
Chapter 22
A Thor le molestaba que su padre no le permitiera ver a Loki.
Siempre lo visitaba a escondidas pero quería hacerlo con permiso y así sacarlo fuera del palacio.
En todo ese tiempo que estuvo en Asgard tampoco escuchó que Odín extrañara a su madre, pensó que tal vez no quería revivir momentos dolorosos pero verlo tan incómodo ante la mención de su madre hacía que Thor sospechara de algo que se le estaba escondiendo.
—Supongo que madre adoraba a Loki: es muy lindo.
—¿Te parece lindo?
—Sí, y tú lo ves más que yo —usó un tono casi acusatorio —, es como un niño, nadie que no lo haya visto puede decir lo contrario — sonrió. Esperó que su padre hiciera algún comentario más pero no obtuvo nada. —¿Alguna vez pregunta por madre?
—No lo hace, no la recuerda.
—Si no le dieras de esa medicina tal vez la recordaría.
—Sin esa medicina tu hermano puede morir —y ahí iba otra vez, su tono de voz se volvía molesta mientras explicaba lo importante que era esa medicina que no solo contenía floripondio sino muchas otras más para calmar dolores que supuestamente a Loki lo aquejaban.
—Quiero que lo llevemos a ver a otros sanadores de otros mundos. En algún lugar…
—No, Thor. ¿Crees que no hice nada por mejorar la salud de tu hermano? He dejado Asgard en secreto, he dejado mis responsabilidades por ayudar a tu hermano pero no hay nada que pueda sanarlo, nació así y así morirá. Incluso le pedí ayuda al mismo Laufey pero fue en vano.
—Entonces deja que yo lo intente. Yo cuidaré de Loki…
—No. Loki no saldrá de este reino. —le increpó Odín.
—¡Entonces traeré a todos los mejores sanadores de todos los mundos hasta aquí!
—¡Sí que eres obstinado! —exclamó Odín. —No discutas conmigo, hijo.
—Entonces déjame ver a Loki, no lo alejes de mí.
—No lo hago yo. Loki no quiere ver a nadie. Aunque fueras a verlo estoy seguro que no te dirigiría la palabra.
Mientes. Thor sonrió incrédulo. Tomó aire para expulsarlo con lentitud y la paciencia lo dominara.
—Creo que ya es hora de tu reunión, padre. Mientras estás ahí dentro, pon atención a lo que dicen. Toda esa gente –gobernante de los reinos que protegemos- quieren no solo ver a mi hermano sino llevárselo. Has dicho que su enfermedad es grave pero no para nosotros, estamos seguros que podemos solucionarla. Incluso las nornas podrían ayudar.
Dicho eso, Thor se retiró fingiendo salir del palacio.
En otras circunstancias ni siquiera habría deseado ver a Loki, simplemente habría querido estar solo, pero no era ese momento. Como todos los días, esperaba que Odín estuviera realmente ocupado para dirigirse hacia los pasillos que lo llevarían con Loki. Con suerte la reunión de Odín duraría un par de horas.
Los guardias, al verlo, hicieron un ademán de que eran cómplices. Abrió las puertas y ahí estaba Loki, siempre estaba ahí con la cabeza agachada. Y al verlo se ponía de pie y jugaba con sus manos sin saber qué decir o hacer, y eso le parecía muy tierno a Thor.
Le invitó a dar un paseo por los jardines a los que Loki estaba permitido salir.
—Hoy quiero estar aquí —dijo Loki sentándose en la cama que le pertenecía a Odín.
—Entonces aquí nos quedamos. ¿Y cómo has estado?
Loki empezó a pellizcar la piel de sus dedos. No los hacía con brusquedad pero a Thor le importaba mucho como el hecho de ver sus ojeras cada vez más notorias. Supuso eran por las pesadillas que sufría, en ese caso realmente Loki tendría que tomar de sus medicinas para muy pesar del rubio ya que siempre estaba reclamándole a Odín de ya no medicarlo.
—Padre dice que no quieres salir, ¿no te aburres estar encerrado siempre aquí?
Loki lo miró haciendo que ahora Thor desviara su mirada. Aún no aceptaba el momento incómodo del beso entre Odín y Loki. Ni siquiera había logrado reunir el valor de preguntárselo, de todos modos no sabía si Loki diría algo sensato. Tal vez diría que no recordaba eso, o que solo fue un beso.
—Los elfos oscuros me dan miedo. —le susurró Loki con ojos tristes.
—Pero ellos no pueden venir a nuestro hogar, está prohibido.
—No, nos encerraron y… papi dijo que no debemos hablar de ellos.
—¿Encerraron… dónde?
—No, papi nos castigará.
—Si no le dices que hablamos de esto, no te castigará… pero dime, ¿encerrados dónde?
—Aquí. Pa…papi y yo solos aquí. ¿Tú dónde te escondiste?
Thor no pudo evitar soltar una carcajada pensando que Loki bromeaba pero pronto eso cambio. Loki le hablaba en serio. Como todos los días, Loki siempre hablaba en serio.
—¿Quién te dijo eso?
—Papi.
Thor pensó que tal vez Odín había tomado a los elfos oscuros para que Loki durmiera, cómo a él lo asustaron con los jötnar, de niño.
—Cuéntame cómo —se sentó en el piso para poder mirar directamente el rostro de su hermano.
Loki miró hacia la puerta por unos segundos y entonces se acercó un poco más a Thor para contarle en voz baja:
—Papi dice que los elfos oscuros mataron a muuucha gente… —Loki trató de recordar las palabras de Odín de memoria—, los elfos oscuros, seres repugnantes con el corazón oscuro que es alimentado con la muerte nos privaron de nuestra vida normal. Nos obligaron a estar escondidos, sin hacer ruido. Pero luego se fueron y ahora podemos salir.
—¿Y sabes qué paso con los elfos oscuros? —preguntó Thor con fingido interés porque sabía que todo era una tontería.
—Ya no existen. Ya no pueden hacernos daño.
—¿Te dijo padre por qué desaparecieron?
—…No.
Thor estaba tentado a decirle que todo era una mentira, que Odín le había engañado. ¿Pero y si su padre decía la verdad y Loki realmente inventaba cosas y confundía la realidad con sus pesadillas?
—Loki, ellos no volverán. Estoy aquí y voy a protegerte, ¿sí?
Pasaron un poco rato más tratando de hablar pero ahora Loki se había quedado casi mudo, parecía incluso irritado por algo, como si su presencia o tal vez sus preguntas lo hubieran molestado y por eso, Thor creyó que tal vez sería mejor dejarlo solo. Así que simplemente se marchó recordándole siempre que Odín no debía enterarse que se vieron.
No se explicaba ni él mismo porqué temía que su padre se enterara. No es como si lo recordara como alguien vil, su padre siempre fue amoroso con él y su madre.
Pero necesitaba saber más de las cosas que Odín había dicho, sin importarle que fueran alucinaciones, una pequeña parte de él creía todo lo que Loki decía.
🌟
Brunilda llegó a Asgard en su caballo alado, para las valkirias no era necesario usar el Bifrost, la cabalgata en los caballos era tan rápida que se abría un portal delante de ellas. Así el trabajo de las valkirias era impecable y rápido.
Odín la recibió al instante cuando ella mandó informar a un guardia sobre su presencia.
Hizo las correspondientes presentaciones y entonces puso la cabeza del jotun entre ellos preguntando si esa no era la cabeza de Laufey.
—No lo es, ¿acaso no puedes recordarlo?
—Pero este jotun tenían este collar en el cuello —y sacó el pendiente de oro que Laufey usaba —¿acaso no le pertenece esto al rey Laufey? Todos los reyes de los nueve reinos tienen uno igual. Además estas piezas de oro que tiene en la cabeza…
—¡No es él! —bramó Odín haciendo que Brunilda se sobresaltara —No, no lo es. — suspiró tratando de sonar pacífico. —Laufey no es así.
Odín tomó el collar y esta vez volvió a ver la cabeza cercenada del jotun estudiándolo detalladamente, esperando que fuera Laufey de alguna forma pero no lo era.
—Me temo que Laufey quiere fingir su muerte —cansado, Odín se puso de pie tomando con fuerza el collar de Laufey. —Vuelve a tu trabajo. Encargué a las demás valkirias asesinar a quienes esconden a los jötnar, haz lo mismo.
—Sí su majestad —ahora Brunilda pensó que tal vez Laufey tenía razón en llamar enfermo a Odín porque justo en ese momento estaba actuando como el rey que juró nunca sería. Ponía en peligro a gente inocente. Las valkirias no dudarían en matar a los jötnar y a la gente que esté a su alrededor. —Majestad, una pregunta antes de mi retiro: ¿puedo conocer al príncipe Loki? he oído que se parece a Laufey, si tan solo me lo permitiera yo…
—Tengo que negarte esa petición. Mi hijo no recibe extraños.
—Entiendo, su majestad. Pero he viajado por varios mundos buscando y cazando jötnar, y en un mundo no muy habitable se está creando un artefacto capaz de señalar en un mapa a sus parientes. Si pudiera obtener algo de Loki; una sola gota de sangre… todo terminaría.
Después de pensarlo y asimilar lo que la valkiria le decía, Odín aceptó entregarle una gota de sangre de Loki pero que debía esperar al día siguiente.
Brunilda asintió y se despidió. Al menos podría quedarse en el reino unas horas antes de marcharse y trataría que Thor lo ayudara a encontrarse con Loki. Así que lo mandó llamar con un guardia.