
Capítulo 2
Camina con prisa cargando su pesada mochila llena de libros, además del estuche de un violín en su mano. A pesar de que ha pasado las semanas, aún resuenan en sus oídos esas palabras: "No pareces humana. Yo… lo siento. Lo siento…"
Ni siquiera se detuvo a decir hola, solamente fue juzgada por su aspecto, aunque la verdad nunca se imaginó ser rechazada por eso. Escucha una voz que la llama:
-¡Michiru, espérame!
Se gira y ve a otra chica llevando a cuestas no solo una mochila, sino un gran estuche de violoncello.
-¿Sabes? Desde ese día en que se detuvo tu contador, no has vuelto a ser la misma. Andas como en la luna.
-Murasaki, ya te dije, no debe ser cierto eso del alma gemela. Solo es un contador que se detiene.
-¿Y no me vas a decir cómo era, al menos?
-No. Apurémonos, ¿sí? No quiero llegar tarde al ensayo.
Siguen caminando hacia las salas de música de esa universidad.
-Escuché que hay un pianista nuevo, algunas andan locas por él. Dicen que es muy guapo.
-Eso me trae sin cuidado, solo necesito alguien con quien tocar. Espero que tenga talento.
-Ya veremos. Dicen que es de ingeniería.
-Para variar, en el grupo solo somos de letras y arte… Olvidé pedir un libro, tengo que volver, no demoraré mucho.
Da vuelta sobre sus pasos, caminando rápidamente casi sin prestar atención a quien pasa por su lado, de pronto un vislumbre tan rápido como una exhalación le congela la sangre: ese mismo cabello color arena, esos ojos verdes como esmeraldas pasa como un rayo a su lado.
-No puede ser… me estoy volviendo loca… -una amarga sonrisa brota de sus labios mientras se deja caer en un escaño. Se reclina hacia atrás y deja que el sol que se filtra entre las ramas acaricie su rostro.
Cuando calcula que ya debiera estar de vuelta de la biblioteca, se pone de pie y se dirige hacia las salas de ensayo: si hay un tema que deteste, es "lo guapo que es el pianista-violinista-violoncelista nuevo". ¿Acaso las otras chicas no tienen más tema? Llega a la sala de ensayo, se detiene al escuchar los acordes del piano, casi puede ver las manos que se mueven ágiles como mariposas sobre las teclas. Sí, definitivamente el pianista nuevo tiene talento. Abre la puerta, y ve que se ha formado un corro que rodea el piano. Deja su mochila al lado de su asiento, abre el estuche, toma su violín, lo acomoda sobre su barbilla, cierra los ojos y se une a la melodía.
-Muy bien, jóvenes, pero ahora tenemos ensayo para la próxima presentación –interrumpe el director- aparentemente se ha formado un buen dúo. Michiru, tu pianista se llama Haruka, Haruka, ella es Michiru.
Se gira hacia el piano, los demás estudiantes se separan y se le detiene el corazón porque quien está sentada frente al teclado, es esa persona de cabellos dorados y mirada inquisidora que le observa como si hubiera visto a un fantasma.
Hasta aquí por hoy, antes de continuar, necesito saber si alguna chica Tenoh me puede expresar su punto de vista de esta situación, a veces me cuesta ponerme en el lugar de Haruka, y no quiero que sea escrito solo desde el punto de vista de Michiru, después de todo, tampoco ella lo está pasando muy bien.