Lady Sif
La primera vez de Thor fue Sif. Eran unos adolescentes que en una noche de fiesta descubrieron lo que era el sexo.
Eran amigos pero después de eso terminaron siendo amigos de sexo. No estaba mal visto en Vanaheim, mientras Sif no quedara embarazada y Thor la abandonase.
Pronto Thor se enamoró de una de las mujeres más fuertes: era una Valkiria. Era muy difícil acercársele a pesar de ser él un príncipe, la valkiria lo evitaba. Y estaba en su derecho. Ella conocía a Thor y sus jueguitos con sus amigas y ella no quería ser del montón ni ser la reina ni nada. Ella tenía su plan y ese plan era servir al rey de Asgard.
Cuando los estudiantes para ser guerreros cumplieron la mayoría de edad, un mensaje de Padre de Todo llegó haciendo saber sus deseos. Él pedía guerreros valientes para vigilar las puertas de sus aposentos.
Y Sif fue asignada para esa labor junto a su compañero Hogun y otros que no son necesarios mencionarlos. Pero la valkiria no fue asignada, ninguna, y se frustró de saber que Odín requería guerreros que nobles y valerosas valkirias.
Thor nunca se había preocupado por volver a su hogar, porque una parte de él sabía que añoraría a su madre: Asgard era la imagen de su madre y no estaba preparado para regresar. Y tampoco extrañaba a su padre ya que éste lo visitaba a veces y no podía negar que lo veía rejuvenecido. Pero le dolía ver a sus dos amigos marcharse, bien podría ir con ellos pero se negó a sí mismo diciéndose que necesitaba más tiempo.
Así sus misiones eran ahora más arriesgadas. Thor estaba dispuesto a poner orden en los reinos sin que su padre tuviera que arrasar pueblos enteros. Para Thor su padre era un ejemplo a seguir, sus tácticas de guerra y treguas siempre habían sido sensatas. Pero ahora había cambiado, y Thor no dejó pasar esos repentinos cambios de su padre. Pero no se atrevió a cuestionarlo. Aún era muy joven para entender bien lo que era reinar. Y por eso no se sentía listo para volver a Asgard y sentarse en el trono.
Después de todo, su padre estaba bien y no había nada de qué preocuparse, ¿no?
🌟
Sif nunca dudó de llegar a ser una de las mejores guerreras más jóvenes y ahora que estaba en el palacio custodiando las puertas de los pasillos que llevaban a los aposentos de Odín y algunas habitaciones que no debían ser jamás abiertas si no eran por el mismo rey, la llenaban de orgullo.
Nunca olvidaría el primer día en que Odín les dio la orden de custodiar las entradas, no permitir que ningún intruso arrimara siquiera su cuello más allá de los guardias. Hablaba de las habitaciones como de algo peligroso, como si tuviese dentro de ellos algo que pudiera terminar con la vida de todos. Y ella tenía muchas razones para creer que había algo escondido ahí por cómo Odín pedía reportes de si habían escuchado algo de alguna de las habitaciones.
Y lo peor era cuando el pasillo estaba cubierto con un manto negro y detrás había más guardias forrando todas las entradas. Aunque Odín había pedido que nadie viera más allá de los pasillos, Sif siempre se daba la vuelta para ver siempre lo mismo: guardias bien armados hasta las uñas.
Mientras pasaban los días, Sif se mordía la lengua por preguntar al rey qué había en las habitaciones y porqué sus aposentos estaban en un lugar así. Pero su amigo Hogun le recordaba que hacerlo sería muy inapropiado.
Con el pasar de los días, siguió cuestionándose muchas más preguntas. ¿Por qué Odín los llamó ahora y no antes?