...that gossamer thread

Jessica Jones (TV)
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Summary
La locura y el genio van de la mano, pero nunca tan cerca como en la sangre de Bruce Banner y Will Graham. Una conexión inesperada los encontrará uniendo fuerzas y sus mundos colisionando mientras un asesino en serie deja un rastro de sangre en los rascacielos de Nueva York...
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conjoined II

- Vamos… a dejar algún momento para comentar mis acciones de la última noche, mi querido Will?- dijo Hannibal con una poco característica voz dubitativa al rato, mientras Will armaba un sándwich en un bollo de casero que incluía panceta, tomate, huevos y un medallón de carne, y procedía a tratar de metérselo entero en la boca.- Que decidas permanecer me llena de alegría, pero…-

- Iroquais, eh? Hay buena pesca por estos lados.- Interrumpió Will, tragando como una boa.

- Es un lugar muy tranquilo, con gente que no hace muchas preguntas. Vine una sola vez, hace mucho tiempo, pero no lo había olvidado.-

- Vi esta casa en mis sueños. Es algo tuyo?- dijo Will, tomando otro pan y llenándolo de mantequilla. Hannibal acabó su té antes de responder.

- Está hecha a la imagen y semejanza de mi casa de infancia.- musitó despacio.- El bosque aquí es muy semejante a Lithuania.-

- Excepto por los caribús? Siempre he querido ver un caribú. Es lo que más se parece a ese ciervo del demonio que hacías ver.-

- Eh?-

- Hannibal.- dijo Will, poniendo el cuchillo de la mantequilla a un lado y recostándose en la elegante silla de jardín con su té en la mano.- Cuál es, exactamente, tu escenario ideal en esto? Ponerme tuxedo y arrastrarme de nuevo a Europa a ser tu boy toy mientras matas? Usar mi empatía para que sea tu fuente de diversión sádica permanente? Explícate. Llevamos años dando vueltas como un tiovivo sin saber exactamente qué quiere el otro. Así que, explícate.-

- Debo agradecer a tus nuevas amistades esta disposición y claridad, Will?-

-El saber que los hay más freaks que tú y que yo debería ser bienvenido para ti también. - dijo Will severamente.- Y como asumo que no me diste la carne de Steve para que, al menos en teoría, viva tus mismos años mirándonos de lejos y dejándonos regalitos escabrosos, quiero saber tus malditas intenciones.-

- Pareces tomarte bastante bien mi regalo del don del supersoldado.-

- No lo has matado, y respecto a la carne humana… después de asumir todo el tiempo que comí de tu mesa, logré entender que es sólo carne. Me horroriza mucho más que les hicieras daño antes de matarlos.- agregó, frotándose los ojos.- No sé si va a tener algún efecto en mí, pero tengo que pedirte un favor.-

- Lo que quieras.-

- El efecto que tuvo la carne de Barnes en ti, la que pueda tener la de Steve… que ni siquiera sabemos si no me envenenará, puede que tanta decencia en mi cuerpo me envenene… no revelarás nada. Nada de papers o artículos misteriosos o conversaciones o usarlos como pago o soborno. No tolero la idea de que los persigan como si fueran bife Premium. Son mucho más que… seguro los experimentarían, quizás qué horror les haría el gobierno, HYDRA; cualquiera de esas organizaciones…-

- No diré nada. Nunca he revelado nada de eso. Solo tú te diste cuenta.- dijo Hannibal en voz baja.- No me interesa ganarme una cacería interminable con todos esos poderes. Sólo deseo estar tranquilo, contigo.-

- Y matar.- dijo Will.- Se te olvidó ese detalle en tu idílica casita en la pradera.-

- No mato por obsesión, o compulsión. Mato cuando algo se cruza en mi camino, o es conveniente, o realmente deseo ejercer mi arte.- dijo Hannibal despacio, los ojos fijos en introspección.- Quieres que me detenga, Will?-

- Lo harías por mí?-

- Sí.-

- No quiero que lo hagas por mí.- dijo Will con súbita certeza.- No quiero ser tu… pacificador o chupete. No. Eso es convertir… esto… en un sacrificio, en un… -

- Ya has tenido motivo motivos ulteriores para estar a mi lado.- dijo Hannibal, y había un deje metálico en su voz. Will se mordió el labio.

- No esta vez.-

- Entonces, quieres que me detenga, pero no por ti.-

Will asintió, frunciendo los labios como si supiera la falta de lógica, y pensó un momento, antes de enderezarse.

- No.-

- No?-

- No. No quiero que te detengas. Quiero que lo veamos… caso a caso.- dijo acariciándose el mentón, yendo a dejar su taza en el aparador.- Si hay algún bastardo que amerite morir, quizá te ayude. Sería cinismo prohibirte nada tras Dolarhyde…- agregó encogiéndose de hombros.- Sólo quiero saber si matas, y saber qué estoy comiendo. Es todo.-

Hannibal apoyó las manos en sus rodillas.- Eres… leniente, Will.-

- Soy realista. No voy a pedirte que vayas contra tu naturaleza.- Will se frotó los ojos.- No si pretendo que esto funcione.-

- Y qué es “ esto”?-

- No me has dicho tu ideal, Hannibal. Necesito saberlo.-

Hubo un silencio, y luego Hannibal se puso de pie también para ir a su lado, tomando su mano entre las suyas, la vista en sus ojos, pero lejana, como si mirase una idea, un ensueño superimpuesto sobre el rostro de Will.

- Quiero tenerte libremente a mi lado. Quiero que compartas mi vida, diariamente… consumas mi cocina, mi música, mis charlas. Quiero simplemente… sentarme y mirarte como observo el arte, disfrutar tu única, imposible impredecibilidad como una fuerza de la naturaleza. Quiero satisfacer todos tus apetitos… quiero seguir a tu lado, aprender a hacerte feliz, así como te he hecho desgraciado tanto tiempo. Nos hemos fundido, y me entiendes como nunca nadie me ha entendido… no soy un émpata, pero quiero conocerte más y más hasta que no quede espacio entre tú y yo…- acabó en un susurro.

- Ya no queda espacio, Hannibal.- dijo Will, volteando el rostro a un lado.

- Me odias por lo de anoche?-

- No. Eso disipó mis últimas dudas. Si puedes violarme así y a la mañana siguiente me alegro que estés acostado conmigo, no sé si es amor, síndrome de Estocolmo o simplemente locura, pero tratar de huir es sólo demorar esto.- agregó Will, la voz firme, antes de mirarlo a los ojos.- No más violencia o ataduras, a no ser que te las pida bien.-

- Por supuesto.-

- Participaré en todas las decisiones, y no seré tu reality personal. Quiero espacio, entretente aprendiendo crotchet o algo…-

- Comprendido.-

- Y trata de que tengamos una relación normal, lo más que puedas, yo también trataré, tengo menos idea que tú seguro pero tratemos…- Will alargó las manos y las puso con cierta torpeza en sus antebrazos.- Me besas, entonces?-

Hannibal asintió, algo en sus ojos que los hacía más claros y caramelo de que Will jamás lo había visto, pero cuando se inclinó a besarlo, los labios de Will se quedaron inmóviles.

- Mm?-

- Oí un ladrido. Hace rato que oigo ladridos.- dijo Will, las cejas fruncidas.- Por Dios, tengo encefalitis de nuevo o…?-

 

********

 

- Están todos, menos Ellie.- dijo Hannibal, abriendo la puerta del segundo garaje, en donde seis perros limpios y regordetes se arrojaron sobre su amo y procedieron a cubrirlo de baba. Will, incrédulo, se dejó lamer y mordisquear con los brazos extendidos, antes de levantar la cabeza entre la marea de pelo.

- Que pasó con Ellie?-

- Se encariñó mucho con la capitana del barco que los trajo. No juzgué ideal separarlas, pero tengo su teléfono, e incluso unas fotos, si quieres verla.-

- Cuánto te costó traerlos desde WolfTrap?!-

- Menos de lo que me costó el especialista que los robó bajo la nariz de Hawkeye.- dijo Hannibal encogiéndose de hombros.- Pero quería probar a ofrecerte… todo lo que se me ocurre para que seas feliz, Will.- dijo Hannibal, su rostro suavizado. Will calló un momento, y hundió el rostro en el amado lomo de Buster: su silencio se rompió sólo por un suspiro que era como un sollozo. Hannibal se apartó para darle espacio, pero cuando estaba en el umbral Will habló, su voz burlona.

- Bueno, ahora no tengo más remedio que quedarme, no?- dijo secándose los ojos, abrazando a Harley.

- Esto no es un soborno, Will. Puedes llevarlos contigo, no tengo una van en este momento pero podría…-

- No es eso.- dijo Will, y sus ojos eran vivos y malvados mirándolo por sobre un par de orejas castañas.- Es que tengo que quedarme a verte vivir con seis perros. Dentro de la casa. Patas de perro en tus sillones beige. Hocicos de perro en tu loza cara con bordecitos dorados. Buster comiéndose el relleno de la banqueta de tu clavicordio…-

Hannibal emitió un quejido leve, dedos en el puente de su nariz.

- Will…-

- Perros embarrados saltando sobre tu cama en las mañanas, y su baba…!-

- Te dije que estoy dispuesto a todo para que estemos juntos.- dijo Hannibal, voz exhausta.

- Sí?-

- … tú dijiste que estabas en contra de la tortura!-

 

*********

 

No hubieron patas embarradas en la cama ni banquetas comidas, aunque sí un par de incontinencias que Hannibal ayudó a limpiar sin chistar: pero para indignación de Will, Hannibal era un educador realmente terrible y pronto los perros, excepto generalmente el fiel Winston, le hacían más caso al Papá Que Regala Salchichas A Cada Rato Y Siempre Tiene Galletas en los Bolsillos. Más difícil para su convivencia resultaban los hábitos de ambos: Hannibal, para ser tan sibarita, solía levantarse con el sol, poner música clásica a un buen volumen y fregar cada centímetro de su hogar como para operar en él cada día, mientras que Will prefería no existir hasta que el sol estuviera alto y tenía alergia por acostarse antes de la medianoche. Eso se solucionó con instaurar una moratoria en Vivaldi hasta las diez de la mañana, un par de airpods y una siesta, muy europea costumbre, para Hannibal tras el almuerzo: pero las peleas en las cuales el muy desagradecido Will arriscaba la nariz al confit le duc y bramaba por simples patatas con bistec acabaron con bramidos de Hannibal el día que encontró unos sobres de sopas instantáneas en su cocina. Will prometió no volver a horrorizarlo: Hannibal * compró* un segundo refrigerador para mantener las cosas que a Will le gustaban ocasionalmente, aunque fuera la espantosa atrocidad de margarina, yogurth industrial y patatas fritas de bolsa.

 

Y a pesar del aparente aislamiento, Will descubrió pronto que en realidad estaban en una simple meseta en la intersección de tres pueblos, uno de ellos bastante turístico, y que bastaba con cuarenta minutos en ferry y una hora en auto para llegar a Ottawa, en donde Hannibal podía ir a refocilarse en su ópera y Will podía comprarse los arreos de pesca más sofisticados que anhelase su corazón. Los dos habían anticipado con curiosidad el aburrimiento del otro, pero no ocurrió así: Hannibal parecía muy satisfecho haciendo un papel de un médico retirado que aceptaba consultas geriátricas lunes y miércoles en el pueblito turístico, dejando el resto del tiempo para pintar y componer una sinfonía, y Will se veía igualmente entretenido visitando el pueblo del ferry, reparando viejos botes y antiguos motores, con una camioneta atiborrada de repuestos en la parte trasera. Hannibal se había ofrecido a comprarle un bote o yate de su gusto, nuevo y moderno, pero Will meneó la cabeza y aceptó en parte de pago un trasto que parecía una zapatilla vieja y que flotaba de milagro. Tras hacerlo remolcar río arriba, pasaba muchas horas arreglándolo hasta que poco quedaba del bote original.

- Siempre un adicto a las causas perdidas.- dijo Hannibal con humor mientras preparaba la cena una tarde, al verlo entrar sólo con los jeans encima, perdidos de grasa.

- Bueno, duermo contigo.- retrucó Will, dejando sus zapatillas sucias en los escalones de la cocina al patio, en donde Harley agarró una y huyó felizmente.- Harley, nooo…-

- Esas zapatillas son ciertamente mejor juguete de perro que calzado humano.- Hannibal arriscó la nariz.- podrías darte un baño antes de la cena. Los vapores de la gasolina no casan bien con mi sopa de ostras.-

- No ostras de nuevo…-

- Pensé que eras criado en Luisiana, y por lo tanto un avezado consumidos de mariscos.-

- A mí todo me sabe a gumbo, por eso mismo.- dijo Will, buscando encocorar al chef.- Voy a bañarme, para hacerle justicia a tu sopita…-

- Will.- dijo Hannibal cuando el ex profiler ya estaba en el pasillo.

- Es mentira, no todo sabe a gumbo…-

- Tengo una paciente geriátrica que me ha hablado de su hija.-

Will volvió a asomarse a la cocina.- Te están tratando de unir a la familia?-

- Su hija está casada.-

- Entonces?-

- Ha tenido tres accidentes con fracturas en el último mes. Y su marido bebe bastante.- acabó Hannibal, apagando el fuego y sacando los platos de la alacena. Continuó angelicalmente sirviendo sopa y decorándola con queso blanco molido y una mezcla de verduras picadas, la mezcla de colores muy atractiva sobre el tomo cremoso de la sopa. El silencio se alargó mientras Hannibal tomaba ambos platos y sostenía en los brazos con habilidad una panera con tostadas untadas en mantequilla curada al pimiento.- Qué?-

- Para eso era tu nueva consulta, no? Para encontrar una víctima que ni yo pueda criticarte.-

- Sólo intento satisfacer tus estándares, querido Will. Y eso, es una sugerencia, no una imposición.-

Will le echó una última mirada y subió a lavarse rápidamente: sabía que a Hannibal lo ponía de los nervios que se enfriara la comida. En unos minutos estaba, razonablemente limpio, sorbiendo la sabrosa sopa ( Hannibal se la comía a cucharadas, por supuesto: Will prefería beberla) y sólo tras comerse la ostra simbólica en el fondo de su cassoulet de porcelana Edgewood, Will volvió a hablar.

- Déjame ver qué rumores escucho. Pero si vamos, vamos juntos. Yo decido cómo lo acabamos, tú decides cómo lo cocinas. Trato hecho?-

Hannibal asintió, una expresión de leve sorpresa en sus ojos, y guardó silencio, antes de ofrecerle la última tostada.

- Qué?- dijo Will, tomándola sin hacerse de rogar.

- Estoy controlándome para no hacerte lo que quiero hacerte en respuesta a tu inesperada aquiescencia, aquí directamente en la mesa, porque es sumamente difícil reemplazar piezas de esta porcelana clásica.- dijo Hannibal con voz lenta y deliberada. Por toda respuesta, Will se levantó, retrocedió hasta el umbral y empezó a desabotonarse la camisa que se había puesto para la cena.

- Mi aquiescencia… requiere un poco más de convencimiento.- se burló, su sonrisa juvenil y casi traviesa. Hannibal se enderezó, yendo tras suyo en pasos que no hacía ruido.

- Siempre es mi placer convencer a huéspedes exigentes.-

Los primeros días, mientras Hannibal perdía su incredulidad de que Will realmente pretendiera instalarse allí, y el mismo Will confrontaba sus propias ansiedades, Hannibal no le había puesto un dedo encima, manteniéndose como un atento y respetuoso dueño de casa, atendiéndolo como a un invitado favorito, dándole abundante espacio y aceptando todas sus peticiones. Eso duró hasta que una larga tarde de sol, Will se metió al estudio en donde Hannibal se había retirado para leer, se le subió encima en su exquisito sillón de madera tallada y acolchada, y arrancándose la ropa, procedió a empalarse en Hannibal hasta correrse explosivamente, aferrando su cabeza contra el pecho, jadeando y temblando. Hannibal lo aferró con pasión, pero aún así sus manos no eran posesivas, y sólo musitó su nombre al acabar con la cara enterrada en el pecho de Will.

- Se terminó la estupidez de la pieza de invitados, a no ser que tenga un perro enfermo que cuidar.- dijo Will decididamente.- y voy a empezar a reparar motores, así que acostúmbrate a las manchas de diésel.-

- Hay solventes especiales para…-

- Acostúmbrate, he dicho.- dijo Will.- Es mi casa también, no?-

Will inundó su espacio en días: su cama, en horas. Su vida sexual era sorprendentemente variada, y podía constar de una larga y romántica hora de erotismo con Hannibal mostrándole todos los deleites que se podían hacer con unos pétalos de rosa, a una rápida y casi brutal follada en la biblioteca, con Will doblado sobre el escritorio como un estudiante lujurioso. Había algo irónico, que Hannibal no pudo sino mencionar, en que su vida sexual se acoplase con tanta facilidad y de un modo tan satisfactorio cuando el encuentro de sus mentes había sido tan fracturado y doloroso como tratar de abrazar vidrios rotos. Por supuesto, a ese comentario Will se limitó a mirarlo por sobre el hombro y ordenarle que le entregara el maldito lubricante de una vez.

Y había paz. Una extraña paz, una paz antinatural como es antinatural el arte: una paz que los dos mantenían activamente, apreciándola, amándola, cuidándola como se riega una planta. Los dos retrocedían, corteses y cuidados ante lo que pudiera dañarlos: Will era travieso, acerbo, pero ninguno de los dos tocaba el nombre de Abigail, de Beverly, de Bedelia o Jack. Los dos cerraban la puerta al antes, e incluso al después: y había un algo de ensueño en los días de poderoso sol plateado sobre el lago, el verano que tan al norte era cálido pero nunca caluroso, el aroma del bosque y del río.

Desnudo, tendido sobre la espalda de Hannibal moviéndose lentamente mientras su respiración se calmaba, la frente en sus cervicales, envueltos en sábanas blancas como leche en un incierto amanecer, Will sabía que ambos estaban dispuestos a matar para proteger esa paz.

Tras esa cena, Hannibal no volvió a sacar el tema de la mujer herida. Pasaron varios días, y una tarde en que tenían la primera lluvia de verano, Hannibal le tendió una copa mientras estaba sentado en el porche cubierto, abriendo la caja de libros de Amazon que compraban cada viernes, inclinados sobre el nuevo laptop de Will. Los dos paladearon un vino dorado y dulce, Hannibal con las piernas cruzadas en una elegante silla de madera entretejida, Will sentado en el suelo con su caja y los libros desordenados alrededor.

- No es sólo a la hija de tu paciente a quien le pega. El hijo de ambos ha tenido varias visitas al hospital. Y tienen un bebé.- dijo Will de repente, tras un largo silencio.

- Sí.- Hannibal no dijo nada más.

- Pero son bastante pobres. Sin el trabajo de este sujeto, probablemente tendrán problemas para salir delante.- continuó Will, empezando a apilarlos.

- Comprendo.- dijo Hannibal, asintiendo.-

- No, no comprendes.- dijo Will, arriscando la nariz.- Lo que estoy diciendo que es tendrás que moderarte, porque tienen seguro y tiene que parecer accidente.- acabó enfáticamente. Hannibal se enderezó, y fue a su lado, dejando su copa en una mesita.

- Me permites que te lleve escaleras arriba, para que te exprese mi agradecimiento apropiadamente?-

- Es muy plebeyo el suelo para ti, verdad?- dijo Will estirándose de espaldas, una mano tras la nuca. Hannibal meneó la cabeza.

- Tienes una fijación con lugares incómodos y expuestos, o simplemente es algún tipo de odio específico hacia mis rodillas?-

- Pobre anciano. Es comer tanta carne lo que te da gota, Hannibal.- dijo Will alegremente.

El marido golpeador tuvo un lamentable accidente, su línea de pesca enredándose en las aspas de un propulsor de lancha que convirtió su cabeza en pan de molde cortado y lo destripó. Will se despertó el día siguiente a riñones al vino blanco, cenó bistecs sobre patatas doradas y salteadas en crema con apetito, y mientras comían juntos, la mano de Hannibal fue inesperadamente a tomar la suya, que blandía el cuchillo.

La apretó. Will le sonrió, masticando. Se sentía como una ceremonia.

Se sentía como un matrimonio.

 

**********

 

- Ya agarré a este bastardo.- dijo Natasha, de pie en la pista de aterrizaje de la Torre, su laptop en la mano mientras el quinjet aterrizaba. Tony, Steve aún convaleciente y un exhausto Bruce bajaron aún mientras Clint apagaba motores: Bruce, que normalmente tras una pelea como la que habían tenido con Doombots habría bajado caminando como abuelito bajó corriendo y agarró el laptop.

- Está bien Will?-

- Lo suficientemente bien para estar comprando “ Pesca con mosca en el Iroquais”.-

- Era el Iroquais. Yo esperaba que fuera Lake Superior.- dijo Clint desde la cabina, una vez que cerró las igniciones.

- Me alegro. Ahora puedo decir sinceramente que me temía que tu hermano hubiera sido acuchillado y comido románticamente.- dijo Tony con los brazos cruzados.

- Cómo haces eso románticamente?- comentó Steve

- Con la Vie En Rose de fondo y un cuchillo de sushi.- contestó Nat automáticamente. Tony miró a Clint.

- Eres un hombre muy valiente, sabes?-

- Cómo lo encontraste?- dijo Bruce, honestamente conmovido.- Pensé… pensé que habían dejado de buscar.-

- El hijo de puta de Wilson le quitó los rastreadores que le había puesto a los perros, pero encontré una foto de Ellie con una capitana de ferry en Lake Superior.- dijo Clint.

- Y ha estado pidiendo libros por Amazon.- dijo Nat.- Nuevas tarjetas y nuevas identidades, pero se le olvidó desenganchar el link de goodreads de su cuenta de Amazon. Supe que estaba vivo cuando empezaron a aparecer nuevos libros como “ leídos” en su página.-

- Ustedes dos son increíbles.- dijo Bruce abrazando a Nat con entusiasmo, a lo que ella se dejó de buena gana, a pesar del aspecto lamentable de Bruce post transformación.

Clint, inmediatamente, lo abrazó por atrás sumándose.

- No es lo único en lo que somos increíbles- susurró, a lo que Natasha lo apretó más sonriendo de oreja a oreja.

- Las manos fuera de mi novio, pirañas!- ladró Tony.

 

****************

 

- Realmente está jugando a la casita en la pradera con ese psicópata?- dijo Bruce incrédulo a cuando dos días luego, los drones de Tony regresaron con algunos videos.

- A pesar de su origen europeo, no puedo ver a Lecter como Laura Ingalls.- bufó Steve. Bucky, que recién había regresado de una misión en Varsovia, meneaba la cabeza con los brazos cruzados, pero Jessica, que se les había unido, miró a Steve con desconcierto.

- Tú no estabas congelado mientras emitían esa cosa?-

- Leímos el libro. Abundantes historias de indígenas arrancando cabelleras, accidentes, enfermedades y faenas de animales. Puede que inspire al sujeto.- contestó Bucky.

- No voy a pedirle a nadie que vaya conmigo. Pero necesito hablar con Will, tengo que saber…- empezó Bruce, a lo que Nat interrumpió secamente.

- Tú no te expones a Lecter solo ni a tiros. Hacemos un operativo para sacar a Will y cazar a Lecter, o nada.-

- No están quebrando ninguna ley…- empezó Bruce, mirando un video de los dos descargando compras de un automóvil. Muy gourmet, sus compras.

- Lecter es un asesino buscado por cuatro países. La Interpol va a dar gracias llorando y con confites cuando les entreguemos al Mostro di Florencia.- dijo Bucky.

- Pero y Will? Qué pasa si Lecter lo implica en algo, o prueba que lo acultaba con conocimiento, siendo que es FBI…- alegó Bruce con dudas.

- Negociaremos para que no lo toquen. Quizá el no desenganchar la cuenta es su rastro de migas de pan. Tal vez quería que lo encontráramos, fuera conscientemente o no.-
comentó Steve, pensativo. Nat, que tenía la mirada ausente ahora, estaba quieta mirando las imágenes de Hannibal y Will sentados juntos, charlando en una plazoleta con sendos vasos de helado artesanal. Con el sol en los ojos, Will reía abiertamente.

- Haré los arreglos. Vamos mañana.- dijo al fin con sequedad, dejando el laptop y saliendo de la sala. La conversación se interrumpió al verla salir tan abruptamente, pero Bruce asintió, aunque se veía aún ansioso. Tony, que le acariciaba el hombro, miró a Clint, que también asintió, mientras Bucky cruzaba una mirada con Steve.

- Yo le debo una libra de carne a ese desgraciado. Me alegra que Thor haya vuelto a curarse a Asgard.-

- Por qué?-

- Porque con Bruce rescatando a Will y Thor fuera, el peso pesado soy yo, y me va a encantar sacarle el trozo que le cortó a Steve con las manos.- redundó Bucky.

- La idea es entregárselo vivo a la Interpol.- musitó Bruce.

- Ooh, vivirá. Gritando, pero vivirá.- acabó Bucky con rencor, antes de mirar a Clint.- Y qué haces tú aquí aún, por qué no vas a consolar a Nat?-

Clint dio un bufido y salió también, mientras Steve miraba a Bucky confuso.

- Crees que le va a apenar atacar a Lecter?- preguntó. Bucky le echó una mirada paciente, pero Jessica rodó los ojos, agarrando su chaqueta.

- Eres tan bruto, Rogers. Hablaré con Matt, pero aún está convaleciente, aunque debe morirse de ganas de ir a arrancarle un pedazo a ese loco. Tiene gracia que necesiten personal extra para ocuparse de un simple psicópata…-

- No es un simple psicópata, y tiene un rehén.-

- Nos organizaremos para que esta vez no escape. Ese hombre es un demente y no puede seguir libre.- dijo Steve con firmeza.- Hay que agarrarlo de una vez y ya.-

 

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