Iron Man II

Marvel Cinematic Universe Iron Man (Movies)
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Iron Man II
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Summary
Otro año, otros problemas.Stephen empieza a acostumbrarse a que Tony ahora sea Iron Man, y después de la visita del director Fury de SHIELD, cree que ahora su esposo puede tener un respaldo. Todo empieza a asentarse una vez mas... o eso pensaba.
Note
La verdad sea dicha, por mucho tiempo pensé en la manera en que debía abordar esta parte de la serie. Esta me pareció la mejor manera posible, y espero que a ustedes también.
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Capítulo 8

Stephen Strange sintió miedo al ver a un hombre entrar en el circuito de carreras.

 

Stephen Strange sintió terror al ver cómo el mono de trabajo naranja del hombre se abría para revelar un reactor arc en medio de su pecho y, poco a poco, la parte superior de su ropa se quemaba, rompía y deshacía para revelar una especie de cinturones de cuero y metal en su torso y brazos, terminando en dos largos látigos por los que parecía fluir energía.

 

Stephen Strange sintió pánico cuando se dio cuenta que Tony no tardaría en pasar por ahí.

 

Stephen Strange ni siquiera lo pensó: corrió al auto de prueba que estaba a un costado, se colocó el casco y pisó el acelerador hasta el fondo. Esperaba poder llegar a Tony a tiempo.

 


 

Happy se encontraba al lado de Pepper y Clint viendo la televisión en el pequeño restaurante, igual que el resto de las personas del lugar. Cuando recibió un mensaje de parte de JARVIS para que se dirigiera de inmediato a el Pits Stop, no lo dudo y se marchó. Pepper decidió seguirlo, apenas deteniéndose para pensarlo correctamente. A Clint le gustaría ir y ver si podía ayudar, pero sus órdenes de no volar su portada con Potts y el resto del personal de Strange International o los civiles lo evitaban. Con molestia, sacó su teléfono y procedió a hacer las llamadas a SHIELD e informarles de los nuevos acontecimientos.

Tan pronto como subieron al auto Happy aceleró hasta el fondo, sin darle tiempo a Pepper de ponerse el cinturón de seguridad o de decir algo. Ella no se quejó. Unos minutos después, Happy le pidió que se sujetara antes de atravesar una de las puertas de la balla que protegía al circuito. Conducir en sentido contrario contra autos de carreras era estúpido, pero el jefe estaba en problemas, y en esos momentos lo único que importaba era llegar a él y darle el maletín con la armadura de Iron Man.

 


 

Los hombres y mujeres de seguridad intentaban guiar a los espectadores que se encontraban cerca del lugar del choque fuera de las gradas. Tenían que sacarlos a todos, pero por un instante todos se quedaron quietos al ver como el auto que conducía Tony Stark era cortado por el hombre y sus látigos.

 


 

Lo primero que notó Tony al salir de la curva que estaba tomando fue a un hombre en medio del camino, con una especie de látigos en los brazos. Lo siguiente que supo es que se encontraba de cabeza, con el frente de su auto eliminado gracias a uno de estos látigos de energía. El tiempo se detuvo y lo único en lo que pudo pensar en ese momento fue en la petición de Stephen cuando salió del Pits Stop. Cuando el tiempo se reinició… sólo cerró los ojos y un instante después se estrelló contra el pavimento.

Por pura suerte no se rompió el cuello. Antes de que le diera tiempo de decir “Gracias a los Vishantis” (y en serio, deberían trabajar en el nombre, era demasiado largo para poder decir en un momento como este) se quitó el casco por instinto. Cuando lo hiso, vio al hombre acercarse a él gracias al retrovisor y, detrás de él, una gran colisión de autos, seguida de una gran columna de fuego y humo por el combustible derramado. Empezó a pelear con el cinturón, no sólo porque ese hombre parecía ir por él, sino porque el combustible de su propio auto empezaba a salir del tanque.

 


 

—Dame el maletín. — pidió Pepper a Happy mientras este seguía conduciendo.

—Tómalo, ten.

—¡¿Y la llave?! — gritó con miedo.

—¡En mi bolsillo!

—¡CUIDADO!

Happy alcanzó a hacerse a un lado y evitar chocar con los autos que venían directo hacia ellos. Necesitaba concentrarse en el camino.

 


 

Tony logró salir del auto y se escondió. Y justo a tiempo, pues el hombre cortó el auto una vez más y, de haber estado aun ahí, habría perdido las piernas, sin duda. Aprovechó que estaba distraído y lo golpeó con una de las partes de los autos que se encontraban alrededor de él, pero si bien golpeó su cabeza, el hombre de giró y lo empezó a atacar como si ese golpe no significara nada para él. Sin armas, y habiendo dejado los escudos de emergencia cuando se cambió de ropa, no tuvo más opciones que intentar, por todos los medios, que los látigos no lo alcanzaran mientras intentaba idear un plan para deshacerse de él.

Cayó al piso, lo cual fue una desventaja, pero por lo menos pudo librarse de ser golpeado durante los ataques. No estaba seguro de lograrlo del tercero, pero afortunadamente lo consiguió por los pelos. Cuando se puso en pie empezó a correr en un intento de ganar tiempo y distancia.

 


 

Stephen no pensaba más que en llegar a Tony. Quería usar un portal, pero no podía arriesgarse a ser visto. Sintió a la capa presionarse más a su torso, oculta como estaba en forma de corbata, inquieta por sentirlo tan tenso, pero ni siquiera ese apretón lo sacó de su visión de túnel. Y fue bueno, pues pudo ver a tiempo los autos que se habían estrellado, dándole tiempo de detenerse antes de chocar contra ellos. Apenas se detuvo el auto salió de él, corriendo hacia donde podía sentir la energía similar a un reactor arc. Llegó justo a tiempo para ver a ese hombre intentar cortar a su esposo en dos.

¡Hijo de perra!

 


 

Dio sólo un par de pasos antes de escuchar el látigo del hombre chocar con algo, y maldita sea su curiosidad, no pudo evitar girarse para ver contra qué fue. Se sorprendió al ver un enorme mandala de color dorado protegiéndolo.

—¡Tony!

Regresó la vista al frente y, como un ángel salvador en un traje de tres piezas color azul real, Stephen se acercaba a él de entre los escombros de los que alguna vez fueron autos de carreras. Se veía frenético.

—Stephen.

No lo abrazó, pues el hombre de los látigos empezó a chocar estos contra el concreto, preparándose para atacarlos una vez más ahora que el mandala ya no estaba. Stephen se paró a su lado, sin duda intentando analizar la situación. Lastima, él ya tenía un plan.

—*Convoca un escudo cuando te diga* — se acercó más al auto volteado a su lado, seguro que ese era el auto que seguía derramado combustible.

El hombre de los látigos se acercó más y más, sonriendo como si por el hecho que estuvieran los dos juntos se hubiera sacado un premio.

—*¿Tony?*

—*¡Ahora!*

Tony empujó ligeramente a Stephen para alejarse por lo menos un poco del auto al mismo tiempo que el mayor se concentraba en convocar el escudo y protegerlos a ambos mientras el látigo de energía daba directo en el charco de combustible. Ambos fueron empujados por la explosión hacia la contención, pero el escudo los protegió de lo peor del fuego. Pocos segundos después vieron su Roll-Royce acercarse directo al hombre de los látigos… y a ellos. Tanto Stephen como Tony subieron rápido a la contención y se agarraron de la malla de protección antes de que Happy chocara contra ellos.

—¿Están bien? — les gritó Happy desde su asiento al ver cómo ambos hombres bajaban de la contención.

—Sí. — Stephen se acercó a Happy

—¿A quién querías matar? ¿a él o a nosotros?

Con las manos de Stephen, él podría no haber podido agarrarse a la malla de la contención. Happy, en sus buenas intenciones, podría haber lastimado a su esposo.

—Sólo quería asustarlo. — respondió Happy preocupado por lo que estuvo a punto de pasar.

—¡Casi no la contamos!

—¡¿Estás loco o qué te pasa?! — gritó histérica Potts desde el asiento trasero.

—¡Mejora la seguridad! — le gritó Tony, enojado y con adrenalina bombeando por su sistema después de lo que acababa de pasar.

—¡Entren al auto! — Potts parecía no escuchar nada en su histeria.

—Maldita sea, Potts, contrólate. Acaban de atacar a Tony. Esto es tú culpa. Dijiste que te encargarías de la seguridad. ¡Quiero más seguridad!

Stephen colocó sus manos en la cintura de Tony para evitar matar a Potts, guiándolo al otro lado del auto mientras la mujer seguía gritando incoherencias. Odiaba viajar con Potts, pero tenían que salir de ahí.

—Si no la matas tú, Tony, lo haré yo, condenadas sean todas las promesas de no hacerlo que te hecho a lo largo de los años. — abrió la puerta para que Tony entrara al auto — Son las peores vacaciones en dos años.

Ni bien terminó de quejarse cuando la puerta fue cortada por la mitad. De inmediato el peso del pedazo de puerta al que se aferraba se volvió demasiado pesado para su mano y lo dejó caer. Pepper empezó a gritar de nuevo, aterrorizada, mientras Happy echaba el auto en reversa para golpear al hombre contra la contención de nuevo.

—¡Lo tengo!

—¡Dame el maletín, Potts!

Stephen se metió a la parte trasera del auto para tomar el maletín del asiento cuando perdió el equilibrio después que Happy volviera a echarse para atrás para golpear de nuevo al hombre. Intentó salir del auto tan pronto como lo tuvo en la mano, pero de nuevo perdió el equilibrio cuando Happy de echo nuevamente de reversa para golpear al hombre una vez más contra la contención. Potts gritaba una y otra vez, igual que Happy, quien pedía que le dieran el portafolio a Tony… ¡¿qué creía que estaba intentando hacer?!

El último golpe al hombre hiso que la bolsa de aire se abriera, dejando a Happy ligeramente aturdido por el golpe en la cara. El hombre aprovechó y empezó a cortar el auto una y otra vez. Stephen salió del auto de inmediato y le dio el portafolio a Tony antes de convocar un escudo para proteger a Potts. El escudo de Happy se activó tan pronto como uno de los látigos de energía corto el auto demasiado cerca de donde él estaba. El escudo de reactor lo protegería sin problemas. Lástima que no haría lo mismo con su hermoso auto. Y maldita sea, le gustaba este auto.

Tony, viendo que Stephen se encargaba de proteger a los demás en ese momento, dejó caer el maletín y se colocó la armadura de inmediato. Tan pronto como esta se aferró a su cuerpo empujó con lo que quedaba del auto fuera del camino. No se detuvo a comprobar, pero sabía que la gente se detenía en la evacuación para poder ver a Iron Man en acción. Stephen se acercó al auto, pero sin perder de vista a su esposo. Después de todo debía fingir ser un civil.

El atacante no dudo y empezó a golpear a Tony con sus látigos una y otra vez. Lástima que esos golpes nunca se concretaron, pues cada uno de ellos se veía detenido por un mandala de color azul. El usar el nuevo reactor de Tony como fuente de energía para sus escudos protectores había sido una idea innovadora, y la cual presentó más que unos pocos problemas. Tomo días sin dormir y mucha práctica, pero al ver la manera en que los escudos no cedían ante los látigos del hombre, que tenían la energía del reactor circulando por ellos, se sintió satisfecho.

Otros dos golpes sin llegar a su destino parecían empezar a frustrar al hombre, causando que redoblara sus esfuerzos a la vez que evitaba los golpes del repulsor de Tony. No pudo mantener el ritmo por mucho tiempo y, ni bien 5 minutos después, Tony se las arregló para golpearlo, tomarlo del brazo y estrellarlo contra el piso, tras lo cual arrancó el reactor de su pecho. La gente empezó a vitorear por la victoria de Iron Man a la vez que un equipo de policía finalmente se acercaba para llevarse al hombre ahora desmayado.

—*No lo rompas*

Tony levantó la vista del reactor para ver a su esposo acercarse a él.

—¿Por qué no lo haría?

—Porque es evidencia. — Stephen, de modo discreto, pasó la mano por encima de este antes de confirmar lo que ambos ya sabían —: *No es una imitación, Tony. Alguien debe tener los planos del reactor si pudo reproducirlo con esta precisión.*

—*Los planos están seguros en las bóvedas de Strange International.*

—*Los originales sí… pero no sabemos si alguien más pudo haberlos copiado. Hasta saber más, deberíamos conservarlo.*

Las sirenas de las ambulancias y patrullas se escucharon al fondo, signo que por lo menos por ahora todo había terminado.

 


 

Hammer no apartaba la mirada de la TV. En el cerebro de ese hombre yacía la llave para vencer a Tony de una vez por todas. Y lo conseguiría, claro que sí.

 


 

Señor Stark, Buscamos sus huellas en los archivos. No salió ni un nombre.

—¿A dónde vamos? — preguntó Tony mientras seguía caminando por el pasillo de las celdas.

Por allá — respondió algo nervioso el hombre que los guiaba. — ¿Habla inglés? No ha dicho una palabra desde que llegó.

Cinco minutos. — pidió Tony mientras caminaba hacia donde el hombre le indicó.

Finalmente llegaron a la celda del hombre arrestado.

Todo está bien. Cinco minutos, por favor — pidió Stephen mientras veía a todos los hombres a los ojos, entrando después de Tony a la celda.

El hombre se encontraba únicamente en su ropa interior, facilitando ver la cantidad de tatuajes que cubrían su cuerpo. Cuando la puerta se cerró, Stephen tomó la mano de Tony.

—*Estaré aquí si…*

Antes de que terminara de hablar sintió un tirón en su mano, por lo que siguió a Tony sin decir nada más.

—Buena tecnología. Los ciclos por segundo podrían mejorar. Podrías duplicar las rotaciones. Concentrar los repulsores en canales de plasma ionizado. Es efectivo. No muy eficiente. — comentó como si estuviera hablando con cualquier chico en los laboratorios de desarrollo de Strange International.

—*No le des ideas* — se quejó Stephen mientras seguía a Tony.

>>Pero es una copia aceptable.

—*¿Tony?*

>>No lo entiendo. Con un poco de tacto pudiste ganar buen dinero. Venderlo a Corea del Norte. China. Irán. O directo al mercado negro. — Finalmente el hombre de giró para verlo, mostrando algo de interés — Se nota que tienes amigos en barrios bajos.

—Tu provienes de familia de… ladrones y matones. Igual que todos los culpables, tratas de reescribir tu historia. — eso hiso que Stephen se erizara, demostrándolo al apretar un poco más la mano de Tony — y te olvidas de todas las vidas que la familia Stark destruyó.

—Hablando de ladrones, ¿de dónde conseguiste el diseño?

—Mi padre, Anton Vanko.

—No lo conozco.

—Mi padre es la razón que estés vivo. — dijo, apuntando con su barbilla al reactor visible en el pecho de Tony.

—Hoy estoy vivo porque intentaste asesinarme y fallaste.

—¿Seguro? — se acercó un poco más a Tony — si puedes hacer que Dios sangre, su pueblo dejará de creer en él. Y habrá mucha sangre en el agua, y los tiburones vendrán. Ahora sólo tengo que sentarme a ver como el mundo te consume.

—¿Desde dónde vas a ver el mundo consumir a mi esposo? ¡Ah, ya sé! ¿Desde la prisión, cierto? Te enviaremos jabón en barra.

Stephen apretó la mano de Tony y lo jaló, quizá un poco demasiado brusco, hacia sí para que se pusiera en pie y salieran de ahí de una vez.

—Oye, Tony, antes que te vayas. El paladio en el corazón. Vaya forma de morir.

—Suerte entonces que Tony no se debe preocupar por eso, señor Vanko. — dijo Stephen con voz helada, hablando por primera vez desde que entraron a la celda.

—El núcleo…

—Por eso Tony dijo que era una buena imitación, señor Vanko. Nosotros no usamos núcleos de paladio. Ya no. — Stephen acercó a Tony un poco más — Nuestra familia no nos define, sino nuestras acciones. Sí, Tony podrá ser un Stark… pero también es un Strange. Él no es sólo el hijo de Howard Stark, sino el esposo del Doctor Stephen V. Strange. Mi esposo. — Sin desearlo, parte de su magia escapó hacia el hombre. Sólo la mano de Tony en la suya, y el suave toque de la capa lo mantuvieron centrado. — Al final del día, la gente recuerda más a los Stark por lo que Tony ha hecho en Strange International que lo que hicieron Howard y él en Stark Industries.

Dicho eso, ambos salieron de ahí.

 


 

—…es inconcebible. Muestra que el genio ya salió de la botella, y este hombre no tiene idea de lo que hace. Cree que el arma Iron Man es un juguete. Estuve en una audiencia en la que el señor Stark nos aseguró que de estos trajes no hay en ningún lado, no existen en otras partes ni existirán en otras partes al menos por 5 ó 10 años. Y luego en Mónaco nos damos cuenta que estos trajes sí existen.

—Silencio. — Stephen se giró en su asiento para ver a su esposo entrar con un plato cubierto. Qué bueno, después de ver esa basura de senador tenía hambre — Deberían de darme una medalla, siendo honestos.

—Entre muchas otras cosas, sí — estuvo de acuerdo Stephen mientras seguía con la mirada a Tony hasta que se sentó delante de él, colocando el plato en la mesita que estaba en medio de ambos.

—¿Habla en serio? — Pepper parecía sorprendida no sólo por la declaración de Tony, sino por el apoyo que Stephen le estaba dando.

Stephen se estiró para tomar las manos de Tony y hacer que se sentara en sus piernas.

—¿Y eso qué es? — preguntó, curioso por saber qué delicia lo esperaba debajo de esa cubierta para comer mientras abrazaba a su esposo.

—Es tu comida para el vuelo.

—Por favor, dime que tú lo preparaste y que no es una de esas comidas precocidas.

—¡Por supuesto que yo la hice! ¿Dónde crees que estuve 3 horas?

—¿Poniéndote bonito? — preguntó mientras pellizcaba el estómago de su esposo, logrando que se riera. Misión cumplida — Oh, espera, mi error. Tú ya eres hermoso. Eres perfecto.

—Los cumplidos no harán que destape tu comida más rápido — puso sus manos en la cara de su esposo y empezó a acariciar esos afilados pómulos que tanto amaba mientras le daba un beso esquimal. — Pero te llevaran a mitad de camino.

—¿Sólo la mitad? Y dígame, señor Strange, ¿qué debo hacer para que destapes ese plato de comida?

—Puedo pensar en un par de cosas — empezó a atacar la cara de su esposo con pequeños y castos besos mientras el más alto soltaba una pequeña risa por cada beso — No quiero ir a casa. Hay que adelantar mi cumpleaños y te invito a… estamos en Europa. ¿Venecia, al Cipriani? — se acomodó mejor en los brazos de Stephen para poder regresarle el abrazo — ¿Recuerdas?

—Sí, mi sol. ¿Cómo podría no hacerlo?

—Es un gran, gran lugar para tener un buen momento.

—Por favor, díganme que no es en serio. Hay problemas que atender y… — Interrumpió Pepper su pequeño momento privado.

Sin poderlo evitar, Stephen soltó un suspiro de frustración.

—Señora Potts, desde que fundamos Strange International cierto tipo de gente a estado a la espera de que Tony o yo nos tropecemos y hagamos algo indebido por el simple hecho de que son tiburones que buscan sangre. El senador Stern es de ese tipo. Si no fuera esta situación, seguramente buscarían alguna otra excusa para molestarnos. Ellos quieren el traje de Tony y harán hasta lo imposible para poder conseguirlo. No vale la pena estresarse por algo como eso. Lo único que debemos hacer es seguir adelante como hasta ahora. Si surge algún problema grave, entonces lidiaremos con él cuando se presente. Hasta entonces, lo tomaremos con calma.

—Pero…

—Puede retirarse, señora Potts. No la necesitaremos por el resto del vuelo.

Luciendo sorprendida, la mujer asintió y se retiró de ahí, volteando hacia atrás un par de veces antes de salir y cerrar la puerta detrás de ella para darles privacidad. Una vez solos, Tony destapó el plato de comida, revelando unos deliciosos medallones de carne cubiertos con salsa de frutos rojos y vino, acompañados de algunas verduras asadas. Se veían y olían de maravilla, por lo que dejó que Tony los alimentara a ambos. Y si se robaban algunos besos entre bocado y bocado, no había nadie para presenciarlo.

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