El abismo entre tú y yo

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El abismo entre tú y yo
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"Era bastante irónico, todas las cosas que él recordaba, seguramente también Thor y sus padres, y que ahora establecer una conversación con él pareciera casi una odisea. En esa semana habían hablado –o algo así-, charlas del clima y cosas de granja, son un par de extraños con algo de pasado que ni siquiera saben convivir entre sí.A veces sólo se sientan en silencio, permanecen juntos pero no revueltos, mientras Thor repara algo y Loki lee. Ya no corren juntos ni hacen planos de cohetes, ya no son niños aunque a ambos les gustaría, porque todo era menos complejo". THORKIAU/FARM
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No eres tú.

El abismo entre tú y yo.

Por: Monz:_Loveless.

Capítulo I: No eres tú.

“El único amor consecuente, fiel, comprensivo, que todo lo persona, que nunca nos defrauda y nos acompaña hasta la muerte es el amor propio”-Oscar Wilde

 

Loki tiene el labio roto y el pómulo hinchado, está seguro de que ha comenzado a adquirir un color violáceo porque el escozor apenas y lo deja pensar, y aún así, no es por eso por lo cual sus padres lo miran como si hubiera matado a alguien, no era la primera vez que estaban en esa oficina, incluso la secretaria se había ofrecido a servirles un poco de café o agua.

—Es una acusación grave, Loki —le dice el director en tono condescendiente pero cansino, lleva más de dos horas en detención y está seguro de que no podrán llegar a ningún lado, aún así una media sonrisa de dibuja en sus labios, porque él es la muestra de que más vale maña que fuerza.

—No tienen pruebas de que yo lo hice, y cuando él me atacó lo único que hice fue defenderme, ya se lo he dicho mil veces —Loki se cruza de brazos, su padre se frota el rostro con exasperación, sabe lo que va a decirle, que no puede creer que haya dejado toneladas de trabajo pendiente por algo tan simple como una pelea escolar de su primogénito -otra de tantas-.

—¿Ya habías hablado de esto con tus padres? —su madre seguía mirándolo casi aterrada, como si todo lo que le acabaran de decir no fuera cierto, y que el chico que tenía sentado a su lado no era su hijo.

—No es asunto suyo, seguiría sin ser asunto de nadie de no ser porque ahora es de dominio público —un silencio casi tétrico se instauró entre ellos, Loki no miró a sus padres ni ellos voltearon, el director los escrutaba alternadamente, como buscando alguna respuesta.

—Sal un momento, por favor.

Loki rodó los ojos y tomó sus cosas, sin emitir una palabra más, realmente no sentía pesar, ni odio, nada fuera del dolor físico y unas tremendas ganas de fumar un cigarro, daba igual si lo expulsaban, lo encarcelaban o lo excomulgaban, esa carga inmensa sobre sus hombros había caído y una corriente de libertad comenzaba a esparcirse poco a poco por todo su cuerpo.

Al cerrar la puerta de la oficina, notó que aquél Creído-idiota seguía en la pequeña salita de espera, con la cabeza vendada por la contusión y con el sermón de sus padres a cuestas, quienes no paraban de alternarse para decirle cosas, mismas que él se esforzaba de manera sobrehumana para intentar refutar. Loki sonrió más ampliamente mientras la atención, seguida de las miradas de odio se centraban en él.

Era irónico lo rápido que él había pasado de ser “el joven molestado” a “el psicópata que había intentado matar a su compañero de clases”. “Matar” había sido una palabra mal empleada, Loki jamás hubiera empleado demasiado intelecto en algo que el Creído-Idiota no merecía.

Algunas personas merecen un abrazo al cuello, con una soga. Pensó mientras avanzaba tranquilamente por el pasillo, hurgando en su bolsillo hasta encontrar su encendedor, sin más planes que escabullirse por ahí a encender ese cigarrillo que llevaba añorando desde había horas. Su teléfono lanzó un pitido apenas y perceptible, era un mensaje de texto.

«¿Cómo ha ido todo?¿ irás al tutelar de menores o algo así

De todas las personas en el planeta, era Leah quien podía hacerlo reír en un momento como ese -con un humor tan negro y ácido como el suyo-, entró en el baño para chicos y asegurándose de que no había nadie, se encerró adentro antes de que fueran a pillarlo por fumar dentro de la escuela.

«Eso te encantaría, pero no, al parecer sólo me expulsarán o suspenderán, todavía no lo sé, los ancestros siguen allí adentro»

Presionó en «Enviar», sorprendido de lo rápido que obtuvo una respuesta, ¿qué no se suponía que ella estaba en clases también?

«Quizá tener un hermano delincuente me daría algo de reputación ;) ¿Me haces un resumen rápido? No puedo con esta incertidumbre»

«Me alegro de que a pesar de no saber box, no me fuera tan mal. Por cierto, los ancestros lo saben. Te cuento en casa, vuelve a los deberes  entrometida»

Leah se alarmó con tan sólo saberlo, y si Loki no tenía miedo o preocupación, ella podría tenerlo por los dos, no podía calcular la magnitud de la reacción de sus padres o “Los ancestros”, como ellos solían llamarlos, pero sabía que no había sido buena y no quería imaginar siquiera en las consecuencias…pero aún así, ella apoyaría a su hermano, porque no se lo decía a menudo pero era de lo mejor que la vida le había regalado.

Suspiró, guardando el móvil, medianamente resignada mientras intentaba volver a lo que se decía acerca de la Segunda Guerra Mundial en su aburridísima clase de historia.

***

A pesar de lo ocurrido, Loki obtuvo una semana de suspensión, además de innumerables tareas que tendría que reponer al volver de vacaciones, porque para su desgracia, la semana que estaría suspendido sería una previa a su añorado tiempo libre.

—No estoy loco ni enfermo mamá, es un gusto como cualquier otro, aunque…¿Ahora entiendes por qué no les había dicho nada? Precisamente para ahorrarme todo esto —Loki ni siquiera se había tomado la molestia de sentarse en el sillón para recibir “la charla”, ya sabía lo que sus padres iban a decir, que tenía diecisiete años y que no sabía lo que quería con su vida, que estaba confundido o en el peor de los casos, enfermo, que todo debía ser un error.

Laufey estaba rojo de coraje, a pesar de que apenas y había dicho un par de cosas para hacer esa conversación más insoportable, Farbauti, por otra parte, al borde de las lágrimas buscaba encontrarle una solución a aquél conflicto, ignorando el hecho de que un chico había atacado a Loki dentro de la escuela, con toda la intención de hacerle daño.

La solución “práctica” de sus padres había sido mandarlo a una granja alejada de la civilización, él no entendía del todo el por qué, si era con afán de que encontrara su “yo” interior, o de que muriera de aburrimiento.

 

***

—¿En serio te dijeron eso? —Leah preguntó sorprendida, mientras le ayudaba a Loki a empacar su maleta. —Morirás de insolación, todos tus trapos son negros o en su defecto, verdes —Loki le lanzó una mirada asesina, sabía que era cierto, maldito calor del infierno.

—Fue idea de tu madre, al parecer le llamó a su amiga para aliviar sus penas y a ella se le ocurrió la brillante idea. ¿Recuerdas a la señora Odinson? No creo que la recuerdes, eras un saco de babas, no tenías la memoria —ésta vez fue Leah quien lo fulminó con la mirada, mientras se probaba la camisa a cuadros de Loki, y le anudaba las mangas, a manera de hacerse un vestido.

—Es eso o que te lleven a terapia pretendiendo “curarte”, son sólo unas cuantas semanas. Mira el lado positivo, tendrás tiempo para leer —su hermana sonaba conciliadora, y en realidad era lo que más quería, hacerlo sentir mejor.

—Si tocas mis cosas sin permiso mientras no estoy, te raparé mientras duermes —dijo Loki a manera de respuesta, mientras señalaba la larga cabellera negra de ella, que le llegaba casi hasta la cintura. A Leah le había confesado su preferencia sexual incluso antes de estar completamente seguro de ello, recordaba que su reacción había sido sumamente madura para una chica de catorce años, y sumamente cariñosa como sólo lo era cuando realmente se lo proponía.

***

Después de cuatro horas de entumecimiento de trasero, llegaron a la bendita granja, rodeada por árboles y plantíos de diferentes tonalidades de verde, mismas que Loki no sabría definir aún con su coeficiente intelectual elevado. El lugar seguía siendo enorme ante sus ojos, aún cuando tenía años sin ir.

La granja era de una amiga de su madre, quien había dejado la universidad porque había conocido a un joven granjero por azares del destino y había decidido casarse con él. Loki recordaba que cuando era pequeño pasaban mucho tiempo en ese lugar, especialmente en el invierno, y ahora que lo meditaba, no sabía por qué habían dejado de frecuentarse.

Leah fue la primera en bajar, haciéndose una coleta en el larguísimo cabello negro y guardando sus audífonos en uno de sus bolsillos, sus padres no dejaban de hablar acerca de cuánto tiempo había pasado y un sinfín de cosas que Loki había dejado de escuchar. La fachada de la casa era de un azul tenue, con un pórtico pintado de blanco, todo hecho de madera, era de dos pisos y sumamente amplia; él recordaba correr a través de los largos pasillos mientras buscaba de habitación en habitación a Thor. Hacía años que no lo veía.

Frigga, la amiga de su madre se había apresurado para abrir la puerta, llevaba un peinado perfecto en sus cabellos rubios y un delantal de cocina. Loki se sintió aliviado al ver su reacción, lo hacía sentirse bienvenido aunque él no tuviera ni el más mínimo interés de estar ahí.

Farbauti y Frigga se abrazaron, en medio de semi-llantos y grititos de felicidad, los hermanos se miraron con una mueca de hastío ante semejante cursilería y su padre los reprendió frunciendo el ceño.

—¡Me da tanto gusto verlos! ¡Loki! ¡Leah! Cuánto has crecido, querida.

—Sí, claro —le dijo bajito a su hermana, ganándose un codazo en las costillas.

—Pasen, por favor, Odín y Thor salieron a comprar unas cosas al pueblo —se explicó la mujer mientras los saludaba a todos.

—Esta casa sigue siendo igual de preciosa a como lo imaginaba —comentó su madre, una vez que entraron a la estancia. —Haces un excelente trabajo, Frigga —la halagó, Loki se sintió abrumado por el simple hecho de que la amiga de su madre había dejado toda su vida y la mitad de su carrera universitaria para ahora ser un ama de casa, y que ese fuera el único mérito en toda su vida.

O quizás el simple hecho de que ambos de sus padres eran profesionistas era lo que lo hacía pensar así, definitivamente tendría muchas cosas que hablar con Leah antes de dormir y antes de que su contacto se redujera a mensajes de texto; sus padres y hermana se irían de la granja al día siguiente, porque ella aún tenía clases a las cuales asistir y después de eso un curso de verano para atletas; sin tomar en cuenta la vida laboral asfixiante de Laufey y Farbauti.

La mesa estaba perfectamente servida, y después de ese viaje -en el que casi se pierden tres veces gracias a que su padre se rehusaba a pedir indicaciones-, odiaba admitir que se moría de hambre.

Todos tomaron sus lugares en el enorme comedor rústico, y se hizo un pequeño brindis por “la familia”, porque así era para ambas amigas y después comenzaron a degustar aquél pollo frito con papas y ensalada.

—Es una pena que hayamos tenido que empezar sin ellos —comentó su madre  ante la ausencia de Odín y Thor.

—No deben de tardar, han ido a comprar fertilizante, sólo ellos entienden de esas cosas —dijo ella, alzándose de hombros. Así avanzó la plática poco a poco, con ligeros pormenores de sus vidas, hasta que llegaron justo a aquél tema del cual Loki no quería mencionar ni una sola palabra.

—¿Cómo te ha ido en la escuela, Loki? Tu madre me contó que te suspendieron —Leah casi se atragantaba con sus papas mientras Loki tomaba otro sorbo a su bebida antes de contestar.

—Se peleó a golpes con otro chico —comentó su padre con toda naturalidad, y él no entendía el por qué.

—Él empezó —protestó Leah, aún con comida en la boca, ganándose un regaño de Farbauti.

—Él me acusaba de haberle prendido fuego a su auto, me vio en el pasillo y me atacó, yo sólo intenté defenderme y…se estampó contra un casillero y tuvo una contusión —Loki intentó reprimir una sonrisa, pero aún así, un atisbo se le asomó por las comisuras de los labios.

—¡Dios! Pero cómo pudo haberte acusado de algo así —Frigga se llevó la mano al pecho en una mueca sorprendida.

—Sep. Si yo hubiera querido quemar su auto, lo hubiera hecho con él adentro —dijo Loki sin miramientos, ante las miradas sorprendidas de todos, inclusive de Thor y Odín, que acababan de entrar al comedor. Se reprendió mentalmente porque siempre decía esa clase de cosas sin pensar.

Loki no sabía si soltarse a reír sería como darle más énfasis a la nueva personalidad psicópata que toda esa situación se había empeñado en darle. Él no era bueno para las primeras impresiones, ni para las segundas, ni para las últimas.

 

 

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