Almas gemelas

The Avengers (Marvel Movies) Captain America - All Media Types Iron Man (Movies)
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Almas gemelas
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Summary
Almas gemelas que trascienden tiempo y espacio.A veces no puedes estar con esa persona, pero el destino siempre se encarga de hacer lo correcto.En este universo o en uno paralelo. Siempre lo volverás a ver.
Note
¡Hola! Esta historia fue la primera que escribí de los Vengadores y fue publicada en wattpad (así que si por alguna causa te resulta familiar, ese es el motivo). Decidí mudarla a esta plataforma, la cuál uso más a menudo, y le he realizado algunas modificaciones, y mejoras del lenguaje, sobre todo al ultimo capítulo. La escencia de la historia es la misma. Solo serán 3 capítulos, espero que sea de su agrado. Comentarios y sugerencias más que bienvenidos. Saludos.
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Despedidas

La sociedad americana lloró a su héroe. Una simple bala en el lugar correcto en su cabeza había terminado con su vida.  

La leyenda de Capitán América comenzaba.  

Un silencio reinaba en las calles la ciudad que nunca duerme. Algo muy raro y que llenaba los corazones de tristeza y desasosiego. Tiendas con las cortinas abajo y señales de luto se veían por las avenidas, mientras una carroza fúnebre pasaba frente a las personas, vestidas algunas de negro, o los pequeños con su escudo y su playera con la estrella insignia. Rostros afligidos. Habían perdido a su héroe y a un ciudadano ejemplar.  

Tristemente ninguno de ellos había conocido a Steve Rogers.  

Se declaró duelo nacional por tres días, había homenajes por doquier, banderas a media asta por toda la nación y las noticias sólo hablaban del héroe, haciendo reportajes y contando su vida. Una gran fila de personas dejando flores y tarjetas fuera de la Torre Stark porque no podían acercarse al complejo Vengadores.  

Capitán América no volvería a saludar a las personas, a estar en eventos de caridad, a cargar niños y sonreír para las fotos, a repartir palabras amables a quienes se acercaran a él. No volvería a levantar su escudo para defender las causas correctas, para defender a su nación. 

Para proteger a sus amigos.  

Una carroza vacía era lo que pasaba por las silenciosas calles de Nueva York, porque el verdadero cuerpo se encontraba lejos de ahí, en un hermoso prado, rodeado de verdes campos y un pequeño lago al fondo, que daba una sensación de calma.   

Tony no iba a permitir que su novio y su amigo fueran a un simple cementerio. Compraría las hectáreas necesarias para que ellos estuvieran en paz. 

Los Vengadores, algunos familiares de ellos y pocas personas de SHIELD se encontraban reunidos en ese prado, celebrando un pequeño servicio de despedida. Había mucho dolor entre ellos y mucha rabia. Se podía ver a algunos agentes que habían trabajado con Steve, la tristeza en sus miradas. Muchos habían crecido con las historias del Capitán América y haber tenido la oportunidad de trabajar a su lado, sin duda había sido un verdadero honor.  

Natasha se encontraba junto a Laura, mientras esta última tomaba suavemente su mano. La conocía lo suficiente para saber que, sin necesidad de estar quebrada en llanto, Natasha estaba deshecha. Clint, de pie junto a ellas y rodeado por sus niños, miraba solemnemente hacia adelante, donde dos hermosos ataúdes de cedro con detalles sencillos de oro, reposaban frente a ellos. Cada uno tenía sobre si una bandera perfectamente doblada, cobijando a su héroe nacional y a su amigo del alma.  

Después de todo, juntos fueron más allá del final de la línea.  

Fury estaba sentado con la mirada perdida y su mano apretando la de la agente Maria Hill, la cual lloraba silenciosamente aun negándose a creer lo que estaba pasando. 

Todo había terminado, habían ganado, pero ¿Qué precio habían pagado? 

Thor de pie, con sus ropas de príncipe guerrero, hacía una guardia de honor a dos de los hombres más valientes que había tenía el placer de conocer en su inmortal vida. El cielo se encontraba nublado y el dios trataba de serenar su mente para no provocar una tormenta.  

Sam lloraba desconsolado al perder a sus mejores amigos mientras su hermana lo abrazaba y le acariciaba la espalda en patrones sin sentido. Scott solo lo miraba mientras silenciosas lágrimas se deslizabas por sus mejillas, al tiempo que sujetaba la mano de su expareja, que no podía dejarle solo en ese momento.  No había palabras de consuelo para ellos.  

Bruce no estaba. Dijo que no podía estar presente porque tenía demasiado dolor y no se creía capaz de controlarse. Ningún ejercicio de control de la ira iba a funcionar ahora. Pidió ser encerrado en la cápsula diseñada para Hulk.  

Stephen Strange miraba a todos con callada actitud. Si bien no era muy cercano a Rogers, si sentía mucho respeto por el guerrero que había luchado a su lado para vencer al Titán.  

Ironías de la vida, luchar contra el ser más poderoso del universo y sobrevivir. Y que al final un trozo de metal te quite la vida.  

Después de todo, Steve no era inmortal. 

Wade estaba con Vanessa y May. Estaba furioso y triste y quería tomar sus katanas y repartir golpes por doquier. Le dolía la muerte de esos dos, los respetaba y quería; y le dolía Peter que aún se encontraba un poco convaleciente. La inyección le provocaba vómitos y debilidad. Y su estado de ánimo no era el mejor ya que se culpaba por lo sucedido, por haber sido débil y haber provocado la muerte de Bucky. Y con ello el desbalance de Steve. 

Cerca estaba Visión el cual abrazaba a una Wanda desecha en llanto, mientras intentaba comprender la pérdida tan grande para ese grupo que él consideraba su familia. Y se decía que debía ser fuerte, pues había alguien que aún los necesitaba.  

T’Challa estaba junto con Shuri y la líder de las Dora Milaje Okoye. El rey había volado a Nueva York en cuanto se enteró de la tragedia, con una joven repleta en llanto por la pérdida de Steve y sobre todo de James, al cual ella le había tomado especial cariño por el tiempo que convivió con él para su recuperación. Y Okoye iría con ellos hasta el fin del mundo, como su guardia y amiga, que tanto necesitaban en ese momento. 

El servicio había sido emotivo, con flores hermosas y elegantes. Con una guardia de honor de algunos veteranos de guerra. Un servicio militar digno de dos supersoldados perdidos en el tiempo.   

Pepper y Happy observaban todo, tristes y pensativos. Era un panorama desolador y nunca esperaron que esa pelea terminara así. Nadie lo esperaba. Pepper miraba hacia lo lejos en dirección al Complejo, donde un derrumbado Tony se encontraba. 

 

 


 

 

¿Tan poca cosa valía? 

¿Acaso no merecía un poco de felicidad? 

Después de la guerra contra Thanos y regresar a todos, el equipo tuvo un proceso de recuperación. Dejando los acuerdos a un lado, tenían un largo camino por delante para recuperar la confianza los unos a los otros.  

No fue fácil, había demasiadas heridas y mucha decepción. Algunas cosas simplemente no pueden perdonarse de la noche a la mañana.  

Pero el tiempo, las palabras y la constancia van sanado las heridas, y al volver todos al complejo (con un Bucky bastante renuente) las cosas, muy lentamente, tomaron su rumbo.  

Lo más difícil fue recuperar la amistad entre Tony y Steve, y que Bucky fuera aceptado. Hubo palabras, golpes, gritos y lágrimas. Verdades dichas de modo cruel y pláticas nocturnas donde un James rogó por un perdón que sabía no merecía.  

Después vino la convivencia, bastante incomoda por momentos. Silencios rotos por una mala broma de Clint, o un fogonazo en la estufa cuando Visión quería cocinar. O un Peter llegando al complejo mientras un Happy nada contento le miraba exasperado, ante los miembros del equipo que reían por eso. Era imposible enojarse con Peter 

El joven era el punto neutro para todos. Si bien dentro de él había dudas (quería mucho al Sr. Stark), Tony le pidió que no fuera grosero o distante, que no debía tomar partido. Que se diera la oportunidad de conocerlos. Y lo hizo con la condición que Tony también pusiera de su parte. Eso le tomó al genio muchos litros de café y donas. 

Un nuevo brazo metálico fue la mejor ofrenda de paz.  

Y con eso un nuevo comienzo.  

Peleas, misiones y tardes de películas. Entrenamientos y pláticas con el joven arácnido por su reciente amistad con un mercenario inmortal.  

Después vinieron los momentos en el laboratorio, con Tony trabajando demasiado y un Steve parado en la entrada con una bandeja de comida saludable, amenazando que, si no se comía eso, escondería todas las donas, mientras un Bucky reía y decía que era la mamá gallina del complejo.  

Luego llegaron los roces accidentales, pensamientos constantes y miradas intensas. Tony adoraba ver como un suave rubor se hacía presente en el rostro de Steve al recibir un halago o una caricia. Steve descubrió que Tony tenía unas hermosas pestañas y unos ojos realmente expresivos.  

Hasta que finalmente llegó ese beso tan esperado en el sillón de su taller después de una plática tranquila, con un castaño recostado en el sillón completamente relajado y un rubio sentado en el piso observando algunos hologramas del nuevo proyecto del genio. Solo bastó una mirada para que Steve acariciara su rostro y se acercara lentamente. Tony esperó (aunque eso lo estaba volviendo loco) y por fin sintió los suaves labios de su capitán.  

Fue un beso suave, sin demandas o exceso de pasión. Se exploraban, y se sentía tan bien que no les importó nada. Bajaron la guardia y se dejaron llevar. ¿Prejuicios? Que el mundo se los tragara. ¿Dudas? Esas siempre existirían.  

¿Cuánto tiempo llevaban enamorados? ¿Cuánto llevaban negándose ese sentimiento? 

Al separarse, ambos estaban sonrojados con sonrisas de bobos enamorados. El mejor sentimiento sin duda. Siguieron en esa posición, con Tony recostado y por primera vez dejando que alguien llevara el ritmo. Se limitó a relajarse y disfrutar. Y Steve no podía dejar de acariciarlo y repartir pequeños besitos por su cuello mientras lo miraba con una devoción que hizo que el corazón del hombre de metal tuviera un saltito de amor.  

Y en ese momento lo supo desde el fondo de su alma, Steve, ese rubio súper soldado con una sonrisa tan radiante y cálida que podría derretir los polos y contribuir al calentamiento global, era su alma gemela. Era su complemento perfecto para su alma rota. Había visto a través de sus miedos e inseguridades, más allá de sus sarcasmos y sonrisas cínicas. Lo que tanto había esperado y había buscado estaba frente a él, viéndolo como si fuera el mayor tesoro del mundo.  

Solo hubo besos esos tarde, muchos besos. Y mucho amor.  

El equipo estaba feliz, por fin podrían ser una familia, medio disfuncional pero bueno, nada es perfecto. 

Tony se sentía libre y enamorado y poderoso.  

Steve sentía que por fin tenía un hogar.  

Pero Destino tenía otros planes, que involucraban mutantes, HYDRA y su joven aprendiz. Y nada podía pasarle a ese muchacho. Nadie lo iba a permitir.  

Tony perdió demasiado.  

Y ahora se encontraba en el suelo de su taller, con un Dum-E haciendo sonidos tristes, mientras se  aferraba a un Rhodey con una desesperación que nunca había sentido. ¿Algo malo había en él? Las lágrimas corrían libremente por sus mejillas, y maldecía al destino por quitarle al amor de su vida. Lo maldecía por los ataques de ansiedad que Peter comenzaba a tener, porque su chico no debía pasar por eso. Lo maldecía por sentir ese dolor que consumía su alma y lo tenía al borde de la locura. 

Ambos hombres eran observados por Peter, que se negó a ir al servicio funerario. Le explicó a May que se quedaría junto a Tony, que nada ni nadie (ni siquiera un Titán loco o una invasión extraterrestre) lo separarían del hombre al que comenzaba a considerar un padre. El malestar por la inyección y los golpes no eran nada. Lloraba por la muerte de Steve, se culpaba por James y su corazón se quebraba al ver a Tony así. Solo pudo abrazarlo y llorar con él 

Rhodey los abrazaba a ambos.  

Sabía que una parte de Tony había muerto con Steve.  

 

 


 

 

Había bruma suave y tibia rodeándolo, lo último que recordaba era una pelea, los gritos desesperados del amor de su vida y luego flotar. 

 ¿Eso era morir? Sentía mucha paz en su alma.  

Caminaba sin rumbo pero no sentía angustia alguna. De cierta manera sabía que el camino que había tomado era el correcto, aunque todo luciera igual a su alrededor. Al bajar la mirada y verse, pudo vislumbrar su traje militar, el mismo que usaba en los años 40 cuando era solo Steve Rogers y no tenía la carga del mundo en su espalda. Al palpar su rostro, notó la ausencia de su barba, esa que tanto le gustaba a Tony acariciar.  

Siguió caminando hasta que pudo escuchar  Sing   sing   sing  ( with  a Swing) .  Reconoció la canción y el ritmo contagioso. Solo debía caminar hasta llegar al lugar donde sonaba. 

La bruma se fue disipando poco a poco, y de repente se vio frente a una puerta de madera con pequeños cristales. Se escuchaba música y gente hablando y riendo.  

Entró. 

Y solo pudo sonreír con los labios, ojos y corazón.  

Un hermoso salón de baile de los años 40, con cortinas rojas, adornos dorados y grandes lámparas. Al fondo la banda tocaba entusiasta sus instrumentos mientras marcaban el ritmo con sus pies, con banderines decorando el escenario y una pista repleta de parejas de jóvenes bailando. 

Soldados la mayoría.  

Caminó entre las mesas viendo algunos rostros conocidos, que le sonreían dándole la bienvenida.  

 

- STEVIE! 

 

James Buchanan Barnes, joven y de piel lozana, sonrisa radiante y ojos risueños, agitaba su mano para hacerse notar entre la multitud. Era el Bucky de su memoria, ese Bucky antes de que la guerra los cambiase y les arrebatara todo. 

Se acercó rápidamente con los ojos desbordantes de lágrimas de alegría y lo abrazó, tan cerca e íntimamente, como si quiera fusionarlo con él. No quería perderlo de nuevo. 

James respondió el abrazo, sonriendo y dándole la bienvenida. Cuando se separaron, lo mira de manera inquisitiva y observa a su alrededor como buscando algo. Steve lo mira con duda, aunque sin dejar de sonreír. Al final James alza los hombros y sonríe. 

 

- Llegaste rápido Stevie  

- Jerk  

- Punk! 

 

Y vuelven a darse un abrazo, esta vez riendo a carcajadas, como los jóvenes que eran antes del hielo, cuando solo querían servir a su país, pasarla bien y envejecer juntos. Sus almas son jóvenes de nuevo y libres de las ataduras del tiempo.  

Steve escucha algunos chiflidos y risas, y es cuando nota que la mesa no está vacía. Su antigua unidad, los Comandos Aulladores está ahí. 

La alegría se le desborda por los poros de su piel, mientras se acerca y los abraza. No hay cicatrices de guerra, no hay miradas melancólicas. Todo es risa y paz.  

Entonces jala una silla y se dispone a sentarse, pero Bucky le pone una mano en su hombro y sonríe. Después mira detrás de él. 

Y antes de que Steve pueda voltear su cuerpo, la escucha. 

 

- ¿Listo para nuestro baile? Recuerda que me prometiste uno. – dice una voz dulce y firme. Una voz que reconocería en el fin del mundo, en medio de una multitud.  

 

Y al girar la ve.  

Peggy Carter yace frente a él, con un lindo vestido rojo ladrillo, zapatos de tacón y su cabello perfectamente arreglado. Hermosa tal como la recuerda, con una mirada firme y determinada. Da un paso hacia ella y le acaricia la mejilla, y ella sonríe. 

 

- Bienvenido, no te esperábamos tan pronto

- Hubo contratiempos – dijo con la voz entrecortada por la emoción.

- Siempre los hay, solo queda seguir avanzando – y ahora es ella quien lo acaricia, sabedora del dolor que hay en él. Toma su mano y se dirige a la pista de baile.  

 

Y al llegar al centro de la pista, con ella en sus brazos y sus amigos riendo, siente que algo falta. 

Una pieza importante de su corazón yace en un plano terrenal y él esperará ahí por él.  

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