando todos mis músculos. Tengo que seguir avanzando, tengo que salir. Veo el cartel de baño a pocos metros y apresuro el paso; sin embargo, cuando camino unos pasos más noto que está el carrito de la señora de los dulces impidiendo el camino, no tengo manera de pasar a menos que entre en un vagón y salga cuando haya pasado. No puedo, no puedo. Cuando quiero notar el carrito ya está al frente mío, sin pensar abro una puerta y me tiro dentro. No me fijo en las personas que están, muy lejos escucho palabras, sin embargo, todo lo que oigo son gritos, más gritos es insoportable, cada pequeño ruido producido por ellos me está matando. Uno apoya su mano en mi hombro y me alejo como si de viruela de dragón se tratara, empujo el hombro hacia atrás e intento salir por la puerta. Me tropiezo con el pie de unos chicos cayendo al piso, intento levantarme lo más rápido posible y en el momento que lo hago escapo de ahí mismo para dirigirme a los baños. Apenas abro la puerta ingreso en el cubículo más lejano a la puerta. Me siento aun tapando mis oídos con fuerza, mi respiración está agitada y mi cara se siente enrojecida, creo que estoy cerca de las lágrimas si es que no he llorado ya. Estoy impotente, todo contacto solo logra angustiarme más, siento cada pequeño sonido y cada parte de la ropa que toca mi piel. Cuando dejo de tapar mis oídos, mis brazos automáticamente se contraen, mis manos tensan la muñeca con fuerza quedándome en una posición extraña, mis ojos están cerrados e intento controlar mi respiración lo mejor que puedo. Esto es estúpido, mi padre odia que me ponga así, yo también lo hago, es estúpido, realmente lo es, ¡tenía una racha muy grande desde que esto no pasaba!, ¡evitaba toda situación que me dejara en esta posición tan ridícula!, ¡justamente después de que Harry Potter acabara siendo una decepción!
¡No puedo tener un día tranquilo! ¡Mierda! ¡Lo odio, lo odio, lo odio! Mientras mis pensamientos siguen divagando empiezo a enterrar mis uñas bien cortadas fuertemente sobre la carne de mis brazos y rasguño desesperado, pataleando, mordiéndome el labio inferior hasta el ardor. No puedo verme a un espejo, pero quizá ahora me veo peor que si simplemente me hubiera tragado una golpiza de esos imbéciles de Potter y Weasley.
Pierdo la noción del tiempo dentro del cubículo, pero poco a poco me voy calmando hasta simplemente quedar agotado en todo sentido luego de todo eso. Doy un suspiro y salgo muy lentamente asegurándome que no haya nadie que pueda verme. Todo claro, no hay nadie. Me acerco a uno de los lavamanos y me veo al espejo, estoy desaliñado aunque mucho mejor de lo que tenía en mente, mis brazos están algo rojos, pero no mucho, se iría rápido gracias a que no tengo las uñas largas en absoluto. Me arreglo lo suficiente antes de salir del baño. No ha pasado nada. Nunca pasa nada.
Abro lentamente la puerta revisando si se encuentra alguna cara conocida a la vista. No veo a nadie, pero aun así salgo con la cabeza baja y paso rápido, no necesito que nadie me vea en este momento, empeoraría todo. Sé que tengo que volver al vagón de Slytherin, ya pasé mucho tiempo fuera y dejé atrás a mis dos grilletes.
Camino y camino, no pienso por donde paso o a quien toco. Solo camino, solo vuelvo, solo sigo. Tras unos minutos de aquello en repetición y sin saber cómo, me encuentro de nuevo en la puerta del vagón que me corresponde, bajo la manilla y entro con confianza.
Crabbe y Goyle ya están ahí, parecen confundidos de verme como si creyeran que apenas desaparezco dejo de existir, están realmente desorientados, de verdad se les olvida cómo funcionar cuando no estoy yo presente o dándoles órdenes. Esos dos tienen graves problemas. Pansy pone una cara de horror lastimoso para abrazarme y empezar a tocarme de inmediato, si bien no es cómodo definitivamente no siento repulsión por su tacto como lo hubiera hecho hace algunos minutos. Ella me acurruca como si fuera un bebé, lo cual odio y pone sus brazos a mi alrededor, se sienten como cadenas.
-Ey Draco, ¿dónde fuiste?- Blaize me saluda con aparente tranquilidad, pero puedo notar un toque de ¿preocupación? O mejor dicho, histeria tras su tranquila fachada. No creo que esté preocupado por mí, más todos somos conscientes que si uno hace algo equivocado todos los otros futuros Slytherin salen mal parados. Por no olvidar que ninguno querría lidiar con la reacción de mi padre ante algún desliz. -Ah...pues, el hedor que emerge de un Weasley realmente es capaz de matar, me bastó un par de minutos cerca de él y empecé a marearme-
-¿Weasley?- su tono demuestra casi asco, obviamente. Crabbe y Goyle se atropellan el uno al otro tratando de explicar lo que había pasado brevemente hasta que Blaize logró seguir una de las dos voces y acabó por entender la situación. Aclaro mi voz. -Así que me dirigí al baño para recomponerme. Además, que tenía una asquerosa rata que mordió a Cr- eh, Goyle- termino de responder la pregunta de Blaize quien abre la boca para contestarme, mas de repente se escucha un chillido agudo que logra alertar a todos y estresarme de sobremanera. Era Pansy, por supuesto. -¡Draquiiiiii!- No me llames así -¡Mi Draquitooo!- Oh mierda, no me llames así -¡Pobrecito! ¿Estás bien? ¿Te duele la cabecita? Mi amorc- - Pansy había saltado a abrazarme y cada vez estaba intentando acercarse más, tanto más que sabía que su objetivo era darme un beso, repulsivo. Le pongo una mano en la cara para que se detenga y de paso deje de usar esos apodos ridículos hacia mí, hago presión contra su cara con mi palma intentando separarnos.
No soy mucho de contacto físico y en especial no de su contacto. Siempre quiere estar pegada a mí, abrazarme y besarme. Lo odio. No quiero que ella me toque ¡Cómo puede no entenderlo! Yo no puedo decírselo, no tengo permitido hacer nada que pueda romper los lazos entre las familias. Pero ella debería de darse cuenta. ¡Por Merlín! Ni siquiera me abrazo seguido con mis propios padres o personas mucho más cercanas de lo que es ella.
Se resiste contra mi mano hasta que no tengo otra opción más que dejarla hacerlo. Se tira encima de mí, lo que me hace caer sentado junto a alguien que no logro divisar bien antes que ya empieza a tocarme por todas partes mientras ríe contenta de haber "ganado". Cada lugar donde planta un beso es un lugar que se tensa, un lugar que deseo arrancar de mi piel. No puedo moverme aunque quisiera, solo puedo dejar que me toquetee, tampoco es que sea algo nuevo. Al menos esta vez no es mi padre quien lo hace.
-¡Por Merlín, Pansy detente!- dice efusiva Millicent harta de los movimientos y ruidos de Pansy y me golpea a mí, ¡qué no tengo la culpa!, con el codo para que deje de inclinarme hacia ella, mientras trataba de alejarme desesperadamente de los besos y toques venenosos de Parkinson. -¡No te estoy haciendo nada!- me suelta por unos segundos y parecen los mejores segundos de mi vida hasta que vuelve a abrazarme incluso más fuerte y apegada a ella. Veo una mano posarse en el hombro de Pansy. -Eres irritantemente ruidosa, aún nos quedan muchas horas para que sigas con tus chillidos- ella ahora procede a alegar que no chilla a través de chillar horriblemente agudo. -¡Qué se meten! ¡ni siquiera les estoy hablando a ustedes! ¡Yo estoy con mi dragoncito!- Odio ese apodo.
La sonrisa de Pansy es la sonrisa más desagradable que mis pobres ojos han tenido que presenciar y realmente compadezco a quien deba casarse con Pnasy ya que tendrá que despertar todos los días y ver eso al lado suyo. Si tengo suerte dormiremos en camas separadas. Se acerca hacia mí, acaricia mi barbilla y se queda pegada junto a mí murmurando cosas que no logro descifrar y tampoco me importan. -Pansy, si vas a decir algo a menos hazlo en voz alta para que todos escuchemos- Miro a Blaize agradecido, por fin alguien que me puede sacar de esto -Además no se ve como si tu Dragón estuviera muy emocionado de escucharte- Me retracto por completo, Blaize. No me conviene que Pansy crea que a mí me molesta, incluso si es aplastantemente obvio, aunque para este punto hasta eso vale la pena para obtener un momentáneo alivio al generar que se aleje. Vuelve a intentar chillar mientras murmura un montón de sandeces por lo bajo mirando cual bulldog con rabia a todos. -Para de avergonzarte Parkinson, no ayudas a nadie solo te dejas en vergüenza a ti y al nombre de tu familia- Esto último fue mencionado con particular desagrado por parte de Theo.
Nott el último heredero de una de las familias de sangre pura más antiguas de todo el país, lleva su apellido con orgullo y a personas como Pansy se les olvida la gran influencia que tiene. Sin olvidar que detesta a Parkinson desde que ella le tiró un jugo de calabaza encima a su abuelo por intentar abrazarme, ella se pone a temblar cada que recuerda el castigo de sus padres por avergonzar a la familia ante el patriarca Nott. Le gritaron enfrente de todo el comedor mientras que mi padre sonreía por lo bajo, he de admitir que yo tampoco pude contener una sonrisa en ese momento. Y ahora mismo tampoco puedo contenerla, dejo escapar una risa por lo bajo haciendo que la cabeza de la urraca se volteara cual búho hacia mí. Sus ojos parecen casi que a punto de escapar de sus órbitas y no me sorprendería que escapara espuma de entre sus dientes amarillentos, un rasgo que mi madre critica con justa razón cada vez que puede.
Pansy era simplemente eso Pansy y siendo ella solamente siguió gritando. Todos irritados fijan sus ojos en mí en esperanza de yo poder apaciguar esta llama extrañamente gritona. -Pansy, deja de gritar- mi voz es más calma que la que uso comúnmente. Ella me mira con el ceño fruncido y una cara de pena producida por capricho -¡Me están molestando, Draquiiii!- ¡Merlin como odio ese apodo! ¡Además, que volvió a chillar! -...Pansy-
-Pan pan- ¿Qué? -Dime Pan pan- ...De repente todos estamos silenciosos completamente anonadados por la solicitud que prácticamente sonaba como una orden y cuando le iba a responder con el mejor no que mi mente pudiera elaborar para no molestarla Blaize me susurra algo, una sugerencia por el bien común, algo que comúnmente no escogería, pero entre esa y mi otra opción, con esa si tengo más oportunidad de beneficio propio. Esto realmente será horrible -Pero debes dejar de gritar- mis siguientes palabras son la condena que tengo pronta -Te diré...Pan pan, pero trata de estar callada el resto del viaje ¿sí?-
Así fue como el peor viaje en tren encontró una nueva y muy muy estúpida razón para completamente querer lanzarme del tren en movimiento.