
Charles Xavier y el unirse a la familia Lehnsherr.
-Entonces, usted están saliendo -afirma Magda.
-Nosotros... -comienza Charles.
-Sí, estamos saliendo -afirma Erik.
Charles siente las estupidas mariposas mordiendo su estómago, no, no volando, mordiendo. Definitivamente mordiendo.
-¿Los niños saben? Porque no me han dicho nada en absoluto. Solamente me hablaron vagamente de que tenías un nuevo amigo.
-No, no saben. Esto es muy reciente, en realidad -dice Erik y rasca su nuca-. ¿No quieres que les diga?
-No, no es eso. Supongo que estás en tu derecho de decirles, solo es que... Ve con cuidado -susurra-. No quiero que se confundan.
Erik asiente. Por supuesto que él tampoco quería confundirlos. Magda era su madre, y Charles... Él era el ¿novio de su padre? Como sea, ya habría tiempo para explicar eso.
-Mejor me voy -afirma Magda y abre la puerta-. Fue un gusto conocerte, Charles.
Erik sonríe de lado y Lorna grita emocionada estirando sus brazos hacia Charles.
-Quiere ir contigo -susurra Erik.
-¿Seguro?
Erik asiente, y Lorna viaja a los brazos de Charles, en donde se acomoda fácilmente, y apoya sus manos en el rostro del hombre.
Intenta tocar sus ojos varias veces, y Charles ríe emocionado.
-Tienes a mis hijas completamente conquistadas -bromea Erik-. Voy a preparar el desayuno.
Erik desaparece tras la puerta de la cocina y Charles comienza a hacerle caras graciosas a Lorna.
-¡Charles! -exclama Wanda.
-Charles.
El hombre abre la boca sorprendido. No podía ser, esto era completamente irreal. Erik le había dicho hace muy poco tiempo que su primera palabra había sido papá. Él no podía ser una de sus primeras palabras.
-¿Qué dijiste, princesa? -pregunta amablemente.
-¡Charles! -chilla la pequeña niña y aprieta las mejillas de Charles.
Su corazón comienza a latir velozmente y abre la boca sin poder decir nada. Lo único que lo saca de la sorpresa, es ver a Erik parado frente a él.
-Lorna, ella, yo, no sé -susurra nervioso.
-Ah dicho Charles -dice Erik con emoción.
No, eso no era bueno ¿Por qué entre tantas cosas, él tenía que ser una de sus primeras palabras? Una de las pocas después de papá y mamá. Era incorrecto. Su relación con Erik apenas comenzaba, ni siquiera le habían puesto un nombre a esto.
-¿Te agrada Charles? -pregunta Erik a su pequeña hija.
-Charles -repite la niña con emoción y rodea el cuello de Charles con sus brazos.
-Dios mío -jadea Charles.
Su corazón se sentía de gelatina. Ni siquiera cuando Kurt lo había nombrado por primera vez, se sintió como ahora.
Erik se acerca, y lo besa suavemente, antes de sonreír con felicidad y volver a la cocina.
-Charles, vamos a jugar -dice Wanda capturando una de sus manos.
Ambos caminan hasta la gran alfombra de la sala, y se sientan junto a Pietro y sus autos de juguete. Charles sienta a Lorna entre sus piernas y toma un automóvil en su mano.
-Wow, este es increíble.
Pietro asiente seguidas veces y sonríe hacia Charles.
-¡Ese es mi favorito! -exclama emocionado.
-¿En verdad? Tienes un gusto increíble -afirma.
Pietro sonríe aún más, y decide que Charles le cae bien. Por supuesto que le caía bien, le gustaban los autos azules.
...
Erik da un sorbo a su café y observa a las personas en la mesa. Pietro y Wanda comían mientras tenían una silenciosa conversación sobre el preescolar, Charles tomaba té y de a ratos, ayudaba a Lorna con su papilla de manzana.
Sí, podría hacer esto por siempre. Solo que no sabía si Charles querría, además de que tal vez estaba apresurando las cosas. Quizás Charles no se sentía tan bien con esto como él.
Su móvil suena en la habitación, y Erik se apresura a contestar.
-Hola Erik.
-¿Raven? -pregunta el hombre extrañado.
-Sí, bueno, he intentado contactar a Charles, pero su móvil parece estar apagado.
Las mejillas de Erik se encienden. Por supuesto que Raven sabía. Era hermana de Charles, y el le contaba absolutamente todo.
-Sí, aguarda -dice al móvil y camina hacia la sala-. Es Raven.
Le pasa el móvil a Charles, el cual lo observa entre confundido y avergonzado. Se levanta de la mesa, y se dirige hacia el balcón.
-¿Raven? -pregunta confundido.
-¡Sí! ¡Sí! ¡Te gané Azazel! ¡Me debes dinero!
Charles arquea una ceja y niega con la cabeza.
-Raven ¿que sucede? -pregunta.
-Dios Charles. Estuve llamándote toda la noche, y luego por la mañana ¿no tienes tu móvil?
-Creo que se me ha agotado la batería -murmura y da un vistazo hacia adentro.
Erik le daba de comer a Lorna mientras Pietro y Wanda comían y se jalaban el cabello entre ellos.
Podría pasar así la eternidad. El pensamiento le revuelve el estómago. Sería tan lindo tener una familia así... Con Erik tal vez.
-Charles, por Dios Charles, te estoy hablando.
-Lo siento, ¿decías? -la anima a volver a hablar.
-Pregunte si te acostaste con él -dice con total normalidad.
-Raven -gruñe-. Sí, pero no hagas escándalo.
-¡Oh Dios mío! ¡Oh por Dios! -exclama ignorando las peticiones de Charles-. ¡Al fin!
-Ya cállate -gruñe Charles-. Adiós Raven, interrumpiste un perfecto desayuno -bromea y corta.
Lentamente vuelve a la mesa, al mismo tiempo que Wanda y Pietro corren hacia el sillón. Vuelve a tomar asiento frente a Erik y suspira.
-Lo siento, es un poco efusiva conmigo y mi vida privada -murmura.
-No importa -responde Erik y limpia el rostro de Lorna.
Wanda se acerca y estira sus brazos hacia su hermana menor.
-Quiero cargar a Lorna -dice animada.
Erik asiente y toma a Lorna en sus brazos.
-Primero, un beso a papá.
Lorna besa la mejilla de su padre y estira sus brazos hacia en frente.
-Charles -murmura.
-¿Quieres besar a Charles? -pregunta Erik.
Lorna asiente emocionada. Charles rodea la mesa, y se arrodilla frente a Erik, recibiendo, de inmediato, un cálido beso de la pequeña.
Wanda se acerca, y cargando a su hermana, camina hacia la alfombra.
Erik baja la vista hacia un muy confundido Charles.
-Tengo miedo -susurra Charles-. Tengo miedo que si esto no funciona, pueda lastimar a tus hijos.
Erik sonríe con cariño, y acaricia la mejilla de Charles.
-Verás lo bien que funcionaremos -afirma Erik-. Creo que me vuelves loco. Me fascinas -asegura y sonríe ampliamente.
Con esas sonrisas que Charles adoraba.
-¿No crees que estamos apresurando todo? Porque en verdad me gustas, y quiero intentarlo bien -susurra Charles.
-Charles, solo lo sabremos cuando nos alejemos.
-Alejarnos -susurra sopesando la palabra.
De alguna forma le dolía el corazón al pensar en ello, pero era algo obvio. El tenía su propio apartamento, y su relación apenas comenzaba.
-Entonces, una sola cosa más ¿Qué somos, Erik?
Erik lo observa detenidamente y une sus labios en un corto beso.
-¿Quieres ser mi novio? -pregunta Erik-. Oh Dios, he sonado como un adolescente -se regaña.
-Sí, si quiero, Erik -dice Charles ignorando el último comentario, y vuelve a presionar sus labios contra los de Erik.