
Odín siempre gana
A Loki le habría gustado tener una cajita donde esconder a todos los niños de Midgard mientras El Destructor lanzaba llamas contra edificios y personas. Quería ayudarlos, a todos los humanos, pero no podía.
Ese mundo tan hermoso se vio rodeado por toda clase de guerreros y entre ellos, los elfos oscuros con sus gigantescas naves.
Loki trató de no temerles, pero era imposible, ellos sí se mostraban horribles, a pesar de la noche, todo se veía claro por el fuego, y por la luz de los helicópteros de policías que sobrevolaban los cielos pidiendo a los extraños “extraterrestres” rendición.
Lágrimas de rabia e impotencia resbalaron por sus mejillas. Thor trató de calmarlo, diciéndole que todo estaría bien, que escaparían, pero Loki no quería escapar, quería ayudar. Estuvo tantos años, encerrado, abusado sin entenderlo, si hubiera gritado tal vez lo habrían ayudado. ¿O lo habrían ignorado como él estaba tratando de hacerlo? Thor repetía que salir a ayudarlos sería su perdición ya que ambos tenían la apariencia de un aesir y no sería difícil ser reconocidos, al menos Thor.
Brunilda también estaba de acuerdo con Thor, mencionando además que no debían perder el tiempo y prepararan algunas cosas para llevar.
Pero Loki no quería, y más cuando la gente empezó a aparecer del otro lado de la ciudad, estaban escapando hacia un lugar seguro. Con gritos desesperados y otros de temor, corrían sin poder creer lo que el cielo había dejado caer sobre ellos. A pesar de los disparos, la gente gritando, lo que más claro se escuchaba era a El Destructor, a pesar de estar a una distancia lejana, se podía oír el horrible sonido que causaba al lanzar llamas desde su rostro.
Poco había durado la euforia cuando Tony Stark y su equipo de superhéroes habían llegado en su ayuda, para que más tarde ser alarmados desde diferentes puntos de la Tierra. Entonces Tony cayó en la cuenta de que la Tierra estaba siendo invadida en su totalidad, creando el apocalipsis que narraban los religiosos pero con una guerra. Tony no podía ir a ningún otro lugar, no al percatarse también que esos seres de otros mundos tenían como objetivo principal esa ciudad.
—Odín siempre tiene lo que quiere —habló Loki hacia Thor, suspirando con resignación, había secado sus lágrimas con fuerza.
—Loki, no permitiré que…
—Pero hay gente que está muriendo. Ellos ni siquiera tienen idea de quiénes somos —Loki se apresuró a decir—, tal vez deberíamos salir y ayudarlos, que Odín sepa que sí estuvimos aquí pero que también nos vea marchar para dejar en paz este planeta.
Sin duda, a Thor le pareció una maravillosa idea. Pero tuvo que negarse, no tenía el Mjolnir para ser guerrero que fue una vez.
—Por favor —insistió Loki.
—Está bien, —aceptó Thor, no muy convencido. — pero debes mantenerte a mi lado.
—Antes de ponernos en marcha, —Loki lo detuvo tomándolo de las manos con suavidad—¿Podrías hacer algo por mí? No tomará mucho tiempo si aceptas. —Thor lo miró confundido pero aceptó inclinando la cabeza con seriedad —¿Podrías… besarme? Quiero saber cómo se siente ser besado por alguien que no es… que no es él.
Thor alejó sus manos de las de Loki, sintiéndose conmocionado, confundido ante la petición. No podía hacerle eso, quiso negarse pero Loki lo interrumpió.
—Estos días me has cuidado, me has enseñado la mentira en la que viví. Por eso, enséñame cómo se siente ser amado de verdad, sin malas intenciones —Loki levantó sus manos para apoyarlos en los anchos hombros de Thor, mirándolo fijamente.
Thor quiso preguntar por qué suponía que él lo amaba, ¿cómo podría decirlo si ni siquiera sabía que podría amar a Loki? Pensó que tal vez no había necesidad de decirlo ni esconder el extraño sentimiento que nació, pero era muy pequeñito, algo sin importancia.
Ni los gritos que aumentaron, ni los niños empezando a llorar a voz abierta, ni los disparos estrellándose muy cerca donde estaba, nada evitó que Loki desviara su mirada, esperando por el beso. Casi obligado, Thor se acercó más a Loki para tomarlo de la cintura y empujarlo un poco más a él. ¿Y si estaba cometiendo un error? ¿Y si era una trampa? Era Loki, él era… inocente.
Con mayor razón no debería, se dijo Thor, pero Loki ya había cerrado los ojos empujando un poco su rostro hacia él. Thor se alejó con delicadeza.
—¿Doy asco, verdad? —Loki abrió los ojos, dibujando una sonrisa triste en sus labios, y algo apenado continuó—: Estoy sucio, solo Odín puede besarme, solo él puede…
Thor quiso detenerlo pero Loki estaba decidido a seguir menospreciándose, así que no tuvo otra opción que taparle la boca, quiso hacerlo con su mano pero fueron sus labios los que lo callaron. Al menos fue rápido, lo suficiente para que Loki pusiera una expresión de sorpresa.
—Otra vez… —pidió Loki después de los segundos más largos que existieron, acariciando sus labios.
A Thor le empezaron a quemar dudas, de por qué quería besarlo ahora, pero profundizándolo hasta sentir el sabor de sus besos, conocer cada rincón de su boca, amarlo… miró a Loki casi pidiéndole disculpas pero este ya tenía los ojos cerrados con los labios en su dirección formando un puchero para un beso. Verlo así, no le quedó más que aceptar que era un gesto adorable, todo en Loki lo era. Se acercó para besarlo, sellar sus labios con los suyos. Sonrió entre sus labios ante la extraña sensación que Thor estaba seguro qué era.
Loki abrió sus labios para sentir los suaves movimientos de sus labios, sin la necesidad de morderse ni ahogarse en salivas como con Odín.
—Eso fue diferente —habló Loki separándose tan solo unos centímetro de Thor. —¿Esto que siento, aquí —se tocó el pecho—es malo?
Thor iba a contestar pero Brunilda hizo su aparición carraspeando la garganta, tanto Loki como Thor se alejaron bruscamente, como si lo que estaban haciendo, realmente, fuera algo malo. Fue como si de pronto fue Odín quien los encontró.
Brunilda no dijo nada, su expresión tampoco ayudaba porque no era ni de sorpresa ni enojo, más bien estaba preocupada para que pudiera escapar. Habló del primer planeta al que deberían llegar, Thor la cortó explicándole el plan de Loki, sobre ayudar al planeta antes de irse.
—No sería el único planeta en ruinas, muchos ya han perecido y Midgard no haría la diferencia. Así que vámonos ahora —apuntó Brunilda.
—Entonces recogeré algo más —con voz triste, Loki salió de la sala hacia el dormitorio sin antes regalarles una sonrisa igualmente temblorosa.
—Quiere ayudar al mundo que fue amable con él —le expresó Thor a su amiga, una vez Loki ya no estaba entre ellos —, aquí nadie ha tratado de lastimarlo. Por eso, debemos dejarnos ver antes de irnos, este mundo no se merece esto.
Antes de proseguir, una voz aparatosa, bastante fuerte en los cielos como en la tierra llamó su atención, aun con el temor y temblor de su voz, lograron entender lo que pedía: que evacuaran la ciudad, alejarse y no olvidar a los niños.
—Debemos escapar… oh se detuvo —con una voz algo quebrada el policía siguió hablando en el altavoz —deben escapar, todos háganlo, ¡ahora!
Thor se aproximó a la ventana con cuidado para ver qué estaba pasando, y es que realmente algo había dejado de hacer ruido. Miró las calles, la gente seguía corriendo, algunos gritando cosas inentendibles, y a los lejos vio a los elfos oscuros y algunos asgardianos marchar en su dirección, y lo peor es que El Destructor ya no lanzaba fuego, estaba estático.
Y los elfos oscuros estaban cada vez más cerca.
—¿Soy yo o vienen en nuestra dirección?
—Tal vez Hugin y Munin nos vieron…
Thor quiso correr al dormitorio por Loki, pero ante sus miradas, vieron a través de la ventana caer algo blanco, a pesar del grito de alarma de las personas, se pudo escuchar el impacto contra el suelo. Brunilda, sin importar nada, corrió a la ventana para abrirla y ver con sus ojos lo que ya se imaginaba era. Entre la sangre empezando a teñir el piso, vieron al caballo blanco con alas.
—No puede ser. ¡Loki! —Thor corrió alarmado por Loki, estaban perdidos, no podrían escapar de Midgard pero sí podrían todavía huir hasta ver la manera de salir de ahí.
Abrió las puertas, pero la habitación estaba vacía, ni siquiera tuvo que ir a buscar en el baño al ver las ventanas del dormitorio bien abiertas. Incluso el abrigo que Loki estaba usando, estaba encima de la cama.
Brunilda apareció por detrás para comprender en esos segundos lo que acababa de pasar. No tuvieron tiempo para reaccionar ante la masa de elfos que llenaron el lugar. Se dejaron encadenar, para salir afuera donde el cielo empezaba a abrirse llevándose poco a poco a todos los extraños en Midgard.