...that gossamer thread

Jessica Jones (TV)
M/M
G
...that gossamer thread
author
author
Summary
La locura y el genio van de la mano, pero nunca tan cerca como en la sangre de Bruce Banner y Will Graham. Una conexión inesperada los encontrará uniendo fuerzas y sus mundos colisionando mientras un asesino en serie deja un rastro de sangre en los rascacielos de Nueva York...
All Chapters Forward

The Example of Some Murder Husbands

- No tengo idea cómo Nat tiene dudas sobre ir a agarrar a Lecter.- dijo Bruce irritablemente mientras cambiaba con manos rápidas unos viales en una gradilla.

 

Tony había sospechado que tras la conversación, Bruce Banner iba a estar demasiado molesto para el zen y demasiado tenso para irse a la cama, así que sin tener que preguntarle a JARVIS había tomado el ascensor y había bajado al piso 75 de la Torre, en donde estaban los laboratorios de física y biología. Llevaban varios días trabajando en un exhaustivo proyecto que aplicaba fermiones a la aceleración centrípeta del traje y otro que analizaba posibilidades para elevar el rango de altitud del quinjet, pero supuso correctamente que Bruce no estaba de humor para elaborados cálculos. Y como no era Steve Rogers, que cuando estaba molesto iba a pegarle a bolsas de arena hasta que la Torre retemblaba, se dirigió a la sección de farmacéutica del laboratorio de biología, en donde Bruce molía con saña puñados de pastillas y destilaba otras mezclas en un purificador hirviente, para preparar las soluciones que le permitían sedar a un supersoldado o poner a dormir a Hulk.

Cruzado de brazos en una silla giratoria, Tony se mordió el labio un momento antes de entrecerrar los ojos.- No creo que sea agarrar a Lecter y hacerlo estofado lo que alteró a Nat, Brucey. Pero no te fuerces en entenderla, para eso está el pajarito, tú y yo nos ocupamos de cosas más simples como astrofísica y cuántica.-

- Necesito saber que salvaremos a Will. Necesito… que regrese. Necesito saber que está a salvo.- dijo Bruce con intensidad en la voz, puntuando cada una de sus palabras con un golpe del mortero.

- Lo vas a quebrar y echarle la culpa a Verdecito?-

- A Lecter?-

- Al mortero!-

Bruce soltó la barra de acero, para mirarse la mano: tenía los nudillos verdosos. Retrocediendo, respiró hondo, pasándose las manos por el pelo desordenado, los rizos erizados.- No puedo creer que nos hayamos tardado más de dos meses en ir a buscarlo… lo que le habrá hecho ese monstruo…-

- Lamento mencionártelo, pero no se veía precisamente angustiado ni malnutrido en las fotos.-

- Te recuerdo que ya hemos tratado antes con control mental y abuso, o quieres un seminario con Clint, Nat, Jessica y Bucky?-

- No se ve como un síndrome de Estocolmo, Brucey. Quizá tenga que ver con lo de su empatía mágica, pero…- Tony se interrumpió cuando Bruce dio media vuelta, tirando su delantal al respaldo de la silla, y apagó el destilador, antes de cubrirse los ojos, los lentes colgando entre índice y pulgar.- Bruce, vamos a traerlo de vuelta…-

- Y si lo que le ha hecho es irreparable? Y si está loco?- dijo Bruce con voz temblorosa. Sus peores temores, en voz alta, sonaban plañideros como los de un niño que ruega que le digan que el hombre del saco no es real. Y como un niño lo trató Tony, tomándolo de los hombros para sentarlo en una de las sillas y dando un paso hasta quedar entre sus pies, abrazando la cabeza rizada contra su cintura.

- Ya deberías saber mirando a tu alrededor que para nosotros no hay nada irreparable. No creo que Lecter le haya hecho más a Will en dos meses que HYDRA a Barnes en 70 años. Tenme un poco de fe, Brucey.-

Bruce meneó la cabeza y se secó los ojos, apartándose un poco, pero Tony mantuvo las manos en sus hombros.- Tienes razón, me estoy portando como un idiota, esto necesita cabezas frías y efectivas, soy un…-

- Estás así porque lo amas?-

El color que inundó las mejillas de Bruce fue súbito, denso, y se puso de pie tan rápido que casi derribó a Tony, alargando la mano y tanteando la mesa a ciegas antes de encontrarse que tenía los lentes en la otra mano y calárselos torpemente como un escudo, su voz tartamudeando.

- No sé, o sea tú sabes que somos medios hermanos, es lógico que me preocupe de mi hermano, no, no es como si hubiéramos crecido juntos él y yo, ni siquiera lo conozco tanto, en realidad es mucho más el tipo de Clint con todos esos perros y la casa en el bosque, pero quiero saber que está bien, es…-

- Brucey.- dijo Tony en voz baja.- Lloras por él a veces, cuando duermes.-
Bruce se interrumpió de golpe, el color expandiéndose por su cuello. Tony tuvo la decencia de sentarse y esperar que el sonrojo se calmara, y se aflojó la chaqueta, mirando su Starkphone hasta que Bruce hubo limpiado el mesón mecánicamente y se calmó lo suficiente para hablar. Sí, lo conocía la suficiente.

- Tony…- dijo al fin con un suspiro, a lo que Tony guardó el juego de ajedrez en 3D y se metió el Starkphone al bolsillo.

- Sí?-

- No habías mencionado eso.-

- Como ya deberías saber, el celoso en esta relación no soy yo.-

- Tony, no…- Bruce cerró los ojos en exasperación.- No sé qué decir.-

- Lo único que me importa.- dijo Tony, poniéndose de pie para ponerle una mano en el pecho.- Es si te sientes igual respecto a mí. Si quieres que seamos sólo amigos, aunque por supuesto yo no voy a dejar de babearte, seamos claros, lo hacemos y todo el mundo tan contento. Si cuando vuelva Will y esté sano decides irte a vivir con él y una tonelada de perros a la punta de un cerro a Canadá, te iré a molestar tan seguido como pueda y les financio su incestuosa casita. Pero todo lo que quiero saber, todo lo que necesito saber, es…-

Tony no pudo acabar, porque Bruce lo agarró de las solapas y lo besó como si se estuviera ahogando y él fuera aire. El tiempo en la Torre y las incontables atenciones del equipo habían dado solidez a su previamente enjuta forma, pero la fuerza de Hulk seguía dormida en su cuerpo, estólido o no, y tomando bruscamente a Tony de la cintura se giró y lo sentó en el mesón, acomodándose apretadamente entre sus muslos para seguir besándolo, continuando con su garganta y la fuerte inserción del esternocleidomastoideo en su mandíbula. Tony hizo un expresivo sonido de placer y lo rodeó con brazos y piernas, pero luego hundió los dedos en sus rizos y susurró en su oído.

- No tienes que probarme nada, no tienes que decidir nada ahora… pero lo que quieras me gusta, Bruce. Con lo que quieras, estoy bien…-

- No seas tan generoso.- gruñó Bruce, los labios deteniéndose en su hombro.- No lo merezco. Nadie lo merece. Menos que nadie, todos los que se han aprovechado de ti…-

- Ssh. Tú no eres como ellos.- dijo Tony, y luego se echó atrás en los codos en el mesón, moviendo un pie de modo expectante.- Qué pena no? Conmigo todo aprovechable y todo eso…-

Bruce emitió una risa ahogada, meneando la cabeza, aunque sus ojos estaban completamente conmovidos, y moviéndose, depositó un beso en su pecho, en su vientre, e inspiró un momento, antes de que su mano fuera a cubrir el cierre en los jeans grises de Tony.

- Hey.- agregó Tony, en los codos aún, pero sus ojos se habían oscurecido.- No tienes que hacer nada, Brucey. Vamos por té, podemos analizar la geografía del lugar hasta que te sepas cada roca, nos comemos unas hamburguesas o curry o…- Tony golpeó el mesón con la nuca y cerró los ojos antes de mirar el techo con un jadeo, porque Bruce había abierto sus jeans, lo había tomado en su mano y lo había guiado a su boca sin una pausa.-… o también puedes hacer eso. Si quieres. O sea, yo no tengo… ciertamente… ningún… ah… problema… por el amor de Steve Jobs, cómo has tenido esa lengua todo este tiempo ocupada en… té… y conversar… cuando… ah… está claro que tiene talento… ah… cómo no la dejas… ah… ejercer… ah, ah,… su vocación…-

Bruce le dirigió una mirada feral, y con un deje de travesura que Tony no recordaba haberle visto, antes de seguir en lo suyo sin detenerse ni un momento. El talento de su boca le recordó a Tony el modo cuidadoso y exigente en el que Bruce se movía en la cocina, o en el laboratorio, usando las cosas con familiaridad y destreza, nunca dejando caer nada, nunca desatendiendo ningún detalle. Tony sabía que él era capaz de concentrarse en una sola cosa por días enteros si hacía falta: Bruce, en cambio, podía atender a una conversación, resolver un puzzle, preparar café y rearmar un estabilizador hídrico al mismo tiempo. Esa misma habilidad la sentía ahora en una mano masajeando sus testículos, otra acariciando su bajo vientre en impulsos firmes y circulares, mientras esa lengua presionaba sus puntos sensibles al mismo tiempo que la succión… Dios santo, la succión…

Tony no se esforzó en controlarse, ni se resistió al placer de ninguna forma: hizo un sonido de aviso, porque ya no podía hablar, pero se corrió arqueándose como un pez fuera del agua, su mano yendo a sujetar la mano de Bruce en su vientre y entrelazarse mientras se vaciaba con un gemido, la increíble seguridad que sentía en la compañía de Bruce mezclándose con uno de los orgasmos más intensos que hubiera tenido. Bruce lo soltó tras unos momentos, enderezándose para abrazarlo, finalmente alzando a su completamente lacio amante y llevándolo al sofá del laboratorio, en donde se sentó con él en las piernas.

- Te amo, Tony Stark- susurró Bruce en su pelo, besando su sien, sus ojos cerrados.- Te quiero tanto que me da miedo. Y quiero a Will de un modo diferente, pero nunca te dejaré… sólo quiero que esté a salvo…-

- Lo que quieras. Todo lo que quieras…- musitó Tony, aún jadeante.- Que no me dejes… es todo lo que puedo querer yo…-
Bruce hundió el rostro en su cuello, y los dos se mecieron abrazados largo, largo rato, hasta que fueron capaces de levantarse y despacio, abandonar el laboratorio, apagando las
luces, sus figuras creando largas sombras unidas en el piso acerado.

 

***********

 

- Has sacado toda la artillería, eh?- dijo Nat con expresión curiosa cuando un aroma dulce la llevó a la propia cocina de su apartamento, en donde un samovar canturreaba junto a unas cajas de té, y Clint, inclinado, le dirigía una sonrisa por sobre el hombro mientras sacaba del horno unos panecillos de huevo calientes y los lanzaba por sobre el hombro a la cesta en la mesa, sin fallar nunca la puntería aunque estaban quemantes.

- Cuando entré tu mente andaba por Siberia al menos. Y debes estar igual de helada que si hubieras ido caminando a la tundra con todo ese rato sentada en el balcón al frío.- reprochó Clint con ligereza, sacando mermelada de un mueble y la mantequilla del refrigerador. Conocía el apartamento a la perfección: Nat solía preguntarle a Clint cuando no encontraba algo. Con la misma familiaridad, sirvió té para ambos, cargado y dulce, agregó una cereza seca al de ella para perfumarlo y le alargó los panecillos y un cuchillo.

Natasha esbozó una sonrisa, pero había perdido todo humor. Los dos se instalaron en la misma isla de la cocina, en unas banquetas altas de metal, pero mientras Clint enmantequillaba su pan y le daba un mordisco, Nat dejó el suyo a un lado.

- Okay, ahora sí me preocupo. Nunca te he visto resistirte a mi pancito.- protestó Clint.

- No tienes que venir a sobarme el lomo cuando me altero. No voy a hacer nada sin avisar, no voy a tener un brote psicótico ni iré a clavarle cuchillos a todo el mundo. No tienes que seguir vigilándome, Clint. Durante el primer año en SHIELD entiendo que…-

- Hey, hey, hey.- Clint le apuntó con la cuchara de la mermelada.- No vengo porque piense que te va a dar un ataque de cuchillez. Vengo porque todo el mundo y su gato se ha dado cuenta de que algo te preocupa, y para que dejes que se te note así en verdad debe estar atormentándote. Soy tu amigo y quiero saber. Me doy cuenta de que se relaciona con Lecter, y sé que el que Will reaccionase así a ti y a Barnes lo recibiera con los brazos abiertos te hirió bastante…-

- Ni me recuerdes eso.- dijo ella sombríamente.

- … pero no entiendo exactamente qué te pasa. Quiero ayudar, Nat. Porqué no me dejas?- dijo con sinceridad. Cuando ella lo miró un momento, y luego bajó la vista a su té, tan cargado que no se veía la cereza en el fondo de la taza, Clint continuó.- Es sobre Matt?-

- En parte.- dijo ella en voz baja. Hubo un momento en que levantó la taza, bebió, y pareció prepararse para decir algo: pero un momento luego calló, y tomando la taza y un pan se fue a la elegante salita rojo italiano y dorado que Tony había hecho decorar para ella.

 

Clint siempre sentía que echar migas en esos sillones de terciopelo era una atrocidad.

 

- Como son sólo tonterías mías y nada va a cambiar en absoluto, no tiene sentido hablarlo. Es ocioso. Me disculpo por haberte preocupado con mis dramatismos. Ahora, si traes ese laptop, empezaremos a diseñar la misión.- dijo ella. Se había enderezado, y su voz era dura y eficiente: pero cuando tendió la mano no hubo ninguna laptop, y vio a Clint, acunando su taza en las manos, apoyado en el umbral, mirándola fijamente con sus ojos amarillentos de gato.

- Estaba hablando con mi Nat. Por favor, déjame seguir hablando con ella.-

Nat inspiró, y hubo una chispa de exasperación en su voz.

- Acepta un maldito no por respuesta alguna vez en tu vida, Barton.-

- Me dijiste no y me clavaste los tacos en la cara cuando traté de rescatarte esa vez en Moldavia. Al menos esta vez no estás usando stilettos.- dijo Clint sin cambiar su expresión, sentándose enfrente.- Nat, se va a ver muy mal que vaya a patear a un cieguito convaleciente, pero no me estás dejando opción.-

- No es nada que Matt haya hecho, no seas ridículo!-

- Entonces habla. Por favor. Te dejaré en paz si me explicas, lo prometo, pero este, aquí, yo, soy yo frikeado. Muy frikeado. No te veía tan afectada desde que regresó Bucks, y ese despelote fue tan épico que aún sueño con esos helicarriers a veces.-

Hubo una larga pausa, el silencio de Nat haciéndose casi intolerable. Finalmente, Clint se levantó, recogió las tazas vacías, y fue a la cocina a lavarlas. Había tristeza en el ángulo de sus hombros, aún sin decir nada: Clint era estoico, de un modo inexpresivo a veces: pero Nat lo conocía, lo conocía tanto, y no pudo contenerse. Yendo al mismo umbral, las manos tan apretadas que se clavaba las uñas en la carne, habló con su exquisita dicción, la voz clara.

- Will Graham.-

- También caíste por sus encantos? Es un Banner, si son terribles, pero prefiero al hermano mayor…-

- Matt quería ser mi Will Graham.- interrumpió Nat, y su voz era un suspiro ahora.- Pero eres tú.- acabó.

Clint se volvió, y cuando cerró el agua, con un gesto lento y deliberado, su rostro no traslucía nada. Los dos se miraron con rostros idénticamente inexpresivos, a través de todo el espacio de la cocina. Fuera, a pesar de la altura del penthouse, podían oírse los ruidos de New York.

 

Los dos sabían los mismos hechos: Hannibal Lecter, el asesino, tenía un solo punto débil que lo demostraba humano. Había puesto en juego su libertad, su vida, su fortuna, incontables veces por Will Graham. Por él había matado y había dejado de matar: había regresado una y otra vez a su lado a pesar de rechazos, trampas y desaires: había demostrado su obsesión insana, brutal, enferma, al mismo tiempo que demostraba la increíble traílla que Will era capaz de tironear a su antojo. Y ahora, aparentemente había demostrado que tras destruir manzanas de New York y asesinado a una docena de personas, podía renunciar a todo para irse a una casita lejos del mundo con el objeto de su amor, y hacerlo feliz.

 

Era lo que Matt había querido, con ella: su negativa a dárselo había sido el fin de su relación. Pero, ahora…

 

- No me hagas caso. Ha sido el pensar que si hasta Lecter es capaz de ganarse el amor de alguien como Will, incluso si él consigue un final feliz, quizá yo… pero después de todo Graham soporta acostarse con él y a mí no soporta ni mirarme, es…-

- Nat.- dijo Clint en voz muy baja.- Graham no es un vidente. Es un émpata.-

- Sí?- dijo ella mirándolo rodear la isla de la cocina y arrojar el paño de cocina sin mirar en su gancho.

- El motivo por el que no soporta mirarte es por todo el dolor que cargas, amor mío.- dijo él en un susurro.- Y me he hartado de ver que lo cargues sola.- acabó, su mano yendo a su mejilla. Nat oprimió la cara contra su palma, inhalando el aroma del pan aún en su mano, y cerró los ojos, sin resistirse cuando Clint la atrajo contra su pecho y la rodeó con brazos apretados, temblorosos, sus ojos abiertos húmedos.

- Pensé que ya no me querías.- susurró.- Cuando terminamos, dijiste…-

- Quería que fueras feliz, con alguien normal.-

- Hubiera preferido que me clavaras un cuchillo.-

- Lecter hizo eso, creo.-

- Nat, si me quieres todavía…-

- Quererte no es la palabra.- dijo Nat, la cara aún oculta contra su pecho, mientras Clint acariciaba con dedos entorpecidos las ondas rojo vino contra su pecho.- No es voluntario… no es algo de tarjetas y corazones de chocolate. No soy diferente a Lecter, Clint. Ver cómo ha sufrido Will, me hizo…-

- No eres como él.- aseveró Clint, pero ella se apartó, y había odio en sus ojos.

- Crees eso? Y sabes porqué crees eso? Porque nunca me has traicionado. Nunca has jugado conmigo, o te has burlado, o has tomado mi amor y lo has arrojado a la basura como Will ha hecho con Lecter. Nunca me has negado… mi alimento. El pan, que eres para mí. Pero si dejas a alguien sin comida suficiente tiempo, ya no es apetito lo que siente. Es hambre. Con más tiempo es locura, demencia asesina. Y soy capaz de eso. Soy capaz de todo por ti, soy capaz de cazarte como un animal, torturarte, violarte, matar a todo el que se te acerque… te arrastraría al último rincón del mundo peleando y gritando si fuera necesario hasta que entendieras que eres mío, y ver a Lecter me abrió los ojos… a lo que te he hecho todos estos años… y a lo que aún soy capaz de hacerte.- acabó, la voz temblorosa de emoción. Cuando sus ojos encontraron los de Clint, estaban desnudos: desnuda como jamás había estado ni siquiera prostituyéndose, más desnuda que si se hubiera quitado la piel, sangrante y palpitante, ante él. Y Clint sólo esbozó la más lenta de las sonrisas.

- Cázame y mátame todo lo quieras, si eso te hace feliz.-

- Imbécil… inconsciente, solozny…-

- Nat.- dijo él, y sus manos fueron a su cuello, atrayéndola a sí inexorablemente.- Me mataste hace una década, cuando me miraste por primera vez temblando y desangrándote en esa tina en Vilna. He sido tuyo desde ese día, me reclames o no, me quieras o no, vivamos aquí, con SHIELD, o en el ártico. Eres mi único final feliz. Y mi comienzo. Y mi mientras…- musitó, la sonrisa expandiéndose, pero no pudo seguir, porque Nat devoró su boca mientras manos como garras tironeaban su ropa febrilmente. Clint trató de ayudarla, pero fue arrastrado como un muñeco y arrojado de espaldas a la gruesa alfombra, en donde Nat se montó en su cadera y procedió a arrancarse sweater, camiseta y sostén de un tirón y volver a por su boca mientras le rasgaba la camiseta.

- Mío.- musitó ella, en inglés primero, y luego en ruso, en polaco, y en francés, antes de clavarle dientes en el cuello, moviéndose sobre él con un deseo febril que le pareció a Clint que se comunicaba al contacto, como un veneno en las venas.- Mío!- repitió, sus manos frenéticas sujetando sus antebrazos como soporte mientras seguía moviéndose hasta que Clint se arqueó con un gemido: con la tortura de un cierre de metal entre ambos, Nat frotaba su clítoris contra su miembro endurecido, el hueso de su pelvis presionando con abandono, mezclando el placer con el dolor en oleadas que lo hicieron retorcerse y gemir, sus manos ocupadas sin soltarle el cuello para poder seguir besándola como si fuera a morir si la soltaba. Nat no se resistía a sus manos posesivas en su nuca, y con la frente contra la suya jadeó un rápido orgasmo en su boca, sus muslos apretándolo: y Clint surgió entonces, volteándolos para acomodarla, tibia y aún contrayéndose bajo él en la alfombra, besando el valle entre sus pechos mientras Nat jadeaba con los ojos muy abiertos.

- He querido destripar a cada mujer que se te ha acercado en estos años.- musitó ella entre jadeos.

- Mm.- dijo él, rostro en sus pechos, su lengua tomando su pezón con deleite.

- Te espiaba. Todo el tiempo. Le puse un trazador a tu casaca y otro a tu moto…-

- Sí, el de la casaca se murió cuando me equivoqué y la eché al lavado. Tuve que robarte otro para instalarlo sin que te dieras cuenta.- dijo Clint tranquilamente, yendo al otro seno.

- Sabías?-

- No tengo nada que ocultarte, Nat.-

- Estaba… violando tu privacidad…-

- Puedes violar todo eso y mi recto también si te da tranquilidad. Después de Loki, ciertamente no me molesta que sepas dónde estoy.- dijo él, bajando para besar su vientre.- Pensé…-

- Qué?-

- Que era por lo de Loki que me vigilabas. Y que por eso… me habías dejado.-

Nat enderezó la cabeza para mirarlo de hito en hito como una cobra y por su expresión, Clint supuso que le habría dado un palmetazo aún ahí, semidesnudos con él entre sus piernas, de no haber tenido las manos entrelazadas con las suyas.- Qué has dicho?!- exclamó en ruso.

- Loki me hizo…-

- Mataste sin dominio de ti mismo por cinco días. Yo maté con dominio de mí misma por cincuenta años. De qué absoluta mierda que estás hablando?-

- Tú eras una niña adoctrinada. Yo, yo debí…-

Nat lo calló con un beso apasionado, su boca voraz hasta que él le devolvió los besos, las letales piernas de ella rodeándolo, atrayéndolo.

- No tiene nada que ver con eso. Y aunque hubieras matado a consciencia, habría lamido la sangre de tus dedos de rodillas si hubieras querido.- susurró ella.- Habría matado contigo, por ti… habría sido tu arma, tu perro de ataque, tu prostituta…-

- No eres nada de eso. Eres… mi tesoro.- susurró él, besándola más, sus manos acabando de quitar las últimas barreras de tela entre los dos.- Después de tanto hablarte sobre la moral y defender a los inocentes… no tenía cara para mirarte…!-

- Nunca te amé más que en ese minuto en que te sacudiste solo el control de Loki y cargaste con esas muertes. Vi el horror en tus ojos… y por una vez, pude ayudarte. Todo lo que me pasó, tenía sentido, porque podía usarlo para ayudarte a ti… sólo por esos momentos, valió la pena, todo…- murmuró ella. Clint la miró como si no pudiera creerlo, los ojos abiertos y vulnerables: y de repente, enderezándose, la levantó del suelo, la alzó en brazos y la llevó al dormitorio en dos pasos, abriendo la colcha y depositándola allí como si fuera frágil y quebradiza.

- No merezco que me ames así.- murmuró, tendiéndose a su lado, pero Nat se le aferró inmediatamente, yendo a acariciarle la sien.

- No, pero no puedo evitarlo, así que tendrás que cargar con este monstruo.- dijo ella en voz baja, y su mano fue a su sexo, haciéndolo estremecerse. Clint trató de hablar, pero Nat lo volteó de costado y con su destreza habitual lo abrazó por detrás, sin que su mano abandonara esa fricción experta mientras lamía su oído.- Tienes idea cuánto te he ansiado? Antes de ti, el sexo no era más que un ejercicio. Una técnica. Traté de dártela, como recompensa, cuando me trajiste a SHIELD, porque no se me ocurría a qué más atribuir tu generosidad conmigo… y te negaste y me hiciste vestirme, salir de tu cama y me llevaste a atiborrarme de hamburguesas. No podía entenderlo. Pensé que eras gay, y luego, que quizá eras asexual, porque no te veía salir con nadie…-

- Na..Nat….- gimió él, manos empuñadas en la colcha, dócil a pesar de que la experticia de la mano de ella en su pene era implacable, y al mismo tiempo, su otra mano empezaba a acariciar su perineo en movimientos lentos y circulares.

-… te espiaba. Logré darme cuenta de que te masturbabas en la ducha tras cada misión, y te espiaba… quería saber qué te gustaba, alguna pista para conseguírtelo si no era yo, pero… verte hacerlo, me hizo por primera vez querer hacerlo con alguien sólo porque sí, sin motivos ulteriores…-

- Nat, Dios…- Clint echó la cabeza atrás en su hombro, y ella lamió una larga y erótica línea de su oído a su manzana de Adán, deteniéndose allí un momento.

- Te excita saber que me tocaba espiándote en la ducha? Que te deseaba tanto, que tenía que bañarme yo por temor a que olieras mi deseo? Estaba a punto de atacarte cuando empezaste a salir con Bobbi… por Dios, fantaseaba con matarla de puros celos!-

- Eres… una excelente… actriz…- Clint había apretado los dientes, pero se le escapó un gemido cuando los dedos de ella entraron en su recto, finos pero implacables, abriéndose como tijeras.- Pensaba que no… te importaba nada…-

- Soy, como decía Bobbi, una loca asesina enferma, y te amo como una loca asesina enferma.- dijo ella con súbita frialdad, y sus dedos se enterraron en su próstata, haciendo que Clint se retorciera de placer.- Cuando al fin la dejaste, tenía que tenerte. Como fuera. Estaba a días de forzarte cuando me besaste en esa fiesta de Navidad, y hubiera llorado de alivio.- murmuró, tironeándolo para voltearlo de regreso sobre ella, sus dedos dentro de él aún mientras guiaba su sexo enhiesto y arqueado a su interior.- Y cuando por fin te tuve dentro…- agregó, Clint hundiéndose en su carne con un sonido de alivio extremo, tembloroso, cubriéndola por completo con su cuerpo, ella aferrándolo como una araña a su presa.

No pudo decir más: sus dedos tamborileaban un ritmo enajenante en la próstata de él, y Clint se revolvió como un tigre enloquecido, su cuerpo abandonando toda gentileza para soltarse en un ritmo desesperado encima suyo. Cada ansioso empuje inundaba el rostro de ella de más triunfo, oscuro triunfo y lubricidad, y cuando al fin su orgasmo hizo que su vagina se contrajera como una mano masajeando el sexo de Clint, él hundió la cara en sus pechos y gritó cuando la ola de éxtasis le pasó por encima, su cuerpo deshaciéndose sobre ella hasta quedar lacio y abandonado.

Ella, los ojos cerrados, sólo lo apretó más fuerte.

Fue un largo rato antes de que él levantara la cabeza, una paz inmensa en sus ojos, sus fuertes brazos sirviéndole de apoyo mientras con cuidado apartaba el pelo de ella para apoyar los codos y poder mirarla a los ojos, imposibilitado de moverse más por el modo en que ella seguía aferrándolo como unas ataduras.

- Estabas diciendo algo… cuando te interrumpí…- dijo dulcemente, y cuando le besó la nariz ella abrió los ojos, y tocó su cara con dedos leves como alas de mariposa.

- Sí?- musitó ella, su rostro maravillosamente libre de expresión, no como la contenida máscara de acero que usaba ante la emoción, ni como la miríada de personalidades que podía ponerse como maquillaje y quitarse así de fácil, sino que un rostro desnudo, joven y delicado. Clint asintió, muy serio, tan cómodo como si estuvieran charlando en un bar con una cerveza, en vez de que parte de él aún estuviera dentro de ella, y brazos y piernas de Nat no lo rodeasen como una prensa de acero.

- Sí. Perdón por distraerte con mi mágico pene. Decías?-

Nat lo miró de hito en hito y soltó la carcajada, al fin echándolo a un lado y soltando su presa, recogiendo la colcha para cubrirlos a ambos, acomodándose contra su costado hasta que Clint pudo acurrucarse como más les gustaba, con ella abrazándolo desde atrás como una mantarraya.

- Estás pescando por elogios, Barton?-

- La reina de todas las femmes fatales me ha arrastrado a su cama para comerme vivo. Todo un shot para la autoestima.- dijo él estirándose con satisfacción.

- Te lo diré en otra ocasión. Ya se te ha puesto el ego suficientemente grande hoy.- dijo ella, dándole un mordisco entre el pelo, a lo que él protestó con un “ ouch! Nat! Lo de comerme era metafórico!”

 

**********************************

Forward
Sign in to leave a review.