...that gossamer thread

Jessica Jones (TV)
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Summary
La locura y el genio van de la mano, pero nunca tan cerca como en la sangre de Bruce Banner y Will Graham. Una conexión inesperada los encontrará uniendo fuerzas y sus mundos colisionando mientras un asesino en serie deja un rastro de sangre en los rascacielos de Nueva York...
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Xanadu

La gente de Coulson tenía un modo impersonal que resultaba más aterrador que la ira, aunque ver a Matt literalmente patear en el suelo al tipo que había matado a la chica con ácido había sido bastante satisfactorio. Ya vestidos, y en un extraño silencio, los cuatro rodearon a Rondizzoni esposado, mientras Melinda May completaba el arraigo e índice de 239 espectadores.
- Estamos esperando la dirección que prometiste.- dijo Will, brazos cruzados, mientras el furioso calvo intentaba retroceder y no tenía adónde: el lugar reventaba de agentes de SHIELD y policías. Se giró en vano, pero lo único que logró fue que Natasha, que había echado una mirada alrededor y se había puesto a noquear matones como si fuera algo personal, lo saludara con una sonrisa de tiburón.
- Quiero inmunidad, quiero un trato, quiero…!-
- Nos das la dirección y no te arranco la tráquea.- dijo Bucky, alargando la mano de metal y súbitamente agarrando al calvo del cuello y levantándolo del suelo. El tipo pataleó gimiendo cosas sobre abuso policías y brutalidad.
Coulson, que vigilaba a Skye asaltando los computadores de la operación que tenían su propio sitio en la dark web y hacía una fortuna con las snuff movies, levantó la cabeza de la esquina.
- Brutalidad policial, dónde?- dijo afectando mirar alrededor, mientras Bucky apretaba más la mano.- Skye, ves algo?-
- Todo lo que veo es un video de una chica con un cincel en la vagina que lo hizo ganar 525 mil dólares en una noche.- dijo Skye sin levantar la vista de la pantalla.
Coulson le echo una mirada al hombre que se asfixiaba y volvió su atención a Skye.- No le rompa la columna, sargento, por favor.-
- Porqué cuernos no?-
- Porque las chicas que abusaba y mataba eran de escasos recursos, algunas hijas de presidiarios, y me voy a asegurar que lo pongan en donde haya una buena cantidad de esos padres, pocos guardias, y me gustaría que tuviera sensibilidad bajo la cintura cuando eso pase.-
Will esbozó una sonrisa. Le caía bien Coulson.
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Clint se quedó ayudando a procesar a los desgraciados junto con Nat, pero Steve, Bucky y Jessica no hubieran dejado a Will de ninguna forma. La herida de Steve estaba cicatrizada y cerrada en una hora, pero Will sospechaba que aún sangrando Steve igual se habría arrastrado para llegar al anochecer a la indistinta bodega en los puertos en donde Rondizzoni había musitado que estaba el “ ganado”. No había tiempo que perder: estaban bastante seguros que la noticia que la operación se había desarmado ya corría por la red.
Pero tras revisar toda la bodega, se habrían ido con las manos vacías. Frustrados y furiosos, se habrían ido, si el oído de Steve no hubiera sido tan fino como para oír unos lejanos gemidos. Si los ojos de Jessica no hubieran sido tan agudos como para encontrar una puerta trampa disimulada en el piso. Si la fuerza del brazo de Bucky no hubiera podido arrancar el pesado cemento. Si Will no hubiera sido suficientemente experto en reconocer de inmediato al Blender Boy en las heridas de los cuerpos destrozados, pero aún vivos que colgaban atados e inermes en los rincones de la sala subterránea, llena de cámaras.
Habían ocho chicas. Dos claramente no sobrevivirían. Eric Ainsley, el Blender Boy, había preferido correr el riesgo de que lo atrapasen en vez de dejar a una sola sin tocar. Will se preguntó vagamente si había sido ser el vigilante de esas chicas, destinadas a la muerte y a la tortura pero a las que no podía tocar lo que lo había empujado a buscar mujeres que sí pudiera: si su arrogancia y sexismo eran endémicos o habían sido forjados trabajando en este horrible negocio; a qué edad había empezado a usar su pequeño pene como un arma ineficiente, completándolo con cuchillos o, como en este caso, una cortadora de carne eléctrica. Una parte de él quería saltar y arrancarle la cabeza: otra parte de él, que sonaba como Hannibal, quería saber qué hacía funcionar a ese monstruo. Y porqué le parecía tan diferente de Hannibal.
Nada de eso importaba ahora. Jessica y Bucky rompían cadenas y sostenían chicas heridas con manos temblorosas mientras él avisaba a Coulson: y Steve, blanco como un papel, había arrancado al Blender Boy de su presa, lo había arrastrado por el suelo como un trapo, y ahora le daba de puñetazos con una furia y un descontrol que no podía culpar. La sangre bajo el chico era del porte de un plato. Luego de un limpiapiés. Pronto, era un auténtico mantel de picnic rojo, como los que le gustaban a Hannibal.
- Steve, para…- ordenó Bucky, finalmente bajando a la chica que cargaba para ir a sujetar el brazo que se levantaba y volvía a golpear como una máquina.- Steve, lo vas a matar, para!-
- Quiero que muera! Quiero que desaparezca!- la voz de Steve sonó ronca, quebrada, y Will, que no le había prestado más atención mientras continuaban con su búsqueda del asesino, se dio cuenta de golpe que Jessica y Bucky no habían sido los únicos afectados por el show en el estudio de Rondizzoni. Bucky había tenido claramente un flashback a la desnudez y la deshumanización del Winter Soldier, y Jessica había aguantado la memoria de las indignidades de Killgrave, tratándola como un objeto de lujuria. Pero la herida en la psique de Steve era aparentemente peor todavía, y Will se maldijo por no haberla visto antes: Steve, forzado a desnudarse, herido, obligado no sólo a tener un orgasmo en público, sino que a hacerlo bajo la boca de su mejor amigo. Entre todo el horror que Will conocía tan bien, por un momento había olvidado que otra gente no tenía un historial para el que exhibicionismo y placer forzado pareciera el menor de los males. Steve estaba teniendo un ataque de histeria, el cual, cuando sus puñetazos podían abollar una van blindada, tenía consecuencias.
- Bucky y Jessica tuvieron que colgarse uno de cada brazo para sacarlo de encima del sádico violador. Will se ocupó de atarlo mientras los supersoldados discutían en un rincón, pero de pronto Will emitió un silbido, no para llamar su atención, sino para que las tres chicas conscientes prestaran atención.
Will esbozó su mejor sonrisa, se aseguró a bofetadas que el muchacho estuviera todo lo despierto y lúcido que se podía con una concusión, agarró la cabeza de su pene pequeño con mano firme, y con la otra sacó una navaja y se lo cortó de raíz.
- GRAHAM!- vociferó Bucky, las piernas casi doblándosele. Steve se apoyó en la pared y vomitó, más por su histeria y la pérdida de sangre que de shock. Pero Jessica y las chicas heridas no hicieron más gesto que un leve asentimiento, una mirada salvaje en sus ojos, y Will se limitó e envolver la pieza en una bolsa plástica, antes de llamar a los refuerzos.

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-
- Esto ha sido como… levantar una roca para matar la araña que se ha metido debajo y encontrarte con un escorpión.- dijo Tony, manos en los bolsillos, mientras la escandalera de un centenar de periodistas haciendo guardia frente a lobby de la Torre se volvía ensordecedora al verlos bajarse de la van policial que los había traído. Tony hubiera preferido con mucho ir a buscarlos con una van de Stark Industries que se metiera directamente en el garaje sin exponerlos a esos paparazzi, o con un quinjet, ya que estamos, pero la policía había insistido en traer a los Héroes Del Momento, los cuatro bastante machacados y exhaustos. Matt se había largado, probablemente a escribir personalmente el arraigo y los cargos para Rondizzioni ( y tenía gracia, porque a veces los escribía mano y luego tenía que traspasarlos pacientemente a Braille por su identidad secreta. Tony tenía programas para hacer eso sin esfuerzo, pero para qué ofrecérselos si al católico diablito le gustaba tanto sufrir, testigo su affair con Nat) y la arañita y su pajarito se habían ido a ayudar a Coulson, “ colaborando” a su modo gore para que los arrestados socialités sádicos del público de Rondizzioni tuvieran ganas de delatar a sus amigos, contactos, compadres y hasta a la señora de la limpieza. Tony no tenía estómago para la tortura, pero ciertamente no iba a criticarlos después del informe que Coulson le enviara: su disgusto no se refería a que le disgustara Clint y Nat hicieran eso, sino más bien el que tuvieran que hacerlo. No le molestaba ciertamente y admiraba a la gente capaz de sacar basura asquerosa, pero definitivamente no se le antojaba hacerlo y lamentaba que los asesinos tuvieran que hacer eso en vez de echarse a su lado a ver películas con un whisky cada uno.
- El problema es que el que mató la araña está bastante traumatizado.- dijo Bruce en bata, que había bajado con él a recibir a los cuatro agotados investigadores. Will parecía el más sereno, aunque su paso era muy cansado y tenía las arrugas en la frente de una neuralgia: Jessica trataba de mantener una cara valiente, pero estaba tan pálida de cansancio que parecía gris, y cojeaba levemente. Bucky caminaba con la rigidez del agotamiento, pero rodeaba con el brazo a Steve, que con un manta encima para disimular el hecho que su uniforme estaba empapado en sangre, se tambaleaba y no parecía saber bien dónde estaba. Se trataba claramente de shock, y Bruce, que prefería la lava a los periodistas, se metió a codazos junto con los guardias del lobby, abriendo paso para que el exhausto cuarteto entrara a la privacidad de la Torre, Tony quedándose atrás como barrera para enfrentar a la prensa.
- Si, también estoy de acuerdo en que se han portado como héroes, y como todos los admiramos tanto, les voy a pedir que los dejen dormir. Mañana pueden tener todas las declaraciones que quieran, pero son las cinco de la mañana y como pueden ver ni los supersoldados se tienen de pie. Ciertamente yo tampoco, puede que antes bailara Dirrty con Christina Aguilera ALL NIGHT TILL SIX ON THE MORNING pero ya no tengo veinte, así que déjennos descansar. Que si no voy a arropar a Hulk con su dragoncito de peluche se pone grumpy, nunca han visto un bebé con sueño…?- su palabrería hizo reír a los periodistas, que la verdad también estaban bastante trasnochados, y tras prometerles un punto de prensa al mediodía siguiente, Tony se volvió a la Torre, en donde la sonrisa relajada se le desapareció ni bien las puertas automáticas se cerraron tras él.
- Alguno se fue a la enfermería?- preguntó sucintamente, la jefa de sus guardias, Maggie, meneando la cabeza.
- El doctor Banner trató de razonar pero como siempre nadie le hizo caso. Sí convenció a la señorita Jones y al agente Graham de subir por comida, el Capitán Rogers y el Sargento Barnes se fueron a sus habitaciones…-
Tony meneó la cabeza, y debatió mentalmente entre irse a sumar al Curry Psicológico de Medianoche, ir a golpear la puerta de Steve para gritarle que no se podía vivir de mantequilla de maní, o volverse a la cama. Con un suspiro al fin se metió al ascensor, e indicó su penthouse en un movimiento. Si Will necesitaba que Bruce lo tranquilizara esta noche, él no se iba a meter en medio.
Sin embargo, fue con enorme alivio que sintió el ruido de un hombre que hacía zen y tai chi metiéndose torpemente en su cama poco antes de amanecer. Bruce no dijo nada, abrazándolo por detrás con fuerza: y Tony respiró hondo y apoyó una mano en la mano que reposaba sobre su reactor, para al fin inhalar a fondo y poder dormirse profundo.

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Bucky se quitó la ropa manchada, se dio un baño rápido, y agarrando de su mini refrigerador un cartón de huevos y la caja del jamón, se fue, vestido con un pijama de algodón azul y una vieja camiseta de Thor que le caía a las caderas, descalzo, al apartamento de Steve: sólo tenía que cruzar el pasillo. ( color verde claro con margaritas estampadas: todo el mundo se beneficiaba de las manías sartoriales de Thor)
Tampoco necesitaba golpear la puerta: ni pedir permiso para encender la cafetera, pensásrselo mejor, llenar una tetera anticuada de peltre, y tras colocar todo para un desayuno reconfortante antes de amanecer, asomarse al fin a la ducha, en donde Steve Rogers, el Capitán América, era un bultito muy pequeño, rodillas abrazadas contra sí, bajo el chorro de agua caliente.
- Si has terminado de llorar ya voy a hacer bacon. Estarás listo en diez minutos o lo hago al horno y no a la sartén para que te lo puedas comer caliente?-
- No tienes que hacer nada. Déjame solo, Buck.- dijo Steve en voz muy baja. Bucky, que tenía una paciencia que oscilaba entre la de un adolescente con ADHD en ketamina y un santo irlandés, abrió la puerta corredera de la ducha, metió la mano de metal, agarró de la muñeca de Steve y no lo soltó hasta que lo hubo sacado del cuarto de baño y lo tuvo desnudito y aún goteando en el centro de la sala, tratando inútilmente de cubrirse lo que claramente no cabía en una sola mano.
- BUCKY!-
- Nada de “ BUCKY!” y tu pose de novicia sorprendida, Stevie! De verdad estás haciendo un número de PTSD por hacerle a ese violador asqueroso lo que le haces todo el tiempo a inocentes saquitos de arena? Matamos a docenas de soldados en la guerra, algunos con los puños! Yo ciertamente…!-
- Maldita sea, Buck, no se trata de eso!- gritó Steve para soltarse, tratar de cubrirse con ambas manos y luego, torpemente, agarrar un mantelito de cocina que estaba arrugado en la mesa y tratar de taparse, aunque más que una cobertura adecuada daba la impresión de que su pene estaba usando un vestido.
- Entonces a qué viene tanto shock? Si te sorprende que la humanidad sea capaz de torturar a una chica hasta la muerte metiéndole ácido por dentro, es que no estabas escuchando cuando te conté lo que me hizo HYDRA…-
- No tiene nada que ver con eso! Bucky, déjame solo, no quiero… no quiero pensar en esto ahora, no puedo…- Steve trató de moverse para largarse a su habitación y ponerse algo de ropa encima de paso, pero Bucky se quedó ahí plantado con brazos en jarras de un modo que habría parado en seco a todo un equipo de fútbol americano a la carga.
- Ya veo. No han sido las snuff movies ni el violador psicópata lo que te quebró el cerebro, ha sido que yo te felara. Qué puedo decir?- Bucky se encogió de hombros, ojos duros y despreciativos.- Soy jodidamente bueno en eso, setenta años de experiencia, en una época no había nadie en los altos mandos HYDRA al que no hubiera premiado con mi boca…-
- Por la puta, CÁLLATE!- bramó Steve, y súbitamente toda la fuerza del supersoldado agarró a Bucky de los hombros y los empujó contra la pared, la voz quebrada.- Cállate ya!-
- No te avergüences de que te derritiera el cerebro. Solían decir que se les iba el IQ cuando yo…-
- CÁLLATE!- Steve le dio un sacudón, y luego hundió en mentón en el pecho, ojos contraídos.
- Pero Stevie… porqué lloras? Hubieras preferido que fuera Will? O Jessica? Tan mal se sintió? Era una situación horrible, pero…-
- Por supuesto que no quería que Will o Jessica lo hicieran, no seas idiota!-
- Entonces?-
- Hacerlo en medio de toda ese gente enferma no te…-
Bucky rodó los ojos.- No exactamente una situación que considere la mar de romántica, pero detuvimos un par de cosas horribles hoy, los cuatro estamos vivos y sin mayores heridas. No es que haya disfrutado el público ni nada, pero comparado con algunas de las horripilancias que pasaban ahí, la sacamos bastante barata.-
- Hubiera preferido que me hicieran cualquier otra cosa…- empezó Steve con rabia, pero Bucky al fin perdió la paciencia, sacándoselo de encima con un empujón del brazo de metal y un brusco esfuerzo.
- Pues perdón por asquearte tanto, Santo Steve! Por curiosidad, te disgusto yo en principio o es el que te chupara la puta de HYDRA lo que te da tanta naúsea?-
- No es… estás entendiendo todo mal…?!- Steve se llevó las manos a la cabeza.- Cómo… cómo iba a disgustarme… tú? No es eso! Bucky!-
- STEVEN GRANT ROGERS, EXPLÍCATE DE UNA VEZ O TE TIRO POR EL BALCÓN, ESTOY HARTO DE TUS LÓGICAS ABSURDAS…!_
- Lo que no soporto es la idea es que hayas que tenido que felarme a punta de pistola, como te hacía hacerlo HYDRA!- exclamó Steve.- Que hayas tenido que hacérmelo a disgusto, obligado, y que yo lo haya disfrutado, de alguna forma, mientras que tú no querías!!- explotó Steve. Bucky se quedó mirándolo boquiabierto, las cejas muy juntas y arqueadas hacia arriba, como si intentara entender un idioma extranjero: Steve estaba muy sonrojado, y al fin tomó un chal de lana del respaldo del sofá y se lo puso como faldita.
- De todas las cosas imbéciles y taradas que te he tenido que oír, esto se lleva…- Bucky echó la cabeza atrás, las palmas de las manos en los ojos.- Cómo carajos…-
- Cómo carajos te fuiste a enamorar de alguien así?- susurró Steve de repente, ojos sorprendidos, no fijos en él, sino en la noche afuera. Fue Steve quien ahora se vio desconcertado, llevándose una mano a la boca, su voz en susurro.- No soñé eso, verdad? Lo dijiste… cuándo lo dijiste?!-
Bucky cerró la boca, pero su simple tensión cambió el ambiente: ya no era Bucky quien comandaba la situación, sino quien retrocedía, mientras un Steve con ojos muy claros y despiertos asumía el ataque.- Sé que te oí esas palabras, no estoy loco… cuándo fue? Hablabas de mí…- agregó, su rostro pasando de la sorpresa al desconcierto y de ahí a la intención.- Hablabas de mí!-
- No… no tienes que pensar en eso, no quieres…- balbuceó Bucky, y fue él quien intentó esquivar a Steve para abandonar el estrecho pasillo. Steve, imitando su movida, lo arrinconó contra la pared, y había cólera en sus ojos, aunque sonreía.
- Desde cuándo, Buck?-
- No creo que necesites que te dé fechas.- dijo Bucky, inspirando, y alargando las manos como para mantenerlo a raya.- Mira, no pretendo nada, no tienes que… Steve, no planeo tener contigo lo de Tony y Bruce, no estoy pidiendo…-
- Ciertamente no vamos a tener lo de Tony y Bruce.- dijo Steve con dureza, y sus manos fueron al cuello de Bucky, inmovilizándolo contra la pared sin crueldad pero con firmeza.- Tú y yo hemos tenido suficiente de platónico!-
La cara de sorpresa de Bucky se trocó en alarma cuando ciento cuarenta kilos de Capitán América desnudo lo aprisionaron contra la pared, y unos labios calientes aún por la ducha atraparon los suyos con intención. Steve lo besó, mordisqueó su labio inferior, y luego echó la cabeza atrás, frunciendo las cejas, inclinando levemente la cabeza, ladeado como un pájaro curioso, aunque su cuerpo no se movía un centímetro.
- Tanta timidez ahora, pero con público me comías como si fuera el último palito de fresa de Coney Island…-
- Por el amor de Dios, Stevie!- bramó Bucky, escapándose de su abrazo como de unas cadenas, un manoteo nervioso al volverse.- Esto es una locura!-
Steve, cuya timidez parecía haberse ido de golpe de paseo, se instaló en el sillón con las piernas cruzadas, desnudo como estaba, y se cruzó de brazos tras acomodarse y dejar el pobre chal a un lado.
- Buck, explícate tú. No soy tan imbécil como parezco. Me horrorizó la idea de que te sintieras obligado a felarme, forzado a hacerlo. Pero si lo que recuerdo ahora es cierto… - Steve sacudió la cabeza.- Explícate, porque me confundes. –
- Recuerdas esa frase y te pones en plan Pepe Le Pew cuando hace cinco minutos estabas balbuceando? Soy yo el confundido!- explotó Bucky.
- Pues debería decirte algo que cada vez que oigo que el que te bese podría gustarte me pongo a ello de inmediato.- dijo Steve con naturalidad.
Bucky parpadeó, y hubo un silencio. A pesar de su aspecto decidido, había un nerviosismo en la arruga del entrecejo de Steve: a pesar de las dudas, había cierto alivio en los ojos de Bucky. Tras esa larga pausa, Bucky se sentó en el sillón de enfrente, manos entrelazadas entre las rodillas.
- Entendí mal o me estabas amenazando con una relación?-
Steve rodó los ojos.- Buck, tenemos una relación desde 1930. El que no te dieras cuenta de lo que yo quería, considerando que me llamaban fairy diez veces al día, es sorprendente. –
- No eras un…!-
- Parecía una chica! Vivíamos juntos! Te cocinaba y planchaba tu ropa! Trabajabas para mantenerme! Era un dibujante gráfico, y vivíamos en jodidos Brooklyn Heigths! Por Dios, qué tenía que hacer, bailar con una boa de plumas?-
- Nunca te vi mirar siquiera a un hombre!-
- Porque estaba enamorado de ti!-
- Hablabas mal de Jack, que vivía en el piso de arriba y era gay!.
- Porque el desgraciado te miraba el trasero como si fuera el último vaso de agua del mundo!-
Bucky cambió bruscamente su expresión de irritado desconcierto a una de halagada curiosidad.- En serio? Nunca lo noté, vaya…-
Steve suspiró, y se cruzó de brazos, hundiendo el mentón en el pecho. – Buck, seriamente… nunca en mi vida quise a nadie como te quería a ti. Peggy era… era lo más parecido que pude encontrar a alguien a quien amar, pero éramos tan parecidos. Cuando ella murió, se me partió el corazón.- dijo despacio.- Pero cuando creí que te habías muerto, sólo quería morir.-
Bucky se quedó en silencio tanto rato que Steve dio un bufido y se fue a su cuarto, a buscar el gastado pijama que zurcía pacientemente, aunque lo tenía desde 2010. Estaba buscando vagamente su segunda chinela, que siempre parecían cobrar vida propia y acabar en sitio extraños, cuando Bucky se apoyó en el umbral de su cuarto.
- Nunca me dijiste nada de eso.-
- No quería ser una… fairy persiguiéndote. Tenía pánico que salieras huyendo, y además, a qué me iba a confesar? Tu identidad estaba bien clara. Salías con una chica nueva cada semana, y nunca las vi quejarse… excepto del modo que menos me interesaba escuchar, cuando las llevabas a casa!-
Bucky frunció las cejas, pero su expresión mezclaba desolación con el disgusto.- Tampoco nunca me dijiste que te molestara eso…?-
- No tenía derecho. Era… normal. Era yo el que no era normal. El que te vieran todo el tiempo con chicas al menos evitaba que te llamaran fairy por mi culpa, por mí no importaba. Ya habían tantas cosas mal conmigo, que hubiera una extra daba lo mismo…-
- A mí no me habría importado que me llamaran fairy. Los habría desafiado a todos por ti.- dijo Bucky con calor, entrando en la habitación para tomarlo del brazo.- Y nunca hubo ninguna maldita cosa mal con que…-
- Lo sé. Demasiado tarde, pero lo sé.- dijo Steve, y hubo una leve contracción en sus labios.- Lo supe… después del suero. El suero corrigió todo lo malo de mí, menos eso. Por eso supe que en verdad no estaba mal, no era…- Steve meneó la cabeza.- Ya lo sabía, nunca me pareció mal en nuestros vecinos, pero… quería decírtelo. Quería decírtelo en Italia, pero después de Zola parecía tan tenso, tan enfocado en la guerra, y parecías tan decidido a que Peggy y yo…-
- Solo quería que fueras feliz. Si alguien se lo merecía, eras tú. Cuando caí… cuando estaba en las mesas de Zola, solo podía pensar que al menos no eras tú. – Bucky inspiró.- Cuando… no lo recuerdo, pero Natalya dice que hay archivos registrando que sólo las noticias de tu muerte lograron acabar con mi resistencia. Sólo entonces, me quebraron…- suspiró, sus manos yendo al cuello de Steve, a sus mejillas, como si quisiera estar seguro de que estaba ahí, vivo y real, a pesar de todo el tiempo trascurrido. Steve hizo un gesto como si fuera a besarlo de nuevo, pero Bucky le echó los brazos al cuello, y los dos se apretaron con fuerza, los ojos de ambos húmedos.
- No nos merecemos todo este montón de segundas oportunidades…- susurró Bucky. Steve inhaló su pelo, y meneó la cabeza.
- Le tenía tanto miedo a Will Graham.-
- Por qué?-
- Tenía tanto miedo que te dijera lo que sentía. Que sintieras… que te había mentido, o te ofendiera… o te disgustara…- Steve apretó más a Bucky.- Ese hombre es aterrador. Me miró a la cara y lo supo todo. Lo vi en sus ojos.-
- Por eso te erizabas como gato cuando te miraba?- dijo Bucky en voz baja.- Por un momento casi me había puesto celoso.-
- Eh?-
- Pensé que te gustaba, y por eso te ponías nervioso.- Bucky meneó la cabeza.- Como todos los Avengers se pelean al Dr. Banner excepto tú, habría tenido sentido que te quedaras con el hermano menor…-
- Qué? No, no se trataba de eso!- dijo Steve con un bufido.- Mira, ahora casi lo envidio…-
- Por su relación con Lecter? El tipo será un monstruo, pero su obsesión con tenerlo para sí…- Bucky lo soltó, y hubo un deje de tristeza en sus ojos.- … me hizo mirarme al espejo y reconocer que mi amor por ti tiene mucho de obsesión, Stevie. Tu horror por la pasión de Lecter me insinuó que me dejara las manitas para mí mismo, vaya….-
- Tú no eres como Lecter, Bucky!-
- No, seguramente le triplico las víctimas.- Bucky enderezó la cara mirándolo a los ojos.- Steve, fui el Winter Soldier. Y el día que algo te amenace a ti, a Natalya, a un inocente… lo volveré a ser, si hace falta. Cuando luché contra Lecter, luché para matar. Aún soy ese monstruo, prostituta y asesino. Si ya no soy el hombre que amabas, lo entiendo.-
Steve inhaló por la nariz, y sus grandes manos entrelazaron las de Bucky.
- No eres nada de eso. Pero si lo fueras, no podría amarte más de lo que te he amado todos estos años, incluso cuando no estabas, incluso cuando…- la voz de Steve se ahogó, y luego habló con su más puro acento de Brooklyn, irritado y duro.- maldita sea, si tuviéramos el poder de Graham, podrías estar cien por ciento seguro de lo que siento, y no estarías pensando esas estupideces!-
Bucky cerró los ojos con un suspiro.- Pues como no lo tenemos, vas a tener que explicarte…-
- Desafío aceptado.- dijo Steve, y con un brusco esfuerzo de sus poderosos brazos, hizo un llave, planchó a Bucky sobre su cama como ropa puesta a secar, se subió encima como un cowboy y le quitó la camiseta de un tirón impaciente.
- Stevie!-
- Sácate los pantalones. Es una orden, Sargento!-

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- Sabes, he estado pensando que deberíamos volver a nuestra relación platónica. Comer helados tomaditos de las manos y mandarnos esquelas perfumadas con dibujos de corazones. Podríamos adoptar una planta juntos, llevar un diario de la relación…-
- Tu capacidad para seguir hablando estupideces mientras tienes media mano dentro mío es uno de tus talentos, no?-
- Claro. Genio, Playboy, Filántropo, multitasker.-
Bruce ahogó una risa en la almohada, que la verdad el cuarto estaba bastante lamentable. Era cierto que el dormitorio de Tony tenía lo mejor que el dinero podía comprar, pero al mismo tiempo, nada de eso había sido hecho con la fuerza de Hulk, incluso la atenuada que dormía en el cuerpo de Bruce, en mente. Había un velador volcado y una banca vestidora doblada por la mitad, y todo el dormitorio estaba cubierto de pedacitos de sábana, pero la sonrisa de Tony era deslumbrante mientras seguía explorando la stamina de su amante.
El sonido del teléfono hizo que Tony se interrumpiera con un gemido de frustración, apoyando la frente en el vientre desnudo de Bruce, antes de hablar contra su ombligo, mientras Bruce se estiraba tratando de encontrar su teléfono entre el desastre.
- JAVIS, quién carajos es?-
:: Se trata del agente Graham, Sir. Está llamando desde una ubicación en New York::
- JARVIS, contéstale.- dijo Bruce inmediatamente, enderezándose y buscando sus pantalones. Tony bufó, pero se sentó en los talones cuando la voz de Will sonó en la habitación.
:: Bruce? Estás ahí?::
- Estás bien, Will?- preguntó Bruce de inmediato, aunque Will sonaba muy tranquilo.
:: Estoy perfectamente. O todo lo perfectamente que se puede estar en New York:: dijo Will, su acento lento y sarcástico, pero sin la intensa acidez de sus días en la clínica.:: Crees que puedes venir por un café conmigo a esa cafetería donde nos presentamos?::
- Puedes venir a la Torre…- empezó Bruce.
:: Mmm, no, considerando lo que les gusta retenerme cuando me pongo a tiro. Nada contra el símbolo fálico de tu novio, pero prefiero aquí::
- Y el que ustedes dos se vean y quieran follarse no tiene nada de Freudiano, no.- soltó Tony, a pesar de que Bruce le echó una mirada frustrada.
:: Es realidad es más bien Jungiano, pero no tengo en mente robarte a tu novio, Stark. Me alegro mucho que hayan estado pasándola tan bien, porque necesito que me lo prestes de buen humor un ratito…::
- Cómo sabes…?- Bruce se calló, rodando los ojos. No dudaba de las habilidades de Will: seguramente algo en sus voces le había dicho a Will lo que habían estado haciendo, o era sólo su conocimiento de la naturaleza humana. Como fuera, su vida sexual no era algo que se muriera de ganas de discutir por teléfono.-
- Supongo que después de ser el héroe del momento y rescatar a esas chicas nadie puede negarte nada, Graham.- dijo Tony con un suspiro, estirándose.- Y como sé que debo darle las gracias a tu… psicología… por el que hoy realmente no me pueda sentar a gusto, no voy a molestarte por hoy. Vayan y tomen su café tranquilos.-
- Gracias, Stark. Y por todo.- dijo Will, una profundidad en su voz que los dejó a los dos mirándose, tras de que la llamada se cortara.

Menos de media hora luego, un Bruce arreglado a toda prisa empujó las puertas de la cafetería, que siendo aún muy temprano estaba virtualmente vacía. Will era el único cliente, un taza maxi de café en sus manos, las piernas estiradas en jeans bajo la mesa, tobillos cruzados, un abrigo largo envolviéndolo dejando ver su sweater de un rojo vivo. Bruce, que nunca lo había visto usando colores tan vivos, se quedó un momento de pie junto a la mesa, sorprendido, aún más cuando Will le dirigió una radiante, y sólo levemente cínica sonrisa.
- Te ves… mucho mejor.- dijo tras una pausa, deteniéndose para encargar su propia bebida, y continuando cuando el mesero se fue a buscarla.- Mira, estaba tan preocupado por ti, pero son Steve y James los que volvieron hechos unos fantasmas, Matt fue a evitar que Jessica se haga un acuario de whisky y se meta dentro, y tú… bueno, estás radiante.-
- Confrontar el horror de esos casos se calma cuando logras solucionarlos.- dijo Will, vaciándole otro sobre de azúcar a su bebida.- Ellos no están acostumbrados a ese tipo de espanto, y para Miss Jones, era personal. Cómo está su hermana?-
- Mejor. Las dos son muy resilientes.- dijo Bruce, aunque había dolor en sus ojos al pensar en Trish.
- A Matt le viene muy bien tener a Miss Jones y a su hermana de quienes ocuparse. – dijo Will con un retintín en la voz.- El papel del samaritano lo hace sentir mucho mejor. No estar activamente haciendo el bien lo frustra muchísimo y esto es más sano que repartir golpes. Sin contar que ayudar a Miss Jones le sentará mucho mejor que seguir atormentándose por no poder ofrecerle a la Black Widow su versión de happy end.-
Bruce meneó la cabeza.- No me cuentes esas cosas, son privadas!-
- No muy privadas la verdad, me encontré a Barton y la Black Widow siendo sumamente acrobáticos en mi cama…-
Bruce se cubrió los ojos con la mano.- … voy asumir que Clint está mejor, entonces…-
- Completamente curado.- dijo Will, y esperó a que Bruce hubiera tomado un sorbo de su café recién servido antes de agregar.- Aparentemente comer la carne no es el único modo de adquirir propiedades de un super soldado…-
Will se rió como un infante cuando Bruce tuvo que pedir servilletas extras para limpiar todo el café que había volcado, además de inhalárselo, al comprender la implicancia. No fue hasta la segunda taza de café y que le dejaran de gotear café los puños del sweater, que pudo mirar la cara a su hermano, pero no podía enojarse. Will estaba positivamente radiante, aunque se riera de él.
- Te perdono por las buenas noticias… y porque verte tan contento me alivia, aunque me gustaría saber qué hizo lo que ninguno de los tratamientos de la clínica logró.-
- Necesitaba ver a mis perros, es todo. Barton me entiende.- dijo Will, mordiéndose el labio y robándole una galleta.- Quería verte, Bruce.-
Bruce asintió, intrigado y algo conmovido.- Y yo a ti, Will. No sabía si querrías verme, pero después de tu… profiling, y de nuestro… encuentro, estaba muy preocupado, y…-
- Quería verte para pedirte que no me sigas. Porque me voy.- dijo Will con finalidad, su sonrisa dura de repente. Bruce se quedó sin palabras un momento, antes de lamerse los labios. Afuera, había empezado una leve lluvia de primavera, y a pesar de su refugio, podían oírla claramente.
- Te vas a buscar a Lecter.- dijo Bruce, despacio.
- No eres un genio por nada, no?-
- Will, sabes donde está?-
- Nope.-
- Cómo lo vas a encontrar, entonces?-
Will se cruzó de brazos, pero había algo reflexivo, no defensivo en su gesto mientras volvía los ojos a la lluvia.
- Una vez me dijiste que el motivo por el que no permitías enojarte, excitarte, o tener sexo con Stark ni con nadie era porque tenías miedo de soltar al monstruo. Que era tu responsabilidad, como el carcelero de ese peligro.-
- Sí, bueno, ya probaste que estaba equivocado…-
- Estabas equivocado sobre el método. Pero sigues siendo el carcelero y guardián, la reja de defensa que evita que Hulk se desate y destruya. Es tu responsabilidad. Hannibal es la mía.- agregó seriamente. Bruce se echó atrás en el asiento en disgusto.
- Eso… eso es una falacia. No estás obligado a serlo, no tienes que dedicar tu vida a vigilar a ese tipo, no… no es justo. Y quién te asegura que lograrás ser un bozal efectivo siempre? De verdad crees que eres capaz de evitar que siga matando? Acaso no mató cuando estaban en el Iroquais…?!-
- Bruce.- dijo Will serenamente.- Nadie dice que siempre serás efectivo controlando a Hulk. Y a veces lo sueltas, no? A propósito.-
- Will.- Bruce calló, los corolarios de las palabras de Will dejándolo desarmado. Will se acabó su café con un largo sorbo, antes de dirigirle una tensa sonrisa.
- Y ni siquiera es seguro que lo encuentre. Pero déjenme tratar en paz. Soy el único que puede encontrarlo.-
- Toda la tecnología de Tony… la habilidad de Nat…-
- Ninguno de ustedes entiende cómo piensa. Yo sí. Si querían agradecerme por resolver el caso del Blender Boy, háganlo así: déjenme ir, cúbranme con el FBI, y por un vez… no me traiciones, Bruce.-
- No quería traicionarte, pero la idea de que te vayas con ese asesino…!- Bruce puso ambos puños en la mesa, pero Will alargó las manos y los tomó en las palmas.
- Bruce, lo amo.- dijo con firmeza.- Si los monstruos no pudieran ser amados, ni tú, ni yo, ni Natasha Romanov, James Barnes, nuestro maldito padre… podrían nunca haber sido amados. Tienes que creerme y dejarme ir.-
- Pero no quiero perderte!-
- Si no me persigues, prometo contactarte. Yo tampoco quiero perderte.- agregó Will, antes de elevarle una ceja.- Crees que si te beso lo suficiente en el lobby de tu Torre, Stark se ponga tan celoso como para mandarme en quinjet a Le Havre con mis seis perros?-
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- Qué se supone que estás haciendo?- dijo Clint con humor la mañana siguiente. Había sacado a correr a los animales de Will, el que había ido con un abogado de Tony a presentar su renuncia formal al FBI a los cuarteles de Washington: y sin la posibilidad de interrupciones, se sentía algo decepcionado de volver y encontrar a Natasha no sólo levantada, sino que vestida y en la cocina, revolviendo algo en una olla y con una mesa cubierta de harina. Con lo amante de su reposo que era, había esperado encontrársela calentita y receptiva en cama aún: no eran las nueve todavía y afuera lloviznaba. Le hacía ilusión pensar que si más tarde aclaraba, podría sacarla de paseo a ver todas las flores que estaban brotando: pero más ilusión le había hecho volver a una sesión de sexo. En cambio, Nat parecía más interesada en maldecir ollas en ruso.
- El ridículo, eso estoy haciendo.- dijo Nat con frustración: en el agua caliente flotaban lo que parecían unos pedazos de masa dilatadas.- Estaba tratando de hacer maleshka, pero claramente debí consultar unas recetas primero, la primera que encontré en buzzfeed no funciona como yo lo recuerdo…- dijo mordiéndose el labio. Enternecido por sus intentos, porque aparte de los perros no había nadie más que a él a quien Nat pretendiera ofrecer golosinas checoslovacas, Clint buscó una espumadera y los sacó del agua caliente, dejándolos escurrir en un plato inclinado.
- Son esas masitas dulces con ralladura de limón? Se parecen mucho a los Piedos cajunes.. sólo habría que freírlos. Dame ese sartén… y seguro Graham tiene azúcar en alguna parte…-
Un rato luego, estaban tomando té y comiéndose una montaña de Piedos salpicados de azúcar blanca, acomodados en el único sofá de Will, los perros dormitado a su alrededor. Clint había puesto en fuego a rugir, y toda la casa estaba caldeada mientras afuera lloviznaba de nuevo.
- Están bastante buenos…- dijo Nat echándose otro a la boca.- Gracias por el rescate. Al menos hay un aspecto en que claramente no soy Hannibal Lecter.-
- No recuerdo que Lecter sea una doble D, Nat.-
- Sabes de lo que estoy hablando.- Nat se repantingó más en el sofá, quieta mientras Clint le acariciaba los rizos.- Se va ir a buscarlo, sabes.-
- Will?-
- Sí.-
- Lo imaginaba. Es lo que yo haría.- dijo él, enroscándose un rizo en los dedos callosos. Las asperezas de la arquería a veces se enganchaban en el pelo o le daban tironcitos, pero Nat no hubiera cambiado esas caricias por las de nadie en el mundo.
- Ése es justamente mi conflicto. Bruce va a querer que lo sujetemos, y tampoco puedo culparlo por querer a Lecter tras las rejas. Pero…-
- Pero se aman.- dijo Clint con finalidad, con un suspiro.- Que yo le pida a Will que deje a Lecter es tanto cinismo que no soy capaz. Que Steve no se dé cuenta de lo cínico que es de su parte, me abisma un poco.-
- Y Bruce es igualmente cínico, considerando Hulk y que duerme con el mercader de la muerte. Pero Clint…- Nat meneó la cabeza.- No yo, pero… los demás… todos están tratando de reformarse. Todos tratan de ser héroes. No creo que Lecter tenga ningún intención de eso.-
- Mientras estuvo con Will, se portó sumamente bien.-
- Y cuando Will le falte?-
- Si a mí me pegan un tiro, o a Steve, me garantizas que tú y Bucky van a ser unos angelitos?- dijo Clint, echando la cabeza atrás en el sofá. No tenía que girarse para ver cómo la expresión de Natasha se había vuelto pétrea y fría.
- Tu interés en indultar a Lecter me asombra, Clint. Creí que la amoral de este grupo era yo.-
- Tú eres la más moral de todos nosotros. Hay que ser muy católico para creer en el diablo hoy en día…- él estiro un brazo, y tomando sin esfuerzo los delicados tobillos de ella se los puso en el regazo, empezando a friccionarle los dedos de los pies.- la gente amoral no siente culpa.-
- Clint…-
- Y no es justo castigar a Will por lo que haya hecho Lecter.-
Nat se recostó en los codos para mirarlo.- Tienes todo esto muy pensado, vaya.-
- Will y yo nos parecemos mucho más que en… todo esto.- dijo Clint con gesto a la cabaña, los animalitos y el bosque.- Aunque prefiero mi vista a su super empatía mil veces… no diré que entiendo cómo piensa, pero sí cómo siente. Y la idea de que yo vaya a hacer caso porque el resto del mundo me repita que te deje en paz si estuvieras fuera de control… bueno, me da la risa tonta.-
Ella meneó la cabeza.- El FBI no se va a tomar bien que su profiler estrella desaparezca en la noche, me temo.-
- Considerando su brillantez tratando con Lecter, ellos no me preocupan.- dijo Clint, la vista en el fuego, aunque sus fuertes manos ahora masajeaban los pies de Nat con energía, a los que sin importar el suero del supersoldado, el ballet y congelamientos habían dejado tan horribles como su infancia las manos de Clint.- Pero es a ti a quien Bruce le va a llorar que los persiga, nadie más tiene un chance de atraparlos en Europa. Y no se me antoja que vuelvas a bailar con Lecter, de paso.-
- Le temes, Clint?-
Tras una pausa, él asintió. Había algo pétreo en su cara, algo premonitorio y frío, y Nat, elástica como era, se dobló a pesar de su posición para tocarle el rostro.- Creo que cuando se enfrentan, algo pasa en sus cabecitas, mi amor. Algo primal. Y no veo ninguna necesidad de que Will o yo perdamos a quien amamos en el laberinto de su propia cabeza.-
- Desde que era niña que no peleaba así.- dijo Nat en voz baja.- Cuando lo vi matando a James en esa sala, sólo podía pensar en llegar a su cuello y arrancárselo con los dientes.-
- Lo vi cuando desperté. Estabas controlando tu horror por mí, por lo de mis tímpanos, pero estabas helada. Como si comerte su carne te hubiera envenenado.-
Nat retiró sus pies de las manos de Clint, y se levantó para acercarse al fuego, moviéndose con destreza entre los perros dormidos sin despertarlos. Allí se encuclilló, flexible, las manos en sus codos como si las palabras de Clint la hubiera helado, y habló en voz baja.
- Él es como yo. Los dos usamos un traje de persona, Clint. Pero los dos sabemos lo que somos. Nunca había encontrado a alguien como yo. Bucky apagó a James como quien mueve un switch cuando lo quebraron: cuando era el Winter Soldier, no había nadie allí, no era James. Pero Lecter y yo… no sé qué le habrá pasado en su infancia. O quizá, nacimos así, sin importar lo que ocurra. Pero es… como esas historias de bebés cambiados por los demonios del bosque. El vurdalak de las historias de terror: algo que parece humano pero no lo es. – Nat alzó los ojos a Clint, cansados y transparentes.- Te amo. Pero sólo contigo logro creer que soy una persona. Sólo contigo olvido lo que soy, y el hielo… me empapas como una esponja de tu calor, y tu vida, y revivo, pero no tengo derecho a usarte así, como Lecter usa a Will.- ella cerró los ojos, meneando la cabeza.- Sé lo insano y parasítico que es, y por eso me resisto de dejar que Lecter lo haga. No lo entiendes?-
- Has oído hablar de la vid y la hiedra, mi amor?- Clint, a pesar del dolor de la voz de ella, no fue a su lado. Miraba el fuego, pero su cuerpo estaba tenso, decidido mientras hablaba con determinación.- Es una fábula creo. A la hiedra la critican, porque se apoya en la vid para poder alzarse. Pero cuando arrancas la hiedra, la vid no es capaz de sostenerse sola, ni de dar frutos.- Clint cerró los ojos y al fin suspiró, y su mirada estaba llena de amor al mirarla.- Nunca supe cuán solo estaba, hasta que te encontré…-
Nadie habría podido resistir el amor en su voz: Nat se echó en su regazo, se lo comió a besos, se meció encima suyo, lo acarició con manos y labios y todo su cuerpo, Clint oprimiéndola contra sí como si fuera algo que pudiera fundir contra su piel. Tendido bajo ella, embriagándose en el olor de su pelo, Clint sonaba incoherente, repitiéndole que lo devorara, lo parasitara, le hiciera lo que quisiera, pero no lo dejara jamás…
Un pitido hizo que Nat levantara la cabeza, su pelo completamente hecho un halo por su sesión de besos. Clint manoteó hasta encontrar su teléfono sepultado bajo su trasero y parpadeó a la pantalla, como si despertara recién y le costara encontrarle sentido a lo que estaba viendo.
- Emergencia?- dijo Nat, bastante más lúcida.
- Eh… depende de cómo lo veas, pero no sé si agradecerle esto a Jessica…-
- … porqué Jones te manda una página de Pornhub, Barton? Algo que quieras contarme?-
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- Se puede saber porqué estás teniendo sexo con Barnes?!- la voz de Tony resonó en el apartamento via los altoparlantes de JARVIS, y fue tan súbita que, desnudos como estaban, Steve y Bucky estuvieron de espaldas el uno al otro en un momento, protegiéndose, Steve con una almohada sobre su entrepierna, Bucky, inquietantemente, con un cuchillo en cada mano que realmente no sabía de dónde habían salido.
- Tony, prometiste que no nos espiabas!- bramó Steve furioso. Hubo un largo silencio, y luego sonó la voz de Bruce, tranquila con esa especie de hiper-tranquilidad que les decía que estaba haciendo un esfuerzo muy consciente de no volverse un Balrog verde.
- Steve, Tony se refería a porqué hay un video de Bucky y tú, o gente realmente muy parecida, teniendo sexo oral en Pornhub. Te garantizo que no hay cámaras en tu habitación.-
- Y ahora lo lamento!!- se oyó la voz de Tony de fondo.
- … por supuesto lo que tú y Bucky decidan hacer o no en su privacidad es totalmente asunto suyo…-
Bucky miró a Steve, que parecía indeciso entre autoasfixiarse con la almohada, o pedirle uno de los cuchillos para cortarse las venas.- Oye, Stark… cuántas visitas tenemos?-
- BUCK!-
- Casi dos millones en dos días, estoy asombrado. Estoy celoso, incluso. Brucey…-
- Terminas esa frase y le acabas explicando porno al Otro Tipo.-
- Desafío aceptado! … Bruce, no seas exagerado, vuelve acá!!-
La llamada se cortó mientras el volátil Tony trataba de evitar dormir solo, y Bucky se echó a reír, primero en gorgoritos y luego en una carcajada, más aguda al ver la expresión horrorizada de Steve.
- No le veo la gracia!!- bramó, aún más espantado cuando Bucky, que se había familiarizado con la tecnología moderna diez veces más rápido que Steve, ( y tecleaba con una sola mano, su mano humana, mucho más velozmente que Steve con sus diez dedos de artista) usaba la pantalla empotrada en la cocina para conectarse a la red, abrir pornhub, encontrar el video y quedárselo mirando como un crítico de arte en el Louvre.- Oh, por el amor de Dios!-
Bucky miró con desconcierto a Steve, que se había derrumbado en una banca con la cara en las manos.- Pero si estábamos haciendo esto mismo hace diez minutos!-
- No frente a TODO EL MUNDO!-
- Está tomado de bastante lejos, y además el camarógrafo está bastante más interesado en mi trasero que nuestras caras y vaya, qué fotogénico es tu pene… Steve, no te ahogues… - Bucky se encogió de hombros.- A mí no me importa que todo el mundo vea lo muchísimo que me gusta darte placer. Entiendo que hay que considerar cosas como tu reputación y la de los Avengers, pero… estoy demasiado feliz hoy para irritarme porque alguien vea esto. Que les aproveche, vamos.-
- No te molesta que te filmaran en esa… posición? Tan… tan sumisa, tras…-
Bucky se cruzó de brazos, entrecerrando un ojo.- Crees que puedo confundir tu pene en mi boca con los de HYDRA? Que se siente igual, estar de rodillas para ti que para ellos?- se rascó el cuello.- Creo que detecto slut shaming en alguna parte, pero no estoy muy seguro, hay que ser millenial para detectar bien esas cosas…-
- No trata de eso!- Steve habló con calor, y aferró su hombro, mordiéndose el labio.- Soy muy malo en esto, sólo quiero ser cuidadoso contigo, todo lo que he querido es… esto, pero…-
Una mano que era de hierro fue súbitamente a su cuello, y Steve se encontró contra la pared, su cara pegada a la pantalla en donde en un loop podía verse a sí mismo, demasiado lejos para notar bien sus rasgos, pero claramente incapaz de controlarse con sus manos en el cabello oscuro de Bucky, cuya cabeza se movía expertamente entre sus muslos. La forma insistente y experta con que Bucky movía la cabeza en esa pantalla lo había deshecho, y aunque no podía verlo en la pantalla, sus piernas habían estado temblando bajo las manos de Bucky mientras esa succión le hacía perder la cabeza incluso en esa situación: pero ahora los muslos le temblaron sin necesidad de más que una mano cálida aferrándolo, esa boca experta hablando en su oído:
- Me tienes harto tratándome como si fuera de cristal, Stevie. Te voy a decir algo para que te grabes en tu dura cabezota de supersoldado. A HYDRA le tomó una década romperme. Nada que quieras hacerme, nada que se te pueda ocurrir hacerme, es algo que no haya ansiado que me hagas. Te quería en 1935 y te sigo queriendo ahora, y si te complica que sea sumiso en darte placer… no tengo problemas… en ser… activo.- dijo Bucky con un jadeo, y tres dedos anchos se introdujeron en Steve con decisión, dilatándolo eficientemente. Dolía, pero Bucky parecía saber exactamente cuánto dolor y cuánto placer Steve podía tolerar, y cuando fue a su próstata, Steve se arqueó retenido en sus manos, aún con los ojos llenos de esa escena de sexo oral en que él mismo perdía el control.- Ah, no creas que me molesta imaginar cuántos te están mirando correrte en mi boca en este mismo momento. No pude apreciar ese momento, y es tan halagador ver cómo lo gozabas… cuánta falta te hacía… no tienes idea cuánto he querido, cada vez que estabas triste, arrodillarme y mostrarte todo el placer que soy capaz de darte, mi Steve…-
- Bucky!- Steve cerró los ojos, la boca abierta, estremeciéndose ante el movimiento de esos dedos contra su próstata, insistentes y expertos, mientras el sexo de Bucky, duro y ancho, se frotaba contra el interior de su muslo.- Buck, por favor…- gimó, las manos contra la pared, todo su cuerpo tenso. Bucky no se hizo de rogar, conociendo ese cuerpo como el suyo propio, y separando los pies de Steve con un pie brusco, obligándolo a inclinarse y exponerse, aferró su cadera con la mano de metal y sujetó su pene con la otra, para luego introducir su sexo en el ano de Steve con un largo y brutal empuje. Lo folló ahí de pie, con una brutal, descarnada eficiencia, hábilmente masturbando el pene palpitante en su mano al ritmo que martilleaba su próstata con la cabeza ardiente de su glande: y Steve, las manos extendidas en la pared no podía hacer más que jadear y gemir, gritar cuando empezó a correrse y la mano de Bucky fue a aferrar y tironear sus testículos con siniestro talento, ordeñándolo hasta que el semen corrió por sus piernas, salpicó el suelo y la pared. Sólo entonces Bucky se permitió correrse bien adentro del recto de Steve, aferrándolo aunque se tambaleaba, obligándolo a aguantar de pie hasta que el grueso pene metido en su ano dejó de eyacular y palpitar en su interior. Los dos sudando, la pantalla aún en su loop, la mejilla traspirada de Steve contra el muro, sus jadeos fueron por un momento el único ruido, como dos combatientes: luego, Steve logró voltearse, y besarlo desesperadamente, aunque vacilaba sobre sus pies.

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Tony estaba aún gruñendo y listando posiciones sexuales en las que podía doblar a Bruce, que era un maestro de yoga, y sobre cómo los dos haciendo un Loto Penetrado podía ganar más de dos millones de visitas en un día. ( Steve y Bucky, aunque identificados como Brunette Hunk Gives Blonde Beauty The Blowjob of His Life, iban ya en tres millones) Pero a pesar de los gruñidos de Bruce, Will fue en persona a renunciar a Quantico y cuando Jack Crawford armó una gritadera, Will se limitó a presentar los papeles que ahora lo convertían en un consultor oficial de los Avengers, empleado particular de Stark Industries. Los abogados de Tony hicieron el resto, lo que incluyó un abundante paquete de retiro para Will, con el cual no sólo podía pagarse el viaje a Europa, sino que hubiera podido pagar hacerlo en un bote, como había planeado.
Eso, por supuesto, no fue necesario. Clint quería la casita en Wolf Trap, y aunque pataleó por no poder quedarse con los perros, ofreció a guisa de primer pago de un leasing ir en quinjet a dejar a Will y sus mascotas a Europa, echando al trato para endulzarlo un par de identidades nuevas para él, conseguidas por Nat, y el evitar la cuarentena habitual para los perros, al no pasar por aduana. Clint aún tenía, gracias a Coulson, suficientes contactos en la Interpol para no sólo instalar a Will cómodamente en Europa, sino que asegurar que nadie lo molestara.
Tony, por su parte, compró el más cómodo y poco reconocible tráiler de los Land Rovers, con su propia bodega descubierta para acomodar los animalitos, y todas las comodidades para no depender de alojamientos dudosos. Steve y Bucky lo arreglaron y acomodaron con ollas de campaña, mantas, sacos de dormir, y platos, mientras que Bruce armaba una caja de primeros auxilios humanos y veterinarios que podía resolver todo excepto una amputación.
La cena con la que pretendían despedirlo se desvirtuó un poco cuando Clint insistió en hacerla en Wolf Trap, y tuvieron que acomodarse todos en la pequeña cabaña, sentados en el suelo, con Thor, recién regresado, ofreciéndole a Winston salchichas de su plato. Will había temido que el Dios del trueno mostrara poca disposición a dejarlo ir tras Hannibal, pero para su sorpresa, Thor reaccionó con mucha mansedumbre, comentando tras una pausa que los corazones tienen razones que la razón no entiende. Se había quedado silencioso tras eso.
- Tú y seis perros en euroviaje. Me alegra que los lleves, te mantendrán circunspecto.- dijo Bruce con severidad, mientras Buster rodaba, patas en el aire, encantado con Bucky rascándole la oronda panza.- Hice que Tony desconectara los tres traceadores que te había puesto porque soy un hermano muy decente, pero más te vale que te reportes frecuentemente.-
- Mis amigos de la Interpol le han dado una mirada a posibles crímenes en que pudiera estar envuelto Lecter. Te enviarán el material, pero al menos a mis ojos no hay nada obvio. Will…- Natasha, que ponía una bandeja de papas asadas en la mesa de centro, se detuvo, y a pesar de los mitones de horno en sus manos, se veía casi entristecida.- No hay nada que apunte a él. No sé qué tan fácil va a ser encontrarlo: podría estar en cualquier parte. Pareces muy seguro que está en Europa, pero no quisiera que te decepciones si no…-
- Tengo todo el tiempo del mundo. Lo encontraré. O él a mí. Es mi superpoder. Somos los gemelos fantásticos…- dijo Will, pinchando una patata y comiéndosela con apetito.
Su buen humor los tenía a todos sorprendidos, pero compartían su animación de buena gana. Sólo Natasha y Bruce se veían algo aprensivos aún, pero cuando la cena fue devorada y Bruce siguió a Will afuera, mientras esperaba que los perros dieran cuenta de los huesos de la cena y acabaran su paseo nocturno, pensó que incluso esa búsqueda, posiblemente inútil, o al menos muy larga, era mejor que meterse una y otra vez en la cabeza de asesinos. Aunque los detuviera.
Y luego pensó que no era tan diferente a lo que ellos hacían, algo a lo que ellos se sometían de la misma forma. Ver a Steve, a Clint, a Nat heridos, a Tony exhausto, a Thor drenado, no era diferente: y sin embargo cierta inherente translucencia, cierta luz en Will le angustiaba. Como una prenda de ropa lavada demasiadas veces, Will parecía haber alcanzado el final de su vida útil: uno, dos usos más, y se rompería, desgastado y frágil. Por primera vez, comprendió que para todos ser un héroe tiene una fecha de vencimiento, o es martirio: que todos tenían derecho a detenerse en algún momento, y buscar felicidad, como hacen los soldados, los policías, los funcionarios de hospitales. Años de servicio, y luego paz, porque si no era tortura y abuso pretender tener héroes.
Dejarlo ir adonde su corazón quería, era decir “ gracias por tu servicio”. Y alguna vez tendría que convencer a Nat, a Clint, a Steve y Bucky, a Tony y Matt, por Dios, que debían parar, dejarle el trabajo a otros, buscar felicidad. Dejar a Will ir a buscar a Hannibal no era perfecto, era posiblemente una búsqueda vacía o incluso un suicidio, pero era lo que él deseaba. Y todos ya habían tenido suficiente de forzar a Will a hacer lo que no quería.
Mirando su perfil, no se parecía en nada al hombre exhausto y drenado que conociera en el hospital. Ni el frágil y acosado profiler que fuera, antes: tampoco el ser resentido, cargado de veneno, de la clínica. Ahora se veía cargado de energía, vivo y sano, y determinación, no locura, brillaba en sus ojos tan azules. Si el simple concepto de partir en busca de ese asesino lo hacía tan feliz, cómo podía negárselo?
- Will…-
- Normalmente no los dejo roer tanto hueso, pero eso ayudará a que si alguno se asusta en el viaje, en vez de dejar un desastre sea algo más fácil de limpiar. Ellie una vez..- Will se calló de golpe, y se vio inquieto, antes de volver a sonreírle.- Bruce, no estarás pensando seguirme a Europa y que tengamos de nuevo un numerito si lo encuentro, no?-
- No. – dijo Bruce.- Pero voy a extrañarte.-
- No he dicho que deje de llamarte, o de mantenerme en contacto.- dijo Will con serenidad.- No planeo desaparecer, si eso te preocupa. Te mandaré pruebas de vida con frecuencia…-
- Y si algo pasa?-
- No seas tan aprensivo. Y además, si algo pasa, no finjas que Thor o tu novio no estarán allí en tres horas.- Will inspiró el aire nocturno, oyendo las risas adentro.- Estás bien con Tony, verdad? Y obviamente Barnes finalmente hizo su movida tras ese fellatio forzado, sorprendente lo que hace un poco de abuso sexual por una pareja…-
- WILL!- ladró Bruce, poniéndose rojo, a lo que Will se echó a reír malvadamente.
- Tu primera revolcada con Tony tampoco fue la mar de consensual no?-
- No puedes reírte de eso, animal!-
Will siguió riéndose, ojos chispeando, antes de levantar la vista a las estrellas.- Y no tengo dudas de que Barton se recontra muere del gusto cuando Natasha saca las esposas. Las cosas que va a ver mi pobre casita, vaya…-
Bruce alargó una mano, y acarició la espalda de Will, sintiéndola vibrar de risa. Era mágico, allí los dos en el porche, bajo las estrellas, enteros y amados. No supo cómo fue que acabaron abrazados, pero se sentía dulce, y cuando apoyó el mentón en los rizos alocados de Will e inspiró su aroma, supo que siempre lo recordaría así, riendo, ese aroma a pino de su shampoo, el bosque y la comida de la cena. Que siempre lo amaría, confuso y extraño como era ese amor: esa conexión más poderosa que el intelecto, que dormía en su sangre, ese poder de pastores de monstruos.
- Si me estás abrazando con alguna intención, no he bebido suficiente para meterme en la cama contigo y mi cuñado. Con los supersoldados, tal vez…-
- Que te ahogo, Graham.-

*************************
Los contactos de Natasha eran tan buenos como su palabra, y tras partir al amanecer, Clint bajó a Winston en brazos y ayudó a Will poner el tráiler en marcha, sin que aduanas ni la Interpol parpadearan siquiera cuando aterrizaron en Minsk. Era plena primavera, y el paisaje de colinas verdes y montañas en el horizonte era relajante: el tráiler, que tenía un reactor para ser independiente de gasolina o electricidad, funcionaba como un encanto y los perros se subieron sin quejas, acomodándose en masa en la cama, y mirando por la ventana. Will tenía un mapa de Belarus desplegado en la pantalla de la consola, pero no parecía necesitarlo mientras se acomodaba en el asiento del conductor.
- Supongo que si te pregunto cómo piensas encontrarlo no me contarás nada.-
- Yup.-
- Y si te menciono que fui tan bueno que en esa caja te puse unas especias gourmet para que le lleves de regalo si lo encuentras? Para que no se enoje.- Clint arriscó la nariz.- Que no las use para aliñar a nadie, por favor…-
- Clint, gracias por traerme. Ahora bájate de mi tráiler antes de que te dé una patada.-
- Mira que eres desagradecido, cajún indigente. Y yo que en la caja te puse un Glock, una Colt y unos cuchillos de caza.-
- Qué bien, para que le hagan compañía a mis armas debajo de la cama.- comentó Will.- Si me sigues, me voy a enojar mucho, mucho.-
- Sí?-
- Sí, y llamaré a la Black Widow para decirle que en realidad detestas todo lo que cocina.-
- Cállate, hijoputa!- Clint descendió los escalones al suelo, y lo miró, una mano haciendo sombra en sus ojos agudos.- Te cuidarás? Te dejé los teléfonos de varios contactos en Europa oriental… y en Londres…-
- Sí, sí.- Will echó a andar y partió por la carretera hacia el norte, entre un concierto de ladridos excitados. Clint se quedó allí, cumpliendo con su palabra, hasta que el tráiler desapareció en el horizonte: y de repente recordó el final de uno de sus libros favoritos, en que Conway, una vez recuperado, comprende su error y parte de regreso al Tíbet, en búsqueda del reencuentro con su perdida Shangri La.
“ Crees que la encontrará?” fue el final que le dio James Hilton a Horizontes Perdidos. Clint se fue pensando en Conway, el soñador, hombre herido por la guerra que sólo buscaba paz o muerte mientras se iba.
Pero, por supuesto, Will Graham no era Conway. Will Graham era uno de los grandes detectives de todos los tiempos, y tras dejar Belarus y entrar en Lithuania, se sentó mientras los perros cenaban en el pasto con su tablet y la fantástica red de información, incluyendo entrada a la Interpol, que Tony y Natasha le habían entregado.
A su alrededor seis perros comían felices, y Will acarició a Harley. La noche anterior, casi había metido la pata. Suerte que Bruce había estado demasiado sentimental para darse cuenta. Había temido que Clint se diese cuenta, con sus ojos agudos: pero había corrido con suerte.
Will había tenido siete perros. La dulce peluda, Ellie, se había quedado con la capitana de barco que Hannibal había contratado para llevarlos al Iroquais.
A esos seis perros, Will le había añadido, intentando engañar a Hannibal, a Roscoe, el gigante mezcla de husky y gran danés. Los había dejado encerrados en el vallado, y de ahí Clint los había devuelto a Wolf Trap.
A seis perros. Roscoe no había estado en el vallado. Era difícil que a Clint se le hubiera pasado un gran danés, y Will recordaba las palabras de Hannibal:
“ Es posible, que ya que Roscoe es el primero que adoptas mientras vivimos juntos, resulte ser mi favorito”
Encontrar a un hombre que pasara la aduana de Lithuania en los últimos dos meses era francamente imposible. Encontrar a un hombre acompañado por un gran danés/husky era bastante más fácil. Y cruzar eso con antiguas propiedades preguerra , muchas de ellas fotografiadas por su valor histórico en la zona en donde el perro cumpliese su cuarentena veterinaria al entrar al país, era un juego de niños para un agente del FBI.
Fueron sólo tres días después que el tráiler atravesó un viejo puente de piedra sobre un río rodeado de sauces, en las cercanías de Kedainiai, abandonando el asfalto para seguir un antiguo camino de tierra. A un lado, una vieja iglesia con piso de tierra roja estaba medio derruida, un permanente recuerdo de la guerra: pero más adelante, Will emitió unos sonidos sumamente triunfantes aunque salpicados de expletivos. En las orillas del río, se levantaba una antigua casa, que a pesar de estar salpicada de hiedra y medio oculta tras una masa de glicinas, era el original de la casa que Hannibal había levantado junto al Iroquais.
“Está hecha a la imagen y semejanza de mi casa de infancia”
Will la había visto en sueños: le había bastado una mirada a una foto de satélite para reconocerla. Como si eso no bastara, un notablemente más gordo Roscoe dormitaba inexplicablemente encaramado en el cerco de madera.
Los ladridos frenéticos de la perrería y la respuesta ronca y profunda de Roscoe cuando Will se bajó el tráiler, dejándolo estacionado de cualquier manera, hicieron que se abriera una puerta lateral, cuyos escalones de gastado ladrillo llevaban a lo que parecía la cocina. Por un momento sin palabras, Will se quedó mirando a Hannibal, un delantal sobre simples pantalones claros y un camisa arremangada, secándose las manos con un paño de cocina, una ola de vapor con aroma a mostaza y limón siguiéndolo, salir de la casa y llegar hasta el porche, sus ojos agudos fijos en el tráiler, los perros felices correteando, y Will ahí quieto.
- Llegas muy a tiempo, estaba por sacar el asado del horno. Hay picadillo de jamón para los perros…-
- Con razón Roscoe está tan gordo. Traje un saco de alimento para ellos, formulado para perros.- Will se metió las manos en los bolsillos. – Eso es, claro, si somos bienvenidos.-
Hannibal observó pensativamente a Buster orinar sus calas.- Empezaba a pensar que tendría que ir a buscarte.-
- Lamento haberme tardado tanto.- dijo Will en un susurro, y sonrió luminosamente. Hannibal parpadeó, y por un momento Will no estuvo seguro si había visto una lágrima en su mejilla o había sido la luz. O si lloraba por las calas.
- Entonces sería recomendable que no pierdas un momento más. La comida se enfría.- dijo Hannibal, poniéndose el paño en el brazo y volteándose para volver a la casa.- Si quieres preguntarme sobre la procedencia del asado…-
- Lo único que me importa es que no lo hayas cargado con esas pepas de pimienta letales, duelen más al salir que al entrar…- dijo Will trotando detrás suyo en los escalones y entrando en la anticuada cocina.
- Tan maleducado…- Hannibal suspiró.

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A place where nobody dared to go
The love that we came to know
They call it Xanadu
(It takes your breath and it'll leave you blind)
And now, open your eyes and see
What we have made is real
We are in Xanadu
(A dream of it, we offer you)
A million lights are dancing and there you are, a shooting star
An everlasting world and you're here with me, eternally

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