
Erik Lehnsherr y ya no hay vuelta atrás... no, no quiero volver atrás.
Erik tenía que admitirlo. Algo en él se sacudía con miedo. Y es que, estaba seguro de no tener ni idea de como seguir. Estaba seguro de que había sido él el que decidió mejor ir a su apartamento porque se encontraba mas cerca, pero nunca había estado con un hombre, así que tal vez todo debería dejarse en manos del instinto.
Erik cierra la puerta detrás de ellos, y vuelve a unir sus labios a los de Charles.
-Quiero que me folles -susurra Charles sobre sus labios.
Erik contiene la respiración, y envuelve a Charles entre sus brazos, para comenzar a besar su cuello lentamente.
Erik camina llevándolos a ambos hasta su habitación.
-¿Qué quieres, Charles?
-Fóllame, duro -susurra en el oído de Erik.
Erik empuja a Charles, dejándolo caer sobre la cama. Joder, esos pantalones si que estaban apretando.
"Quítalos entonces" -susurra Charles en su mente.
Erik sonríe, y con un ligero movimiento de su mano, desabrocha sus pantalones, y los arrastra hasta en suelo. Gatea sobre la cama hasta quedar sobre Charles, y comienza a desabrochar su camisa, recorriendo con sus dedos el camino despejado.
-Eres tan jodidamente caliente -susurra Erik, y frota sus caderas con las de Charles.
Un gemido ahogado escapa de los labios de Charles, al mismo tiempo que toma los bordes de la camiseta de Erik, lanzándola hacia algún lugar en la habitación.
Los ojos de Charles se abren sorprendidos. Estaba bastante marcado para ser tan delgado. Y de solo sentir ese bulto golpeando el suyo. Dios.
Erik hace lo mismo que hizo a sus pantalones, con los de Charles.
-Oh -deja escapar Charles cuando el contacto es aún mayor.
-Dime que quieres -gruñe Erik y muerde ligeramente la manzana de Adán de Charles.
-Por favor, Erik, joder -jadea Charles y mueve sus caderas.
-¿Qué, por favor qué?
-Fóllame -gruñe Charles y rodea la espalda de Erik con sus brazos.
-Será un placer.
Las últimas prendas desaparecen en un soplido, y sus cuerpos entran en completo contacto.
Erik sonríe de lado, y comienza a recorrer el cuerpo de Charles con sus labios, deteniéndose momentáneamente en sus pezones, y luego siguiendo bajando hasta el miembro completamente erguido. Da una lamida desde la base hasta el final, en donde posa sus labios y suspira ligeramente.
-Oh Dios mío -jadea Charles y su espalda se arquea.
Erik continúa su camino, y con cuidado, mete la lengua en la entrada de Charles. Un gemido extasiado se escapa de la boca de Charles, y los jadeos ya no pueden ser contenidos.
-Erik -gruñe cuando el hombre se separa.
Pero cualquier otra protesta se queda guardada cuando sus labios vuelven a unirse, al mismo tiempo que sus cuerpos. Charles clava las uñas en la espalda de Erik, y hunde sus dientes en su cuello.
-Oh Charles -gruñe Erik hundiendo su rostro en el cuello del otro.
Lentamente comienzan a moverse, en un vaivén suave, con jadeos imparables y sus nombres saliendo de los labios del otro.
-Más... -susurra Charles en el oído de Erik-. Más fuerte.
Las palabras deseosas de Charles, hacen que Erik aumente la velocidad considerablemente, logrando que solo unos minutos después, ambos comiencen a temblar.
-Me vengo -gimotea Charles y muerde su labio inferior intentado contenerse.
-Vamos, vente para mí. Grita mi nombre -gruñe Erik, con su último aliento.
El clímax golpea tan fuerte a Charles, que Erik puede sentirlo. Apretándolo, succionándolo.
-¡Erik! ¡Dios, Erik! -grita Charles y enreda las piernas en la cadera de Erik, aparentando aún más sus cuerpos.
-Charles -susurra Erik-. Voy a venirme adentro.
Obviamente sin respuesta por parte de un agitado Charles, Erik da una última embestida y siente la presión desaparecer.
Erik deja caer su cuerpo ligeramente sobre el de Charles y suelta una risa algo entrecortada.
-El mejor sexo en años -susurra Erik.
Charles abre los ojos y ambos se observan por segundos que parecen eternos, antes de besarse suavemente.
Erik sale con lentitud y se deja caer en el lado izquierdo de la cama. Charles gira hacia él, entrelaza sus piernas y apoya su rostro en el pecho de Erik.
-Sí, definitivamente el mejor sexo en años -apoya Charles y cierra los ojos.
...
Un incesante sonido de golpes es lo que logra despertar a Charles, el cual observa todo absolutamente confundido ¿En dónde se encontraba? Intenta moverse, pero sus piernas están atrapadas entre otras. Parpadea varias veces para adaptarse a la luz, y observa al hombre junto a él. Una sonrisa boba adorna sus labios, hasta que los golpes vuelven a oírse. Lentamente separa sus piernas de las de Erik, y recoge su ropa de distintas partes de la habitación. Agradece haber decidido bañarse antes de dormir, porque abrir la puerta con olor a sexo, no hubiese sido una buena idea.
Camina hacia la sala restregando sus ojos, y sin siquiera observar, abre la puerta.
-Erik, te he dicho que... -el parloteo de la mujer frena de golpe al ver al hombre frente a ella.
Las mejillas de Charles se tiñen de un rojo intenso, y observa a la mujer con una pequeña bebé en brazos.
-¡Charles!
El pequeño grito infantil hace que baje la mirada.
-Ehh... Este... Hola Wanda -dice con toda la seguridad que le es posible-. Hola Pietro -agrega.
La mujer lo observa como si fuera un fantasma, pero finalmente sonríe de lado y contiene una carcajada.
-Soy Magda -dice amablemente.
-Charles -susurra el hombre y rasca su nuca-. Supongo que, emm, pasen. Iré a despertar a Erik -susurra abriendo la puerta en su totalidad.
-¿Podemos despertar a papá? -pregunta Pietro.
Charles abre los ojos y al parecer su cara se llena de horror, porque Magda niega con la cabeza.
-Dejáremos que Charles despierte a papá ¿sí?
Los niños asienten, y Charles casi corre a la habitación. Comienza a sacudir a Erik.
-Despierta maldita sea, no me dejes solo en esto -gruñe.
-¿Charles? ¿De qué hablas? -murmura con voz ronca.
-Tu ex esposa y tus hijos están en la sala -susurra.
Erik abre los ojos alarmado, y se pone de pie.
-Lo siento, lo siento tanto Charles -gruñe mientras se viste con lo primero que encuentra en el ropero-. Lo había olvidado por completo.
-No, está bien. No sucede nada, es solo que fue un poco incómodo.
Erik se reprende a si mismo ¿Como diablos podía olvidarse de que los sábados los niños venían a su apartamento? Era un completo idiota, haciendo pasar a Charles por esa situación.
Camina fuera de la habitación, con Charles siguiéndole el paso.
-Será mejor que me vaya -susurra Charles frenándolo a medio camino.
Erik aprieta los labios y niega.
-No, no te vayas -susurra-. Mira, se que puede resultar extraño, pero quiero que te quedes, por lo menos a desayunar.
-¿Con... Los niños? -pregunta Charles sorprendido.
Erik asiente y sonríe de lado.
-Pues... -los ojos de Charles viajan a los profundos ojos grises de Erik-. Seguro -afirma casi en un susurro.