
Capítulo 2
4 meses después
—Viento a 30 nudos; estabilidad a 4,500 metros. Listo para el salto, estamos sobre la zona.
Tony agradeció al joven piloto, quien ahora no pilotaba un helicóptero, sino un avión de carga sobre la Stark Expo, igual que hace algunos meses.
Después del susto que él y su esposo habían pasado por culpa del envenenamiento por paladio, Tony se planteó la idea de reiniciar la Stark Expo. Si algún día él llegaba a faltar, quería que el mundo continuara en la búsqueda de fuentes de energía renovable. Quería que su trabajo no fuese en vano y que las grandes mentes del ahora y del futuro tuvieran un lugar en el cual pudieran compartir sus ideas para mejorar la vida de los demás. Quería inspirarlos a todos a seguir por un buen camino mientras aun estuviera ahí. Más que eso, quería que todos, sobre todos los niños, vieran que la ciencia era divertida, era genial, y que no se dejaran asustar porque parecía difícil o no contaban con los recursos para realizar grandes cosas. Quería que supieran que la ciencia le da esperanza a la humanidad de ser mejores. Ellos eran el futuro. Si lograba que ellos lo creyeran, que ellos vieran un buen camino delante de ellos, entonces el mundo estaría en buenas manos. Habló con Pepper y le hiso saber su idea. Ella dijo que era perder muchos recursos, e intentó convencerlo para desistir, pero con el apoyo de Stephen y de toda la junta directiva, Pepper tuvo que dar su brazo a torcer y empezó a hacer las llamadas. Stephen lució presumido con Tony por varias horas.
Salió de su cabeza cuando la puerta de carga del avión se abrió. Sin pensarlo mucho, saltó. Durante el descenso dio el espectáculo que todos los asistentes ansiaban. Paseó entre los fuegos arteriales y disfrutó de la música a alto volumen. El aterrizaje en la marca designada en el escenario fue sin problemas, y ya de pie, levantó las manos para ser ovacionado. La gente no lo defraudó y empezó a gritar lo más fuerte que podían. Las mujeres con escasa ropa estaban bailando detrás de él con algo que parecía ser un reactor arc en sus pechos y con guantes brillantes en sus manos, simulando los repulsares. Poco a poco la plataforma en la que estaba empezó a girar y luego los brazos robóticos empezaron a quitarle la armadura. La gente gritó con más fuerza aun de ser posible cuando su casco fue retirado. Una vez listo, se inclinó frente a todos como una forma de agradecer mientras seguía girando, y las mujeres terminaban su rutina. La bandera del país ondeaba en la pantalla detrás de ellos. Bueno, debía recordar no hacer enojar a Erik la próxima vez. Estaba casi seguro de que todo el espectáculo fue idea suya. Si él y Stephen no lo quisieran tanto, ya habría encontrado el modo de vengarse del sobrino de Rhodey. Tendría que hablar seriamente con Jeanette sobre Erik cuando tuviera tiempo.
—¡Que gusto volver! — empezó a hablar mientras las mujeres se retiraban del escenario. — ¿Me extrañaron mucho?
—¡Vuela algo! — el grito de una persona se escuchó en medio del público.
—¿Que explote algo? Eso ya lo hice — después, tomó un tono un poco más serio — No estoy diciendo que el mundo tenga su periodo más largo de paz ininterrumpida gracias a mí. — espero un poco para que la gente enloqueciera y se calmará nuevamente — Yo no inicie mi camino después del tiempo que estuve en cautiverio, ustedes lo saben, yo lo sé. Fue desde el momento en que me di cuenta de que podía hacer más, mucho más, por todos ustedes, y… de las cenizas… de mi cautiverio… jamás se había personificado mejor la metáfora del ave fénix en la historia, porque salí e hice más. Hazlo grande o vete a casa. — más ovaciones — No estoy diciendo que no haya encontrado a alguien que pueda enfrentarse a mí en mi mejor día… salvo mi esposo. Pero créanme, nadie puede vencer al doctor Stephen Strange — la gente de volvió loca aún más con esa última parte — No estoy diciendo que todo esto sea así.
—¡Te amo, Iron Man!
—Gracias. — Por un segundo, Tony se permitió sonreírles a todos de un modo un poco más cálido — Pero no hablo de mí. No hablo de ustedes. No estoy hablando de nosotros. Hablo de un legado, de lo que decidimos dejarle a las futuras generaciones.
Stephen, que estaba detrás del escenario, cerró los ojos al escuchar esa parte. Había estado tan cerca de perder a su esposo y, aunque lograron encontrar la cura y colocar el nuevo reactor, aún tenía ese miedo residual después de todos esos meses. Lo más probable es que lo acompañara por el resto de su vida.
>>Es por eso que durante el año entrante, por primera vez desde 1974, los más brillantes hombres y mujeres de naciones y corporaciones del mundo, van a unir recursos y nos darán su visión colectiva de cómo construir un mejor futuro. No es para nosotros. — Se quedó callado un segundo, contemplando a la gente — Sólo puedo decirles. ¡Bienvenidos a la Strak Expo!
Los gritos y ovaciones se volvieron ensordecedoras.
>>Y ahora, me gustaría presentarles a un invitado especial que viene del más allá para hablar al respecto. Pido un aplauso para mi padre, Howard.
Dicho eso, se retiró a la parte de atrás del escenario, al lado de Stephen, y los dejó a todos con la grabación preparada.
"Todo es posible con la tecnología. Mejor vida, buena salud, y por primera vez en la historia de la humanidad, la posibilidad de la paz mundial. De parte de todos, aquí en Stark industries, les presento personalmente la ciudad del futuro. La tecnología le da infinitas posibilidades a los humanos. Y algún día curará a la sociedad de sus males. Pronto la tecnología afectará cómo viven su vida diaria. No más trabajo tedioso. Eso dejará tiempo para otras actividades, y así disfrutar la dulce vida. Esto es Stark Expo. Bienvenidos."
Mientras se reproducía la grabación, Tony y Stephen sacaron un poco la cabeza para ver al público embelesado por este antes de que el último consiguiera del bolsillo de su saco el medidor de toxicidad y se lo pasará al más bajo. El porcentaje de paladio en su sangre era del 0.19%. Orgulloso del resultado, se lo mostró a Stephen, quien le sonrió radiante. Poco a poco el porcentaje disminuía y, con los cuidados que estaban teniendo, esperaban que el porcentaje se acercara a 0 para el cumpleaños de Tony.
—Transmitimos totalmente en vivo desde la Stark Expo de Strange International. Es la inauguración y Tony Stark acaba de salir de escena. Si no pueden venir, no se preocupen, dura todo el año. — Se pasaron imágenes de las fuentes iluminadas y de los fuegos artificiales del lugar — voy a estar aquí en los pabellones, con los inventos que vienen de todo el mundo.
—Debo decir que las bailarinas se me hicieron un poco exageradas, pero por lo demás, no estuvo nada mal — dijo Stephen mientras veía el reportaje desde una de las pequeñas pantallas que tenían detrás del escenario — Lo hiciste bien, hermoso. Pero eso ya lo sabes, ¿verdad?
—Sí, lo sé — beso fuerte a su esposo — pero me gusta que me lo recuerden de vez en cuando.
—A veces me sorprende que nuestros egos sean capaces de caber en el mismo lugar.
—Se retroalimentan. Es una especie de… simbiosis. — se acercó a la oreja del mayor y la mordió suavemente — El ego de un hechicero con el ego de un inventor.
Stephen sintió un escalofrío pasar por su espalda, pero se intentó tranquilizar. No sería bien visto que tomara a Tony contra una de las paredes del escenario. Tenían una imagen que mantener, maldición. Él era más fuerte que su lujuria. Cuando sintió la lengua de Tony pasar por su lóbulo, su mente hiso un corto circuito y de inmediato empezó a cuestionarse por qué una imagen es más importante que satisfacer a su esposo.
—¿Listos?
Stephen salió de su cabeza y se concentró en Happy, que estaba listo para escoltarlos afuera del edificio. Tomando un respiro profundo, y viendo la cara de inocencia de Tony, se maldijo por dejarse engañar por este hermoso ser que tenía por esposo. Se acercó a la oreja del mejor y le dijo, en tono un tanto molesto: — vas a pagar caro por eso.
—¿Lo prometes?
¡Este hombre iba a ser su ruina! Le dio un beso tierno antes de colocar su frente en la de su esposo. Stephen apretó la mano de Tony un poco más fuerte.
—Lo prometo. Te volveré un lio lloroso, sudoroso y adolorido. Te hare rogar por liberación más de dos veces. No podrás sentarte correctamente por días, y estarás tan lleno con mi semen que no podrás mantenerlo todo adentro, y tendrás fugas cada vez que te muevas siquiera. Te quedarás sin voz por todos los gritos que darás, pero nadie podrá escucharte. Nadie, excepto yo, es digno de verte desmoronarte en la cama. No podrás encontrar liberación a menos que yo así lo desee, así que te conviene ser lindo.
—Jefe, ¿estás bien? — preguntó Happy al ver a Tony volverse más y más rojo con cada segundo. Por el ruido del ambiente, nadie, excepto Tony, había sido capaz de escucharlo.
—Parece que tiene un poco de fiebre, pero nada que una buena noche de descanso no pueda arreglar. Así que, ¿seguimos? Entre más pronto podamos llegar a casa, mejor para todos.
Stephen empezó a caminar tras Happy, casi arrastrando a Tony con él. Sabía que con lo excitado que estaban tendrían problemas para caminar, pero ambos eran expertos en mantener la compostura y actuar lo más normal posible frente a las masas desde que empezaron a salir juntos en público. Sintió un leve apretón en su mano, señal de la incomodidad de Tony. Sin embargo, se negó a caminar más despacio. Su esposo y sus piernas cortas tendrían que trabajar el doble para seguirle el paso.
—*Te odio*
—*Tonterías, me amas*
Stephen le dedicó una última mirada divertida antes de que girarse hacia Happy con su mejor cara de prensa. Tony lo miró de mala manera, pero sabía que lo que había dicho Stephen se lo ganó por molestarlo. Una respiración profunda y también puso su mejor cara de prensa.
—Parece un zoológico allá afuera. — se giró a ver al chico de seguridad — Abre. Vamos.
Así iniciaron su camino a la salida del lugar.
—Que gusto verlos. — gritó Tony a un grupo selecto de jóvenes becados de la fundación Maria Stark. — Ey, me acuerdo de ustedes.
—Gracias por venir. — Stephen apretó un par de manos de los jóvenes mientras les sonreía.
Una chica se libró de la cerca que estaba haciendo Happy con sus brazos para mantener a la multitud controlada y se acercó a Tony, dándole un papel en la mano rápidamente.
—¿Y eso que es?
—Llámame
—A un lado. Gracias.
Tony vio divertido como Happy hacía a un lado a la chica. Stephen se acercó a él y le mostró el papel. El más alto puso los ojos en blanco, divertido. Aun hoy día muchas personas no creían que Tony Stark saliera con un hombre.
Al continuar su camino, cerca de las escaleras, los dos adultos vieron a los niños que ganaron el concurso que sacaron hace unas semanas en las revistas de ciencia infantil.
—Hola, corazón.
—¿Me das tu autógrafo, por favor, Tony?
—Con mucho gusto.
Tony tomó la fotografía de Iron Man que le acercaba la niña delante de ellos, y le colocó su firma de inmediato.
—Hola — Stephen saludó a un chico con un casco de Iron Man que estaba al lado de la niña. Se acuclillo delante de él — Bonito casco. ¿Quieres que Tony lo firme?
—¿Sí, sí quiero!
Stephen se rió por la alegría que desprendía el niño mientras veía a Tony acercarse a él también y ponerse en la misma pose.
—Ey, hola.
—Hola — la voz del niño era realmente baja por vergüenza de estar delante de su héroe.
—Quiere que firmes su casco — le dijo Stephen mientras le pasaba un marcador permanente dorado.
—¿En serio? Bueno, entonces no te muevas — firmó rápido el caso en la parte de enfrente de la máscara — Ahí esta. Todo listo.
Después de eso, ambos hombres se enderezaron y Tony le dio una palmada en la cabeza. Mientras se retiraban, ambos hombres escucharon al niño gritar de emoción.
—Él es Larry — presentó Happy a un hombre mientras bajaban las escaleras.
—¡Ah! El oráculo de Oracle! ¡Que gusto verte!
—Que gusto, Stark. Dr. Strange — se estiró para saludar al hombre más alto. — Llámenme cuando tengan tiempo. ¡Llámenme!
Un poco más adelante, Happy extendió su mano para hacer otra presentación.
—Larry King — presentó Happy a la otra persona.
—¡Larry!
Ambos hombres estrecharon la mano del anciano felizmente, y después de un par de palabras, siguieron con su recorrido.
—¡Ah, sí! Mis amigos, mi gente — saludo a los chicos de Strange International que reconoció entre la multitud de asistentes, así como a los guardias de seguridad que mantenían a la gente portándose bien.
Una vez que salieron del lugar, Stephen sintió que podía respirar nuevamente.
—Bueno, estuvieron muy calmados. Buena ruta, Happy, te felicito.
—Gracias, doctor.
—Sí, Happy, estuvo perfecto. Linda ruta.
—Gracias. ¿Y qué tal lo que traje? Es el nuevo Lamborghini del doctor. Llegó esta mañana. JARVIS ya lo revisó.
—Gracias, Happy. — Agradeció Stephen, ya admirando su nueva adquisición.
—Ese accesorio es nuevo. — dijo Tony divertido al ver a la mujer recargada en la nueva adquisición de Stephen.
—Ojalá viniera con mi auto, señor.
Tony le sonrió a Happy antes de dirigir su atención a la mujer.
—Hola.
—Hola.
—¿Y tú eres…? — Tony extendió su mano hacia la mujer para saludarla. Un ligero apretón y la soltó para poder darle una mirada al nuevo Lamborghini descapotable de Stephen mientras la capota se ocultaba en la parte trasera.
—Soy poli.
—Está raro, se oye bien.
—Es extraño, ¿pero quién soy yo para juzgar? — dijo Stephen mientras se acercaba a su nuevo Lamborghini para apartar discretamente a la mujer.
—Es un placer.
La mujer le dio la mano a Stephen, y tras un muy rápido apretón, la soltó. Evitaba saludar de mano siempre que podía.
—Fantástico. — Tony le dio la vuelta al vehículo y detuvo a Stephen antes de que se sentara — Oye, yo conduzco. — le dio un beso rápido mientras entraba y se sentaba — ¿Y de…?
—No, yo conduzco. Recórrete. — Stephen le dio un par de palmaditas en el brazo a su esposo para hacer que se pasara al lugar del copiloto. Cuando Tony intentó darle sus hermosos ojos de cachorro, se los tapó con una mano temblorosa — No estás siendo lindo, y no, no voy a ceder. Es mi auto, es nuevo, y yo seré el primero de los dos en conducirlo. Vamos, gana un par de puntos y muévete.
Con un puchero, Tony se recorrió al asiento del copiloto, pero no sin antes mostrarle su parte trasera de modo no tan discreto a su esposo. Ambos podían jugar sucio. Ya en su lugar, miró a la mujer de nuevo.
—¿Y de dónde dices que eres?
—De Bedford.
—¿Y qué hace aquí? — preguntó Stephen ya entrando en el auto y poniéndose su cinturón de seguridad.
—Buscando al señor Stark.
—¿Sí? Pues aquí estoy. — se acomodó su propio cinturón mientras veía a la mujer de modo un poco sospechoso — ¿Y para qué me buscabas?
—Para entregarle un citatorio — la mujer extendió un papel delante de él.
—Ay. ¿Te importa, amor?
Stephen se cruzó enfrente de Tony para tomar el papel con sus manos temblorosas — no le gusta que le den cosas — aprovechando su posición, le dio un beso rápido a su esposo. Tony le miró con una sonrisa. — Yo lo guardare — le dijo a la mujer mientras lo metía en el bolsillo de su saco.
—Señor, se le ha ordenado que aparezca ante el senado en el comité de servicios armados, mañana a las 9 horas.
—¿Sí eres poli?
—Sí, policía federal.
—¿Puedo ver su placa? — preguntó Happy que hasta ese momento se había mantenido callado, acercándose a Tony y separando un poco a la mujer del auto.
—Sí, claro — le mostró la placa y Happy la miró bien antes de darle un asentimiento a los hombres del auto.
—¿Washington a cuánto está?
—Como a unos… 400 km. — afirmó Happy antes de correr hacia la camioneta negra detrás del auto.
Stephen puso en marcha el auto y empezó a conducir. Se sintió enojado por el desarrollo de los acontecimientos, no podía negarlo. Sea lo que sea que quisieran los hombres y mujeres del senado, se aseguraría de terminarlo rápidamente.