Profesor Lehnsherr ¿no?

Charles no era especial, o seo creía desde que Sebastian lo incrustó en su cabeza.
Él siempre había sido un cazador experto en temas de ligues. Tanto de mujeres como de hombres. Pero desde que ese loco pisó su vida, su voluntad flaqueo, y ese ágil tigre, se convirtió en un asustado gatito. Y eso tan solo en dos años.
Cuando su relación terminó, supo que había hecho lo correcto. A lo largo de todo un año, parte de ese feroz tigre había logrado tocar la superficie otra vez. Un proceso agotador, a decir verdad. Pero lentamente, Charles Xavier, el recientemente graduado profesor Xavier, volvía a ser él mismo.

-Bueno -murmura con una sonrisa de lado-. Soy Charles Xavier, su profesor de biología.

Una alumna eleva la mano y Charles asiente dándole la palabra.

-¿Es soltero?

Charles ríe divertido y ladea la cabeza.

-Te contaré una historia -suelta con alegría, haciendo brillar los ojos expectantes de los jóvenes-. Hace ya cinco años, cuando ni siquiera era legal que bebiera, mi hermana Raven y yo solíamos colarnos en los bares.

Charles sonríe ampliamente ante los rostros atentos.

-Ella es todo lo que puedes llamar encantadora, extremadamente encantadora. Así que no podía mantenerme lejos por mucho tiempo.

Observa hacia un costado, justo en donde los exámenes habían caído. Allí, una lapicera dorada brillaba con los rayos de sol que entraban por la ventana.

-Gracias a esto, mis ligues tenían que ser rápidos, y a duras penas lograba unos cuantos besos.

Los jóvenes soltaron una risa descoordinada.

-Bueno, Raven siempre decía que los hombres éramos fáciles de convencer...

Hiso una pausa larga, generando expectativa.

-Tenía razón, y se podría decir que ahora me gustan más los hombres que las mujeres.

"Oh Dios, no puede ser"
"Vaya desperdicio de hombre"
"No podía ser tan perfecto"
"Me pican los pies"

Charles observó al alumno del cual brotó el último pensamiento, y sonrío de lado.

-Si, es molesto ¿Verdad? Sobretodo cuando los zapatos están muy ajustados -murmura acercándose a la lapicera tirada, que casualmente se encontraba junto al joven.

Hank McCoy. Completamente mutante. Al parecer el más listo de la clase. Hank asiente lentamente. Y Charles sonríe satisfecho, comenzando a sentirlos. Cinco, había cinco mutantes en su clase.

...

-¿Cómo fue el primer día?
-¡Asombroso! Me la he pasado de maravilla, en mi primera clase, los de último año, hay cinco mutantes allí ¿Puedes creerlo? -dice con emoción a toda velocidad a través del teléfono.
-Eso es genial, Charles. Kurt ha preguntado por ti. Dijo que habías prometido venir el sábado por la tarde a jugar con él.
-Oh umm -Charles meditó intentando recordar.

Pero aunque no hubiera ningún acuerdo anterior con Kurt, no podía hundir a su pequeño sobrino así.

-Claro ¿Cómo podría olvidarme? -dice despreocupadamente.
-Charles -advierte Raven y suelta una carcajada-. Por hoy fingiré que te creo, pero bien sabes que no puedes cubrir a Kurt para siempre.
-Quizás cuando sea adolescente sea un poco más difícil -bromea.
-Idiota -gruñe Raven y contiene una carcajada-. Mañana tienes que venir, recuerda que Azazel es demasiado maniático con eso de ver el football en familia, y tú eres más su familia que Kurt y yo -bromea.
-Claro, no podría faltar -murmura y examina la lapicera en su mano-. Erik Lehnsherr -susurra deletreando las letras con sus dedos.
-¿Quién?

Charles da un brinco en el sillón.

-¡Cristo, Raven! Olvidé que seguías ahí.
-Oh, claro que sigo aquí ¿Quién es Erik? ¿Quién es el señor Lehnsherr? ¿Es guapo? ¿Cuántos años tiene? -preguntó en una especie de ataque verborragico.
-Es... Un tipo -dice con tranquilidad.
-¿De verdad, Charles? Creí que era una nueva moda de llamar a mujeres con nombres de hombres -gruñó.
-Es profesor en la escuela en que trabajo. No lo conozco, es solo que se me ha quedado una lapicera suya de nuestro encuentro.

Charles meditó en sus palabras, deteniéndose en la última oración.

-No quise decir la palabra encuentro con mala intención -aclaró velozmente.

A Raven le gustaba pensar cosas extrañas, y generalmente lo emparejaba con todo ser viviente.

-Claro, claro. Ya lo imagino por su nombre ¿Alto?
-Ajam.
-Ojos verdes por supuesto ¿tal vez grises?

Diablos, su hermana siempre fue buena jugando al detective.

-Grises ¿y eso qué?
-Delgado pero musculoso, su cabello es entre rubio y rojizo.
-¿Qué diablos, Raven? ¿El telepata soy yo o eres tú?
-¡Se quien es! -exclama con emoción.- Azazel y él fueron coompañeros de preparatoria, aún se encuentran para beber, alguna que otra vez.
-¡¿Si ya sabías quién era, por qué jugaste al detective conmigo?!
-Me gusta molestarte -suelta con simpleza-. Es divorciado y tiene dos hijos.
-Dios, Raven. No pedí esa información -murmura avergonzado.
-Ustedes harían una pareja adorable.

Y ahí estaba otra vez.

-Voy a colgar -advierte Charles.
-Okay, cuélgale el móvil a tu hermana. Mañana recibirás venganza.

Ambos ríen animados, y tras unos cortos "adios", y unos recordatorios más, los hermanos se despidieron.

...

-Raven me dijo que has conocido a Erik -suelta Azazel y sonríe de lado.

Y Charles recuerda ¿Qué fue lo primero que pensé sobre Azazel? Claro, que era un loco que se quería aprovechar de su hermana. Y en cierta manera, lo hizo. Porque, oigan, no es como si fuera a decirlo, pero para Raven ni siquiera era legal entrar a un bar cuando él la dejó embarazada.
"Cosas que pasan"- había dicho Raven despreocupadamente.
Y a pesar de todo, ese hombre, con Kurt sobre su regazo, y comiendo palomitas, parecía más un cachorrito que el loco asesino que creía haber visto.

-Conocer de lo que se dice conocer... pues no. A penas pudimos intercambiar nombres.

Azazel lo observa suspicaz.

-Es un tipo increíble, un poco amargado al principio, pero es cuestión de conocerlo mejor.

Y Charles se sentía colapsar.

-No estoy interesado en Erik -murmura.
-Por ahora -suelta Raven.

Bueno, al parecer su forma de evadir a su emparejadora hermana, ya no estaba surtiendo efecto.