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-ahora que estoy aquí es bastante intimidante- murmuro Teddy con algo de sosobra, mientras miraba las sombrías ruinas de la gran mansión. Respiro hondo, sintiendo que su estomago se hundía de desilucion y al mismo tiempo un revoloteo de mariposas de fuego que lo incitaban a recorrer la casa que había habitado sus mejores fantasías. Despues de todo, no se habia esforzado tanto en convencerlos de llevarlo a una isla galesa desierta en el medio de la nada para retractarse justo cuando tenia todo al frente suyo.
Todo había comenzado cuando su hermano Genis (si, asi de raros eran los nombres que ponian sus padres, algo sobre herencia extranjera, y desgraciadamente para su hermano, su abuela solo logro salvar a Teddy) le entrego un paquete de sus abuela, el cual ella le había pedido que le hiciera llegar unas horas antes de que hubiera llamado a Teddy esa fatídica tarde. El paquete era un libro. De Emerson, precisamente, el corazón le había latido en el pecho cuando recordó las palabras de la abuela. Lo abrió y dentro encontro una postal con una imagen de algo que se le hacia ligeramente familiar, pero nunca lo había visto, en la descripción decía “Cairnholm Island, Gales”, al darle la vuelta había algo escrito detrás.
“Sara, espero que estes bien, los niños y yo estamos a salvo. Espero saber de ti. Tuya Wanda Peregrine”
¿Era esto lo que había querido el abuelo que encontrara? «Sí -penso, Teddy con renovada resolución-, tiene que serlo»; no las cartas de Emerson, sino una carta, metida dentro del libro de Emerson. Teddy había logrado flaquear la negativa de sus padres con artículos sobre Cairnholm Island, y su reconocida fauna ornitológica, para el libro de papa. Pero el factor clave fue la doctora Golan. No sólo refrendo la idea, sino que animo a sus padres para que le permitieran ir.
-Podría ser bueno para él -dijo, tras una sesión-. Su abuela convirtió ese lugar en algo magico y visitarlo quizá lo ayudaría a desmitificarlo. Verá que es tan normal y carente de magia como cualquier otro sitio y, en consecuencia, las fantasías de su abuelo perderán poder. Podría ser un modo muy efectivo de combatir fantasía con realidad.
Así que aquí estaba, un adolescente de casi dieciocho años visitando lo que seria su disneylandia personal, vadeo entre la maleza, hasta llegar al aruinado porche de la mansion cayendose en ruinas y abandonada, todo baldosas rotas y madera podrida, se inclino a un lado para atisbar por un ventana resquebrajada. Todo lo que se podia distinguir a través del cristal cubierto de mugre eran contornos de muebles,
Recordo su charla con el posadero, cuando le habia preguntado si alguine vivia en una mansion en la isla
-el orfanato- grunño el posadero-Están muertas, hace mucho tiempo. Nadie ha vivido allí
desde la guerra.
Su padre habia negado con cansancio y se fue a pedir una bebida. Teddy no lo noto
-¿Qué quiere decir? ¿Qué guerra?
-pues sólo hay una por aquí, muchacho, la segunda. Fue un ataque aéreo alemán lo que acabó con ellos, si no me equivoco- se encogió de hombros ignorando la sorpresa que provocaba- durante esos años, yendo por el 1940 y algo, había una batería antiaérea en la punta más alejada de la isla, cerca de la casa. Eso convertía a Cairnholm en un blanco justificado. Como les importara mucho a los alemanes-escupió-. En cualquier caso, una de las bombas se desvió de su ruta, y, bueno... —Sacudió la cabeza—. Una mala suerte asquerosa. Todos esos pobres niños, eran adorables, ninguno sobrevivió.
“supongo que no habra nadie para abrirme la puerta, o alguien a quien le importe” pensó el rubio para si. Descendió al patio, y dio la vuelta a la casa en buscando otro modo de entrar, a la vez que evaluaba aquel lugar. En la parte de atrás encontró un acceso sin puerta, con una cortina de enredaderas colgando, un agujero enorme y oscuro. Tomo aire y entro, a pesar de que no había mucha diferencia en el estado de adentro y afuera, se podía adivinar que había sido una casa bastante espectacular y hogareña, Teddy sonrió tristemente, habría sido bastante espectacular, paso sus dedos por los muebles cubiertos de tierra y se detuvo frente a los arruinados marcos de fotografiás, tal ves si lograba limpiarlas podría…
-¿hola?- Teddy se volteo de inmediato hacia la voz que apareció de golpe, una sombra en un pasillo oscuro, parecía un niño casi de su altura, un poco mas delgado que el- ¿eres…- no supo lo que iba a decir por que salio corriendo, ni siquiera se replanteo si era un fantasma o si el le temía a los fantasmas, no se parecía a la extraña criatura que ataco a su abuela, pero bien podía razonar esto cuando estuviese lejos y a salvo. En su camino a la salida escucho voces, pequeños murmullos y risitas, dos capuchas gemelas se asomaron por una puerta, parecían niños con un saco blanco y dibujos negros en la cabezas, Teddy se desvió hacia el otro lado y algo le golpeo la cabeza con fuerza, dejándolo inconsciente al instante.
-¿enserio Thomas?¿era necesario?- le recrimino Billy entrando por la puerta por donde el chico extraño había huido de el, su hermano gemelo bajo el bate y bufo.
-bien podríamos haberlo corrido hasta el pueblo, y aunque eso hubiera sido fácil para mi, realmente no tengo ganas de cargarte- Tommy señalo los pesados zapatos de Billy.-así que solo lo hice sencillo para nosotros.
-como sea, aun así, ¿un bate? Pudiste haberlo herido gravemente- dijo el chico moreno acercándose al cuerpo inconsciente, a pesar de que prontamente tendría un chichón en su cabeza, Billy tenia que admitir que era bastante guapo, era alto, tenia el cabello rubio y despeinado y unos raros apliques en sus orejas, sus facciones eran bastante suaves pero marcadas y atractivas. Vestia ropa bastante holgada y no llevaba camisa, sino una camiseta con un dibujo raro, y una campera con capucha roja, que a Billy le pareció una chaqueta suelta y descuidada, aun asi se notaba que su cuerpo era ancho y definido bajo todo eso.
-¿porque lo estas tocando?- pregunto Tommy detrás suyo, Billy se sonrojo y alejo rápidamente su mano de la frente del extraño, a quien le había corrido el flequillo de la cara.
-por nada, me preocupa que ese golpe haya sido demasiado, tomar pulso, esas cosas- maldijo internamente por sonar tan nervioso. Tommy sonrió malevolamente y Billy suspiro sabiendo que no oiría el final de esto. Se levanto y dio unos pasos atrás sin despegar la vista del extraño.
-bueno supongo que podrás hacerle de enfermera en casa- sonrió Tommy, y su gemelo bufo- como sea, ¡Molly, ven te necesitamos para encargarte de esto.!- Una chica mas joven que ellos, apareció por la puerta tenia el cabello castaño claro suelto, una camisa rosa de mangas corta y una falda hasta la pantorrillas. -todo tuyo, chica- Molly sonrió y avanzo hacia ellos.
-¡poderes de princesa poderosa!-exclamo felizmente mientras levantaba el cuerpo de un extraño bastante mas grande que ella como si nada y lo carga sobre sus hombros.
-bien, vayámonos, ya nos estamos tardando- agrego Tommy mientras salían de la mansión abandonada. Billy suspiro mientras los seguía, los gemelos con sus extrañas ropas y capuchas blancas corretearon emocionados cerca de ellos y eso le hizo sonreír levemente, miro hacia atrás por inercia, la casa estaba como siempre, pero la llegada de este chico extraño que la señorita Wanda Peregrine les pidió que encontraran y trajeran le inquietaba un poco, nadie se había unido a ellos desde hace mucho tiempo, solo habían perdido gente; y aquí afuera algo se sentía extraño, como si algo estuviese cambiando,
el no lograba saber como, pero la llegada del chico desconocido tenia algo que ver, “o tal ves es solo por que te parece guapo” dijo una vos en su cabeza, Billy se sonrojo.
-¡Billy, vayámonos!, con esa velocidad el bucle se cerrara tres veces antes de que lleguemos- grito Tommy, el pelinegro chasqueo la lengua “solo le estoy dando vueltas sin sentido a las cosas” alejo su mirada de la antigua casa y se apuro en alcanzar al resto, maldiciendo un poco la incomodidad de sus pesadas zapatillas para atravesar toda esa maleza y rocas resbalosas.
Bastante lejos de allí, pero no tan lejos como para que sea seguro, un hombre en traje elegante soltó un suspiro relajado mientras dejaba a su cuerpo retomar la forma mas joven que lo caracterizaba, su cuerpo perdió las arrugas y se torno mas vigoroso y fuerte, lo único que permaneció intacto fueron sus ojos blancos y lechosos, vacíos y peligrosos, el hombre sonrió mientras miraba la costa acercarse a ellos.
-pronto- murmuro jovialmente a la aterradora criatura a su lado, invisible e inquieta- pronto te darás un festín, y yo una segunda oportunidad.