
¿Al Escondite?
La misión había sido todo un éxito.
Nos había tomado un poco más de tiempo del que esperábamos, pero saber que habíamos reducido la amenaza lo compensaba.
Volábamos en el Quinjet, en dirección a la Torre Stark. Decidí dormir un poco en cuanto terminamos, el estrés me lo había impedido.
Normalmente mantengo tanto la situación como mi mente en calma, pero (T/N) había tenido que infiltrarse furtivamente en un complejo de alta seguridad, y no podíamos garantizar su integridad.
No es que ella no puediese cuidarse sola, podría tener a cualquiera rogando por su vida o por su toque con un solo pestañeo... Pero era imposible predecir su siguiente movimiento.
Era ágil, fuerte, rápida, certera, ingeniosa, inteligente y sarcástica, pero también podía ser dulce, cariñosa, adorable y jodidamente caliente... Si quería algo, lo conseguía.
Al principio había sido una leve admiración... tal vez algo más que leve. Pero para cuando quise darme cuenta, ella era lo único en lo que podía pensar.
Según abrí los ojos, vi a Bruce durmiendo en frente mía. Después del código verde se merecía un descanso.
Gire la cabeza para encontrarme con Clint, Tony, Steve y (T/N) alrededor de la cama auxiliar, y Thor mirando desde detrás, todos concentrados en algo que no llegaba a ver.
Me levanté y me acerqué para ver que sucedía, supuse que tendría que ser algo interesante para tener a un arquero, un super-soldado, un multimillonario, un Dios Nórdico y una roba-corazones tan enfocados.
Me decepcioné cuando me di cuenta de que estaban jugando a "Simon Memory Game".
Las luces se encendían y se apagaban por orden, con un sonido.
Steve se encargaba del color azul, Clint del verde, Stark del amarillo y (T/N) del rojo. Los cuatro miraban las luces embobados.
En cuanto terminó el patrón y añadió un nuevo color, empezaron a repetirlo, cada uno apretando la luz en su turno. No pude evitar que una media sonrisa apareciese en mi cara, era demasiado cómico.
Se encontraban a punto de terminar el patrón cuando Clint y Tony alargaron la mano a la vez y uno de ellos se equivocó.
Todo se quedó en silencio durante un instante.
La calma que precede la tormenta.
-!Mierda¡- gritó (T/N), levantándose de un salto. Bruce dio un respingo y despertó sobresaltado.
-¿Qué ocurre?- preguntó, alerta.
-Ocurre, que parece que es muy complicado seguir el puñetero patrón de un juego para niños de dos años y darle al botoncito con la luz cuando hay que darle y no antes. Llevábamos media hora para conseguir el maldito patrón, pero noooooo... hay que darle cuando no es. Claro que sí. -explicó (T/N), quedándose casi sin aire.
Hubo un momento de estupefacción por parte de todos, hasta que (T/N) estalló en carcajadas.
Eso nos descolocó aún más.
-¿Qué es tan gracioso?- preguntó Bruce, resumiendo lo que pensábamos todos.
-No lo sé... Me río por no llorar- respondió entre risitas.
Tony empezó a reírse también, y con él Steve y Clint. Los siguieron Thor y Bruce.
De un momento a otro todos en el Quinjet se estaban riendo de manera espontánea.
-¿Puede alguien explicarme que es lo gracioso de esta situación?- pregunté, arqueando mi ceja.
-To... Todo en... general- respondió Tony, secándose una lágrima.
El ataque de risa duró un rato más, hasta que los ánimos se calmaron.
Me senté en el sitio que (T/N) había dejado desocupado. Me acomodé y estaba a punto de unirme a la conversación que se había iniciado, cuando sentí un toque en mi hombro.
-Aquí estaba yo, cariño- susurró (T/N) en mi oído.
Congeniamos rápidamente cuando nos conocimos, después de eso, las bromas y los juegos entre nosotras habían pasado a ser algo habitual. Al igual que el coqueteo.
Ambas controlábamos el arte del flirteo, y solía salir a flote cuando nos juntábamos. Pero (T/N) nunca había ido más allá, así que se había quedado en eso, solo coqueteo.
-Hay más sitios en el Quinjet- le respondí, con mi voz ligeramente ronca, levantando un poco la barbilla hacia ella.
-Lo sé, pero... verás... - dijo haciendo formas al azar con su dedo en mi hombro - este es MI sitio.
Enfatizó la palabra "mi", y habló con una voz acaramelada.
-Es una lástima, porque no me pienso mover- respondí en un susurro.
La sentí suspirar contra mi cuello, y pestañear en mis mejillas."Por Dios..."
-No tengo más opción- sentenció, separándose de mi.
La escuché rodear el asiento, pasó su brazo derecho por mi cuello, y se sentó en mi regazo, con las piernas cruzadas.
- Mi sitio - me repitió con una sonrisa.
Negué con la cabeza con una media sonrisa en mis labios, pasé mi brazo izquierdo por su cintura, y apoyé el derecho en su muslo. Reposó su cabeza en mi hombro y puso su mano izquierda en mi mano derecha.
Mentiría si dijese que no estaba disfrutando.
Vi a Tony y a Clint susurrar entre ellos, antes de volverse hacia nosotras y esbozar unas sonrisas enigmáticas.
Miré interrogativamente a mi mejor amigo, que me respondió con un pícaro alzar de cejas. Rodeé mis ojos en respuesta.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Lamenté el momento en que llegamos a la Torre y (T/N) se bajó de mí, pero agradecí la ducha y el agua fresca de nuevo.
Tony había decidido preparar una pequeña fiesta por haber vuelto sanos y salvos de la misión. Nadie se opuso.
Me arreglé el pelo, y pinté mis labios con un tono carmesí.
Elegí un vestido de noche negro, que llegaba un poco por encima de las rodillas, con un escote que comenzaba un poco por debajo del pecho, se ensanchaba ligeramente y volvía a unirse a la altura del cuello y dejaba la mayor parte de la espalda descubierta.
Los tacones eran negros de punta fina, con un ligero bordado plateado.
Cuando bajé, ya se encontraban todos allí.
(T/N) estaba despampanante.
Llevaba unos tacones negros con bordado dorado. Unos vaqueros negros ajustados, remangados en la parte de abajo para dejar ver un poco de piel entre el bajo de pantalón y el tacón. Vestía una camisa blanca de seda, holgada, con un escote que empezaba ligeramente por encima del abdomen, y una fina cadena dorada que empezaba como collar y baja hasta perderse en los dobleces de la camisa, que se encontraba por dentro del vaquero.
Dejé vagar mi mirada por sus curvas mientras se acercaba a mi con una copa en cada mano.
-¿Puedo invitarla, señorita? - preguntó con una sonrisa, tendiéndome una copa.
- No sé porqué imaginé que usarías una frase cursi- respondí, aceptando la copa y llevándola sugerentemente a mis labios.
- No hay necesidad de decir lo evidente, querida- comentó, mientras nos acercábamos al grupo.
La noche fue muy llevadera, entre copas y risas. Mientras hablábamos dejaba caer un sutil guiño a (T/N), que ella respondía con un ligero toque allí y allá, y yo continuaba con una sonrisa o suspiro.
La fiesta estaba en su apogeo cuando Tony propuso un juego.
-¿Qué va a ser Stark?- preguntó (T/N), con su cabeza apoyada en mi hombro y mi mano descansando en su pierna. -¿Prueba o verdad? ¿Siete minutos en el cielo? ¿Girar la botella? ¿Casarte, Follar o Matar?
-¿Interesada en alguno en especial?- pregunté.
Respondió llevando la copa a sus labios
-Por mucho que me gustase, preciosa, vamos a comportarnos como los adultos maduros y responsables que somos para jugar...
Todos nos quedamos en silencio, esperando la "brillante" idea.
-!Al escondite¡- reveló haciendo un gesto teatral de sorpresa con las manos.
Nos miramos unos a otros, sin saber que decir.
-¿Al escondite?- preguntó Steve, cautelosamente.
-Así es, capipaletas. ¿No me dirás que no sabes cuál es ese juego?- preguntó Tony, volviéndose hacia él.
-No soy tan viejo...
-Dijo el hombre que no sabía que era Mario Bros- picó (T/N).
-Sabes una cosa, (T/N)...- dijo Rogers, con una sonrisa juguetona.
-Volviendo al tema- llamó nuestra atención el Playboy- vamos a jugar al escondite, pero de manera diferente. Para empezar iremos en parejas, y tendréis que ir siempre, repito SIEMPRE, con esa persona.
Esto se ponía interesante.
-Habrá un límite de tiempo y solo estarán disponibles la sala de entrenamiento, la sala de estar, la de videojuegos y el laboratorio.
-¿El laboratorio?- preguntó Banner, azorado.
-¿Prefieres que nos escondamos en tu habitación?- preguntó Clint.
-El laboratorio también- accedió rápidamente.
-La pareja que gane- continuó - ya sea la que pilla o la que supere el límite de tiempo y no haya sido encontrada, elegirá el castigo para los perdedores. ¿Preguntas?
-Creo que te ha salido el tiro por la culata - comentó (T/N)- somos, siete, impares. No hay parejas.
-Si que las hay- respondió Bruce- uno de nosotros no jugará, porque conociendo lo críos que sois, alguno, y por alguno hablo por Tony, intentará romper las reglas que el mismo ha impuesto. Necesitáis un árbitro.
-¿Y tu serás nuestro hombre, hermano Bruce?- preguntó Thor.
-Así es- respondió Banner con una sonrisa- haré equipo con Jarvis para manteneros vigilados. ¿No es así J?
-Así es, señor- respondió Jarvis.
Nos pareció lo justo y lo adecuado.
- !Hora de hacer parejas¡- gritó Tony.
Miré a (T/N), que ya pasaba un brazo por mi cintura, en respuesta a la pregunta que aún no había hecho.
Tony se alineó con Clint y Steve con Thor.
Nos levantamos, y ambas nos quitamos los tacones.
-Ahora hay que ver quién pilla- señaló Steve.
-Nosotros- se ofrecieron Tony y Clint.
Algo tramaban esos dos. Ahí había gato encerrado.
-Contaremos hasta cuarenta lentamente, después de eso... empieza la caza- instruyó Barton.
-A la de tres... Uno... Dos... !Tres¡- Bruce dio la salida.
(T/N) y yo corrimos por los pasillos, había muchas salas para esconderse, pero eran amplias y con pocos sitios en los que no ser vistas, Tony había sido astuto.
Había contado treinta y cinco cuando llegamos a la sala de entrenamiento.
-¿Hacia dónde?- pregunté.
Era espaciosa, pero no tenía muchos sitios donde esconderse, aparte de los vestuarios y algún armario.
-Sígueme- dijo (T/N), tomando mi mano y guiándome.
Tony y Clint ya habían salido.
Me guió hasta las espalderas, y subió por una. Mis ojos no dejaban de admirar su culo.
Sacó una horquilla de su pelo y empezó a abrir el conducto de ventilación.
Estaba a punto de quitarlo, cuando oímos un ruido y nos volvimos. Reconocí la voz de Tony.
(T/N) saltó de la espaldera y cayó felinamente a mi lado.
Los pasos estaban cada vez más cerca.
No teníamos donde escondernos... Hasta que lo vi.
Rápidamente arrastré a (T/N) conmigo hacia el armario del material, era estrecho pero podíamos entrar ambas, estando un poco pegadas. Para mi no era, ni mucho menos, un problema.
Justo cuando oímos abrirse la puerta del gimnasio, cerramos la del armario.
(T/N) estaba a horcajadas sobre mi, su cuello a la altura de mi boca, y su respiración en mi oído. Apoyaba sus manos en mi espalda y yo hacia lo mismo.
Barton y Stark rastrearon la habitación, mientras hablaban entre susurros. Abrieron algunos armarios, y otros los dejaron intactos.
En otro momento, habría estado prestando atención a lo que ocurría, pero ahora me era imposible.
Sentía la respiración agitada de (T/N) en mi oído, su pecho subir y bajar de forma irregular y su corazón desbocado. Mi espalda cosquilleaba allí donde ella tenía sus manos.
Finalmente se cerró la puerta del gimnasio.
Seguimos unos minutos en la misma posición. Cuando intenté moverme, sentí el agarre de (T/N) apretarse en mi espalda y sus piernas en mis caderas.
Levantó la cabeza para quedar a la altura de la mía, nuestras frentes tocándose y sus labios fantasmeando sobre los míos.
Me perdí en sus orbes (T/C/O) y moví mis manos hacia sus caderas.
Sentí el universo parar un instante, antes de que su labios se estrellasen contra los míos. Era un beso suave, cargado de cariño y deseo contenidos. Puse todos mis sentimientos por ella en ese beso, y sentí que ella hacía lo mismo.
Se transformó en un beso pasional, mi lengua se deslizó entre sus labios, reclamando su boca y su esencia para mi, subió sus manos y ahuecó mi rostro para profundizar el beso y cambiar las tornas.
Mordió mi labio inferior, pidiendo entrada. Se la concedí gustosa. Su lengua exploró cada parte de mi caverna húmeda, marcándola con su nombre y reclamando todo mi ser para si.
Cuando el aire fue necesario, se alejo, dejando ligeros besos en mis labios, que me hacían enloquecer.
Nos miramos a los ojos y una sonrisa iluminó ambos rostros.
Me preparaba para un segundo asalto, más salvaje y caliente que el anterior, cuando la puerta del armario se abrió y un flash nos cegó a ambas, haciéndonos movernos y caer a la esterilla de la sala.
Tony y Clint tenían radiantes sonrisas en el rostro, mientras admiraban la foto recién hecha.
-A eso le llamo yo salir del armario- bromeó Tony.
Su humor se esfumó tan pronto como vino, ambos salieron corriendo de allí, buscando un sitio en el que esconderse por el resto de sus vidas.