Iron Man II

Marvel Cinematic Universe Iron Man (Movies)
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Iron Man II
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Summary
Otro año, otros problemas.Stephen empieza a acostumbrarse a que Tony ahora sea Iron Man, y después de la visita del director Fury de SHIELD, cree que ahora su esposo puede tener un respaldo. Todo empieza a asentarse una vez mas... o eso pensaba.
Note
La verdad sea dicha, por mucho tiempo pensé en la manera en que debía abordar esta parte de la serie. Esta me pareció la mejor manera posible, y espero que a ustedes también.
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Capítulo 7

La pareja se permitió tener un par de segundos más para ellos solos al lado de las ventas del lugar antes de acercarse al hombre que estaba hablando con Pepper.

—Felicidades por el ascenso.

—Se lo agradezco mucho. Gracias.

—Elon, hola — Tony se adelantó para estrechar la mano del hombre antes de hacerse a un lado y dejar que Stephen hiciera lo mismo.

—Hola, ¿cómo están?

—Perfectamente. Me enteré de que trabajas en algo nuevo. — aseguró Stephen mientras recordaba haber leído sobre Elon Musk en una de las revistas de Tony.

—Oh, lo hace, mi cielo. Los motores Merlín son fantásticos. — la emoción de Tony quedaba expuesta por su tono de voz y los ademanes que realizó con las manos.

—¡Ah, gracias! Ya estoy creando un jet eléctrico.

—¿Sí? Trabajemos en eso. Haremos que funcione.

—No serán reactores arc, pero creo que puedo darte pelea.

Tanto Stephen como Tony sonrieron al hombre.

—Eso es lo que buscamos, Elon. — aseguró Stephen — ¿Se te envió una invitación para la Stark Expo, espero?

—Oh, sí. Y presentaré algunas grandes ideas.

—Espero con ansias poder ver tu presentación.

—Gracias, no decepcionaré.

Los dos hombres le dieron de nuevo la mano antes de separarse de él e ir al bar.

—Ahora, esa es una presentación que realmente quiero ver. ¿Y lo ve, señora Potts? La Stark Expo es importante. — le dijo Stephen a la mujer que se sonrojó un poco por las palabras.

—Stephen, no te enojes. Disfruta. Quiero un trago. — Tony se recargó en el bar mientras Stephen ponía los ojos en blanco y ordenaba bebidas para los tres — ¿Y cómo va todo, Pepper? ¿Qué piensas de Clint? ¿Es bueno, malo, hay que cambiarlo? Porque le dio un premio a Bats, y creo que se ganó su pequeño corazón.

—¿Anthony, eres tú?

El trio escuchó una voz fuerte y molesta venir de sus espaldas.

—Mi persona menos favorita en la tierra.

Aunque Tony lo dijo entre dientes, Pepper podía ver claramente su molestia por la presencia de Justin Hammer. Stephen, por su lado, lo sintió a través de su vínculo, por lo que sabía a qué grado era su desagrado.

—¿Cómo estás? — Hammer le puso su mano en el hombro, en una especie de saludo. — No eres el único rico aquí que patrocina un auto.

—Pero claramente es uno de los que tienen modales, Hammer. A diferencia de ti, según parece. — Stephen pasó una de sus manos por atrás de Tony y lo alejó de Hammer, poniéndolo en medio de él y Pepper de modo nada discreto.

Aunque Stephen y Tony odiaban que los tocaran sin su permiso personas en las que no confiaban, Stephen tenía la ventaja de poderlos alejarlas con su magia, así que no le molestaba en lo más mínimo servir como escudo para su esposo.

—Vamos, doctor — antes de que el hombre colocara su mano en su hombro, Stephen dejó escapar algo de magia hacia él, logrando que no lo hiciera en el último minuto. — Y díganme, ¿conocen a Christine Everhart de Vanity Fair? ¿Ya se conocen?

—Cómo olvidarla — se quejó Stephen en voz baja para evitar que mucha gente escuchara. Tony lo hiso, desde luego.

—¿Qué tal? — preguntó Pepper al ver a la mujer con su cara de negocios, aunque con una sonrisa discreta y depredadora.

—Sí, la conocemos. Más o menos — aceptó Tony al ver a la mujer. Por suerte se distrajo al sentir un vaso ser colocado en su mano. Stephen se veía enojado. Eso nunca es bueno.

—¿Ves a esta mujer? Apunta a esto. Es la nueva CEO de la subsidiaria Stark, de Strange International. — dijo Hammer mientras señalaba a Pepper y se acercaba más a la mujer rubia, casi a su oído.

—Lo sé — mencionó con algo de cansancio, pero sin perder su sonrisa.—¡Felicidades! Mi editor me mata si no te entrevisto para nuestro número de mujeres poderosas. ¿Sí puedo?

—Oh, seguro. — Pepper ya no se veía tan depredadora ahora.

Cuando Hammer se dio cuenta de que perdía la atención de Everhart agregó, mirándolos con algo de suficiencia:

—¿Sabían que esta niña está cubriéndome para Vanity Fair?

—Así es — se notaba que Christine no estaba muy feliz al lado de Hammer.

—…y le di la oportunidad de hacerlo.

—¿En serio? — preguntó Pepper — Ella intentó cubrir a Stephen y a Tony el año pasado.

—Y aparte escribió un artículo — agregó Stephen con una sonrisa molesta en el rostro, viendo a la mujer que se movió algo incomoda.

—Y fue impresionante.

—Sí, me gustó mucho. Se enfocó en las cosas correctas. — se apresuró a intervenir Tony, colocando su mano detrás de la cintura de su esposo y apoyándose un poco más en él.

—Lo hiso muy bien, sí — Stephen decidió tomar otro trago para evitar decir algo más.

—Bueno, creo que iré a lavarme las manos.

Una vez que Pepper se fue, Hammer vio un lugar libre para meterse, y no lo desaprovechó.

—Ey, hermano, ¿qué tal todo?

—Estoy bien. Perdona, no hagas eso.

Tony intentó alejarse del hombre que ya lo estaba acercando a él.

—Por favor, ¿no conoces el espacio personal, Hammer? algo más para agregar a la lista, además del negocio de armas. — Stephen dejó que su magia pasara a través de Tony y hacia el hombre, sobre todo cuando vio que un camarógrafo se acercaba de nuevo a ellos.

—Vamos, doctor, sabe que Tony es mi amigo de toda la vida.

Stephen apenas se contuvo de no escupir su bebida, pero cuando se compuso, simplemente le dedicó una mirada lo suficientemente molesta y asesina como para mantener alejado a Hammer de Tony. Podría ser que el otro tipo no tuviera instintos de preservación, pero tampoco era un completo idiota. La fotografía fue tomada con Hammer recargado en la barra del bar un par de pies alejado de Tony, y con ellos dos abrazados juntos. Un par de fotografías después, volvieron a estar solos, así que Christine sacó su molesta grabadora y se las acercó. Por lo menos ella respetó su espacio personal.

—¿Esta es la primera vez que se encuentran desde el senado?

—Desde que le revocaron el contrato — afirmó Tony, caminando junto con Stephen para poderse alejar lo más posible de esos dos de modo no tan discreto. Para su mala suerte, los dos los siguieron. — Cuando… intentaste…

—De hecho se retrasó. Está suspendido. — intentó salvar Hammer, persiguiéndolos como un patito.

—No es lo que escuchamos. ¿Cuál es la diferencia entre retraso y cancelación? — preguntó Stephen mientras le guiñaba un ojo a su esposo, quien le sonrió aún más grande.

—¿Sí, cuál es?

—La verdad — pidió Tony, avivando el fuego mientras se sentaban en una mesa vacía con la esperanza de que Hammer y Christine los dejaran en paz. No funcionó.

—Lo cierto es que… ¿por qué no guardas eso? — preguntó Hammer mientras intentaba hacer que Christine bajara su grabadora, y luego se sentaba al lado de Tony. — Lo cierto es que espero poder presentar algo en tu Expo.

—Pues si inventas algo que funcione, ya veré si encuentro un hueco.

—¿Caballeros? — Clint se acercó a la pareja — su mesa ya está lista.

—Perfecto. Vamos, cielo. — Stephen se levantó de inmediato y le tendió su mano a Tony.

—Ya tengo un lugar este año.

—Hammer necesita un hueco, Christine. — agregó con una sonrisa Tony mientras seguía a Clint y a Stephen.

—Realmente es un maldito don. Y te amo por ello. — Como confirmación Tony obtuvo una caricia en su mano.

Apenas pudieron escuchar a Hammer reír falsamente y decirle a Christine que se llevaban pesado.

 


 

—Silencio, o nos descubrirán — pidió Stephen mientras se acercaba un poco más a Tony en el baño mientras su esposo vendaba lo más rápido que podía el corte que Stephen tenía en el brazo.

El celular de Stephen había sonado un minuto después de que se sentaron a la mesa, y tan pronto verlo, se disculpó con todos los presentes y se alejó de ellos para poder responder. Un par de minutos después regresó y le pidió a Tony que lo acompañara. Se veía igual de sereno que siempre, salvo para Tony, que lo conocía perfectamente. Para él era fácil notar lo tenso que ahora estaba. Sin pensarlo, se marchó con él. Cuando llegó al baño y cerró la puerta con seguro, se dio cuenta de que lo que fuera que estuviera pasando, era grave. Resultó no serlo del todo, pero una misión increíblemente rápida en otra dimensión terminó por dejar a su esposo con un feo corte en el brazo que afortunadamente ya estaba cerrando gracias a la magia que estaba siendo dirigida para ese propósito.

—Si alguien llega a entrar… ¡que lo dudo!, lo más que pueden pensar es que nos metimos aquí para tener una sesión privada de besos… o a tener sexo.

—Por alguna extraña razón, eso no me hace sentir reconfortado.

Tony observó a su esposo con una sonrisa pequeña antes de concentrarse de nuevo en su brazo. Una vez conforme con el vendaje, le dio un suave beso sobre este y lo ayudó a colocarse la ropa de nuevo.

—¿No? y aquí pensé que eso aliviaría todas tus preocupaciones. — Ya con el saco en su lugar, y una vez seguro de que se veía tan impecablemente vestido como siempre, pasó sus manos para arreglar lo más posible su cabello. El mechón rebelde de cabello de siempre había terminado por hacer su aparición, para desagrado de Stephen.

—Oye, estoy bien — Sostuvo la cara del menor entre sus manos y con los pulgares acarició las mejillas de modo lento y suave, tratando de tranquilizarlo lo más posible — Fue solo un rasguño. Minoru necesitaba que le diera una reliquia, pero nunca mencionó que estaba en plena batalla. Cuando llegue al lugar, todo estaba en caos, y mientras descubría quienes los estaban atacando, me descuide por un segundo y termine con el corte en el brazo, pero esta sanando. Ya lo has visto, estaba mucho mejor que cuando regrese.

—Sí, lo sé. — le sonrió de modo suave — tu poder está creciendo cada vez más y más rápido. Cada vez tardas menos tiempo en recuperarte de tus heridas y de una batalla. Ancestral dice que eso es bueno. Ella dijo que estabas superando todas las expectativas. — se puso de puntitas para poderle dar un suave beso antes de tomar sus manos entre las suyas, separarlas de su rostro, darles un par de besos a cada una en la palma, apretarlas suavemente, y luego colocarlas en su cintura. — Siempre superas expectativas. Eres el mejor.

—¿Sí? — le dio un pequeño beso en la nariz a Tony — Tú — un beso en la mejilla — también — un beso en la otra mejilla — eres — un beso en la frente — el — un beso casto en los labios — mejor — esta vez, fue un beso esquimal mientras le sonreía y veía con amor.

—Por supuesto soy el mejor. Soy tu esposo. Soy Tony Strange.

Ambos se rieron por esa respuesta, pero del mismo modo, ambos se sintieron muy orgullosos por ello.

—Así que… por más que me gustaría quedarme aquí por tiempo indefinido, creo que deberíamos salir y regresar con los demás.

—O…

—Me gusta cómo suena ese "o". — Stephen le miró de modo divertido e intrigado. — Suena a que nos meteremos en problemas.  

—Yep, es la peor de las ideas. — una sonrisa inocente no auguraba nada bueno cuando el que la ponía era Tony — ¿Qué piensas si bajamos al "Pits Stop"?

—¿Por qué haríamos eso?

—Porque te tengo una sorpresa.

Stephen amaba las sorpresas de Tony.

 


 

No tenían ni un minuto de haber llegado al Pits Stop cuando las cámaras, los reporteros, personas con pases VIP, entre otros, los rodearon. Afortunadamente los guardias de seguridad mantenían a todos al margen. Tony estaba demasiado feliz saludándolos a todos. Él prosperaba con la atención de los demás. En realidad, ambos lo hacían, y esa era la razón por la cual Stephen saludaba y sonreía de buena gana, aun con su cara de prensa, mientras tenía su mano en la de su esposo, guiándolo a donde estaba el lugar designado de su equipo. Pasó algo de magia a sus manos para poder brincar la cerca del mismo modo que su esposo una vez que estuvieron cerca del lugar designado de Strange International.

El líder de los mecánicos se les acercó enseguida, y les empezó a hablar sobre los dos autos que tenían en el lugar, aunque sólo uno parecía estar listo para correr, antes de guiarlos hacia el piloto. Tony lo saludó bastante alegre.

—Y esta es mi sorpresa. Uno de los dos puede correr el auto en la carrera.

—¿Es en serio?

—Yep — afirmó el castaño mientras veía a su esposo pasear su mirada por el auto. —Bonito, ¿verdad?

—Bastante.

—¿Listo? — colocó sus manos para poder jugar "piedra, papel o tijeras". Stephen puso los ojos en blanco, pero le siguió el juego a Tony.

Tres rondas después, Tony sonreía feliz por su victoria, mostrando el signo de paz hacia las cámaras que seguían grabándolos. Stephen, como mal perdedor que era, le dio una nalgada mientras subía al auto y le ayudaba a colocarse el casco.

—Vuelve a mí, ¿sí?

—Siempre.

Se hiso a un lado y vio cómo su esposo conducía el auto a la línea de salida. Cuando el semáforo llegó al final los autos salieron a toda velocidad.

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