
The Bank
“ Grimes nos dio esquinazo. A los dos. Sí, nos sentimos tan orgullosos de eso como suena. Lo correteamos cuando fue a matar a un oficial de la guerra del golfo, pero nos quedamos desarmando las trampas que le puso a su familia y haciendo torniquetes y se metió por unos callejones, hizo explotar una agencia de viajes y finalmente se metió a un banco que estaba abriendo. Tenemos una situación con rehenes. “
“ Por decir de alguna manera, trabajamos como la mierda” añadió Nat con desánimo.
“ De cuántos rehenes estamos hablando? La policía está allí?”
“ El desgraciado esperó que hubiera dotación completa: 26 o 27 personas. Alguien ya activó la alarma silenciosa y la policía está llegando. Contábamos con colarnos y negociar antes de que llegaron, o si no darle un balazo, pero el edificio es ultramoderno, no tiene agujeros de ventilación, ventanas falsas, nada por dónde meterse que no sean las dos puertas que selló. Tiene a los rehenes pegados a las ventanas, no hay forma de entrar sin lastimarlos y la policía no sabe qué hacer. Claramente este tipo tiene entrenamiento SWAT, y encima, parece que ha llenado de bombas la manzana completa”
“ Se sabía todas las claves para tomarse el banco.” Dijo Nat apagadamente.” Tenía esto planeado hace tiempo”
“ Y vimos al Dr Lecter, anda por aquí.” Dijo Bucky con acidez. “ Mientras perseguíamos a Grimes, se asomó a un balcón y nos saludó con una copa. Había corrido media cuadra más antes de razonar a quién había visto. Pero seguimos tras Grimes y lo perdimos a los dos, Nat volvió a mirar pero no lo encontramos.”
- Oh, ese hijo de puta, qué situación tan jodida.- murmuró Bruce, ya duchado y vestido, pero aún sin camisa, mientras Will revoloteaba alrededor suyo como un búho de caza, los rizos mojados mientras le ponía comida a sus perros, agarraba su casaca, cerraba postigos y sacaba un arma de un cajón.- Tú que estás haciendo?-
-Vamos para allá inmediatamente. – dijo Will con severidad.- No sé los Avengers, pero el FBI tiene protocolos para tratar con situaciones con rehenes y estoy entrenado en eso. Además de entender qué quiere, de paso.-
- Will, va a ser peligroso.-
- La última vez que chequeé era agente del FBI; no florista, Bruce.- dijo Will, antes de hacer una sonrisa torcida y que le chispearan los ojos.- No quieres perder a tu fuck buddy, no?-
- Eso somos?-
- Ni idea. Nunca he tenido uno, pero me * gustaría* tener una sola relación en mi vida que fuera simple, por Dios, es mucho pedir?-
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La policía había estacionado un puesto de comando, y los Avengers estaban estacionando el suyo. Thor aún estaba en el hospital con Jessica, que había desarrollado neumonía por el agua sucia en sus pulmones ( tener superfuerza no te hace inmune a las bacterias) pero Tony y Steve se habían reunido con la policía, y Clint estaba en las azoteas, buscando alguna forma de meter un tiro que sirviera.
Nat y Bucky estaban pegados al edificio, Nat desarmando cámaras de seguridad externas y Bucky buscando entradas, pero hasta entonces habían tenido poco éxito.
Era con desánimo que recibieron a Bruce y Will, Sam llegando casi al mismo tiempo en un vehículo de SHIELD: se había venido directo del trabajo para ayudar. Era una mañana nublada y fría desoladora, porque la policía no había usado canales privados al comienzo, y radioaficionados había soltado la noticia de la situación por redes sociales: familiares de los rehenes ya se habían reunido angustiados afuera. La situación se veía jodidamente volátil, y Will vio la expresión de Sam ensombrecerse al ver a los rehenes, arrodillados con las manos en la nuca de espaldas a las ventanas.
“ Hay una trampilla en el techo, pero tiene un seguro por dentro y requiere una llave. No sé si pueden preguntar si alguien la tiene” avisó Clint, encaramado en el adornado pseudoclásico techo del edificio.
- Cómo un tipo solo retiene a 29 empleados? Cómo no lo agarran entre todos…?- exclamó el jefe de policía, la cara negra de rabia. Tony, que revisaba con radar la situación, habló aún más desanimado.
- El tipo es un experto en bombas, está claro que no planea salir vivo. Lleva suficiente cordita encima para volar toda la manzana. Los rehenes saben que si lo tocan, mueren todos.-
- Tenemos que razonar con él.- exclamó Steve.- No podemos permitir…-
- Sí, bueno, por los cortes presupuestarios, no tenemos un negociador de rehenes, a no ser que ustedes tengan uno todas las armaduras brillantes y trajes patrióticos no van a salvar a nadie.- dijo el policía irritablemente. Bruce no podía culparlo: la situación era insostenible. Toda esta reunión ocurría en un puesto de comando improvisado en el alegre alero a rayitas de una cafetería frente al banco, que había sido vaciada y evacuada, así como todo el mundo estaba siendo enviado de vuelta a sus casas en dos cuadras a la redonda: pero varios de los cafés y tiendas tenían antiguos edificios de apartamentos encima, cuyos residentes no sólo se negaban a abandonarlos, sino que ni siquiera abrían la puerta a la policía.
- Estimando la densidad poblacional, la cordita, las… oh, que me jodan en diagonal, las líneas de gas casi a ras del suelo… yep, si explota se lleva tranquilamente 15.000 personas. Y seis Avengers de un paraguazo.- gruñó Tony.- Brucey, mi amor, quedaríamos solitos los dos en el mundo.-
- Afortunadamente tenemos no uno, sino dos expertos en esto.- dijo Steve con severidad, haciendo el gesto a Sam y a Will, que se veían bastante poco impresionantes de civil entre el traje colorido de Steve y la radiante armadura de Tony.- Hay forma de llamar adentro…?-
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Sam tenía el teléfono en la mano, un anticuado teléfono fijo de la cafetería, pero Tony le había añadido un clip al cable que servía como parlante y les dejaría oír toda la conversación. Sentado a su lado, Will, de costado en una silla con el codo en el respaldo y el mentón a la mano, era toda atención, su cuerpo tenso. Hubo un largo silencio tras que alguien cogiera el teléfono, y luego, con la tecnología de Tony haciendo tan clara la voz como si estuviera en la misma sala, resonó una voz temblorosa, llorosa, de alguien que no podía tener más de veintinún años.
- Hola…?-
- Hola. Soy Sam Wilson, soy terapeuta de veteranos y quiero ayudar a mi colega.- dijo Sam, su voz cálida como un café matutino.- Le puedes pedir que venga al teléfono, linda?-
- Dice… dice que me digas a mí que quieres.-
- Quién eres tú, linda?-
- Soy Betsy… soy… yo manejaba… la entrega de tarjetitas nuevas para… la gente que las perdía…-
- Betsy, ese es un muy buen trabajo. Y estás haciendo esto muy bien. Le puedes preguntar a Mr. Grimes si hay heridos?-
- Dice que no… todavía.-
- No tienen porqué haber heridos. Dile a Mr. Grimes que estamos aquí para ayudarlo, y que entendíamos lo que estaba haciendo. Sólo queremos darle lo que busca, para que los deje irse.-
Hubo un sollozo al otro lado de la línea, y una voz masculina áspera que retumbó, antes de que Betsy volviera al teléfono, y la voz le temblara aún más todavía.
- Dice… que puede hacer un intercambio, de buena voluntad.-
- Muy bien, cómo lo quiere?-
- No.- dijo Will inesperadamente, y alargó la mano al teléfono, pero Betsy ya estaba hablando con voz aguda:
- Dice que me cambiará por el capitán América.-
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- No, es una ridiculez.- dijo Bucky severamente. Nat se había cruzado de brazos a su lado, pero se veía pensativa: y Sam y Bruce dubitativos, mientras que Will observaba a Steve sin ninguna expresión.
- Mientras libere a un rehén al menos… y si se descuida, quizá logre desarmarlo.-
- Y si tú te descuidas, todos al cielo. No, gracias, quiero quedarme a solas con Bruce pero esto está al fondo de mis métodos…-
- Steve no el mejor hablando, pero tampoco el peor. Es una pena que no haya pedido a Clint o a Will, pero de alguna forma tenemos que acercarnos para desarmarlo, no creo que vayamos a conseguir que salga solito…-
- Y para ir a hablar con un tipo inestable confitado en TNT vas a mandar a Steve “ la bocaza” Rogers? El tipo que soluciona los problemas pegándoles hasta que se quedan en el suelo?-
- Me estás diciendo bruto, Buck?-
- No, te estoy diciendo SUICIDA BRUTO, no lo has notado? No se nota porque ahora es del porte de un refrigerador industrial, pero mi Stevie era un jalapeño hinchapelotas desde que era enano, ahora sólo tiene los músculos para poner el puño en donde antes sólo era jeta…-
- Bucky, basta! Quiero salvar a esos rehenes, no es como que me quiera suicidar…-
- Me inquieta que estés mintiendo.- dijo Will muy despacio, y en el silencio incrédulo que siguió, Steve se sonrojó intensamente antes de contestar en voz muy suave.
- No lo haría llevándome a quince mil inocentes conmigo, Will.-
- Uno, yo no soy inocente, dos, QUÉ CARAJOS?- exclamó Tony.
- Tony…-
- Explícate. Ahora.- dijo Bruce, y había algo que sonaba del modo que ver un montón de plutonio humeando te hace sentir.
- Es el momento para ponernos a hablar de esto?!- protestó Steve, aún rojo, echándole una mirada rencorosa a Will, que se había cruzado de brazos.
- Vas a entrar a hacerte el simpático con un tipo que es una bomba H con pelo, ciertamente me parece importante hablar de tu espacio mental.- retrucó Bruce con acidez.
- No va a entrar a ninguna parte!- bramó Bucky.
- No.- dijo Will, mordiéndose el labio. – No solo.-
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Desarmados, Steve y Will dejaron que los cachearan a fondo cuatro aterrorizados rehenes, cuando entraron arrastrando los pies al lobby del banco. A pesar de que habían visto fotos, Grimes no se veía para nada tan formidable como asumirías de alguien con la vida de quince mil personas en las manos. Era un hombre alto y flaco, aunque de tendones marcados en los brazos a la vista: sobre una camiseta sucia con incoherentes fotos coloridas de Hawai, llevaba una parka muy vieja, demasiado vieja, cargada de cables y lo que parecían al menos diez kilos de cordita en paquetes. Los jeans tenían salpicones de sangre, y Steve miró con alarma a los rehenes, pero se veían intactos: habían veinte arrodillados aún, ordenados cinco por ventanal, y otros tres estaban sentados junto a la puerta, una muchacha sentada junto a Grimes que asumieron era Betsy, y los cuatro hombres más grandes cuidaban la puerta, en donde los habían recibido.
- Podemos agarrarlo si vamos ahora todos juntos, Capitán…- susurró uno de esos hombres, que tenía pinta de empresario.- Vamos ahora todos…-
- No intenten nada.- dijo Steve con firmeza. No había miedo, ni duda alguna en el rostro de Grimes: parecía completamente dueño de la situación, aunque era tan claro que no pensaba salir vivo de esto. Había en él una determinación, una severidad ascética, como de un monje fanático: pero había humanidad en su rostro, y cansacio, tanto cansancio.
- Pedí exclusivamente al Capitán América, vienes con un rehén extra de regalo?- dijo Grimes con burla, señalando a un mesón encima del cual habían más cables y otros paquetes.- Para qué traes a este nerd?-
- Soy un colega nerd tuyo.- dijo Will apuntándose a sí mismo con los pulgares.-Aunque a diferencia tuya no me llevo el trabajo para la casa.-
- Atiendes veteranos?- dijo Grimes con interés.
- No, sólo atiendo asesinos, pero no de los sancionados por el estado. Como dije, colegas.-
Hubo un destello de interés en Grimes.- Vienes a psicoanalizarme?-
- Mi nombre es Will Graham , y soy el único negociador que tenían a mano, para que veas que los veteranos no son los únicos con cortes presupuestarios ridículos.-
- Tú eres Will Graham.- dijo Grimes con una inesperada sonrisa, y algo de extraña nostalgia en su cara.- Vaya, vaya. –
- Pediste que viniera y estoy aquí, deja ir a unos rehenes.- interrumpió Steve, las manos en la nuca.
- Primero te colocas ahí junto a la mesa, de espaldas.- dijo Grimes, y su simpatía desapareció de inmediato, antes de apuntar con el cañón de la pistola en su mano a uno de los rehenes, un hombre alto y robusto de aspecto militar.- Ponte de espaldas a tu “ Capitán América”, Hesse.-
- Qué pretendes…?- empezó Steve, pero Grimes no le respondió, tomando dos de las cajas, sacando unos cables rojos y negros, y luego enlazándolos a unas entradas en las cajas, antes de dejarlas en el suelo delicadamente. No eran más grandes que una caja de detergente. Unió los otros extremos a una especie de esposas de metal, y arrodillándose, pasó un brazalete por el tobillo de Steve y otro por del hombre a su lado.
- Yo de ustedes me pondría cómodo, con cuidado. Hay suficiente cordita en esas cajas para que si hacen un movimiento muy brusco, boom. Y eso va a bastar para gatillr todo esto.- agregó vagamente, apuntando a sí mismo y al mesón en el centro del banco.
Steve lo miró desolado, mientras Hesse se sentaba en el suelo: se veía exhausto.
- Porqué haces esto? Vas a acabar con miles de inocentes! Ellos no han hecho nada!-
- Betsy, y ustedes.- dijo Grimes sin hacerle caso, apuntando a los hombres en la puerta.- Los cinco, afuera. Díganle a los monos afuera que un movimiento en falso, y boom. Que en media hora, si me dejan en paz, suelto otros cinco rehenes.-
- Eras un soldado, no te enseñaron a matar inocentes…!- continuó Steve, y Grimes le apuntó con el revólver.
- Cierra la jeta. Si fueras un soldado de verdad, sabrías que es lo único que enseñan!-
- A quién te mataron, para que empezaras a hacer esto?- interrumpió Will conversacionalmente, yendo a buscar una silla sin ningún estrés, y sentándose a unos pasos, cruzando los brazos cómodamente.- Digo, es bastante obvio.-
- En serio me vas a psicoanalizar ahora?-
- No, en absoluto. Solo psicoanalizo gente loca y tú no estás loco.- dijo Will encogiéndose de hombros.- Pero dijiste media hora, y me interesa saber porqué mis tripas van a llegar más arriba que el Challenger.-
Grimes lo miró con atención, antes de esbozar una sonrisa leve. Tenía los ojos tristes.
- Si eres un terapeuta, sabes porqué lo estoy haciendo.-
- Oh, ciertamente. A una buena parte de mis “ pacientes” los he “ mejorado” con un tiro en la jeta.- dijo Will con tranquilidad.- Si no me crees, googlea. A tattle crime en especial le * encanta* llevar mi kill count a la vista. No me sorprende que entre los tuyos haya unos cuantos que merecían el mismo remedio.-
- No tengo que googlearte, Will Graham. Sabía de ti, eres un libro de texto. Y me han contado bastante más sobre ti…- agregó Grimes, atrayendo una silla y sentándose frente a él. El banco era grande, moderno y cavernoso, con un techo desproporcionadamente alto, ornado por una delgada galería que acababa en un doble set de escaleras la entrada de lo que debía ser la bóveda. En la galería arriba no habían oficinas, sino simples cubículos con hermosa vista al salón central, a lo largo de cuyas pareces estaban las cajas y mesones a un lado, y enfrente, entre unas pocas oficinas vidriadas , una enorme reproducción del Ad Parnasum de Klee.
- Te han contado eh?-
- Sí.-
- Por carta? A mano, en caligrafía?- dijo Will, y Steve lo miró sobresaltado.
Grimes asintió, antes de ensanchar una sonrisa.- Veo que hay alguno al que no le has dado tu especial… medicina.-
- Will?- Steve sonaba alarmado.- habla de Lecter…?-
- CIERRA EL PICO, MALDITO ESTAFADOR!- bramó Grimes con tanta violencia que uno de los rehenes soltó un grito y otro se puso a llorar de miedo, mientras Steve y el hombre atado a su lado daban un respingo y luego miraban horrorizados la caja explosiva entre ambos, pero no había sido tan grande como para activarla.
- No soy un…- empezó Steve, pero el hombre a su lado le dio un manotazo para se callara. Los rehenes, que claramente no daban más de miedo, jadeaban y temblaban, agotados con tantas horas arrodillados en el suelo duro con las manos en la cabeza: pero guardaban silencio, la vista fija en las bombas de Grimes. Hubo un largo silencio, sólo roto por esos jadeos que resonaban en el cavernoso espacio: luego Will habló, su voz muy suave.
- Pediste al Capitán América para matarlo… pensé que como un símbolo. Porque francamente no creo que pretendas detonar todas esas bombas. No vas a matar inocentes tras tantos castigar a la gente que mata inocentes, sabes.-
- Por eso estás tan fresco, eh?- dijo Grimes. Había un destello de humor en su cara envejecida, las cejas oscuras sobre ojos muy arrugados por el sol del desierto.- Te sientes a salvo, Graham?-
- No, yo no. No matas inocentes, pero hace décadas que yo no soy un inocente.- dijo Will despacio.
- Hay quien cree que lo eres.- dijo Grimes despacio, y avanzó, para tomar de repente el mentón de Will y mirarlo fijamente a los ojos. El bombardero suicida estaba de pie frente a la silla de Will, las bombas casi rozándolo: pero Will mantuvo sus ojos fijos en los de Grimes, su mirada serena y paciente.
- Lamento que lo hayan matado.-
- A quién?-
- A la persona que estás vengando.- dijo Will en voz baja.- Uno no asesina por masas sin rostro o ideas de justicia. Sólo matas así cuando dolor de la pérdida te roba todo otro deseo.-
- Hablas como él.- dijo Grimes, y había una súbita suavidad en sus ojos.
- La persona que perdiste?-
- No.- dijo Grimes, y sonrió.- Hablas como mi antiguo terapista.-
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- Hesse manejó un maldito burdel usando muchachitas refugiadas en Chechenya cuando se suponía que estaba allí con los cuerpos de la ONU.- dijo Bruce con asco, las computadoras de Tony desplegadas en la cafetería, los ojos con un reborde verde permanente desde que Will se metiera con Steve al edificio.- Nos estamos dando todo este trabajo para salvar a los rehenes, no a él, francamente. Tony, algún éxito con la entrada arriba?-
- No. Circuito cerrado, suficientemente alta tecnología para servir, suficiente baja tecnología para no poder meter a JARVIS. Podría volarla en dos segundos, pero va a alertar a todo el edificio. Si lo hago, tenemos que entrar, si es que eso no hace que Grimes gatille su bomba y todos al cielo. Vamos a sobrevivir tú y yo a esto si no evacuamos a todo el mundo en cinco kilómetros a la redonda.-
- Y el dinero. La bóveda aguantaría la bomba, es titanio de tres centímetros de espesor.- dijo Bruce desde su punto de control. Tony, con Nat, Bucky y Clint en la azotea, podía ver la frustración de los demás, que estaban a punto de ponerse loquitos.
- No ha hecho ni una solicitud más, pero dice que soltará rehenes de nuevo si lo dejamos en paz.- dijo Sam desde su puesto con la policía, en donde había atendido a Betsy y los primeros rehenes liberados.
- No tiene ningún sentido.- dijo Nat , las manos en la cintura. Miraba alrededor, y Bucky la vio asomarse al borde. Era un día nublado y ventoso que amenazaba lluvia: el viento tironeaba el pelo de Nat en ondas rojas.- Porqué aquí? Porqué ahora?-
- Porque lo correteamos?- dijo Clint culpablemente, pero Bucky meneó la cabeza.
- Nadie tiene tanta cordita porque sí, en garaje. Esto estaba planeado. Pero qué pretende?-
- Dejar un hoyo como para un lago natural muy bonito, por lo que veo.- dijo Tony con acidez
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- Hannibal fue tu terapista?- dijo Will, sonriendo.
- Primero profesor en la universidad, luego terapista.- dijo Grimes, e incongruentemente también sonrió.- habían apuestas sobre si alguien lograría seducirlo alguna vez, sabes. No es sorpresa que haya sido alguien tan… atípico como tú quien lo logró. Pura empatía, no?-agregó cruzándose de brazos como si no llevara kilos de explosivos encima.- No te imaginas cómo lo perseguían. Creo que todas mis compañeras y la mitad de mis compañeros se dieron un suspiro romántico en el altar del profesor Lecter.-
Will rodó los ojos.- Y cuando volviste de Afganistán te trataste con él?-
- Volví de Kuwait y la tormenta del desierto.-
- Fuiste como terapeuta?-
- Fui como asistente de enfermería.- dijo Grimes en voz baja.- No podía dejar a alguien ir solo.-
Hubo un segundo de intimidad, ese maravilloso momento en que sin importar donde estés o lo que estés haciendo, dos seres humanos se miran a los ojos y se entienden. Pero no duró mucho: una de las rehenes empezó a gritar y llorar, y les tomó un momento darse cuenta que había visto a sus familiares, que habían llegado a la línea policial afuera y estaban haciendo exactamente lo mismo en la calle.
- Cállate o te callo permanentemente!- ladró Grimes, a lo que la mujer se abrazó las rodillas y lloró ahogando sus gritos contra sus propios muslos. Will miró a Grimes, que se veía exhausto.
- Lo que sea que vas a hacer, porqué tantas demoras?-
- Necesito que sean las nueve, para que ése desgraciado.- dijo apuntando al desgaire a un hombre, de traje como todos, arrodillado en una esquina.- Me abra la cámara. Necesita una clave, pero tiene un seguro que no abre hasta las nueve.-
- Quieres el dinero?- exclamó Steve desconcertado.- Pero al final es dinero lo que quieres? Puedes pedir…!-
- Rogers, esto no es 1940, nadie asalta a bancos por dinero.- dijo Will con aspereza, antes de volverse a Grimes.- Ahora. Exasperante es, y seguro que tienes tus razones para querer matar a ese tipo, pero para qué hiciste venir a Steve Rogers? Quieres que sea tu testigo, explicarle lo que estás haciendo, conseguir su testimonio…?- empezó, a lo que Grimes rodó los ojos y se levantó, yendo a un bidón de agua público en un rincón. Con gesto brusco, llenó dos vasos, que uno pensó Will sería para él, pero en vez de eso, lo dejó en el suelo junto a la mujer que lloraba, y luego se bebió el suyo al seco, antes de ir a ponerse de pie ante Steve y Hesse, que seguían encadenados a esa bomba. Un movimiento brusco, y boom.
- Graham, no creo que seas imbécil si Lecter te aprecia tanto. Así que asumo que sabes que este impostor no es el Capitán América.- dijo con voz tranquila, antes de echar el brazo atrás y darle un puñetazo a Steve, uno que habría hecho rodar a un hombre corriente. Pero consciente de la bomba y los rehenes, en el último segundo Steve aguantó, apenas alzando una mano para protegerse. Eso desvió el puñetazo, pero igualmente le partió el pómulo. Steve no gritó, pero inhaló duramente.
- De qué estás hablando? Claro que es el Capitán América! Steve, sácate la maldita máscara…- exclamó Will, poniéndose de pie, pero Grimes echó la otra mano, con la pistola, atrás para apuntarle.
- Quédate quieto, Graham, no quiero entregarte dañado al Profesor. Y no me vengas con monsergas de que “ el hielo lo preservó tantos años”. No existen las historias de cuentos de hadas para nadie, aunque al público le encante creérselas. De todos los mentirosos que he tenido que matar, tú le has mentido al país completo haciéndote el héroe, cuando los verdaderos héroes están muertos y enterrados lejos de casa. De verdad que das asco!-
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- No ha pedido nada más.- dijo Sam con desesperación, los brazos cruzados, paseándose junto al teléfono.- No contesta, no ha liberado a nadie más, qué está pasando allá adentro? Cómo es que nadie le puso un trasmisor a Steve o a Graham?!-
- Grimes trabajó en una unidad de alta tecnología, lo habría sabido.- dijo Tony, que había regresado a su lado. Furiosos e inquietos, Clint y Natasha habían aceptado hacerse cargo de ayudar en la evacuación, pero Bucky se había negado a abandonar el tejado, aún rifle en mano, instalándose en un techo cercano desde donde mantenía ventanales y puerta en la mira. La policía había llamado a la Guardia Nacional para ayudar en la evacuación, la cual no estaba desprovista de problemas y resistencias: las familias de los rehenes, sin ir más lejos, habían peleado como tigres cuando los obligaron a alejarse tres cuadras. Sam y Tony aún estaban en el radio de la explosión, aunque la cafetería había sido reforzada plantando dos enormes buses militares enfrente: pero las estimaciones de JARVIS hablaban de al menos dos cuadras a la redonda en ruinas.
- Porqué quiere llevarse todos estos inocentes con él? No tiene sentido.- insistió Nat en el comunicador, su voz ronca. Tony, que ya estaba harto, ladró de regreso:
- No sé, tú eres la psicópata acá, explícanos tú!-
- Stark!-
- No me dispares en la nuca, Barton!- exclamó Tony exasperado.- maldita sea, el estratega que tenemos está metido allá adentro, nadie tiene un plan?-
- Una pena que Jessica esté fuera de combate…-
- Entonces yo voy a sugerir un plan.- continuó Tony ignorando a Sam.- Me voy a parar en la esquina de la 27th y Quinta, voy a acelerar a Match 7, voy a atravesar ese banco de ventana a ventana llevándome a ese Grimes directo al cielo y que haga boom allá arriba si quiere.-
- Y si hace boom antes de que suban, ese banco queda como si se hubiera volcado un plato gigante de chili, nada más?- gruñó Bruce, que estaba escuchando mientras ayudaba a evacuar ancianos.
-Soy rápido!-
- Ah, o seas el bol de chili va a ser sólo dentro de tu armadura cuando te pegue la concusión explosiva en el cielo, no? Es que llevarte bombas en brazos es tu único plan, Stark?!- bramó Bruce.
- Alguna otra sugerencia?!?- rogó Sam, antes de que se armara una pelea.
- Tú eres el gemelo idéntico de Graham, Bruce. Qué planea tu hermanito?- dijo Clint. En el silencio, la voz de Bruce fue tenue, casi un suspiro.
- Confiaría en que Tony me fuera a sacar.-
- Gente.- dijo Bucky, su voz firme en contraste.- Alguien abrió la trampilla del techo. Desde dentro.-
- Un rehén? Sácalo, es…-
- No. Un rehén no tendría la llave.- dijo Bucky.