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선의의 경쟁 | Friendly Rivalry (TV)
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¿Qué pasaría si Seulgi y Jaeyi fueran mamás?ONE- SHOTS
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La muerte es complicada...

 

El salón estaba en silencio, roto sólo por el clack constante de los bloques de Lego que Bora apilaba con concentración. Jaeyi permanecía inmóvil en el sofá con los dedos entrelazados con tanta fuerza que las articulaciones habían palidecido.

 

En su mente seguían rebotando las palabras del informe: "Cese de actividad cerebral. Paciente de 7 años. Causa: traumatismo craneoencefálico severo".

 

—¡Mira, mamá! —La voz de Bora cortó el aire—. ¡Hice un hospital! ¡Como el tuyo!

 

El castillo de plástico era una torre tambaleante de bloques azules y rojas, con muñequitos desparramados representando a los pacientes. Jaeyi parpadeó, forzando los músculos faciales en lo que pretendía ser una sonrisa.

 

—Muy... bonito, princesita.

 

Su voz sonó como papel de lija, y Bora bajó inmediatamente sus manos. Los ojos marrones de la niña irónicamente tan parecidos a los de Seulgi- escudriñaron su rostro.

 

—¿Te hace pupa la cabeza? —preguntó, arrastrándose por el suelo hasta el sofá dónde estaba sentada su madre.

 

Jaeyi respiró hondo. El reloj marcaba las 9:47 PM. Seulgi aún estaría en el hospital, terminando los informes de la niña...

 

—No, cariño, solo estoy...

 

Un pequeño sollozo le traicionó. 

 

Brutal. 

 

Incontrolable. 

 

Como si algo se hubiera roto por dentro de su cuerpo.

 

Antes, perder a un niño en el hospital era horrible para Jaeyi, lo peor que te podía pasar cómo doctor. Pero ahora, desde que se había convertido en madre, no podía evitar pensar: "¿Y si fuera Bora?" 

La pequeña al ver que su madre no contestaba reaccionó al instante. Con la agilidad de un pequeño koala, trepó al sofá y se acomodó en el regazo de Jaeyi, colocando sus piernas a cada lado de su cuerpo. Sin dudarlo, rodeó el cuello de su madre con sus brazos y tiró suavemente, acercando sus frentes hasta que apenas había espacio entre ellas.

 

—¿Te duele el corazón? —preguntó con toda la seguridad que podia reunir una niña de seis años—. Estás triste como cuando Nemo se fue a vivir al cielo ¿Verdad?

 

Sus ojos de color miel,  brillaban con tristeza recordando claramente cómo Jaeyi y Seulgi la había abrazado aquella tarde, cuando encontraron al pez dorado flotando panza arriba en la pecera.

 

Jaeyi al escucharla,  no pudo reprimir un pequeño temblor en la barbilla.

 

Las lágrimas comenzaron a caer libremente, manchando el pijama de dinosaurios de Bora.

 

—¿El cielo se puede visitar? —preguntó la niña, pasando un dedo curioso por las mejillas mojadas de su madre.

 

-No creo cariño.. no, hasta que seas muy muy mayor- Explicó intentando controlar sus emociones.

 

-Y la persona que se ha ido a vivir al cielo… ¿Era muy mayor?- Preguntó la pequeña con inocencia. 

 

Jaeyi, suspiró y tan solo pudo negar con la cabeza mientras le colocaba un mechón oscuro detrás de la oreja. 

 

La niña frunció el ceño, mientras sus neuronas trabajaban a toda velocidad en un intento de comprender cómo alguien que no era mayor podía haberse marchado al cielo tan pronto.

 

—Pero no estés triste, mamá —susurró, limpiando de manera torpe esa lágrima que Jaeyi no había logrado contener—. Seguro que se fue como la astronauta de mi cuento a explorar las estrellas y... —hizo una pausa dramática— ¡Y seguro que también se llevó a Nemo de excursión! Así cuando sean grandes podrán vivir juntos en el cielo. —Explicó con una infantil lógica infalible— ¿Por eso llorabas? ¿Por que pensabas que estaría sola?-

 

Jaeyi sintió cómo algo se desgarraba en su pecho. Antes de que pudiera contenerlo, un sollozo ronco escapó de sus labios, seguido de otro. Y otro.

 

—Ven aquí, princesita hoy mamá necesita un abrazo gigante de los tuyos —logró pedir entre lágrimas, abriendo los brazos con esa vulnerabilidad que solo Bora y Seulgi podían sacarle.

 

***

 

Las llaves sonaron en la puerta media hora después.

 

Seulgi entró arrastrando los pies, con el pelo recogido en un moño deshecho y las ojeras marcadas. 

 

—¿Jaeyi? —llamó suavemente, dejando caer la mochila del trabajo.

 

Bora dormía profundamente sobre su pecho, aferrada a su camiseta como un pequeño marsupial. Jaeyi no había tenido corazón para moverla, ni siquiera cuando sus brazos empezaron a entumecerse.

 

—Shhh —hizo Jaeyi con los labios al ver la mirada de preocupación de Seulgi—. Acaba de quedarse dormida.

 

Seulgi asintió, dejando caer las llaves en el jarrón con un clink amortiguado.

 

Se acercó en puntillas, rozando con los dedos la mejilla hinchada de Jaeyi y beso con delicadeza sus labios.

 

A continuación, Jaeyi se levantó con cuidado, ajustando a Bora en sus brazos. La niña dormía profundamente, con los dedos aún enredados en el suéter de su madre. 

 

En el cuarto, Jaeyi arropó a Bora con movimientos mecánicos. 

 

La directora, cerró con cuidado la puerta de la habitación de Bora, asegurándose de no hacer ruido. Al girarse, encontró a Seulgi aún de pie en el recibidor, colgando su abrigo con movimientos cansados. Sin decir nada, sin pedir permiso,  fue hacia su mujer y la envolvió en sus brazos desde atrás, enterrando la nariz en su nuca.

 

Seulgi se quedó quieta un instante, sorprendida, antes de derrumbarse contra ella con un temblor que recorría todo su cuerpo.

 

—Era tan pequeña, Jay... —murmuró Seulgi, aferrándose a los brazos que la rodeaban—. Tan, tan pequeña.

 

Jaeyi la sintió temblar y la giró suavemente para encontrarse con su mirada. Las lágrimas que corrían por las mejillas de Seulgi le partieron el corazón.

 

No hizo falta preguntar.

 

No hizo falta hablar.

 

Simplemente la atrajo contra su pecho con más fuerza, dejando que Seulgi escondiera allí su dolor y se desahogara.

 

—Lo sé princesa, lo sé… —susurró Jaeyi contra su pelo—.

 

-Sabía que esto pasaría.. la niña estaba muy mal, pero es que..-

 

—Nunca te acostumbras —terminó Jaeyi por ella, acariciándole la espalda con movimientos lentos—.  Es normal mi amor, a veces nuestro trabajo es una mierda… -

 

Seulgi se apretó más contra ella, como si quisiera desaparecer en ese abrazo y Jaeyi no la soltó. 

 

En ese momento, lo único que le importaba a la directora del hospital era sostenerla.

 

—Ven —dijo al fin, cuando los temblores de Seulgi empezaron a calmarse—. Te he preparado chocolate.

 

Seulgi asintió contra su hombro, sin separarse del todo.

 

Jaeyi no la obligó a hacerlo.

 

En lugar de eso, la guio al sofá sin soltarla, como si temiera que Seulgi se desmoronara si lo hacía…

 

— Sabes, Bora me contó una teoría —dijo Jaeyi después de un rato todavía con Seulgi apoyada en su hombro—. Dice que ahora esa personita que no era mayor, estará explorando las estrellas junto a Nemo-

 

Seulgi soltó una risa entre sollozos.


—Esa niña…- Cualquier día me la voy a comer a besos-

 

—Ha salido a tí- Susurró Jaeyi con devoción mientras le daba un cariñoso beso en la sien de su mujer.

 

Se quedaron calladas un momento, escuchando la respiración tranquila de Bora que llegaba desde el cuarto.

 

—Mañana tenemos el día libre- Recordó Jaeyi con un bostezo.- Nada de hospital, solo pijamas, películas malas y nuestro pequeño gremlin molestando cada cinco minutos.-

 

-No le llames así- Se quejó Seulgi esta vez acurrucándose más contra ella si es que eso era posible.-Pero me parece un plan perfecto..- 



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