
Confusión
Loki miró cada rincón de la habitación, incluso debajo de la cama. Temía verla otra vez. Temía ver la cabeza de Sif rodando por ahí y quedarse frente a él como vigilándolo.
Lo que más terror le causaba era revivir una y otra vez el momento exacto en que un extraño entró a la habitación, arrastrando el cuerpo de Sif y dejando a su paso una capa de sangre.
—Córtale la cabeza —había pronunciado Odín poniéndose una túnica.
Cortar. Y fue exactamente eso lo que hizo el extraño para entregárselo a Odín.
—Llévatela —ordenó Odín y el extraño arrastró el cuerpo de Sif fuera de ellos y una vez solos Odín le lanzó a Loki una mirada con tanta furia que hizo que el chico se encogiera en su lugar, y entonces Odín le tiró la cabeza de Sif y Loki la atrapó entre su pecho. Al sentir la sangre de Sif entre sus manos, aún cálida, gritó de terror y la tiró al piso.
—¡A mí nadie me engaña! ¡NADIE ME MIENTE! —un fuerte golpe llegó a su mejillas y luego otra para luego tomarle del cabello con brusquedad —¡Vas a decirme todo lo que esta mujer te ha estado diciendo! —la ira en los ojos de Odín, como si de pronto se hubieran vuelto de fuego, hicieron que Loki terminara llorando, arrodillándose ante su padre por perdón. Estaba completamente seguro que Odín había descubierto que no había tomado de la copa de oro.
“Miéntele”
Dejó de llorar por un segundo para mirar la cabeza de Sif, confundido de haberla escuchado hablar cuando ahora parecía que sería imposible.
—¡Dime qué tanto te dijo!
—Te llamó Odín… —mentir…—dijo que me fuera con… ella —mentir—ella intentó lastimarme y… —le miró a los ojos a Odín comprendiendo que si Sif lo hubiera golpeado no lo habría soportado porque ella le agradaba y Odín empezaba a asustarlo. Bajó la mirada por un extraño sonido que pasó por su cabeza. ¿Qué le estaba sucediendo?
—¿Qué más te dijo? —Odín jaló del cabello de Loki con más fuerza.
“No estás enfermo, no debes tomar de la copa”, recordó las palabras de Sif. Desde que no había tomado, muchas cosas se quedaban en su cabeza.
—No sé. No lo recuerdo, papi. Ella decía mucho y no entendía.
Odín suspiró y parecía convencido ante las respuestas de Loki que inmediatamente le soltó el cabello y lo ayudó a ponerse de pie para abrazarlo y besarlo, aunque Loki no dejó de temerle y con labios temblorosos llamarlo papi una y otra vez.
—Sif es mala, intentó separarnos —dijo Odín mientras estampaba sonoros besos en los labios del joven. —Ahora vuelvo, debo traerte tu medicina.
Cuando Odín salió, Loki no pudo evitar volver a tomar la cabeza de Sif entre sus manos. La miró con miedo: al verla ahí con los ojos semi cerrados, la boca caída, supo que ella no volvería nunca más.
—Hola, Sif —lloró y puso la cabeza encima de la mesita y espero a su padre sin dejar de derramar lágrimas. ¿Dónde la podría ver otra vez como antes? Y entonces su padre entró con una botellita. Rápidamente derramó su contenido, ahora azulado, en la copa de oro.
—Ahora bébelo todo, mira nada más cómo estás.
Miró el rostro de Sif y sin poder evitarlo, sin poder deshacerse de la mirada penetrante de Odín, lo tomó.
🌟
La mente de Loki era cruel. Sin importar el tiempo, revivía a detalle cómo el extraño separaba la cabeza de Sif del resto de su cuerpo. Podía recordarlo claramente como escuchar la carne y huesos siendo cortados.
—Loki, quiero que te pongas esto.
Odín había salido asegurándose que Loki se había tomado la medicina pero cuando volvió, Loki había logrado vomitarlo en el baño. No supo cómo pero logró hacerlo.
Se limpió bien la cara y también se lavó las manchas de sangre que tenía sobre él. Tenía tantas ganas de llorar, gritar pero comprender que Odín aparecería en cualquier momento, lo detuvo. Se sentó en la cama para esperarlo mientras pensaba que si realmente estaba enfermo se aseguraría de descubrir cómo era y qué tanto le ayudaba esa medicina.
Y Odín apareció.
—No puedes ir por ahí desnudo —miró lo que su padre le tendió; eran túnicas de las que usaba él mismo.
Entonces ésa era la palabra de cómo se veía en ese momento. Desnudo. No dijo nada y tomó las túnicas para ponérselos como había visto hacerlo a su padre. Y antes de siquiera pasar sus manos por las mangas, los ojos de Sif parecían de pronto mirarlo fijamente. Se detuvo y miró a su padre mirándolo también fijamente.
—Aún no debe hacer efecto la medicina —le dijo acercándose lo suficiente para verle a los ojos —duerme. Primero duerme, mi niño.
Loki se acostó en la cama en silencio esperando a ser tocado pero Odín solo se fue. No tenía sueño así que pensó. Efecto. Loki debía cambiar su comportamiento y fingir que todo seguía igual que antes.
Soltó un gemido al sentir un dolor punzante en la parte derecha de su frente. Cerró los ojos con fuerza y con su mano intentó calmar el dolor, ¿por qué le dolía la cabeza cada vez más fuerte?
Y entonces, Sif apareció por la puerta con su hermosa sonrisa y traía en sus manos la túnica que Odín le había tendido momentos atrás. Cerró los ojos cuando Sif puso sus manos en sus mejillas, acariciándolo y cuando abrió los ojos, estaba en un lugar diferente. El lugar era sombrío, había nieve, rocas, y animales que corrían. Miró a Sif y ella estaba moviendo los labios como si le estuviera diciendo algo pero no lograba escucharle nada, sus oídos parecían bloqueados. Y entonces Sif sacaba una navaja de su cintura y con su mano libre se sujetaba el cabello para con la otra cortarse el cuello. Gritó horrorizado dando pasos atrás, no podía entender qué estaba pasando y empezó a gritar por ayuda, gritó el nombre de Odín cuando la cabeza de Sif rodó por el suelo y el cuerpo aún con vida se dirigía hacia él con movimientos torpes. Gritó sin poder correr hasta que las manos de Sif lo tomaron del cuello intentando asfixiarlo.
“¡Corre, Loki!” —su voz era un tormento para Loki y entonces despertó.
Le costaba respirar y estaba llorando. Miró a su padre que al parecer lo había estado intentando despertar.
—¿Qué fue eso, papi? —empezó a gritar tirándose de los cabellos —¡No quiero ver eso!
A todos los intentos de Odín para tranquilizarlos, hacían que Loki enloqueciera más hasta que al fin pudo abrazarse y llorar en silencio. Odín le hizo un montón de preguntas que lo ponían más sensible y al final tuvo miedo de responder.
—Había algo que me hacía daño. Era… no sé… no sé —con temor se abrazó más a sus piernas, no debía mencionar a Sif. —Su cabeza… —se volteó a la mesa donde estaba la cabeza de Sif.
—Era una pesadilla, es normal a veces tenerlo. Solo debes saber que no es real. —Odín se acercó a su lado para depositar un beso en su frente después de tirar una sábana encima de la cabeza de Sif—. A todo esto, Loki, ya es hora de que veas la ciudad y desayunes en la sala.
Loki cesó su llanto para mirar a su padre sin comprender por qué de pronto hablaba de algo que era imposible.
—¿Ciudad? Pero los elfos-
—Loki, te he dicho cien veces que los elfos oscuros han muerto. Ellos no volverán nunca más. Y no olvides ponerte tu ropa, no debes olvidarlo.
—Muerto. —Repitió Loki exigiendo a su mente ayudarle a entender todo.
—Tu enfermedad es cada vez peor, olvidas rápido muchas cosas importantes.
Si ahora todo estaba bien, eso significaba que los elfos oscuros no volverían al igual que Sif.
Se levantó para ponerse la túnica ante la atenta mirada de Odín. No entendió por qué de pronto las cosas estaban cambiando tan rápido. Hace poco habían sucedido varias cosas que habían molestado en demasía a Odín. ¿Y si realmente estaba enfermo y Sif le mintió?
—Thor, tu hermano —habló Odín después de que Loki terminara de ponerse la túnica —quiere conocerte.
—¿Hermano?
Odín suspiró cansado murmurando algunas palabras como lo difícil que sería todo eso.
—Loki, necesitamos que mejores. ¿Recuerdas por qué dormimos juntos? —Loki negó —dormimos juntos porque tienes pesadillas. Repite, mi amor…
Loki repitió cada palabra como un loro.
—Ayer tuviste miedo al ver un caballo, pero hoy no habrá animales así que veremos la ciudad.
Quiso llorar de enojo, su corazón quemaba ante las palabras de su padre.
—Tranquilo, no te alarmes. Hacemos esto todos los días, es solo que tu enfermedad…
Loki asintió poniéndose de pie. Odín lo tomó de la mano y salieron de la habitación. Vio un pasillo silencioso, no había nada. Mientras más caminaban más tenso se ponía. ¿Lo de siempre?, para Loki era la primera vez que salía del escondite. Apretó con fuerza la mano de su padre, temiendo que alguien pudiera lastimarlos como el extraño que mató a Sif. Caminaron lentamente, Loki no perdió el tiempo para mirar cada detalle ante él; cuadros viejos en las paredes, jarrones en pequeños muros, hasta que salieron al aire libre, la parte más iluminada.
El aire le pegó en el rostro con una exquisita frescura y vio el sol. Debajo había una ciudad. Entonces recordó que ya había salido tal vez no una sino algunas veces para sentir el sol y la luna. Pero ahora era diferente, ahora no le había cubierto con sábanas haciendo la caminata a ciegas. Ahora estaba viendo cómo era el mundo.
—Todo lo que ves es nuestro, mi amor.
Volvieron al cuarto en cuanto Loki empezó a sentir pánico por un montón de personas que estaban paradas a lo lejos, tenían el mismo traje que Sif y el extraño. Odín algo preocupado lo había llevado de vuelta al escondite.