
- epilogo-
EPILOGO:
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La casa segura de SHIELD en Vilnius había estado abandonada varios años, y el que la gente de Coulson hubiera sido capaz de enviarlos allí en medio del gigantesco despelote que eran unos hackers soltando un virus que no sólo había puesto a varios gobiernos de cabeza, sino que había incomunicado a medio planeta, era un golpe de suerte.
Clint no se sentía la mar de agradecido al revisar toda la casa y no encontrar ni siquiera un maldito botiquín de primeros auxilios. Habían perdido todo su equipamiento en la loca huida de los explosivos, y no se hubiera preocupado si Natasha no hubiera perdido también un par de litros de sangre cuando una bala le atravesó la pierna. Un torniquete sólo había enlentecido el sangrado, y Clint estaba frenético con angustia, cuando oyó un jeep afuera, y luego golpearon la puerta.
- Barton?-
Con un jadeo estresado, Clint tomó aire y guardó la Glock que había sacado automáticamente al ver entrar a Will, seguido por Hannibal, los dos despeinados y claramente despertados en la mitad de la noche. Clint tenía un montón de cosas que decir, pero se limitó a un “ Oh, gracias a DIOS” cuando vio que Hannibal se arrodillaba frente a Nat y abría una maleta atiborrada de material médico. – Cómo supieron… que estábamos…?-
- Bruce me mandó un mensaje antes de que todo cayera. Tengo un contacto que sabía cuáles eran las casas seguras de SHIELD en la capital…- dijo Will, ayudando a Hannibal a tender a Nat inconsciente en la mesa.- En verdad les traíamos comida, pero Hannibal insistió en el botiquín…-
- No la estás poniendo en la mesa para trincharla, verdad?- le preguntó Clint a Hannibal, su rostro exhausto y pálido.
- Barton!-
- Le garantizo, agente Barton, que mis intenciones son completamente holísticas.- dijo Hannibal , cortando rápidamente el pantalón de Nat y exponiendo la herida.- Pero si duda de mis capacidades, le ruego que no dude de las buenas intenciones de Will.-
Clint asintió y se derrumbó en uno de los gastados sofás floreados, y Will sacó de una cesta un termo, le sirvió una taza de café que olía divino y le alargó un sándwich grueso de pan casero.
- Te levantaste en la mitad de la noche para traerme comidita gourmet?- dijo Clint con la boca llena. Will se encogió de hombros.
- Es mi casa, no hay de otra cosa…-
- Te levantaste para venir a presumir, Graham?-
- Porqué el resentimiento, Natasha sigue cocinando como las pelotas?- Will miró a Hannibal por sobre el hombro.- Se acabó, le das clases cuando despierte.-
- Considerando que despertará muy debilitada, y que seguramente pasará un poco de tiempo antes de que la crisis informática se resuelva y puedan volver a despegar aviones, es posible que haya un poco tiempo en que pueda enseñarle los puntos más básicos en la cocina.- dijo Hannibal, dejando la bala a un costado, las manos llenas de sangre, y atacando con una aguja y una tenaza infinitesimal las arterias ya ligadas.- Pero debo insistir que eso ocurra en casa, en donde puedo garantizar la proveniencia de mis ingredientes e instrumentos.-
- En elegante, nos está invitando a tu casa?- dijo Clint tras una pausa, mirando a Will que rodó los ojos.
- Estamos invitando a Natasha, tú puedes irte a dormir con Harley.-
- Seguro que la casa de tus perros es más fancy que este lugar.-
Will echó una mirada alrededor y frunció los labios, concediendo el punto. La conversación se interrumpió cuando tras vendar apretadamente el muslo recién cosido, Hannibal puso a Natasha en una gran manta de lana oscura y la envolvió expertamente, antes de alzarla como si no pesara nada.
Ella abrió los ojos, y musitó algo en ruso. Hannibal debía haberle inyectado algo fuerte, porque tenía las pupilas tan pequeñas que sus ojos eran océanos de verde. Hannibal le respondió, pero no fue hasta que se acomodaron en el jeep, Will conduciendo y Clint en copiloto, que Hannibal no tradujo, tras una mirada inquisitiva de Will.
- Me preguntó si era… un tipo de demonio, llevándomela con los nuestros. Le dije que estaba segura.- mencionó, acomodándose en el asiento trasero sin soltarla.
Clint asintió, y cruzaron expertamente la ciudad caótica por el apagón que el caos de los hackers había provocado. Clint estaba exhausto, y aunque trataba de mantenerse despierto vigilándolo en el espejo retrovisor, pronto colapsó: pero Hannibal continuó en la misma posición cuidadosa, acunando a Natasha. Su belleza normalmente habría excitado su deseo de dibujar, pero mientras la cargaba en brazos, Hannibal pensaba en la ferocidad de esa mujer tan pequeña, que le había dejado cicatrices permanentes en la mano, a pesar del suero. Que había comido su carne.
Y al mirar los ojos de Will en el retrovisor, supo que pensaba en los lazos que como hilos de araña parecían reunirlos una y otra vez. Will había encontrado en Bruce un hermano amado, con quien hablaba con bastante frecuencia.
Hannibal una vez había tenido una hermana, y se preguntó por primera vez si quizás habría sido tan monstruosa como él, si se le habría parecido tanto como la mujer que dormía en sus brazos. Exactamente, ella había preguntado “ Vas a llevarme con los nuestros, Vurdalak?” en su febril pesadilla de dolor y debilidad.
Y él le había contestado “ No, porque aquí están nuestras víctimas amadas...”
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END