
II
Se sentía cansado, ojeroso, descompuesto y sin nada de paciencia. Básicamente como se sintió cada día desde que desde que había alejado a Peter Parker de su patética existencia. Esa era la Oh gloriosa vida de IronMan: una rotunda y completa mierda.
Pasaba tantas horas al día cómo podía espiándolo, algunos creían que sin el traje no iba a lograrlo, pero esa era gente que no lo conocía de nada obviamente. Había logrado robarle la señal de cuanta cámara lo pusiera en su mira y se dedicaba a estudiarlo atentamente día, tarde, noche. Era el más fino y elegante de los voyeristas.
La monotonía y la pesadumbre con la que Peter pasaba los días le resultaba tremendamente familiar por lo que cuando tuvo que salir de viaje, no dudó. Se subió a su jet y decidió dejarle a Peter un fin de semana de libertad. Iba a ir a un baile de colegio y por más que la maldita felicidad que llevaba consigo a todos lados cuando esa insulsa chica aceptó ir con él había llegado a desquiciarlo tanto que Pepper lo mandó a casa para que dejara de gritarle a cuanto empleado se cruzara, decidió que el chico se merecía una noche de tranquilidad. Después de todo, él lo había alejado, él había retrocedido. Lo besó, dejó que se corriera sobre él, lo soltó, lo rechazó y le quitó el traje. Tremendo partido. Que Peter no pasara las horas apuñalando fotos suyas era solo suerte.
¿Qué malditas posibilidades había de que todo saliera de aquella manera? Aún sentía la furia devorar sus venas cuando se enteró de lo sucedió y cuando vio todas las filmaciones que pudo conseguir sólo supo una cosa: como le pusiera una mano encima a ese bastardo lo iba a matar. De momento el infeliz de Toomes podía agradecer la estadía en prisión, porque en el segundo que lo dejaran en libertad él le iba a enseñar lo que era un verdadero castigo. Habían pasado semanas desde que lo atraparon, pero Tony podía sentir la sed de venganza quemar su garganta y agitar su pecho. Ese maldito infeliz había osado tocar a Peter, amenazarlo, golpearlo; Con un maldito demonio, ese hijo de puta le aventó un estúpido edificio a la cabeza. Iba a mandarlo a rendirle cuentas al bastardo de Dios y ya quería ver que tan bien le iba.
Que decir, se tragó sus palabras luego de ver como Peter salía del hospital con un cabestrillo y una sonrisa de disculpa a su tía, luego de alegar que se chocó con su bicicleta. No, no necesitó más que eso. Así de simple y así de fácil se tragó sus dudas y llamó a sus amigos para hablar. Qué buena charla fue esa. Le gritaron desde pedófilo, hasta pederasta, yendo por el buen camino del bastardo asqueroso al cerdo degenerado. La verdad es que luego de una larga y tediosa tarde, todos terminaron entendiendo el punto y él no iba a retroceder. Ninguno siquiera puso esmero real en hacerlo cambiar de parecer. Todos llegaron al tácito acuerdo de que Tony era un ser despreciable que ardería en el infierno y que ninguno de ellos iba a tolerar ver su depravación en vivo.
Todos ellos sabían que Tony Stark no amaba de la forma en la que amaba a Peter, pero pasó. De la misma incompresible forma que se enamoró, era la medida en la que lo hacía. Suponía que eso jugó a su favor, pese a que lo estaba literalmente enfermando, hizo que todos aceptaran que peores y más depravadas cosas había hecho. Para sentar bases y precedentes, esa vez primero pensó en Peter, luego que falló terriblemente, decidió ser egoísta.
Al final todo fue obvio: iba a ir por ese chico y más les valía estarse preparados. Iba a hacerlo un Vengador pues se lo había ganado e iba a meterlo en su cama; Eso Tony se lo había ganado. Después de resistirse por todos los medios a caer en su maldita red (que bueno no lo había logrado, otra verdad) pero el simple hecho de que se abstuviera un jodido e infernal año le daba el maldito derecho. Era tener a Peter con él o enloquecer por dos años más y visto que todos sabían lo peligroso que era él cuando se desequilibra, pese a que nadie estaba del todo conforme con ello, se vieron en la obligación de aceptarlo.
Caminando con fingida soltura vio cuando Happy entró junto con Peter por las puertas laterales. Respiró lentamente y carraspeo obligándose a aparentar toda la normalidad que pudiera. Habría ido al hospital a verlo, pero le dieron el alta mucho antes de que Tony llegara a la ciudad. Le mandó mensajes, Peter (para sorpresa de nadie) tuvo la madurez de responderle siempre con cordialidad pero también con algo de distancia.
Tony, que no lo aparentaba con esa sonrisa aburrida, estaba experimentando algo que jamás en su cochina vida sintió: Miedo al rechazo. Se la había buscado, claro que sí. Pero con un demonio no sabía cómo diablos hacer para controlarse y la verborragia amenazaba con salírsele de control. Se sentía expuesto y como un niño. Parker despertaba toda esa maldita cosa hormonal adolescente que había extinto el alcohol en la facultad, haciendo que sintiera atrapado entre la euforia y las náuseas. Maldita sea, lo odiaba tanto como lo amaba.
— Oh ya llegaron —dijo caminando ligeramente intentando controlar la velocidad a la que se movía— ¿Qué tal el camino?
Happy le lanzó una mirada cansada y asqueada. Era el más renuente, y el que había apostado porque Peter le iba a dar una patada en los bajos cuando se atreviera al fin a decir las palabras que tan bien había practicado completamente humillado frente al espejo esa mañana mientras se arreglaba. Si alguien le hubiera dicho hacía cosa de cinco años que allí estaría parado, se hubiera estallado tanto de risa que probablemente le hubiera reventado algún vaso sanguíneo del cerebro. Peter sonrió de costado mirándolo divertido y su mundo perdió fuerza. Maldita sea, ¿es que le costaba mucho solo ser un poco feo, ser ligeramente menos tierno y sensual a la puta jodida vez? Tony casi se quería echar a llorar.
— Bien —dijo Happy entrecerrando los ojos al silencio que había entre las miradas que Peter y él se echaron
— Dame un minuto con él —pidió sin quitarle los ojos de encima a Peter.
Casi siente como la reprobación proveniente de su amigo lo empuja, tampoco le es esquiva la dura mirada de Happy le da, casi quemándole la cara con su mezcla de incredulidad por lo que estaba por hacer, ya que su torpe moral que le decía que aquello estaba mal. Por esas cosas él agradecía que Steve se llevara su moral de la mano con él cuando decidió ser un hijo de puta traidor.
Gracias a aquella magistral jugada estaba por pedirle a un niño que se quedara a su lado. Hermoso. Siéntete orgulloso Rogers, has logrado que por una vez este condenadamente orgulloso de ser tu antítesis. Pensó determinado viendo como Peter apretaba los labios expectante a lo que sea que se trajera entre manos.
— ¿Es en serio? —le preguntó Happy negándose a creer que iba a hacerlo.
—Sí.
Sabía que todos esperaban que recapacitara, que volviera al camino de la cordura, pero Peter se la había arrebato, como casi toda su tranquilidad y la mayoría de sus sueños también. Así mismo le robó la dignidad ya que hablaba de sueños y malditas esperanzas cuando pensaba en él y quería vomitar un maldito arcoíris cada que una sonrisa se posaba en su boca viéndolo hacer algo en verdad estúpido como hablar con Morales tan despreocupado en aquel asqueroso aparcamiento usando el distorsionador de voz que le dio al traje.
—Tengo que hablar con él. —se aclaró ligeramente divertido con la expresión en el rostro de su amigo.
—Puedo caminar cerca de ustedes. —ofreció este.
—Mejor caminas lejos —sonrió— Los límites son buenos.
Olvidándose completamente de Happy, volteó y vio directamente al chico. Incómodo como jamás en su maldita vida experimentó, le dio un tentativo golpe amistoso en el hombro y la familiar descarga de electricidad le nublo ligeramente la cabeza. Peter abrió los ojos sorprendido y claramente preocupado. Rodeó sus hombros con la mano y lo apretó contra el costado de su cuerpo mientras iban caminando. ¡Céntrate! se reprendió obligando a ese excitante hormigueo que empezó a envolver su cuerpo a calmarse.
—Perdón por lo del traje. —se disculpó como primera medida. Le debía más que unas simples disculpas, pero de momento iba a bastar. Había tenido un punto y Peter se lo demostró. Ahora eran dos en esa sala, bueno tres recordando a Happy a sus espaldas, los que sabían que Peter tenía pasta y no solo él— Pero te lo buscaste —aclaró, no era bueno sentar el precedente de una disculpa a tan temprana altura— De hecho, resultó ser el momento perfecto de disciplina amorosa que necesitabas ¿no? Para motivarte ¿no? —agregó rápidamente con su verborragia completamente descontrolada por los nervios y la ansiedad— ¿No? ¿No crees? ¿No?
— Sí —respondió Peter mirándolo extrañado y algo alterado por su patético estado— Sí... —añadió intentando sonar seguro ya que Tony era incapaz.
— Sí, digamos que sí —afirmó con rotundidad.
Sabía que era el sentimiento de culpa el que lo obligaba a hablar así, pero le valía.
Soltó un suspiro y apretó más a Peter contra su costado. Tenía que controlarse, no podía seguir hablando como un maldito idiota, sentía más vergüenza que nunca en su maldita vida junta y no había traído a Peter a la base para que lo vea humillándose, él tenía un maldito plan: volver al chico un Vengador y una vez que estuviera en la base... no iba a costarle nada seducirlo y lograr que le perdonara la abrupta forma en la que lo abandonó.
Sabía que no lo exonera decirle que iba a follárselo en aquel lugar si no se alejaba, o que le dolió como pocas cosas en la vida mantener la distancia. No era algo que le agradara que Peter supiera, difícil ya era manejarlo para él, el chico colapsaría.
— Señor Stark, yo creo que...
— Metiste la pata hasta el fondo —lo cortó sabiendo que iba a disculparse, no quería que lo hiciera, no lo necesitaba. Había visto de sobra su arrepentimiento— Pero luego hiciste lo correcto. —añadió orgulloso y conforme.
Peter le lanzó una sonrisa y se dejó arrastrar más confiado ahora que entendía que no iba a ser castigado por segunda vez. Su boca antes de que pudiera frenarla empezó a decir estúpidas analogías sobre tapar el inodoro o destaparlo y giró lentamente a Peter entre sus manos para miró de frente.
—Me equivoqué contigo —dijo mirándolo seriamente, abordando de una vez el tema importante. Peter desplegó una media sonrisa y sus ojos brillaron tan felices que quiso patearse a sí mismo por no haberle dado un poco más de apoyo a lo largo de ese año— Creo que teniendo un buen mentor podrías ayudar mucho al equipo.
Lo empujó suavemente hasta pararlo frente a la plataforma que tenía preparada.
— ¿Al... al equipo? —preguntó inseguro abriendo ligeramente los ojos.
Tony viviría cientos y miles de vidas, y en ninguna hallaría mayor placer que en ese instante donde consiguió sorprenderlo una vez más.
— Sí verás, hay como cincuenta reporteros allí —dijo señalando la puerta de la sala de conferencias— De verdad, no bloggers —aclaró divertido.
Activó su reloj y abrió las compuertas donde guardaba su regalo de disculpas para Peter.
— Cuando estés listo pruébate esto, —dijo caminando a su nuevo traje escuchando el jadeo sorprendido de Peter cuando las puertas se abrieron y quedó expuesto— Y le presentaré al mundo al nuevo miembro oficial de los Vengadores. El Spider-Man.
Peter se acercó al traje pasando al lado suyo abriendo y cerrando la boca sin dar crédito a lo que veía. Balbuceó, o al menos eso intentó, un par de incoherencias pero solo siguió caminando hasta pararse frente a la obra maestra que le había confeccionado. Más parecido a su armadura que su antiguo traje, elevaba sin dudas la categoría y el nivel que por ese momento ostentaba Peter. Iban a verse invencibles uno al lado del otro y ese, era el verdadero fin: Tenerlo a su lado.
—Después de la conferencia de prensa Happy te llevará a tu habitación, tu nuevo hogar... Careo que te toca al lado de Visión. —comentó por lo bajo.
Mientras él y Happy intercambiaban un par de bromas sobre como Visión respetaba la privacidad de las personas al usar o no las puertas, seguía estudiando de costado como Peter admiraba el traje. Aquel era el momento, lo había llevado hasta allí por esa razón, claro que todos sabían que pretendía de verdad al arrastrarlo al complejo, pero no le estaba mintiendo, arrastrarlo a su lado era parte de lo que quería, sabía que Peter iba a marcar la diferencia en los Vengadores y todos lo iban a necesitar, sus instintos le gritaban que algo estaba por pasar y por más que desde siempre fuera un maldito paranoico, aquella vez se sentía real.
— Señor Stark... —lo llamó Peter dándose vuelta— Gracias señor Stark. Pero así estoy bien.
¿Eh?
— ¿Estás bien? ¿Ósea, cómo? —preguntó incrédulo.
No, no podía estar negándose. Clavó sus ojos en él y se obligó a aparentar tranquilidad, tenía que escuchar a Peter, tenía que haber una explicación. ¿No entendió? Quizás fuera eso. Tony creía que era fácil captarlo, pero quizás la pelea le deje un poco lento y por eso necesitaba unos segundos más para coger la idea.
— Eh... bueno, creo que... prefiero quedarme cerca del piso por un tiempo. El amigable Spider-Man del vecindario. —agregó mirándolo con disculpa— Alguien debe ayudar a la gente común ¿no?
Tony lo miró y meneó la cabeza sin dar crédito. ¿Era posible...?
— ¿Me rechazas? —preguntó ultrajado retirándose las gafas.
¿Eso estaba pasando allí? ¿Lo estaba rechazando? Sintió su estómago contraerse molesto y se cuestionó cuánto de aquello tenía que ver con su salida abrupta de la bahía y cuanto era una madura decisión. Era obvio que todo estaba relacionado, pero se negaba a creerlo. Se recordó al acuerdo que había llegado consigo mismo y con sus amigos en general. No iba a obligarlo, no podía. Y él no tenía que obligar a nadie a quedarse a su lado, eso se elegía de buen agrado.
— Piénsalo bien —dijo jugando peligrosamente con su orgullo al tener que volver a preguntarlo— Última vez, sí o no.
— No —repitió con una rotundidad aplastante que lo dejó desencajado.
Por amor a la...
— Bien —susurró demasiado pasmado para decir nada más.
¿Qué había pasado allí? Sus planes se iban por el desagüe y su ágil mente solo parecía ser un espacio en blanco donde un sonido punzante le lastimaba los oídos.
Soltó aire y guardó las gafas, lo había rechazado eso pasó y no podía hacer más.
En el momento en que había abandonado la bahía supo que las cosas habían cambiado, lo había besado, había poseído su cuerpo por unos instantes maravillosos, pero después de eso le había arrebatado su traje y lo abandonó cortando cualquier rastro de comunicación. Había abusado del optimismo al creer que Peter iba a aceptarlo a él o su propuesta después de aquello.
—Me gusta esa vibra Springsteeniana de héroe del pueblo —masculló intentando soltar una sonrisa que no le nacía, aceptando con la poca altura que podía aquel cachetazo a su orgullo.
No podía decirle nada, no podía pelear. No merecía aquello. Una parte de él siempre lo supo, había planeado darle un poco de tiempo, dejar que las heridas sanaran. Toomes le arruinó planes haciendo que tuviera que precipitarse al aceptar sin más rodeos lo mucho que lo necesitaba en su vida, a su lado, a salvo. Pero el daño estaba hecho, había empujado a Peter por el barranco de la adultez olvidándose que un adulto responsable no aceptaría volver al lado de un hombre que lo lastimó y que técnicamente lo usó. Era lógico que Peter dijera no, que fuera por una vez tan egoísta como su mentor le enseñó a ser.
— Ah... Happy... te llevará de vuelta —comentó un poco más firme pero sin dudas aún desorientado— ¿Sí?
— Sí —confirmó su amigo mirándolo detenidamente por seguro sorprendido como él mismo se sentía de no tener palabras elocuentes que impidan que el chico lo deje— ¿Esperas en el auto? —le preguntó a Peter mientras él se dedicaba a estudiarlo detenidamente.
Lo había rechazado.... no es que no hubiera pasado nunca pero... nunca le había dolido, solo le molestaba, pero en aquella oportunidad dolía. Steve le dolió, eso era real, pero... pero nada comparado con eso, con ese sentimiento de soledad y vacío llenándolo. ¿Qué hacía ahora?
— Tenemos que hablar —le explicó Happy a Peter, y su voz ahora sonaba un poco más tranquila.
Peter asintió antes de mirarlo fijamente. Sus pulsaciones se elevaron el mismo momento en que esos penetrantes ojos cafés se clavaron él. Veía la pena, la disculpa, la gratitud y el deseo velado mirarlo intensamente y eso solo volvía todo peor, mil veces más confuso.
Con Happy ahí no podía hacer lo que más le apetecía en ese momento, no podía arrastrarlo a su terreno y convencerlo de la única forma que creía capaz, recordándole lo que había pasado en esa maldita bahía. Peter no se iba a poder resistir, no a eso, no cuando había estado tan condenadamente bien. No era soberbia, era realidad, él tenía ese beso grabado en la mente y el cuerpo su peso, el calor que desprendía, la forma en la que sus dedos se clavaron, como la fricción lo enloquecía y lo perdía. Peter podía rechazar la idea de ser un Vengador, pero si Tony lo buscaba, rápidamente podría tenerlo en su cama.
Después de todo, no podía ser solo cosa de él, no podía ser que solo su mente desde ese día se hallará desconectada y que sin importar cuánto trabajara, volvía a prender las cámaras y volvía a ver el vídeo que grabó su traje. Si cerraba los ojos con fuerza podía recordar el maldito sabor de sus labios, sentía en sus manos la suave textura de su traje y cómo sus músculos se sentían al tensarse mientras se corría. Su mente una y otra vez caía en las mismas preguntas, en las mismas dudas. Por las noches las mismas ideas lo rondaban, ¿Sabría su piel tan exquisita mientras el sudor la recubriera? ¿Su cuerpo entero se sonrojaría como sus mejillas? ¿Qué tan sensible era su cuerpo? ¿Qué tan lejos había llegado descubriéndolo? Para ese punto se levantaba, se preparaba otro café y se ponía a trabajar en lo que sea antes de bajar a Queens y destrozar con sus propias manos al que fuera que le diera clases privadas con su cuerpo.
— Gracias señor Stark —susurró Peter estirando la mano frente a él y Tony salió bruscamente de sus pensamientos.
— Si... señor Parker —comentó abrazando la idea de que en verdad Peter se iba a ir y él no podía hacer nada (más bien no tenía el derecho pues poder maldita sea que sí podía) para impedirlo. Estiró su mano y se esforzó por no tirar de ella para pegarlo a él y devorar su boca como ese maldito lo atacó hacía tantos meses atrás— Muy bien. —susurró sepultando en el pasado lo que habían vivido.
—Bien... Hasta luego. —dijo soltando su mano y retrocediendo un paso.
Parpadeó mirando el lugar vacío donde había estado su cuerpo y volvió la vista al nuevo traje aturdido. Rápidamente se dio cuenta que así debía vivir la mayoría de las personas y sintió lastima por ellos. Pasar por esa experiencia muchas veces debía ser desquiciante. Miró el traje con una mezcla de dolor y satisfacción. Tanto que pasó jurándose que hacía lo correcto, que ese era el camino, que el dolor y la incomodidad algún día valdrían la pena, era verdad. Desgraciadamente por ser un condenado cabrón creyó que nada de toda esa madurez se le volvería en contra, pero no fue el caso. Había escupido completamente en su cara y no podía retarlo por aprender tan bien la lección que quiso enseñarle.
Volvió a ver el traje y sonrió con desgana sintiendo como la gran mano de Happy caía sobre su hombro. Había pasado horas trabajando en él, horas logrando un equilibrio tan perfecto como el que poseía el suyo o el de Rhody y lo habían rechazado a él también. Increíblemente aquello le molestaba una mierda, que Peter rechazara quedarse en la base, a su lado, era lo que más le dolía. Sentía la mirada casi apenada de Happy a su lado y por más que le molestaba su mente estaba más concentrada en observar su dura realidad que en lo que sentía.
— ¿Esto era una prueba? —gritó Peter a la distancia arrebatándole su momento de autocompasión.
Tony cuadró los hombros y volvió rápidamente al mundo de la adultez. Él era su mentor y parecía que siempre se le iba a olvidar. Había empujado su suerte muy lejos en esa estúpida bahía y podía agradecerle a la vida que aún lo aceptara su mentor; Él no hubiera sido tan misericordioso, no con un bastardo que le arrebataba su traje y lo dejaba expuesto a los peligros que corrió.
— Si correcto —dijo soltando el aire y obligándose a recordar que puesto ocupaba en su vida y cómo debía actuar.
Tenía que dejar de pensar en su maldita boca y recordar que tenía que velar por él en todos los sentidos. No iba a bastar con el traje, iba a tener que tragarse su mierda y volver a retomar la imposible misión de cuidar de ese mocoso.
— La aprobaste —agregó viendo como la sonrisa de Peter le golpeaba las entrañas.
Ahora sí estoy jodido, pensó frustrado
— Vete, desaparece —le gritó agitando la mano, echándolo.
Peter se fue trotando con una sonrisa de suficiencia en la cara y él no tenía lo que hacía falta (poco orgullo) para ser honesto y decirle que no, que todo de aquello fue un plan fríamente planeado, que sí, que acaba a de rechazar una propuesta real de ser un Vengador y menos que menos podía decirle que sí, que acaba de decirle en pocas palabras que de verdad elegía su vida en Queens que allí con él en la central. Era mucho más fácil dejarlo que creyera aquello y cuidar su dignidad que ser franco y sincero. Nadie quería quedar en su posición, él menos que nadie.
— Te dije que no iba a funcionar —dijo Happy parándose frente a él con una mirada reprobatoria.
Le lanzó una mueca y soltó un suspiro. No tenía ni ganas de poner su ingenio a trabajar y soltar una maldita pulla.
— ¿Y Peter?
Rodó los ojos con fastidio antes de darse vuelta a enfrentar a Pepper.
— Se fue —dijeron con Happy en simultáneo.
— No puede ser cierto —masculló lanzándoles y una mirada iracunda.
Tony se abstuvo de recordarle que ella fue la que más en contra de todo aquello había estado, así que bien podía al menos no soltarle la bronca.
— No nos lo creerás, pero acaba de tomar una decisión tan madura que... A nosotros nos dejó con la boca abierta... —dijo escondiendo en su humor lo que en verdad sentía.
E ahí una de sus malditas habilidades innatas.
— Díganme que no lo arruinaron. —dijo amenazadoramente mirándolos a los dos.
— Happy le dijo que esperara en el auto —se escudó intentando desviar el tema.
— ¿Qué? —se quejó Happy mirándolo escandalizado.
— ¿Qué se supone que voy a hacer? —Se quejó molesta— Tengo una sala llena de periodistas que esperan una primicia. —le reprochó molesta.
— Podemos decir que soy homosexual, les encantará. —comentó asqueado de su suerte, encantado lo haría si con eso lograra algo más que tener una nueva fila de hombres dispuestos a entregarles sus malditos culos. Él solo que quería un bonito e adolescente culo que en ese momento estaba apoyado en su auto, no a su espera si no a la de Happy.
— Muy gracioso. Algo mejor se me va a ocurrir. —giró sobre sus altos zapatos y se encaminó a la puerta claramente exasperada— Bueno y... ¿respecto a lo que le ibas a proponer? —Le pregunto mirándolo fijamente aun sosteniendo la puerta— Una relación tan grotesca sería una fabulosa primera plana.
— No se lo propuso. Cuando rechazó la idea de ser un Vengador se calló la boca. —soltó Happy
Le lanzó una mirada indignada y Happy le sonrió devolviéndole el favor por querer echarle la culpa con Pepper de lo que pasó con Peter.
— Mejor así Tony —dijo ella encogiéndose de hombros— ¿Cómo ibas a hacerlo funcionar si ni siquiera vivía en la Sede? —le preguntó amablemente con una desconfianza molesta e insultante.
Sin esperar a que me diera una respuesta, una que claramente no poseía, la vio volver a entrar a la sala de conferencias.
— Vete a dejar al mocoso en su casa —le espetó a Happy molesto, humillado y dolido.
Su amigo entendió que su humor no estaba para nada más y se marchó de ahí tocando su hombro, pero esa vez de una forma mucho más amable.
Soltó un suspiro y estudio el traje que había diseñado para el mocoso con impotencia.
— Siempre pensé que te sobraban pelotas —dijo Rhody acercándose a paso lento.
La prótesis estaba lejos de ser ideal pero cumplía con su función y Tony decidió que prefería pensar eso que en sus malditas palabras. Caminaba y no necesitaba ningún aditamento que le recordara su estupidez de confiar por segunda vez en su mismo criterio que lo empujó a terminar en ese aeropuerto olvidado de Alemania.
— Pero ahora veo que sólo te sobraba arrogancia. —dijo jactancioso.
Se giró para verlo y le alzó el dedo medio antes de cerrar las compuertas y esconder el traje de su vista. No podía con todo eso en ese momento. Lo único con lo que sentía que podía tratar era con la inútil botella de champaña que lo estaba esperado para recordarle que no se festeja antes de tiempo.
— Siempre pensé que a ti se sobraba ingenio, ahora veo que sólo eres un idiota. —espetó destilando veneno.
— Auch —se quejó su amigo agarrándose el pecho lastimosamente— Y yo que venía con tu plan de respaldo —se lamentó.
— No necesito un plan de respaldo —masculló apretando los dientes— Lo escuchaste, dijo que no.
— De hecho —lo contradijo sujetando su muñeca y abriendo las malditas puertas para que el traje volviera a verse.
Volvió la vista y miró desganado el brillante traje con un sentimiento más aprensivo.
— Le dijo que no a ser un Vengador, creo que su antiguo traje le agrada más. —comentó agitando una bolsa desechable frente a él soltando su mano— Sabes, no todos quieren ir por ahí pavoneándose en uno de esos.
—Que no es tu caso —puntualizó molesto. El traje era grandioso.
—Alguien tiene que cuidar tu trasero, es diferente.
—Seguro... IronPatriot... Seguro —se rió fingiendo una tos.
—Sabes... ¿Quién sabe Stark? Quizás ese mocoso sólo sienta afición por las cosas... viejas. —le lanzó una mirada lacerante a la divertida que Rhody le soltó y le arrebató la bolsa marrón de las manos.
— Muy gracioso, ¿debo entender que crees que se podría fijar en ti?
— Deberías temer que se fije en Fury. Él si es viejo —aconsejó con una mueca.
— Oh Dios qué desagradable. —gimió abriendo la bolsa.
El traje descansaba en ella y no parecía más que una pila de retazos rojos y azules. Nadie diría que era una joya de la ingeniería, solo verían el jodido spandex. Claro que Tony quería tragar ácido al pensar que no era nada sin Peter, ni spandex ni joya de nada.
— Deberías devolvérselo Tony —le dijo con una sonrisa compasiva— Se ganó tenerlo.
— Sí, sí —masculló pensando que así al menos iba a poder volver a verlo cuando saliera a jugar al amigable salvador de Queens y no iba a tener que estar interviniendo miles de cámaras.
— Deberías llevarlo tú mismo Stark —dijo Rhody— Ya sabes, no sé si tú lo escuchaste, pero creo que Pepper no confía en que seas capaz de tener una relación con un mocoso que vive en Queens y que no está encantado con la idea de seguir tus órdenes —comentó distraídamente acercándose unos pasos más a él apoyando su brazo tras sus hombros— No sé qué piensas, pero a mí me duele en tu ego ese comentario. Digo, ¿tú de verdad podrías? No sé... creo que eso es un desafió. —Rhody lo miró de costado con una sonrisa sarcástica— Quizás deberías demostrar que tan grandes las tienes Stark, porque si un mocoso es capaz de resistirte... no sé amigo, no sé. Yo que tú saco turno para el monasterio y me interno ahí. —lo vio agitar la cabeza consternado y le entrecerró los ojos.
— ¿Tú me estas incitando a que vaya a buscarlo? —preguntó pensando en sus palabras, ahora que lo mencionaba si era insultante que ella no lo creyera capaz. Él era capaz de todo lo que se proponía.
— ¿Yo? —preguntó Rhody incrédulo— No, para nada me da asco, es un niñato, juro que puede olerse a kilómetros su edad, pero... soy tu amigo, cuido de tu reputación. Esto sentaría un horrible precedente Stark. Uno muy lamentable, mancharía mi reputación ser amigo de un hombre que no puede seducir a un niñato que babea por él.
— ¿Mi...? Eso no es lo que está pasando aquí. Peter solo quiere...
— Oh, oh —lo interrumpió Rhody abriéndole los ojos desmesuradamente— ¿Estas asustándote? —preguntó mirándolo perdido— Joder, no, definitivamente Stark, hasta aquí llega nuestra amistad. Primero el niño te dice que no, luego tú lo dejas irse, ahora piensas dejar que esto quede en tu historial sin remedio. ¿Estás seguro que eres Tony Stark? —le preguntó acercando sus caras para mirarlo fijamente a los ojos.
— Pensé que te daba asco. —le espetó alejándose.
— En este instante me da pena. —le dijo firmemente negando con la cabeza apesadumbrado— No poder retener a un mocoso... Dios Tony, ni siquiera te puedo ver —se quejó tapando sus ojos— Un niño acaba de literalmente rechazarte. Digo, eres un cerdo asqueroso que no conoce límites, pero mierda amigo. Mis ojos... No, no puedo verte. —masculló agitando la mano mientras apretaba los ojos.
— Yo no... ¡No digas idioteces! —se quejó indignado soltándose del brazo que le retenía el hombro— Yo puedo retener a ese mocoso todo lo que yo quiera, solo estaba siendo un buen mentor.
Rhodes soltó una carcajada que, de nuevo, lo hacía sentirse insultado.
— Patrañas, tu no podrías serlo aunque me deje la vida explicándote el término, menos si te lo llevas a la cama. Claro que como no vas a siquiera intentarlo...
— Mira ¿sabes qué? —estalló cansado de esa estupidez— Ya vas a tener que tragarte tus malditas palabras. —le espetó molesto— No solo me lo voy a llevar a la puta cama Rhodes, voy a hacer de él el mejor maldito superhéroe del jodido planeta ¿me oyes? Ese mocoso va a poder incluso levantar el maldito juguete de Thor cuando llegue el momento.
Se alejó furioso y activó el reloj a unos metros de él. Escuchó el ruido de su traje volando a él en la distancia y se preparó para el impacto. Cuando el casco se cerró en torno a su cabeza atravesó la puerta y activó sus propulsores.
— F.R.I.D.A.Y. vamos a Queens, tenemos un maldito mocoso que conseguir. —gruñó volando a toda velocidad— Busca por el GPS la ubicación de Happy y cambia los malditos semáforos, voy a necesitar un poco de tiempo.
— Enseguida señor —dijo su IA con presteza— Ruta programada señor. Buena suerte, jefe.
— Perfecto. Saca a su tía de la casa —masculló apretando los labios, iban a necesitar privacidad.
— Alguna idea en particular o despliego una de las armaduras.
— ¿Te imaginas? —Comentó soltando una risotada al imaginar la cara de Rhody si se enterara que casi la secuestra— No, llámala, dile que se ganó algo, lo que quieras. Solo sácala de la casa por unas cuantas horas.
— Enseguida señor.
Decir que él no podía... era el colmo. Él no lo había siquiera intentado. Quiso ser maduro, quiso ser un buen hombre y alejar su inmunda esencia de Peter, pero si aquella muestra de grandeza iba a confundirse con incapacidad... Apretó los dientes y se concentró en llegar lo más rápido que pudiera. Ese infeliz de mierda iba a enterarse de que tamaño las tenía y que ínfima cantidad de segundos podía tomarle tener a Peter gimiendo por más.