...that gossamer thread

Jessica Jones (TV)
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Summary
La locura y el genio van de la mano, pero nunca tan cerca como en la sangre de Bruce Banner y Will Graham. Una conexión inesperada los encontrará uniendo fuerzas y sus mundos colisionando mientras un asesino en serie deja un rastro de sangre en los rascacielos de Nueva York...
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CALL

El que Tony tuviera casa en Montauk, a menos de una hora de ahí, fue extremadamente útil, porque todo el mundo y su gato exigió hablar con Will Graham antes de que el Chesapeake Ripper estaba actuando, bueno, tan lejos de la bahía de Chesapeake. Había pasado tanto rato que a pesar de la escena y a pesar del montón de gente exigiendo respuestas Bucky había agarrado a Will, lo había instalado en una de las tiendas del FBI y lo había forzado a tragarse un batido proteico, una taza de café bastante decente y un sándwich que debía haber conseguido en algún sitio. Nat se había llevado el helicóptero para buscar a Matt y Jessica: Tony había prometido recogerlos, aunque Clint había traído un jeep.

- Como fue que llegaste tan rápido?- dijo Bucky, mientras Will masticaba sin mucho interés, dirigiéndose a Clint, que ojeroso se había sentado a su lado, inhlndo su propio café, las líneas de su cara más pronunciadas por la falta de sueño.

- Sargento John Malvoney, sq, West Point.- dijo apuntando con su taza al hombre que había estado de rodillas más cerca del mar, al que acababan de meter por piezas en una bolsa de cuero plástico negra con cierre y se llevaban.- Tu asesino fue tan amable asesinarlo para comprobar nuestra teoría, justo cuando venía a tener una charlita con él.-

- El otro asesino, el de veteranos… es un terapista.- dijo Will en voz baja, a lo que Clint asintió, admiración en los ojos.

- Mira, Jessica, lo había deducido, porque a pesar de ser la bruja más antipática que existe, cuando quiere igual es la más lista. Quiere verte.- murmuró.- Ella consiguió, no me preguntes cómo, las listas de atenciones del hospital de veteranos y me envió medio centenar de pacientes que se vieron en la misma unidad. Matt los cruzó con aquellos que tenían algún prontuario civil, y… aquí estamos.-

- Supongo que no hay duda que esos cuatro hombres cometieron crímenes en Haití.- dijo Bucky, los brazos cruzados. Él no había tocado la comida.

- Hannibal nunca ha matado un inocente, aunque su definición de culpable… varía.- dijo Will, su voz temblando un poco pero luego haciéndose convencida, profesoral.- Esos hombres… violaron mujeres en Haití. Incluyendo alguna embarazada con resultado de su muerte. Por el amor de Dios, está tan escrito, es que no lo ven? Es como letras de neón! Esos hombres pusieron parte de ellos… partes muertas, y podridas en ella, que estaba impoluta, y esas partes se volverán podridas… asquerosas…!- exclamó levantándose, yendo a la puerta de la tienda de plástico blanco, desde donde aún se veía el maniquí en el centro de la explanada.- Es como ver dibujos infantiles y luego la versión de eso de un artista. Hannibal elevó la venganza de ese hombre a poesía. Apenas podía entender los designios de ese hombre, es como escuchar una radio mal sintonizada, pero Hannibal es como estar en la ópera en primera fila. Está interpretando su música: me está revelando lo que ese hombre es.-

- Will…- dijo Clint, sosteniéndole el hombro, pero el agente se paseó, apretando los puños.

- Esto es una cortesía profesional, no lo ven?!-

- Lo que veo es que me estás asustando.- dijo Bucky en voz baja.- Admiras el trabajo de ese hombre?-

- oh, no se hagan los horrorizados, ustedes han matado más gente que ese y con menos motivo, y tú encima lo has hecho con saña!- soltó Will a Bucky, casi sin pensar en ello antes de seguir gesticulando.- Es una cortesía de psicólogo a psicólogo, un “ yo también estoy harto de oír las confesiones más oscuras de desgraciados sin poder hacer nada! Estoy harto de oír a culpables decir cómo los hace sentir el hacer daño y no poder revelarlo, acusarlos, castigarlos!” – exclamó Will apuntando con el dedo a la explanada, ya vacía de cadáveres.- Hannibal conoce al criminal… y aprueba al tipo! Esto es más que un copycat, es un cover como Nirvana y " The Man who sold the world".-

- Realmente conoces bien a ese bastardo.- dijo Clint en voz baja: Bucky les había dado la espalda, la vista en el mar.- Pero acaso estás proponiendo que dejemos al tipo seguir sus matanzas? Y los inocentes en Central Park, Will?-

- No he dicho eso.- Will se apagó, la animación en su rostro desapareciendo.- Mi empatía no significa que tengan razón. Hay que detenerlo, por supuesto.-

- Pues este crimen, por lindo que te parezca…- dijo Bucky con cierta acidez.- No nos coloca más cerca del asesino que buscamos, ni del tuyo de paso.-

- Barnes…- dijo Will con torpeza, quitándose los lentes.- Lo siento. No quería…-

- Voy a buscar al sheriff local, quería hablar contigo.- dijo Bucky largándose a paso vivo.

La policía local estaba sumamente escéptica de Will, pero uno de los DA asistentes conocía a Matt, y cuando él llegó suavizó las cosas, haciéndoles entender que en cierto sentido era sumamente conveniente que un experto pudiera garantizar que el culpable no era un residente de los Hamptoms, sino alguien de paso. Mucho mejor para el turismo, que era el motor de la región: y mucho mejor para ellos, que podían embolsar los horrores y enviarlos, real y figurativamente, de vuelta a la ciudad. Entre la labia de Matt y el dinero de Tony, que llegó poco más tarde en un Ferrari a llevarse a Will y Jessica- que la gente fea se fuera en el jeep, dijo- a la casa de Montauk, la policía los dejó irse en paz, sin más que unas miradas de desconfianza a Will.

 

Bruce se había asustado e intercambiado miradas con Clint al ver a Will tan pálido y silencioso cuando llegó, pero al ver la mansión en Montauk, Will se había suavizado, sus ojos yendo a los oscuros pinos y la capa de hojas en el suelo que rodeaba la gran casa blanca, sus patios salvajes rodeados de viejos árboles. La casa tenía todo para atraer a un introvertido, con su distancia de la carrera, el bosque envolviéndolo a la espalda, los balcones y ventanales altos y discretos: y Steve y Thor, que los esperaban allí y habían abierto la casa, los recibieron alegremente dando voces. Había olor a gumbo y ensalada fresca, y Will, que se había quedado atrás, respiró el aroma a comida y a los pinos, como si limpiara el aroma de la sangre de sus pulmones.

- Vamos o no quedará nada. Aunque Thor siempre cocina como para cincuenta personas.- dijo Bruce con gentileza. Los demás se habían metido en la casa, dándoles cierta privacidad con asombroso tacto: Will se había quedado afuera de pie en un triángulo de árboles, el suelo blando de agujas de pino.

- Siempre son así, Bruce?- dijo Will con cierta aspereza. Apoyado en la baranda de la escalinata del porche, Bruce se cruzó de brazos.

- Qué quieres decir?-

- Ninguno de ustedes es familia, si descuentas tu relación con Stark. Pero juegan a serlo… juegan a esta extraña familia con Rogers como hermano mayor, tú como la madre, Stark como el padre y el hermanito del medio travieso, la pequeña a la que todo se le tolera… hasta con primitos que vienen a jugar. Son los seres más poderosos del mundo y actúan como niños. La gente los imagina como un escuadrón de supermilitares y dioses, y ustedes, aún con lo que vimos por la mañana…- Will hizo un gesto exasperado, porque arriba, por algún motivo, se oía a Clint y Tony cantando a voz en cuello “ What gonna do with a drunken sailor?”.

 

- Al igual que tú, ésta no es nuestra primera escena de crimen. Ni la número cincuenta.- dijo Bruce, el rostro inclinado.- Haces de maravilla el papel de primito complicado, hablando de eso. Pero dado que ninguno de nosotros es abiertamente aceptado ni encaja en ninguna parte, nos puedes culpar por crear nuestro propio ecosistema?-

- Es mentira. Y no sobrevivirá.- dijo Will con amargura.

- No, probablemente. Pero no hace felices entretanto.- dijo Bruce con calma y un amargura idénticas.

- Oigan, Thor hizo pan asgardiano, ese con cerveza.- dijo Nat desde el balcón: por como los miraba, Will supo que había oído todo.- Si no vienen, no puedo garantizar sus derechos.-

 

*********************

 

Bruce pudo sentir cómo Will los estudiaba, pero después de lo mucho que los Avengers le habían prestado atención a él, no podía juzgarlo por su mirada de taxonomista. Quizá era mejor que pensara en ellos en vez del horror que viesen en la mañana, y todo el mundo parecía sentir la misma necesidad de olvidar por un rato este tableau terrible y recuperarse, bromeando y bebiendo un vino local con sabor a berries que Tony le gustaba mucho, pasando cestos de pan caliente de mano en mano. Era cierto que su alegría de estar juntos tenía siempre un reborde frenético, premonitorio, la sensación de gente golpeada por la vida que sabe que la felicidad nunca dura: pero no lo hacía menos dulce?

La conversación no volvió a los asesinos hasta que Matt, que tenía sus excelentes maneras de orfanato católico, arrastró a Jessica, a Clint y a Nat a limpiar la cocina y lavar los platos, y Will se levantó para recoger la mesa con aire ausente. Con los platitos hondos apilados en las manos, estaba balanceando las copas cuando Nat habló.

- La pista de Jessica es sólida. Clint y yo revisamos toda la data que está disponible, y la que trajo Matt: todos los veteranos muertos se atendían en el mismo hospital militar, en las afueras de Hudson Bay, y todos recibían atención psicológica allí.-

- Todos…? Vivían en una zona muy dispersa.- dijo Bruce en una esquina, donde preparaba una tetera de cerámica con té perfumado.

- Eso es testimonio a lo escasos que son esos hospitales. Hay tres en toda la costa Oeste, y los otros están en Maine y más al Norte. Nuestro país no es bueno con los militares, francamente.-

- Tenemos los nombres de los terapistas?-

- Hay cuatro, aunque sólo dos trabajaban persona a persona, los demás trabajaban en grupo o workshops.- dijo Matt secándose las manos.- Pero para conseguir más información, necesitamos a alguien que pueda de verdad meterse ahí.-

- Meterse?- dijo Bruce, confuso. Era un hombre brillante, pero no un detective: y Jessica, que simpatizaba con él, se dejó caer en una silla a su lado, usando unos cubitos de azúcar para ilustrar sus palabras, su vieja camiseta salpicándose de granitos.

- Lo más lógico es seguir a los cuatro terapistas hasta que uno se incrimine.- dijo ella, separando cuatro cubitos y colocándolos en una servilleta, contando con los dedos.- Murdock, Mérida, Jessica Rabbit y yo nos dividimos ese trabajo. Pero en un caso como este puedes seguir a los cazadores, y atraparlos cuando cacen: pero el mejor modo de salvar vidas es identificar a las víctimas y sacar a casi todas del medio. Así la que quede es un señuelo seguro. Si conseguimos que alguien se meta allí y consiga más que el soplo que le dieron a Clint, podemos saber cuáles de los 6700 pacientes de ese hospital tienen un historial de crímenes de guerra.- agregó, reuniendo otros cubitos alrededor.

- Era necesario que manosearas toda el azúcar?- gruñó Nat, instalándose al otro lado de Bruce. Jessica, a la que le encantaba irritar a Nat, se los metió todos en la boca a la vez, se colgó del brazo de Bruce y le sonrió a Nat de oreja a oreja, lo que era bastante alarmante.

- Jones, compórtate.- se quejó Matt sin volverse.

- Nat, con el cuchillo del pan no, es para comer.- completó Clint sin volverse tampoco, mientras Bruce intentaba escabullirse sin éxito. Will, que las miraba, sonrió aunque sin humor. No solía envidiarle sus mujeres a otros hombres, y claramente ninguna de las dos era lo que conoces popularmente como “ la mujer de”; pero te hacía preguntarte que se sentiría ser protegido por alguien tan feroz y fuerte como ellas. Con un suspiro, se froto los ojos cansados, y Bruce alargó un brazo a él.

- Will, no te has sentado en todo el dia. Ven, te mostraré tu cuarto.-

- Aún no oigo cómo se supone que van a conseguir esos archivos.- gruñó Will, a lo que Clint le dirigió una lenta sonrisa.

- Digamos que todavía no ha nacido el militar que se le resista a Steve Rogers y War Machine. –

 

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-… Y esa es toda la historia.- Steve, que había acabado con su conferencia con James Rhodes un rato luego, Bucky paseándose detrás mientras el laptop de Tony (llamar laptop a eso era como llamar auto a un Testarrosa) les daba una señal encriptada directa a la Base Edwards, se echó atrás, frotándose los ojos.- Por Dios, cómo desearía que esto no se hiciera público…-

- Estás tratando de proteger criminales de guerra, Rogers?- dijo Tony. Tras molestar un rato a Rhodey, había dejado a Bucky y Steve hablando con el militar en su habitación y se había ido a la ducha: ahora ya en pijama, que no podían ser más estilosos y parecían ropa de correr cara, Tony se frotaba en pelo con una toalla mientras los dos ex soldados lo miraban. Steve se veía cansado, sus jeans salpicados de jugo de limón tras preparar esa cena.

- No, por supuesto. Ojalá todo eso saliera a la luz, se juzgara, se pagaran reparaciones… pero ya es difícil para la gente nacida antes del 2000 aceptar la ayuda de un terapeuta, máxime a soldados. Imagínate si esto se sabe… va a arruinar la confianza en esos profesionales.-

- Podrías cambiar “ gente nacida antes del 2000” por “yo” en esa frase.- dijo Bucky con aspereza.

- No estamos hablando de mí.- dijo Steve poniéndose de pie con esfuerzo.

- Yo les he dado los números y me he ofrecido a pagar profesionales. No soy el mayor fan de ir a sentarme a hablar de mí, okay, lo soy, qué mentiroso, pero Pepper en su momento le puso una traílla a una de mis bolas y me llevó, y no me habrá puesto cuerdo porque milagros no hacen los pobrecitos pero oye, se acabaron los ataques de pánico, ya no hago robots asesinos y no creo supervillanos a diestra y siniestra como antes a punta de insultar gente, de algo sirve el asuntito…- Tony se sentó con las piernas cruzadas en la gran gama blanca y verde, el grueso edredón arrugándose bajo él.- Tú también eres un creyente en el santo poder de Freud, no es así Terminator?-

- Yo voy una vez a la semana, aunque más no sea por el café que sirve Elizabeth Warden.- dijo Bucky con una sonrisa torcida.- Esa mujer recibió todo el sentido común que le falta a SHIELD.-

- Por supuesto que tú tienes que ir, con todo lo que te ha pasado es lo mínimo, a mi no me pasó nada, es de ti de quien hay que…- empezó a Steve con calor preparándose para salir, pero Bucky rodó los ojos con exasperación.

- Rogers, puede que a ti no te hayan metido tásers en el culo, pero despertaste solo en el mundo tras dormir setenta años y te pusieron un pijama de colores y te mandaron a pelear contra aliens sin siquiera chequear que estuvieras medianamente cuerdo! Si eso no es abuso no sé qué es!-

- No voy a discutir eso ahora. Tony, avísanos el teniente Rhodes se comunica de nuevo. Yo haré unas llamadas por la mañana, Sam está averiguando por su lado. – agregó Steve con un suspiro, su mano en el pomo de la puerta.- Quizá Elizabeth Warden pueda ayudar al hermano de Bruce, hoy se veía… pues francamente…-

Steve se detuvo al abrir la puerta, porque ahí, en vieja polera y pantalón de buzo gris estaba Bruce, una almohada bajo el brazo, su celular y una taza de té en la otra mano, poniéndose rojo de a poco y apretando los labios. Steve parpadeó y Bruce se mordió el labio asintiendo con exasperación.

- Se veía cómo, Steve?- dijo con una suavidad peligrosa.

- Oh, es mi cumpleaños y me traen un osito teddy para dormir!- dijo Tony alegremente, rebotando sentado en la cama.

- Normalmente la gente no quiere hacerle esas cosas a sus ositos teddy.- dijo Bucky por sobre el hombro, su sonrisa torcida humorística.

- No sé tú, yo tuve el mío hasta los 25…-

- Francamente qué sobre Will, Steve?- repitió Bruce, a lo que Steve suspiró, pero Bucky lo agarró del brazo y lo sacó por la puerta.

- Dañado, se veía tu hermanito hoy, y no tendrás cara de decirme que no sé de lo que estoy hablando.- soltó Bucky.- Lo que le hizo Lecter no parece andar muy lejos de lo que me hizo a mí HYDRA, así que conseguirle ayuda debería ser más prioridad que la meta de engordarlo que todo el mundo parece tener.- acabó ya en el pasillo.

- Sí, bueno, después de su último terapeuta, no me lo imagino yendo a sentarse con otro.- dijo Bruce con una mueca. Bucky se encogió de hombros y se llevó a Steve, y Bruce, más rojo que antes, entró en el cuarto de Tony, y cerró la puerta, para ver al dueño de casa tendiéndole los brazos y abriendo la cama con mucho entusiasmo.

- Tony… no estoy diciendo que sea seguro, y si no quieres está bien, pero pensé que podíamos… tratar de dormir juntos. Sólo dormir. Pensé que… quizá no sea una buena idea, pero…-

- Bruce, no tienes que explicarte, claramente no es yoga lo que vamos a hacer a esta hora. Ven acá, esta cama tiene un colchón fantástico, deja ese té ahí y ven…-

- Sabes que no puedo hacer nada más…- Bruce sentó en la cama como si estuviera hecha de bombas, pero Tony apagó la luz de un manotazo y te tendió como el hombre de vitruvio, sus ojos relucientes en la penumbra de las luces del exterior.

- Banner, ven a hacerte bolita conmigo, es una orden. Dejaste a baby Banner arropado? Le leíste un cuento de psicópatas buenos?-

- Deja en paz a mi hermano.- dijo Bruce, tendiéndose con un bufido. Tony alargó una sola mano para acariciarle el pelo, tocó su nariz y tras una pausa, rodó hasta pegar su espalda a su costado, muy quieto.

- Podemos pagarle el tratamiento que desee. No me gusta ver a la gente sufrir, Bruce.-

Hubo una pausa, y Bruce se movió para rodearlo con el brazo y besar su pelo húmedo.

- Te quiero, Tony.-

- Sabes que Barnes, Rogers no porque posa de decente, Barnes está contándole a los Assasain Twin que viniste a mi cama y los dos van a estar con la oreja parada toda la noche por si te hago cosas malitas? Puedes dormir completamente tranquilo, me tienen vigiladísimo…- dijo Tony con voz burlona. Bruce, que entendía lo que en realidad quería decirle, a saber: que no corría ningún peligro, con una casa llena de superhéroes dispuestos a detener cualquier sombra de un código verde, asintió, aliviado, y cerró los ojos, los dedos de ambos encontrándose en la colcha.

También entendía que sepultado en la perorata, había un “ también te quiero”. Y un “ no te vayas”.

Los ojos cerrados, su aroma cerca, Bruce se preguntó si alguno de los dos podría separarse del otro sin ansiar este contacto por lo que les quedaba de vida. No era eso lo terrible de ser feliz?

 

*********************

 

Faltaba mucho para amanecer cuando Will despertó. Desde la ventana del primer piso en la preciosa habitación que le asignaran podía ver una niebla tan espesa como algodón en el exterior: por un momento no supo qué lo había despertado, ni estaba seguro de estar despierto.

El bosque daba al impresión de un halo protector, verde y aireado, al acercarte a la casa, pero al mirar hacia afuera desde la ventana de la habitación, Will sintió una sensación animal de exposición. Se había levantado niebla, que reflectaba los poderosos focos LED que rodeaban la casa: y en comparación con el bosque quieto y oscuro, Will se sintió como puesto en una vitrina, la única cosa iluminada y en exhibición en kilómetros a la redonda. Su instinto de cazador, su propio ser, sentía rechazo a esa audaz exposición que era tan Tony Stark, que parecía gritarle a los predadores que vinieran por él, que se atrevieran. Él, en cambio, quería un lugar oscuro en donde tuviera tantos costados protegidos como pudiera.

Había un silencio completo en la casa, puntuado solamente por los beeps apagados de sistemas de seguridad y una casa completamente informatizada.

Suponía que esos beeps debían ayudar a que esa gente, que vivían en un mundo tan tecnificado, a dormir. Para él, esos beeps lo hacían pensar en hospitales y bombas, y por un momento se esforzó en bloquearlos sin éxito: como el tic tac de un reloj, mientras más intentaba ignorarlo, más lo perseguía. Beep, bep, bip, beep, click, clickity click, bip.

Clok.

Aún mientras el horror le subía por la espalda como la sensación de morder un hielo se te expande por la boca, Will admiró, despersonalizado, el poder de los sentidos humanos.

No tenía ninguna duda cuáles de esos bips y clicks eran producidos por máquinas: y de que ese clok, era producido por un ser vivo. Había una sutil irregularidad en la repetición del sonido? El roce de lo humano antes del golpe? Una milésima de segundo incontable, irrepetible, antes o después, que el diminuto tímpano humano podía captar e identificar como un sonido guiado por la voluntad, en vez de parte de la matemática cacofonía?

Su cuerpo captaba cosas, identificaba cosas, sabía cosas que su mente sólo podía reconocer a posteriori. Era eso una falta de sabiduría? O era una protección atávica de la presa, que no le permitía ver los colmillos hasta muy tarde y aseguraba al predador su sustento? Cómo podías vivir, después de todo, sabiendo que la muerte rondaba y tu futuro, el ser consumido, el fin de tu existencia ya vivía y era real, y sólo lo separaba de ti un número finito de respiraciones?

Ese clock le era familiar como su propio aliento. Era el ruido de una pezuña en la tierra dura del bosque: y con la sensación que tiene un adicto cuando la metadona le corre por las venas tras mucho, mucho tiempo en rehab, Will forzó los ojos a través del ventanal, a través del reflejo metálico de los focos, y entre la niebla, vio moverse las espinas vivas de una cornamenta entre los árboles. Estaba lejos, y sabía, con la fría sanidad mental que aparecía incluso en sus peores crisis, que estaba demasiado lejos para que oyera el golpeteo de pezuñas, menos aún en blanda tierra de bosque acolchada por generaciones de hojas secas.

Pero lo oía, y por eso Will sabía perfectamente que estaba soñando, o alucinando. Pero hacía mucho tiempo que le había perdido el miedo a esa realización, y abrió la ventana sin dudar, la humedad de la noche que llenaba el vidrio de gotitas entrando y prendiéndosele de la nariz con su olor a tierra mojada.

Había una terraza, no más que un delicado podio de piedra embaldosado y rodeado de una baranda de metal. Will apoyó una mano y pasó las piernas al otro lado sin ningún esfuerzo, sus pies en zapatillas hundiéndose en el césped blando: pero poco pasos más allá había gravilla, y luego atravesando el círculo de vehículos estacionados, el bosque empezaba con su alfombra de hierbas salvajes y arbustos transformándose en árboles.

Había parecido lejos, pero a Will le pareció que no había pasado más que un segundo mientras avanzó entre árboles auroleados de niebla y se metió en las sombras, abandonando el radiante círculo de luz protectora de los focos. Inspiró la cargante humedad de esa niebla, y lo hizo con la fruición con que se anhelas las sábanas limpias de tu cama al final del día.

Aún podía ver, entre los troncos de los árboles, moverse la anormalidad de esa cornamenta aguzada como cuchillos. La siguió, sus pies hundiéndose cada vez más en la tierra e hinchada, que emitía vapores al comprimirse bajo su peso como la carne muerta: y en su avance, la noche que había sido tan invitante, el cielo tan alto sobre los árboles, desapareció hasta que todo lo que lo rodeaba era niebla, troncos y ramas, y un bosque anormal en su silencio.

 

Un silencio tan total que Will sentía sus latidos, y el rumor de la sangre en sus oídos.

 

- Hannibal.- dijo, ciego en la niebla, la voz firme, sin miedo ninguno.- Aquí estoy.-

- Will.- dijo una voz inmediatamente, imposiblemente cerca, y lo que fuera que se movía en las sombras alargó dos brazos largos y le rodeó el torso.

 

****************************

 

El ruido infinitesimal del roce de la seda despertó a Clint, junto con la ausencia de la carne suave y cálida bajo sus manos. Ponerle camisón de seda a Nat era un poco como ponerle un cascabel a un gato: incluso en sueños, su mente esperó un intervalo de tiempo razonable para que ella fuera por un vaso de agua o usara el baño, pero pasados los tres minutos, abrió los ojos completamente, buscándola.

Ella estaba de pie en el umbral de la puerta abierta, quieta, escuchando, la cabeza inclinada en un ángulo. La casa se sentía completa y en paz, pero Clint tenía experiencia como para jamás desoír los instintos de Nat.

- Qué pasa?-

- Algo está mal.- dijo ella en voz baja, antes de echar a andar con decisión descalza, en su breve camisola.- Ve por James.-

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