
Traición
Sif no era tonta.
—Extraño a Thor.
—Yo también —declaró también Hogun.
—Con él aquí no sería aburrido. Es obvio que habríamos resuelto lo que sea que custodiamos.
—Y estaríamos metidos en problemas. Thor siempre busca problemas, Sif. —Sonrió Hogun con nostalgia —aunque no me importaría.
—Y por eso, aunque no esté, yo quiero entrar a los aposentos de nuestro Rey.
Sif juraba haber visto a una mujer entrar por los pasillos junto a Odín que parecía bastante alterado. Como también juraba que nunca la volvió a ver salir. No era como si Hogun la hubiera visto, Odín y la mujer aparecieron por otro camino que pasan casi desapercibidos excepto por ella.
Esperó a que Odín saliera de sus aposentos, lugar donde siempre entraba. Estaba harta de no saber qué cuidaban. Quería saber por qué Odín se la pasaba tanto tiempo ahí dentro, por qué comía ahí, por qué no dejaba que ni la servidumbre limpiara esa parte del palacio. Y qué pasó con la mujer.
—No voy a ser cómplice de esto, Sif—exclamó enojado Hogun. A él no le importaba lo que cuidaban pero sí le importaba lo que su amiga estaba a punto de cometer: traición. Era sabido por todos los guardias que nadie debía entrar ahí, ni ellos mismos.
—Sólo dame una oportunidad…
A pesar que Hogun era un guerrero leal, no podía negar que también sentía mucha curiosidad.
—¿Y qué pasa con los guardias que hay en los pasillos? Si pones un solo pie ahí, ellos te detendrán.
—Tengo un plan para ellos —miró casi rogando a su amigo para que no la detuviera.
—Tienes que ser rápida —le advirtió—, si te atrapan me atrapan a mí también.
Sif asintió casi con júbilo. Entonces espero y sólo cuando estuvo segura de que Odín no volvería hasta la noche, se dio media vuelta para avanzar por el pasillo tan personal de rey. Empujó las cortinas negras con calma y ahí estaban varios guardias forrando el pasillo.
—Padre de Todo ha olvidado algo en sus aposentos, me mando buscarlo —la voz de Sif mostraba seguridad y veracidad. Esperaba que los guardias no le preguntaran nada más.
Pero su voz hizo un eco. Los guardias no movieron un solo músculo y eso no la detuvo para avanzar lentamente. Había algo que la incomodaba con cada paso, había algo en esos guardias que le causaban miedo y pena.
Cuando llegó a las puertas de los aposentos de Odín, ya no quiso saber qué había detrás de esas puertas. Ahora quería darse la vuelta y regresar a su puesto pero sus manos actuaban por sí solos y ya abrían la puerta. Asomó su rostro para ver los alrededores y antes de dar un paso escuchó una hermosa y jovial voz:
—¿Quién eres?
El aire para Sif no existió, hizo un esfuerzo por verlo bien pero el miedo la hizo cerrar las puertas y volver hacia su puesto.
Tal vez era el destino, cuando llegó a su puesto, en menos de dos segundos apareció Odín.
Sif estaba segura que se aparecería hasta más tarde pero al parecer ese día era otra excepción. Trato de actuar normal, cambiar su expresión de pánico. El rey pasó de largo casi corriendo donde Loki.
—¿Qué viste Sif? —preguntó Hogun al ver tan aterrada a su amiga. —Odín…
—Hogun, estamos perdidos, olvidé advertir a los guardias —casi lloró —lo olvidé. Ahora ellos se lo dirán.
🌟
Odín confiaba en sus guardias, si había escogido a Hogun y Sif como los principales era porque estaba muy enterado de la relación que tenían con Thor. Ellos darían sus vidas por Asgard y eso era suficiente. Tampoco se preocupaba que Loki desapareciera. Los guardias no romperían su palabra y Loki, él no era capaz de escapar, era un chico de diecisiete años pero con la mentalidad tan infantil que apenas y sabía manejar una cuchara. Ni siquiera sabía su edad.
Pero había olvidado llevarse la medicina, Odín sabía lo peligroso que a veces podía ser para Loki tomarlo seguido, y como esa tarde estaría muy ocupado no necesitaba que el muchacho estuviera drogado.
—Alguien estuvo aquí —esas palabras alarmaron a Odín. Rápidamente le cuestionó quién, cómo era y qué le dijo.
Ahora Loki lanzaba quejidos al verse sujeto brutalmente de las manos, los ojos de su padre habían perdido la cordura. Por primera vez Loki vio miedo en los ojos del viejo.
—Lo vi aquí —Loki logró soltarse de su padre para luego llevar su dedo índice a su ojo —aquí estaba y luego desapareció.
Luego señaló las velas. Odín revisó la copa de oro: Loki se había tomado todo. No pudo regañarlo, si lo regañaba lo podría confundir ya que siempre lo regañaba cuando no lo tomaba. Salió del cuarto con un sentimiento de nerviosismo, llamó a Hogun y Sif para hacerles preguntas. La planta que le daba a Loki de beber era sin duda alucinógena y que viera a alguien podía ser una alucinación. Pero igual quería asegurarse que fue así ya que sería la primera vez que Loki alucinaba.
—¿Estos días, vieron a alguien caminar cerca de mis aposentos?
Tanto Sif como Hogun lo negaron diligentemente.
Si Odín se atrevía a preguntar a Loki si era un hombre o mujer, él no podría decirlo ni podría explicar bien las cosas. Miró a ambos guerreros pero no parecían esconder nada.
—Tienes que decirme qué viste —exigió Hogun una vez estaban solos —Padre de Todo nos llamó como si ya supiera todo.
—Yo vi a un niño, ¿sí? No sé si era niño o niña… ah, era un chico. Su voz. ¿Pero no crees que sea extraño esto? —Sif miró alrededores y con voz bajita dijo aquello que ya le daba mala espina—: Odín salió a preguntarnos solo a nosotros si alguien pasó por nuestras narices. Luego se fue. ¿Por qué los guardias de los pasillos no fueron interrogados?
Y Hogun no supo qué responder.