
FORCED ANSWERS
- Te alegrará saber que al fin Nat ha hecho lo que la galería llevaba meses esperando que hiciera y se ha ido a sacar a Clint de debajo de ese centenar de perros en Wolf Trap. Sordo o no sordo, necesitamos algo de sentido común en esta Torre, después de todo nunca lo han llamado Hawkeye por sus orejas.- dijo Tony con tranquilidad cuando Bruce entró a media mañana, con los rizos húmedos por la ducha y sus más confortables pantalones de bambula y sweater gastado al workshop, en donde en camiseta y jeans que ya no merecían ese nombre ( eran más bien un paño de piso en el que podías meter las piernas) el ingeniero trabajaba. Y seguramente había trabajado toda la noche, por sus ojeras.
- Qué estás haciendo?- dijo Bruce, mordiéndose en labio, los brazos cruzados. Tony se levantó las gafas de micrométrica para darle una ojeada, apretó los labios y volvió a lo suyo, el microsoldador en su mano emitiendo chispas azules mientras se inclinaba sobre una gran placa madre.
- Ajusto un algoritmo que desactive los bloqueos de seguridad en el quinjet para cuando Clint o yo pilotemos. Confío más en nuestras manitas que en todos los pilotos automáticos del mundo.- continuó.
- Crees que Clint regrese con Nat? Que regrese a ser un Avenger?-
- Clint volverá con Nat aunque no sea más que una cabeza cortada, como en Mars Attack, y tenga que venir empujándose con la lengua. Mi compadre es como yo, somos unos masoquistas irredentos. Y sobre ser un Avenger, va a ser uno hasta que esté enterrado.- agregó, para tomar unos circuitos nuevos.- Asumo que Graham está bien? Si te dejó un mordisco de ese tamaño en el cuello no creo que esté muy mal…-
Bruce tuvo un sobresalto culpable, llevándose la mano al cuello. No se había mirado al espejo en la prisa. No había pensado en nada, excepto llegar a Tony en cuanto abrió los ojos.
- Sí, ehm… de eso venía a hablarte.-
- No tenemos que hablar de eso si no quieres, Brucey.-
- Deja de tratarme como un niño…-
- Bruce, anoche tu pulso estaba tan demente que disparaste las alertas anti Hulk que le pusimos a JARVIS. Y me avisó. Y activé la cámara en tus habitaciones mientras corría al ascensor, pensando que tu hermanito erizo te había atacado de alguna forma.- dijo Tony volteándose y tirando las gafas en la mesa.- Imagina mi sorpresa al darme cuenta que era cierto, pero no te molestaba nadita.-
- Oh, caralho.- dijo Bruce cansadamente, ambas manos en la cabeza.- No es… no es lo que crees.-
Tony volvió a su placa.- Si me vas a decir que un pene en un trasero es un tipo de meditación tántrica, voy a tirarte por la ventana.- acabo con placidez.- La última vez me distrajiste con excelente sexo oral, pero ya aclaramos que no soy celoso.-
- Tony…-
- Puedo vivir con un “ no quiero acostarme contigo, Tony Stark”. Mi molestia es el verso de que “ Ay, no puedo tener sexo, soy una monja de clausura” considerando la forma en que disfrutabas anoche…-
- Te quedaste mirando todo?-
- Perdón por violar tu intimidad. Originalmente lo hice porque pensé que estabas herido o algo así, y luego, bueno… quizá la cornamenta que me pusiste interfirió en mi brújula moral.- agregó secamente.
Bruce emitió otra maldición en portugués y se paseó un momento, mientras Tony volvía a su placa como si la conversación lo aburriera. Finalmente, expulsando el aire con un bufido, Bruce fue a pararse a su lado, sus manos nudosas suplicantes en la mesa a su lado.
- Tony, sé lo horrible que se ve. Con mi hermano, en tu casa… con mi hermano a quien tú has protegido y mantenido y tolerándome todas mis inseguridades y dudas… no pretendía hacerte daño. No fue algo planeado, simplemente… pasó. Y aunque no puedo no alegrarme de enterarme que soy capaz de sentir y demostrar amor físico, es contigo con quien quiero estar. Voy a querer a Will todos los días de mi vida, somos idénticos, pero tú, para mí, eres el amor de mi vida.-
Tony dejó el soldador por un momento, y girándose, lo miró a los ojos, sus enormes pupilas oscuras tan expresivas normalmente, esta vez impenetrables, mientras Bruce dejaba que su amor y su angustia y esperanza se reflejaran claramente en su cara. Hubo una larga pausa, y luego Tony alargó una mano, tecleó unas letras en el aire, y rock ensordecedor y sincopado inundó el workshop, mientras le imprimía un giro a su silla y volvía a su trabajo.
- Lárgate, mentiroso.-
- Tony…- intentó Bruce por sobre las guitarras aullantes. No se oía ni sí mismo, y sin mirarlo, Tony subió el sonido aún más.
***A drug for me
**My heart, my heart
**Kickstart my heart
Era una auténtica pared de sonido separándolos, y Bruce sintió una ira impotente y amarga al ver a Tony dándole la espalda, su pie siguiendo indolentemente el ritmo de la música mientras seguía con su trabajo ignorándolo. Bruce conocía bien a ese hombre, y sabía que lo que le había hecho, aunque no intencionalmente, podría haber sido recompensado con un repulsorazo en la cara y la rápida expulsión de sus propiedades, con la amenaza de un Jericho si se atrevía a reaparecer. Sin contar todas las cosas imaginativas que Pepper Potts podía hacer con cuentas, crédito, pasaportes y empresas si se sumaba a la guerra.
Podía haber sido premiado con una paliza, aunque Dios sabía que ni todo el poder de Iron Man podía lastimarlo de verdad. El único modo en que en verdad podía lastimarlo era sí, negándose a escucharlo, apartándolo con la implacabilidad de la que Tony era capaz: una implacabilidad tan inalterable como la aleación de titanio y oro de su armadura. Bruce supo con total claridad que si daba media vuelta y se iba perseguido por los gritos de esas guitarras, nunca jamás volvería a tener a Tony sin armadura entre ambos: si esta herida se cerraba, Tony pondría blindaje encima.
Nunca volvería a llegar a él, porque el hombre que hacía armaduras odiaba ser vulnerable, y ahora lo había herido tras que Tony le ofreciera su corazón.
Bruce alargó las manos, aferró los hombros del ingeniero y de una torsión de sus hombros lo arrojó sobre el sofá del workshop, tinte verdoso en sus uñas. Había habido una vez en que había sido sorprendentemente fuerte para un científico: nunca había necesitado ayudas para reparar centrífugas o mecheros. Pero la fuerza que Hulk le brindaba era superior a cualquiera que Tony pudiera resistir, y aunque incluso tomado por sorpresa el ingeniero se las había arreglado para girar en el aire y caer contra el sofá con la destreza de un artista marcial, pudo ver el asombro en su cara, su “ What the…?” silenciado por la música ensordecedora.
**Always got the cops
**Coming after me
**Custom built bike doing 103
**My heart, my heart
Sus ojos se encontraron, y lo que fuera que Tony viera en ellos lo hizo alargar una mano, llamando un guantelete con repulsor. Bruce lo había ayudado a ajustar al milímetro esos algoritmos, sabía exactamente los ángulos de acercamiento, los diagramas, los programas T.
Con el brazo completamente verde, aferró una barra de acero de una mesa, y bateó cruelmente el guantelete contra el ventanal. Luego, con la otra mano, color humano, llamó a un teclado en el aire, y escribió la corta secuencia que desactivaba el llamado automático de la armadura, una secuencia que sólo Bruce y Pepper poseían. Tony había tenido miedo de que alguien usara su cadáver para hacer caer Iron Man en malas manos.
Había tenido miedo a la traición, y había confiado en ellos. Su rostro acusó el golpe, y retrocedió, aferrando una placa de titanio de una mesa para defenderse, su gesto mostrando qué fútil era el movimiento. Por mucho que quisieras, nadie podía huir de Hulk, ni resistirse, ni derrotarlo: en este momento, era la doncella perseguida por el monstruo del cine clásico, desde ya inerme y derrotada. Si buscó algo que lo tranquilizara en la cara de Bruce no lo encontró, porque él mismo sentía el verde de sus ojos.
**Kickstart my heart
**Ooh, are you ready girls?
**Ooh, are you ready now?
Bruce también sabía, mirando sus propios nudillos verdes, que Tony no podía detenerlo, ni matarlo, herirlo más que psicológicamente. Hulk era inmortal e imparable.
Bruce Banner también.
La música ahogó el ruido totalmente de Bruce cayéndole encima a Tony con la fuerza de una avalancha, atrapándolo contra el sofá, una mano certera rodeándole la cintura y presionando el puño contra su vientre, empujándolo boca abajo mientras la otra mano le sujetaba la mandíbula. El ruido era tan fuerte que aunque tenía la cara pegada a su nuca, no lograba oír sus protestas: todo lo que lograba oír era su propio corazón acelerado casi al ritmo de ese rock furioso y destructivo. Bruce no hubiera podido detenerse aunque hubiera querido: una parte de sí parecía gritar qué creía que estaba haciendo, pero otra parte, mucho más inmensa e implacable, sabía lo que quería, y ese algo era la atención de Tony Stark.
Cuando le rasgó la ropa, supo que la tenía. Lo volteó boca arriba, y aunque Tony logró darle un puñetazo que hubiera noqueado a otro hombre, no había fuerza que apagara esos ojos verdes. Sujetó las manos de Tony, que aunque cuadradas y prácticas, y callosas, tenían la particularidad de muñecas finas: y apretándolas hasta hacerle daño por sobre su cabeza, aferró los viejos jeans de Tony y los desgarró con su fuerza antinatural, descubriéndolo, llenándolo de marcas rojas por la resistencia de la tela. El pecho ya desnudo y acezante, los ojos de Tony encontraron los suyos cuando lo tomó en la mano y lo friccionó sin pausa : había algo ahí, algo que Bruce había temido ver, y deseado a la vez.
En los ojos de Tony había la misma lubricidad que lo había disgustado cuando había recontado sus memorias de ser abusado por Hannibal Lecter. Un destello de lujuria malsana, sombría, pero deleitosa como melcocha: algo que lo hizo arquearse y emitir un gemido sorprendido, mezcla de ira y deseo, cuando Bruce arrancó lo que quedaba del jeans y se colocó entre sus piernas, sin soltarle las manos. Tony se retorció, sus labios entreabiertos, en lucha o placer, no estaba seguro, sus sonidos indistinguibles entre los berridos de la música: Bruce solo podía pensar que quería marcarlo, hacerlo suyo, no dejar que se alejara, lo apartara, lo negara.
Su cabeza era un torbellino de deseo, posesión y desesperación: sus dedos entraron en Tony con rudeza, jadeando como si él fuera la víctima, su frente transpirada contra la de Tony, y musitó cuanto lo amaba en su boca, lo gritó silenciado en la música mientras su último nudillo separaba la piel de Tony y veía sus labios dilatarse ante la invasión, los ojos cerrándose cuando encontró su próstata. Le soltó las manos para separarle las piernas, elevar su cadera contra su regazo con la facilidad con que un niño maneja un juguete, manos verdes en muslos atléticos mientras su miembro inflamado y duro se enterraba en él hasta la raíz: pero Tony no luchó, sus dedos yendo en cambio a aferrar el gastado sofá para impulsarse contra la penetración, la cabeza echada atrás mientras Bruce lo sodomizaba con furiosa lujuria. Había un tinte verde en su vientre y en su pene: había una dureza anormal en él, músculos hinchados en los brazos que lo sostenían para balancearse sobre Tony con la inevitabilidad cruel de una máquina, pero Tony lo aferró con las piernas y soportó sin resistencia mientras Bruce descubría por primera vez en una década cómo se sentía estar dentro de alguien. Sabía que estaba gritando: no podía oírse. Posiblemente estaba llorando, pero en medio de la música, quién podía decirlo? No oía ni su propio aliento. No oía nada, excepto el fragor de la sangre en sus oídos, y el retemblar de esa música en las paredes.
**Ooh, yeah
**Kickstart my heart
**Give it a start
**Ooh, yeah, baby
**Ooh, yeah
**Kickstart my heart
**Hope it never stops
**Ooh, yeah, baby. Yeah!
Cuánto rato estuvo así, moviéndose sin parar, llenando a Tony hasta el fondo, volviendo a penetrarlo con gruñidos? Bruce no había sabido decirlo. No podía haber sido poco. Como cuando Hulk lo dominaba, una parte de él parecía haber retrocedido a un espacio pequeño y claustrofóbico, parecido al diminuto baúl en donde solía ocultarse de niño cuando temía una golpiza, cerrando la tapa desde dentro: el resto de él, desatado y salvaje era furia y disfrute, deseo y avasalladora pasión. No podía tener suficiente de Tony, su calor, su presión, sus temblores, su sudor que lamió animalmente de su cuello: todo parecía exacerbado como un sueño sensorial sin pensamientos mientras seguía violándolo incansablemente, ese recto firme apretándolo y provocándole más placer del que nunca tuviera antes. Había algo en la piel de Tony, alguna droga, que hacía que cada roce lo enloqueciera en deleite: y se arqueó atrás sin que sus caderas detuvieran su movimiento, descubriendo su pecho y vientre manchados de semen. Tony había tenido un orgasmo: no se había dado cuenta cuándo. Pero ese conocimiento lo enardeció, y sujetándolo contra sí, se movió con más violencia, sintiendo las manos y piernas de Tony rodearlo, apretarlo, sus labios en su boca.
Bruce se corrió profundo dentro de Tony con un grito que sonaba como un rugido, la voz de Hulk en su garganta mientras veía a Tony retorcerse, empalado en una verga que palpitaba y parecía distenderse y moverse dentro suyo, teñida de verde. Hubo otro salpicón de semen entre ambos, los pies de Tony contracturándose separados como estaban: y luego Bruce se desplomó encima suyo, jadeando, todo su peso oprimiéndolo como un derrumbe. Las guitarras eléctricas aún sonaban: no habría podido decir cuántas veces habían repetido la canción.
**Say I got trouble
**Trouble in my eyes
- JARVIS, silencio.- dijo Tony con voz muy rasposa tras unos momentos. El silencio luego fue como una ducha de agua helada, las respiraciones agitadas de los dos sorprendiendo a los dos con su sincronía. Pasó otro minuto, y luego Bruce emitió un gemido, intentando apartarse de Tony tan rápido como podía.
Tony alargó una mano sorprendentemente rápida para lo que acaba de pasar, y lo agarró del pelo.
- Ay!-
- Nada de ays, yo no siento mis rodillas, y no sé dónde están mis pies, Banner!-
- Lo siento… Tony, lo siento! No quería… no era esto lo que quería, quería que me oyeras, nunca quise dañarte… por Dios, puedes tener heridas internas…- balbuceó Bruce, su rostro transido de espanto mientras se revolvía como indeciso entre tratar de acomodarlo y salir corriendo. Tony lo conocía perfectamente, y aunque efectivamente sentía adormecidas las caderas y hormigueantes las piernas, no soltó su agarre en el pelo rizado, sino que lo atrajo de un tirón y lo besó largamente, con lengua y succión, hasta que Bruce dejó de balbucear y bambolearse y sus manos lo aferraron en respuesta.
- Ah, así me gustas mucho más.-
- Tony… no, para…- y Tony se detuvo, no por el jadeo de Bruce, sino porque su muñeca que rozaba su mejilla, había tocado la gota húmeda de una lágrima.- Deberías… deberías levantar cargo. Echarme… castigarme… Dios mío, te he violado!-
- Brucey, no me hiciste nada que no quisiera y no te hubiera pedido en voz muy alta desde hace un año. Aún estoy confuso en lo de tu hermanito, pero… lo hablaremos.-
- No me recompenses por perder la cabeza de una forma tan demente!-
- Piérdela cuando quieras conmigo, eso me hace feliz.- dijo Tony, aferrando su cara entre las manos, mirándolo a los ojos. El rostro de Bruce se contrajo y lloró, de shock y alivio, pero apenas acababa de secarse la cara con la camiseta rasgada que Tony le alargó con solicitud cuando se detuvo de repente.
- Tony? Dijiste que Nat había ido a WolfTrap?-
- Me pidió la van azul a medianoche, sospecho que planea traerse a Clint aunque sea secuestrado en su propio saco de dormir. Te sorprende?-
- No, pero… - Bruce se cubrió los ojos.- No que no quiera hablar de esto, y sabes que confiaría mi vida en Nat, pero… Will me dejó una nota, cuando desperté no estaba. Dijo que se iba a Wolf Trap unos días antes de volver a la clínica. Se fue anoche también. –
Los dos se miraron, aún sucios y sudorosos, pero con el mismo temor en los ojos. Las posibilidades de que Nat tratara de convertir a Will en comida de perro, (en vez de Hannibal que había tratado de convertirlo en comida de gente al menos) eran directamente proporcionales a qué tan miserable estuviera el arquero sordo. Todos confiaban en Nat, era cierto, pero también sabían que si tenía un punto débil, era atlético, se vestía de un morado alarmante a veces y era capaz de comerse su peso en pescado.
- Dúchate. Jugamos al terapista de pareja en el camino.- ordenó Tony, antes de levantar la cara.- JARVIS, llama a Nat.-
::Ni él ni el agente Barton contestan, Sir.::
- Maldita sea.- dijo Bruce, poniéndose en pie en piernas temblorosas y buscando vagamente sus ropas, que parecían haber sido atacadas por una motosierra molesta y estaban en tiras por todo el workshop.- Ehmmm.-
- JARVIS, dile a Barnes y Noble que estén atentos. Banner, muévete, te movías feliz hace cinco minutos, muévete, no me hagas el número de nervios ahora!-
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Clint no podía haber ido muy lejos, menos con su sordera. Nat sintió un ramalazo de temor al recorrer la casa vacía, puertas abiertas, perros gordos saltando y tratando de atraerla a sus juegos con ladriditos: pero tras convencerse que no estaba en la casa, se quedó parada en el porche, confusa y preocupada. Clint nunca se hubiera ido por su voluntad, dejando la casa abierta y los perros sueltos, pero no había ni una señal de violencia o lucha. Qué diablos había pasado? Era muy temprano, poco después de amanecer: pero Natasha conocía los ritmos de Clint como los suyos propios, y una caminata temprana, a no ser que estuviera cazando, era muy rara. Habría tratado de salir a correr con los perros en la noche, y habría tenido un accidente? Una caída, un derrame cerebral? Estaría entre los árboles, inconsciente o muerto?
El teléfono de Clint sonaba inútilmente en el interior de la casa al llamarlo. Qué clase de idiota, estando sordo, no ponía su teléfono en “ vibración”? Y LO TENÍA PUESTO, si no era mucho pedir?
Nat maldijo: lo lógico era llamar a Tony, pedirle que buscara a Clint via satélite, imágenes de calor, drones, algo. Era lo lógico, pero simplemente no podía quedarse quieta imaginando a Clint muriéndose de frío o sufriendo una pierna rota por ahí. Agarró una manta y corrió hacia el bosque, el lugar más probable, pero no había avanzado cien metros entre los árboles cuando hubo el más tenue de los roces en las hojas, y tuvo dos segundos para apartarse cuando algo pesado y oscuro cayó de lo alto a su lado. Sólo sus reflejos le permitieron apartarse del rumbo de un puñetazo: manos expertas la aferraron y lanzaron contra un árbol, y tomó una voltereta escapar del siguiente, antes de tratar de contraatacar una meleé rapidísima que incluía combate oriental, capoeira, ninja training y el estilo de las mismas Black Widows…
El atacante aferró una cuerda y se elevó por sobre ella en una voltereta, cayó encima suyo y la retuvo en una llave que era brutalmente experta, pero Nat rodó los ojos , y sabiendo exactamente adónde apuntaba, flexionó una pierna y enterró los tacones de sus elegantes botas de trekking en el punto más blando entre las piernas del ninja, que gimió, rodó, y se quedó quietito con ambas manos entre los muslos.
- De verdad?- tosió tras un momento, aún doblado en el pasto.- Estoy convaleciente, mujer cruel! Estoy delicado…!-
- Suerte tienes que no te las patee de nuevo en el suelo. Qué mierda se supone que haces? Crees que preocuparme así es muy gracioso?- Nat se paró en seco al ver el entendimiento manifestarse como culpabilidad en los ojos de Clint.- Puedes oírme? Cómo carajos puedes oírme?-
Clint se sentó frotándose la entrepierna y haciendo un hocico de pato.
- No te cuento, eres una pésima persona…-
- BARTON!- aulló ella.
- Una buena novia habría estado aquí, dándome sexo y comidita, levantándome el ánimo con lingerie, en vez de por ahí pateando supervillanos, pero nooo, sólo Buster compartía mi camita triste de convaleciente, y él no podía traerme comida… Harley me trajo una rata muerta, para que sepas.-
- Me ordenaste que me fuera!-
- Estaba siendo autocompasivo, en realidad no quería que te fueras…- Clint se levantó, cojeando un poco y aún frotándose mientras le echaba una mirada resentida.
- Cómo iba yo a saber eso?-
- Era obvio!-
- Cómo voy a entender eso si dices otra cosa?!- explotó Nat.- Cómo puedes ser tan ridículamente contradictorio, Barton?!-
Clint suspiró.- Voy a ignorar eso simplemente porque te criaron en el equivalente de Auschwitz. No, al menos en los campos de concentración no te hacían bailar ballet en planchas de hielo. Nat, te adoro. Sólo no quería que me vieras… desvalido.-
- Te voy a patear las pelotas de nuevo por eso.- dijo ella con rencor.- Ahora, explícate! Cómo es que puedes oírme? Son los audífonos que te hizo Tony o qué…?- empezó, pero Clint dejó de sobarse entre las piernas, dio unos pasos, y agarrándola de los codos la atrajo para un largo y apasionado beso, al que ella se resistió con cinco segundos antes de aferrarlo de las caderas y respondérselo con hambre. Cuando al fin necesitaron aire, bufó y hundió la cara en su cuello, mientras él le acariciaba el pelo.
-…Aprendí lenguaje de señas.- dijo ella en voz baja.
- Nat.- dijo él, conmovido.
- … averigüé todo lo que pude sobre tratamiento de tímpanos explotados.- dijo ella en voz baja.- Hay tratamientos prometedores con nanobots y células madre, pero…- ella levantó la cabeza para mirarlo a los ojos, en donde el humor parecía empezar a expandirse por su cara.- Pero no has hecho nada de eso, y sólo los supersoldados nos hemos recuperado de eso, cómo…?-
- Lecter sólo usó esa arma porque sabía que Will se curaría, gracias a haber comido la carne de Steve.- dijo Clint
- Sí, y se curó efectivamente, pero tú…-
- Parece que comer carne no es la única forma de ingerir ADN de supersoldado.- dijo Clint, una sonrisa irreprimible expandiéndose por su cara mientras recogía el bolso de Nat del suelo en donde había caído y empezaba a caminar de espaldas hacia la casa.- Nat… Nat, te estás sonrojando? Logré que la Black Widow se sonrojara?! Donde está tu teléfono, necesito una foto de esto…!-
- Que te lo tragas, Barton!-
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- De verdad espero que no le hayan dado un show a mis pobres perros, son perritos decentes. Y más te vale lavar mis sábanas, Barton.- dijo la voz de Will. Su reencuentro tenía que haber sido realmente épico para que ninguno de los dos asesinos oyera al silencioso profiler, seguido por seis perros, entrar a la cocina, prepararse café, repartir galletas en forma de huesitos y sentarse con todo descaro, pero después de todo era su sofá y su casa. Clint dio un respingo y se sentó en la cama, desnudo como un gusano, porque Nat se había envuelto en las sábanas, y se frotaba la cara como si no pudiera con tantos disgustos.
- Mataste a alguien para escaparte de la Torre, Graham?- dijo ella cansadamente.
- No.- dijo Will tranquilamente. – Pero me follé a mi hermano. Barton, qué te dije sobre golosinas? Harley está * gordo*-
- Y no se hulkeó?- dijo Clint asombrado.
- Nope.-
- Tony va a celebrar esto un mes.- dijo Nat para sí misma, bajándose de la cama.- Hay tres kilos de salmón en el jeep, Clint, sácalos antes de que empiecen a oler. –
- Eres la mejor novia y la dueña de mi corazón!-
Nat le echó una mirada a Will y se fue a la ducha, ignorando al par. Clint se vistió, echó a andar la anciana lavadora de Will, y trajo el pescado, no sin pagar el peaje adecuado a los perros y luego ponerse a freírlo con patatas y cebollas. Will le alargó una taza de café, y se sentó en la mesa de la cocina, mirándolo.
- Te gusta mirar a la gente cocinar? Si es un fetiche estoy comprometido, pero dado que eres un Banner podemos negociar…-
- Voy a asumir que te curaste de la sordera con algo parecido a lo que me dio Hannibal. Pero como sea, lo siento.- dijo Will con un suspiro.- No quería que los lastimara. Le rogué a Bruce que no se metiera.-
- Le pediste a un Banner que dejara a un perrito herido en la carretera, en serio?- Clint alzó una ceja mientras volteaba el pescado como si fuese una panqueca.
- No soy un perrito herido.- dijo Will con aspereza.
- No, peor. Estaba preso de un coreano que planeaba comerte, te estaba engordando…-
- Clint.- soltó Will, el deje en su voz amenazante, pero Clint se limitó a apuntar al techo, en donde en el segundo piso Nat aún estaba bañándose.
- Qué? No te asusto, considerando que te acuestas con eso?-
- Yup.-
Era notable que mientras Hannibal hacía de cocinar y meterle comida entre pecho y espalda a la gente un tipo de performance, una especie de ballet posmoderno pagano, Clint revolvía ollas y llenaba platos con una despreocupación mientras charlaba que daba la impresión que de alguna forma la pasta se había caído sola al agua caliente, se había revolcado en luego en la salsa de crema, pimienta y picadillo de salmón por absoluto azar y de un modo totalmente casual que no tenía nada que ver con él había acabado parcialmente gratinada en tu plato, acompañada de aceitunas y pickles. Will, que tenía el apetito dispépsico y caprichoso de una solterona en benzos, se halló con medio plato en el estómago y buen pronóstico de acabar el resto cuando Nat, toalla húmeda en la cabeza ya estaba rebañando el suyo, y los perros estaban en absoluto silencio, porque Clint les había hecho un caldo con el resto de la salsa y bañado sus alimentos secos hasta que el aroma los drogase en felicidad.
La casa, la verdad, parecía haber revivido bajo las atenciones de Clint. Con cero respeto con lo que Beverly había llamado en su momento “ estética emo pobre” que permease la casa, Clint había fregado y limpiado, aireado habitaciones, repintado cielos rasos, reparado vigas a punta de cera y redistribuido sus pocos muebles con algún arte, creando espacios más aireados y abiertos. Will sabía que había creado un claustrofóbico nido en que nada necesario estaba más lejos suyo de un metro en sus peores años, pero no podía sino apreciar la habilidad de Clint para hacer bastante con tan poco. Will comprendía que el trabajo doméstico había sido un modo de pasar el tiempo mientras se curaba, de asegurarse a sí mismo que se estaba recuperando: pero ese modo de lamer sus propias heridas en privado y con tan poco drama era algo tan perruno, tan familiar, que a Will le traía ecos de su propia infancia.
- Todos estos arreglos eran la forma de pagarme por la estadía en el Lodge Graham?-
- Pesa a tus perros y verás más bien cómo lo he pagado. Esos perros han comido más chuletas que Thor.- dijo Clint recogiendo los platos.
- Te gusta esta casa?-
- Estás sugiriéndome arriendarla mientras te vas de paseíto… a Louisiana?- dijo Clint con un deje en la voz. Will le echó una mirada ácida y precautoria, pero Nat los interrumpió desde donde se había echado en el reclinatorio de Will con el periódico y una taza de té del porte de un florero.
- Si te vas podemos convertir esta casa en la Cabañita del Amor de los Avengers. Tu cama es muy resistente, la verdad. Clint, cuéntale cuando rompimos esa cama en el Savoy de Belgrado.-
- Esa no fue la que rompimos dejándosela caer encima a un ministro desde un piso 24?-
- Eso fue en Camberra! En Belgrado fue la primera vez que te equilibraste en pulgares y talones y yo…-
- Como entre todos mis desórdenes mentales no está el voyerismo, me da lo mismo si conviertes la casa en una orgía permanente, Barton, pero trazo la línea a tener que oír historias de ese tipo. Te la subarriendo con muebles y todo si les gusta la cama, una van para llevar a los chicos a conocer el Missisipi es todo lo que necesito, pero antes de eso, tengo que pedirte un favor.-
- Planeas arrastrar seis perros de aquí a Louisiana?- dijo Nat con cierta incredulidad
- Apuesto que a ellos no hay que drogarlos y atarlos para llevárselos, Nat, como a otras…- dijo Clint con un retintín, a lo que ella rodó los ojos.- Qué necesitas, Graham? Si es que te defienda de tu celoso cuñadito, te digo que puedo salvarte del repulsorazo en los huevos, pero no de que Pepper te deje pagando préstamos falsos de aquí al 2050---
- Necesito que me ayudes a atrapar al Blender Boy antes de irme.- dijo Will con tranquilidad. Nat se apartó su diario, y Clint, aunque no se movió, pareció metamorfosearse de súbito del perrazo con lengua colgante que persigue pelotas y rueda meneando la cola en Tik Tok a uno de esos perros inmóviles que se echan junto a una verja y que cuando te ven acercarse parecen sonreír, como si te invitaran a por favor entrar sin permiso, porque les ha venido de repente el antojo de comer algo que corra, sangre y grite.
- Puedo invitar a Jessica y Matt que ya están sanitos? Por favor, por favor, por favor tío Will? Y el que lo mate pierde?- rogó Clint, haciendo a Will sacudir la cabeza.
- A mi antiguo jefe le va a dar un patatús que llene la unidad de aficionados, pero dale, Barton. No me puede despedir si renuncio.-
- Este es tu forma de dejar una caja de muffins como despedida?- dijo Nat despacio mientras Clint marcaba el teléfono de Jessica.
- Estoy seguro que prefieres la cabeza de ese tipo a pastelitos.-
- Bruce va a preocuparse.- dijo ella tras una pausa. Will se levantó y fue a sentarse en el brazo del sillón junto al de ella.
- Vaya, Agente Romanov.- dijo, cruzándose de brazos.- Eso es “ no te vayas, voy a extrañarte” en ruso?-
- Después de tanto esfuerzo para mantenerte de una pieza lamentaría que te coma un caimán.-
- No tengo intenciones de acabar en el menú de nadie.- dijo Will con finalidad, y Nat lo miró fijamente a los ojos: lo que vio allí con sus ojos verdes de serpiente le fue calmante, porque tras unos segundos sonrió.
- Pues entonces ve a esconderte, porque creo que oigo una armadura con un cuñado irritable haciendo uno de sus aterrizajes poseros en el patio…-
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Si Tony había esperado encontrarse a Nat haciendo pie a la móde de Will, no dejó que se le trasluciera sorpresa al encontrarse al profiler y a la asesina en un paciente juego de briquet mientras Clint se paseaba por el porche, charlando con Jessica Jones sin aparente señal de sordera. Tony le echó una ojeada a Bruce, a punto de reventar de tantas preguntas, pero Bruce se encogió de hombros con su resignación habitual y se fue a hervir agua para té, mientras el ingeniero sentía patitas en su rodilla y se inclinaba para ver a Winston, que era el único prestándole atención y que lo miraba con ojos castaños igualmente enormes, como diciendo “ Sí, esta gente está loca”.
- Si lo vienes a matar tienes que ponerte a la fila. Va a atrapar al Blender Boy.- dijo Nat sin levantar la vista de sus cartas.
- Así nomás?- dijo Tony, manos en las caderas.- Decidiste que estás curado, dejas la clínica, te follas a mi novio y ahora vas a atrapar a ese violador?-
- De la clínica me sacaron ustedes, yo estaba muy calentito ahí.- dijo Will colocando con el cuidado de un autista su escalera real en la mesa.- Sobre lo demás, lo siento. Pero tras sentir a algo como eso en mi piel, tengo que pararlo o nunca se irá.- acabó con un leve temblor en la voz. Nat asintió, y luego le echó una mirada a Tony por entre sus pestañas espesas, que era obvia como un cartel. LO TRATAS DE DAÑAR Y TE LAS VES CONMIGO. Desde cuándo era Nat tan protectora del baby Banner, pensó Tony con frustración.
- Wil.- dijo Bruce desde la cocina.- Me indicas dónde poner guardar los potes y vaciar el té, por favor?-
Will se levantó y fue a la cocina obedientemente, en donde Bruce lo aguardaba con la tetera llena de hojas de té usadas en la mano. Will, que solía tirarlas con descuido por la puerta trasera, la abrió, pero era obvio que no era más que una estratagema para charlar a solas, y se quedó allí en el umbral.
- Estás furioso por lo que te hice o porque me largara?- dijo Will tras una pausa.
- Si estuviera furioso ya no tendrías casa.- dijo Bruce con parsimonia.
- No eras tú completamente, Will. No puedo culpar a nadie más que a mí mismo por hacer que te pusieras la piel de ese monstruo.-
- Era suficientemente yo para que si Tony Stark quiere darme en la mitad de la cara, me lo merezco.-
- Puedo defenderme solo, Will. No asumas, como asumen contigo todo el tiempo, que el que te ocurran situaciones extremas signifiquen que careces de agencia. Decidir no luchar es una elección también.-
Will tragó, y apartó la mirada.
- Te… te quiero de verdad, si eso sirve.- acabó con un suspiro derrotado.
- Yo también te quiero.-
Hubo un silencio entre ambos, ahí de pie junto a la puerta. Había mucho más que querían decirse: había mucho que en cierta forma, no necesitaban decirse. Will suspiró mientras el viento que venía del bosque mojado les traía el aroma del petricor: tras una pausa, le echó una ojeada a Tony Stark, que había retomado el juego de cartas con Nat y perdía bajo el comentario ácido de Clint, y entrecerró los ojos, antes de echarle una mirada a Bruce, los labios tensos para contener la sonrisa.
- Te inspiré, acaso?-
- Cállate, Will.-
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- Tenía la idea que eras como una especie de… geomántico. Como que empezabas a caminar, apuntabas con el dedo y voilá, ahí estaba el asesino. Por lo menos, así te babean en los foros.- dijo Jessica con cierta frustración en la voz. Era obvio que estaba furiosa y deseando atrapar al Blender Boy para retorcerle el cuello así como ayer, y claramente ansiosa siguiendo a Will, que con un comunicador en el bolsillo y una parka de invierno que lo hacía largo, flaco y lamentable, recorría callejones con una paciencia encomiable.- Me explicas al menos qué estamos haciendo?-
- Pensé que tú eras la detective.- dijo Will sin apartar la vista de los edificios, anticuados y macizos, que los rodeaban formando un horizonte algo claustrofóbico, el cemento gris manchado de humo y décadas de lluvia.- No me digas que estás familiarizada con el trabajo profesional.-
- Ponme delante a ese desgraciado y te muestro a lo que yo llamo un “ trabajo profesional”-
- No soy un mago ni un vidente, Miss Jones.- con un suspiro, Will se detuvo frente a un edificio más gastado que los demás, cuyas ventanas daban a un feo estacionamiento. En las desconchadas paredes que demarcaban el estacionamiento, que alguna vez debía haber sido otro edificio que sucumbiera al fuego o el asbesto, alguien había pintado un enorme arte callejero, en el que Hillary Clinton, con el vestido de Marilyn Monroe en The Seven Year Itch, mostraba piernas empapadas en sangre.- Los signos que veo… que veces ni yo mismo comprendo hasta mucho después… y me guían, son evidencia. Mi intuición tiene una base lógica.-
- Me estás diciendo que ese dibujo sexista te está guiando?- susurró Jessica al verlo maniobrar el viejo cerrojo en la puerta del edificio hasta abrirlo.
- No, estoy diciendo que ese graffiti, junto con las cajas de aire acondicionado parchados y las protecciones oxidadas en las ventanas me dicen que este es el edificio más barato de la zona.- dijo Will, subiendo los escalones de cemento gastados de dos en dos.
- Crees que eso es un pista?-
- No. Una pista es saber que el tipo compra su ropa en las bodegas del Ejército de Salvación, de segunda mano, que es de familia de militares, y que vive en Queens.-
- Aún no sé cómo sabes todo eso.-
- El equipo del BAU es el mejor, y el de Jack es excelente.- dijo Will, que trepaba escaleras sin cansarse, sin detenerse en los gastados escalones de cemento de una claustrofóbica escalinata empinada que subía vueltas y vueltas.- Determinaron en base a su semen y gotas de su sangre que sufre de talasemia y cryptoquirdea. Ambas afecciones son típicas de los afroamericanos, en especial la cryptoquidea en afroamericanos/creoles. El punto en donde estadísticamente ambas cosas son endémicas es en Oklahoma, también uno de los estados con mayor presencia militar. Todo el planeamiento de sus asaltos, su estrategia, algunas de sus técnicas de crueldad, son militares, en especial sus conceptos de ataque y influencia. Si sumas a eso su pelo muy corto, según cabellos que encontramos, su estado físico excepcional y que por segunda vez encontraron el hoyo de un piolet de alpinismo en la pared de un edificio cerca de una ventana por donde salió, está claro que es un alpinista hábil, y dónde podría haber aprendido alpinismo un chico de diecisiete años que entiende de tortura, se corta el pelo a lo militar, vive en Queens y viene desde muy probablemente Oklahoma, único estado con colinas para practicar alpinismo, cryptoquirdea endémica y un montón de bases del ejército? Estamos tratando con un army brat.- dijo Will con severidad.
- No irás a decirme que su crueldad es justificada por una infancia desarraigada y exposición a crueldades desde la niñez.- dijo Jessica, mientras llegaban al último piso, el diecisiete, y Will se detenía a mirar por ventana.
- No, en absoluto.- dijo con firmeza.- Te acabo de describir una infancia mejor que la de más de la mitad de los Avengers.-
- Dijiste que lo había atacado un hermano.-
- Abusa a mujeres de su edad. Busca humillar iguales. Si hubiera sido un padre o maestro, buscaría niños.- dijo Will con seguridad.- Miss Jones?-
- Sí?-
- Podría romper ese candado, por favor? - dijo Will haciéndose a un lado, mostrándole una ventana con trampilla para salir a la azotea.- Estoy seguro que se puede salir a la azotea desde cualquier balcón, pero yo no soy alpinista.-
- Crees que vive en este edificio?- dijo Jessica arrancando el candado con la mano, a lo que Will ágilmente se encaramó en los escalones y elevó el cuerpo, saliendo al sol de la tarde, opaco por el smog que venía desde Manhattan, traído por el viento. Jessica lo siguió, y le sorprendió la fuerza de la brisa que parecía venir desde todos lados a la vez, despeinándolos a ella y a Will violentamente. La azotea era una explanada blanqueada por el sol, manchada de humo en las esquinas, pero el viento la mantenía libre de basura. Un reborde mínimo era toda la seguridad allí: y con ese viento, Jessica aferró al delgado Will del brazo, súbitamente que seguro que si uno de los dos perdía el equilibrio, el viento podía barrerlos al vacío fácilmente.
Will se giró, mirando alrededor, su vista yendo en círculo a los edificios en el horizonte, más altos y lujosos. Cerró los ojos un momento, contando sin hacer ruido: y Jessica por un momento creyó ver un destello del monstruo que lo había habitado esa vez en el apartamento, antes de que abriera los ojos y la mirara.
- Tiene un dron pequeño. Tres kilómetros de autonomía. Desde aquí, lo usa para espiar por los ventanales y así elige sus víctimas.- acabó. Jessica inspiró, un deseo amargo de homicidio en su garganta, y como newyorkina nacida y criada, contó calles en su cabeza y comprendió que Will tenía razón. Estaba virtualmente en el centro exacto de un círculo, si contabas a todas sus víctimas.
- Le voy a meter el dron por el culo.- dijo con una calma que indicaba que no era una hipérbole. Su hermana se estaba recuperando con dificultad, aunque las heridas físicas, ya de por si extensivas, no eran lo peor. Jessica estaba íntimamente relacionada con los sentimientos post un ataque de ese estilo, y su furia al reconocer en la anteriormente maravillosamente adaptada Trish comportamientos propios de ira, impotencia y trauma la inundó no sólo con la rabia inconsecuente contra el Blender Boy y su sadismo, sino contra Killgrave y su crueldad, y por extensión a todo abusador que se le cruzara. Por Trish hizo lo que no había hecho por ella misma: usó noches de insomnio y bourbon para leer libros sobre los efectos de una violación y de un asalto, sobre sus secuelas y resultados, y apretó los dientes al encontrar actitudes descritas con tal exactitud en ambas que más de un libro había acabado reventado contra la pared.- Quiero verlo muerto, Graham.-
- La muerte es un alivio. No prefieres que lo torturen en la cárcel? Ya deberías saber lo que nos hacen a los chicos bonitos y pobres en las prisiones.- dijo Will con una sonrisa frágil y burlona. Jessica lo miró con alarma, y sus labios se tensaron en una mueca de furia.
- Me estás diciendo que a ti también? Pero es que por la puta, cuánto violador hay suelto?!-
- Cuando acabemos, uno menos.- dijo Will serenamente, y entonces, en medio de otra vaharada de viento, la puerta trampilla se abrió y se asomó una cabeza oscura.
- Oigan, quiénes son ustedes, no pueden estar aquí…- empezó un hombretón grande y musculoso, cuyo vello oscuro atravesaba la delgada camiseta amarillas que llevaba, sus músculos abultados enormes mientras se acercaba con confianza nacida de su tamaño al hombre esbelto y pequeño y la mujer a su lado. Will llevó una mano a su cintura para tomar su identificación como agente del FBI y detener al grandote, pero Jessica se movió a su encuentro, con una leve sonrisa en los rojos labios.
- No, ya me mostraste tus superpoderes. Es hora que te muestre los míos. Ya sabes que soy una profesional, y mi opinión profesional es que un tipo tan metido como ése, tiene que haber visto al indeseable con su dron.-
- Ése es tu superpoder?-
- No, mi superpoder es sacarle esa información. Quédate quietito ahí, Graham.- dijo ella, quitándose la casaca y tirándosela a los brazos mientras se subía las mangas.- Puedes aplaudir, si se te da la gana.-
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Tener una dirección parecía demasiado bueno para ser cierto, pero bajo los puños de Jessica, el musculoso metomentodo ( y dealer de la zona, de paso) había cantado hasta el nombre de soltera de su madre, si bien en otras circunstancias se habría llevado unas patadas extras por confundir a Jessica con la Black Widow. Ella avanzaba a largos pasos luego mientras en la mitad de la tarde cruzaban Queens rumbo a la dirección en unas viviendas sociales bastante maltratadas, y Will se veía en problemas para seguirla.
- Yo me sentiría orgulloso que me confundiera con Romanov.- dijo tranquilamente.- Quizá si me tiño pelirrojo…-
- Jódete, Graham.- ´
- Sé que es muy sexista y entremetido que pregunte, y además absurdo, pero te molesta por ella en especial, o te molesta su affair tóxico con Murdock, o su romance Bronté con Barton?-
- Es sexista, y entremetido, y además…- Jessica se paró en seco, para echarle una mirada por sobre el hombro francamente helada.- Y dices absurdo porque como eres un rejodido émpata, la verdad no necesitas preguntar para saber.-
Will se encogió de hombros, continuando su avance por entre los edificios bajos y anchos, conectados por cordones con ropa colgada puesta a secar, niños de ojos oscuros y aspecto sucio jugando con inocencia en los escalones gastados y las calles salpicadas de autos en mal estado. A pesar de sus juegos, había un temor en sus ojos que irritó a Will, recordándole su propia infancia. De algún modo, parecía injusto que a menos una hora de Manhattan, en pleno New York, hubiera algo que recordaba a una favela del tercer mundo. Oh, probablemente esas familias tenían agua corriente, cable, comida segura, cosas que habrían parecido un lujo a un Will niño: pero la sensación de inseguridad, de abandono, le era demasiado familiar.
- Considerando que Nat es puro veneno y Matt tiene suficientes issues para que un psiquiatra se retire, cualquier cosa que tuvieran iba a ser una mierda.- dijo Jessica con acidez.- No tengo nada contra un poco de lujuria y una revolcada sin consecuencias de vez en cuando, pero intentar otra cosa siendo quienes somos es una idiotez. Y eso te incluye con tu casita de murder hubbies, Graham.-
- Romanov se ve muy feliz con Barton, si me preguntas a mí.- dijo Will tranquilamente, leyendo los números en los manchados porches de los edificios.- Mira, es ahí.-
- Estamos hablando de Barton, que cree saltar por la ventanas es una forma normal de escapar de situaciones molestas.- dijo Jessica siguiéndolo.- Su devoción a una mujer como ésa va a acabar con él muerto…-
- Por eso prefieres estar sola? Para que devoción a una mujer como tú no acabe con alguien muerto?- dijo Will directamente, mientras abría la puerta del edificio, que tenía la chapa rota, y se colaba dentro. Jessica lo alcanzó, poniendo una mano en su manga, pero en vez de furia había frío humor en sus ojos.
- Pensé que el psiquiatra era el caníbal que te sodomizaba, no tú.-
- La sodomía hace que se te peguen algunas cosas.- Will tampoco se alteró, tranquilamente deteniéndose frente a una puerta. Olía fuertemente a verduras hervidas, y a ropa húmeda. Tocando la puerta con firmeza, pero tomó varias repeticiones que se abriera, y una mujer de aspecto inmigrante, con un niño pequeño en la cadera y ajustada ropa de deporte se asomara, rostro exhausto y exasperado. Adentro, se oían llorar al menos otros dos niños.
- Si vienen por dinero ya se están largando, lo que Bobbo haga con su vida no me interesa…-
- No venimos por dinero y no queremos molestarte. Dinos dónde encontrar al dueño de ese dron y nos vamos…-
- De nuevo Eric andaba tomándole fotos a mujeres en sus casas?!- explotó la mujer, con tal energía que el niño empezó a llorar.- Ese cerdo! Va a acabar preso como su imbécil hermano, mi ex… esos no están bien en el techo, todo lo que piensan todo el día es en follar…- acabó, un deje resentido en su voz.- Ese idiota no vive acá hace meses, pero si te tomo fotos seguro se las fue a vender a Polo Rondizzioni. Ese asqueroso gana mucho poniendo esas cosas en la red…-
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- El tipo es un mafioso vieja escuela, de esos que reciben pagos por “ protección”- dijo Jessica tras un rato en el teléfono.- Podemos ir a sacudirlo, pero no me basto yo sola. Aunque si te hacen algo viene Hulk y se acaban los problemas permanentemente.- acabó con filosofía, pero Will ya estaba marcando el número de Clint Barton.
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La bodega/bar en donde Rondizzioni manejaba sus asuntos no había sido para nada lo que esperaban. Bucky, sombrío detrás de Steve, les echó una mirada de incredulidad mientras Nat y Clint aguardaban como refuerzos en una azotea cercana: en el callejón inmediato, Matt esperaba vigilando la salida trasera. Ayudaba que Steve y Bucky fueran poco reconocibles en hoodies y jeans: la verdad, era notable lo rápido que sin afeitar y vestidos como hobos, los dos se camuflaban en los barrios bajos de New York. Podías sacar al flaite de Brooklyn, pero no a Brooklyn de…
- Jones, confío en tus informes, pero esto no se parece a ningún bar que haya conocido.- dijo Bucky con una ojeada al edificio de estuco blanco, simple e iluminado, bien obvio entre una casa de masajes asiáticos y una tienda de videojuegos. Si parecía algo, era una casa particular, bien mantenida, posiblemente con distintas familias en cada uno de sus tres pisos.
- Disculpando el cliché, un sola forma de averiguarlo.- dijo Will avanzando por la calle y tocando la puerta con simplicidad. Bucky, Steve y Jessica se precipitaron, chocando entre ellos, para protegerlo con sus cuerpos, sacándolo del camino de un posible bala, con tanta ansiedad que Will al fin rió, emparedado entre los tres.- Halagado como estoy, de verdad que dudo poder sobrevivir un menage a quatre con ustedes…-
- Por el amor de Dios, Graham, avisa antes de hacer tonterías.- gruñó Bucky, antes de pinchar a Steve con el dedo.- Que ya tengo suficiente con un loco suicida!-
- Y porqué me pegas a mí, qué tengo que ver yo…?!_
- Qué necesitan…?- dijo un hombre de bastante edad en la puerta. Era obviamente un cuidador, pero por voces al otro lado no estaba solo, y los ruidos eran de hombres, numerosos, y toscos. Una sensación de inquieto disgusto empezó a llenar a Will, pero fue Steve quien habló, como siempre tomando el mando.
- Necesitamos hablar con Mr. Rondizzioni.-
- Eso no se puede hoy, no está recibiendo.- dijo el hombre, e hizo ademán de cerrar la puerta, pero Bucky había metido un pie en el marco y sujetaba en ángulo con la mano de metal.
- Pues va a tener que recibirnos igual.-
- Voy… voy a consultar si…-
Jessica ignoró al balbuceante guardia, y en ese momento, Clint habló en el audífono que Will se había puesto en la oreja, lo suficientemente claro para que los dos supersoldados lo oyeran.
- Oye, yo diría que si está recibiendo. El parlor de masaje del lado no está funcionando, pero todo el subterráneo es estacionamiento y está lleno de reventar de Mercedes y BMVs con los motores aún tibiecitos, esto parece el garaje de Tony…-
- Pero qué carajos…?- empezó Jessica, encontrándose de frente con al menos veinte matones, armados y con diferentes versiones del trajecito yakuza de corbata y anteojos oscuros. La pelea se armó inmediatamente entre maldiciones, los matones claramente tratando de proteger el acceso a un ascensor, pero Jessica era una máquina de pelear, Steve y Bucky estaban acostumbrados a luchar al lado del otro, y Will… Will tuvo el excelente tino de pegarse a una pared y salirse del medio, siguiendo a los Avengers como quien sigue el rastro de una limpiadora de nieve en un camino de montaña. Sus ojos notaban que ese montón de guardaespaldas no tenían tino, ni organización ninguna, y no era difícil deducir que pertenecían a diferentes personas, todos agrupados aquí esperando a sus patrones… que hacían qué entre tanto?
- El ascensor, requiere clave!- gritó Jessica, que había logrado llegar frente a las puertas.
- No te molestes.- dijo Bucky, y tras una mirada a Steve, cada uno aferró una de las puertas de metal de seguridad y las arrancaron como si hubieran sido de cartón. Will se halló boquiabierto, pero entonces Bucky miró arriba, en donde el cableado subía directo hacia arriba, y se asomó colgándose del borde, la mano de Steve agarrando su brazo protectoramente.
- No hay ninguna otra puerta hasta el quinto piso. Les apuesto que tampoco hay escaleras hasta allá seguro. El subterráneo es la entrada desde el parlor del lado, creo.-
- No hay escaleras? Cómo pudieron aprobar este edificio, considerando el riesgo de incendio, cómo la municipalidad…?!-
- Lo que sea que tienen allá arriba, Steve, dudo que se lo hayan mostrado a ningún inspector!- dijo Bucky con aspereza, volviéndose a Will, mientras Jessica noqueaba al último matón con repetidos puñetazos.- Graham, a mi espalda!-
Will le echó una mirada desconfiada al hueco de ascensor, pero obedientemente rodeó el cuello de Bucky con los brazos, preguntándose si no se vería muy gay colgando a la espalda del Winter Soldier como una mochila: luego Bucky saltó al vacío y empezó a trepar por los cables, y Will miró abajo, y procedió a aferrarlo con brazos y piernas como un monito bebé.
- Quieres que…?- sugirió Steve, siempre un caballero, a lo que Jessica, sacándose sangre nasal de algún guardaespaldas de la mejilla, rodó los ojos.
- No necesito que me lleves como una princesita, Rogers!-
- Bucky lleva a Will…-
- Rogers, si aún no te has dado cuenta que Graham * es* una princesita, una de esas de las historias de Perrault bien sangrientas y sexuales, pues no sé qué decirte.- agregó, saltando al cable.- Cuidado que no hechice a Barnes, de paso…-
- Me estoy cansando de repetirle a todo el mundo que Bucky y yo no somos pareja.- suspiró Steve, siguiéndola sin esfuerzo.
- Mencioné yo eso?-
- Quiero decir…-
Una lluvia de balas los interrumpió, unas pocas rebotando en el brazo de metal de Bucky, que había levantado para protegerse. Steve se movió con una fuerza súbita, balanceándolos al usar su peso para mover el cable cual el badajo de una campana, y tras apoyar los pies en el muro se impulsó, rebotó y logró caerle encima a los que disparaban. Bucky gritó al oír el sonido ahogado que tenía que ser un disparo a quemarropa, pero ni él ni Jessica eran tan rápidos, y cuando Will pudo ver por fin ese quinto piso, el lugar parecía el lobby de un hotel extremadamente caro, pero cargado de guardaespaldas noqueados, señales de balas, y un rastro de sangre que les dijo que Steve estaba herido.
Y que había seguido adelante sin ellos, el chalado.
- Qué carajos está pasando aquí?- murmuró Jessica, mientras Bucky se agachaba para recoger las armas de los guardaespaldas, revisar que tuvieran balas aún y alargarles una a cada uno aún mientras avanzaba rápidamente tras el goteo de sangre. Había un rugido en el aire, el sonido de gente hablando, ruido de decenas de personas: el rastro de sangre los llevó a unas puertas dobles que se abrieron de golpe, y entonces vieron una imagen surreal.
Un set de filmación, tres cámaras y equipo de sonido rodeando dos elaborados sets, uno con una cama enorme y un falso ventanal a la ciudad, y otro con lo que parecía un ring de box, pero sin cuerdas y sin altura. En el piso, dos enormes matones sujetaban a Steve de los brazos, que seguía peleando furiosamente: en la cama, una chica desnuda e inconsciente estaba salpicada de un líquido verdoso, y le colgaba la cabeza por el borde del lecho.
Y la sala estaba atiborrada de gente elegantemente vestida, con copas de champaña, aparentemente animando a los matones para que desvistieran a Steve.
Will quiso llevarse las manos a la cabeza, porque debería haberlo sabido. La cara de absoluto disgusto de Jessica le dijo que ella había entendido de inmediato. La cara de desconcierto de Bucky le dijo que no, no en un principio: estaba con la vista fija en lo que había hecho que a Steve lo pudieran subyugar dos matones, y era un orificio en su costado, claramente el tiro que lo hacía sangrar.
- … Y ha tenido la simpatía de traernos unos amigos… francamente, si hubiera sabido que íbamos a tener tanta entretención, habría cobrado un extra.- dijo un hombre calvo, con un traje sencillo y una expresión muy relajada. La gente elegante a su alrededor sonrió y aplaudió, y más hombres grotescamente musculosos y jóvenes con diminutos speedos los rodearon entre sonidos de aprobación, al mismo tiempo que Will veía la luz de la comprensión y el disgusto en los ojos de Bucky.
Will hubiera maldecido. Después de todo, había tenido la mala suerte de quedar junto los dos Avengers que habían sido víctimas de abusos traumantes. Esperando que ninguno de los dos entrara en un ataque fóbico que acabara por asesinar a todos esos no-inocentes espectadores, que según algunos merecían morir, levantó la voz:
- Rondizzoni, no venimos a acabar con tu operación. Sólo queríamos hacerte unas preguntas, nadie viene a amenazar tus snuff movies.-
- Oh, puedes preguntarme lo que quieras. Semejantes preciosuras. Apuesto que la chica fotografía bien, y tú también…- dijo Rondizzoni con una lamida de labios, y una sonrisa más ancha.- Pregúntame todo lo que quieras, pero pregúntamelo desnudo.- agregó, haciendo que el público vivara y aplaudiera. La forma en que Bucky inhaló le dijo claramente que tenía más de alguna memoria semejante de su cautiverio: Jessica, que ya tenía la piel muy blanca, estaba color papel, la vista fija en la chica en la cama, que ahora comprendía estaba muerta y salpicada abundantemente con ácido.
No había un Blender Boy. Habían varios.
Y los filmaban. Con público.
Will supo que tenían que ganar tiempo: Clint, Natasha y Matt tenían que estarlos escuchando. Seguramente venían en camino. Pero nunca podrían detener a toda esa gente sin ayuda: nunca podrían ellos cuatro contra las docenas y docenas de matones. Y como fueran, los tenían encañonados: dudaba que un supersoldado sobreviviera a un tiro en la cabeza, pero él definitivamente no.
Debería haber sabido que meterse en líos con gente semi invulnerable y tan cabezona iba a ser un problema.
Tenía que ganar tiempo, y tras afectando pensar unos momentos, llevó las manos a su cintura y se desabrochó el cinturón, dejando caer sus flojos jeans al suelo con un gesto disciplente. Cuando la cara marcada de acné de Rondizzoni se desplegó en una sonrisa sorprendida y el público hizo ruiditos de sorpresa, Will se quitó la camiseta y el hoodie que llevaba con descuido, echándolo a un lado.- Satisfecho?-
- Eres una verdadera lindura, pegarte sería una pena…- dijo el proxeneta con una larga mirada evaluativa.- Los demás, por favor…-
Bucky hizo un sonido de amenaza que parecía el gruñido de un perro, pero Jessica, tras echarle una ojeada de Will, se encogió de hombros y con el mismo cinismo se quitó todo del cuerpo, su hermosa figura pálida y atlética a las luces del estudio. No parecía mayormente impresionada, y su serenidad pareció contagiar a Bucky, aunque era obvia su reluctancia al desvestirse.
- Satisfecho, viejo?- dijo Jessica con aspereza, manos en la cintura. Aún con manchas rojas de disgusto en las mejillas, tenía un aspecto espléndido, luminoso. Bucky claramente sufría la situación e hizo otro sonido al ver que desvestían a Steve a la fuerza, pero Steve parecía tan blasé como Jessica.- Okay, estás viendo mis tetas, seguramente las número cinco mil que has visto, ahora nos respondes unas preguntas?-
- Oh, su belleza supera a la mayoría que he visto, curiosa señorita… pero les ruego que suban al escenario para que el público pueda deleitarse con tanta perfección…- dijo el mafioso, acariciándose el mentón de un modo sugestivo. Will no se quejó, bajando tan lento como pudo para ganar tiempo, pero Bucky corrió para apartar a los tipos que sujetaban a Steve en un display de furia tan obvio que le ganó un par de puñetazos.
- Cuánta amistad… - dijo Rondizzoni sonriendo mientras más focos se encendían, cegándolos, y al mismo tiempo las cámaras empezaban a filmar, el público comentando en sus cuerpos con el descuido con el que se comenta el de animales en exposición.- Cuál es tu pregunta, Rizos?-
- Necesito encontrar a Eric Donnan.- dijo Will, una mano sobre los ojos para poder ver la expresión de Rondizzoni aún con los focos en la cara. El calvo asintió.
- Dije que podías hacer tu pregunta, no que te la respondería!- rió, mientras su público gritaba y celebraba la burla, unos pocos alegando que no era justo.- Haz un puchero por mí, lindo…-
- Qué tengo que hacer para que me respondas?- dijo Will sin alterarse.
- Fóllense a esa chica entre los tres.- sugirió el calvo, a lo que el público se enardeció, pateando y gritando. Jessica había empalidecido, pero no dijo nada.
- No seas exagerado, no te voy a dar el total por una sola respuesta.- dijo Will con la misma voz calmada.- Ándate con más calma, si haces el money shot en cinco minutos tus pornos deben ser pésimas.-
El público ladró de risa y aplaudió el desparpajo de Will, pero Rondizzoni, que claramente se sentía humillado por la calma de Will, esbozó una falsa sonrisa para disimularlo. La verdad, le estaban quitando el poder de un modo muy desagradable, ese hombre huesudo pero aún bello entre los dos adonis y la mujer que parecía un ukiyoe.
- Chúpasela al rubio.- ordenó el Mafioso: la dureza irritada en su voz decía que claramente no iba a aceptar otro no. Will se encogió de hombros: la idea de felar a Steve no le era especialmente desagradable, aunque nunca hubiera considerado tocar sexualmente a un hombre que no fuera Hannibal. Se arrodilló sin queja ante Steve, que se tambaleaba algo por su herida, y le dirigió una sonrisa que quería ser tranquilizadora, susurrándole:
- Seguro la ayuda está por llegar, sólo trata de aguantar lo que puedas.- dijo mirándolo a los ojos, pero Steve se veía horrorizado al verlo de rodillas, listo para felarlo. Lo tomó en la mano, y la verdad Steve tenía el pene más enorme que hubiera visto: si bien no tan largo como Hannibal, era notablemente grueso. Era un miembro joven y limpio y la situación no le inquietaba más que el peligro que corrían, pero entonces una mano que era literalmente de acero lo agarró del brazo y lo sacó del medio, su puesto siendo ocupado por un Bucky Barnes que se veía más sombrío de lo que nunca había sido el Winter Soldier.
- Bucky!- exclamó Steve, su espanto transformado en desconcierto y luego en un desesperado gemido cuando la mano de metal lo aferró, guiándolo sin contemplaciones.- Bucky, no qué estás…?-
- Nadie te toca si no soy yo, chert vozmi.- gruñó en ruso, y Steve emitió un ruidoso jadeo y casi perdió el equilibrio cuando Bucky lo tomó hasta la raíz en un solo empuje, llenándose la garganta con voracidad mientras sus manos sujetaban las caderas de Steve, ayudándolo a mantenerlo de pie. Había algo hipnotizante, hermoso en el modo en que el Capitán América era incapaz de contener su placer, de controlar los violentos gemidos que se le escapaban a cada dedicada succión: sus manos se enterraron en la melena de Bucky, y allí de pie a plena luz y ante todo el mundo tiraron de su pelo, moviendo su cabeza sin poder evitarlo hasta que estuvo con obvia desesperación follando esa boca hambrienta, el rostro transido de placer.
- Si todo el mundo lo sabía…- musitó Jessica, aún con sangre fría como para poder bromear en medio de ese horror.- Muy bien, Rondizzoni, ahora, dónde está el desgraciado?-
- Que se corra! – gritó el público enfebrecido, viendo a Steve arqueándose, pero Rondizzoni meneó la cabeza antes de alargar una mano.
- Eric está con el ganado hoy, pero solo te dare su dirección una vez que… le meta el puño entero en el culo!- gritó alegremente, su mano apuntándoles, el público chillando de excitación, Bucky deteniendo su succión en un momento de pánico, y Steve corriéndose y ahogándolo en semen en ese mismo segundo. El público rugió ante su orgasmo con tanto fervor que tomó un momento que se dieron cuenta que Rondizzoni chillaba.
Tenía la mano atravesada de la raíz del pulgar a la del meñique con una enorme flecha. Entonces alguien cortó la luz, y los chillidos de deleite se volvieron de terror.
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