
what you eat
- … y es su medio hermano. Te sorprendería lo mucho que se parecen: es como un Bruce Banner más finito, con la cara más afilada… te mandaré una foto de los dos juntos en cuanto pueda.-
- Oye, considerando lo mucho que te gusta Banner, no me sorprende que te encante que tenga un mini por ahí.-
- Will es muy guapo, a su manera. Tendría que dibujarlo. Tiene un algo de lobo solitario, habría que dibujarlo en el bosque, tiene un aire a leñador…-
* pausa* Ah, sí? Quieres dibujarlo sin ropa, también?-
- Eh? Buck! O sea, podría ser muy artístico, es muy esbelto, pero…-
- … me llamaste sólo para babear a ese tipo o tienes algo importante de lo que hablar, Rogers?-
- No entiendo… he dicho algo que te moleste?-
- Al grano, Rogers, que allá serán las ocho de la noche, pero acá en Belarus son las cinco y quiero dormir otro poco.-
- Lo siento mucho, Buck! No quieres que te deje dormir, hablamos luego…?-
- No, porque entonces sólo me habrás despertado para oírte hablar de ese tipo!-
-…-
-…-
-… sigo sin entender qué he dicho.-
- Del comienzo. Estábamos hablando de un asesino de veteranos de guerra.-
- Sí, por eso te hablé de Will. Es un… profiler. Sé que suena muy raro, pero es gente que estudia a esos asesinos que matan por… que matan gente por gusto? Y ayudan a atraparlos. Debe ser un trabajo muy cool, porque lo googleé y hay una tonelada de series de TV sobre esa profesión!-
- Y además es guapo, no?-
- Sí, pero la profiler de Crossing Jordan era más guapa.- Steve podía OÍR de alguna forma a Bucky dándose una manotada en la cara, aún a través de la línea.- El tema es que se ofreció a ayudar a atrapar al asesino de Tommy Erkirk, pero…-
- Oh, ahí vas a tener suficiente tiempo a su lado para dibujarlo todo lo que se te dé la real gana.-
-… no sé a qué viene tu acidez, ya te dejaré dormir.- gruñó Steve.- El problema es que hay otro asesino… un tipo realmente poco cuerdo… que aparentemente está obsesionado con él desde hace años y que lo sigue. Y lo vio en el parque durante la granada. Le dejó el mensaje más enfermo que te puedas imaginar… no te imaginas las cosas que le ha hecho…-
- Por Dios, Rogers. Cómo te buscas de tantos problemas. Dos asesinos seriales? Súmanos a mí, a Natalya… y casi tienes para un sindicato!- bostezó Bucky.
- Bucky si vuelves pronto, me gustaría pedirte que ayudes a cuidarlo.- murmuró Steve, a lo que oyó a Bucky inspirar.
- No diiste que era hermano de Banner? Natalya lo adora. Si ese tipo intenta acrecarse, seguro Nat lo defiende a mordiscos.-
- Sí, está… muy enfocada en esto. Y está Tony, pero… bueno, cuando dijeron el nombre del tipo, Clint puso una cara como si fuera Satán en persona.-
- Cómo se llama?-
- Hannibal Lecter. Creo que le llamaban el Cheasepeake Ripper.-
Hubo una larga pausa al otro lado del teléfono.
- Buck? Te dormiste?-
- Estaré en LaGuardia por la tarde. – dijo la voz de Bucky, muy sombría y muy despierta de repente.
- Eh?-
*****************************************
La habitación estaba llena de dibujos de crayón de una pared a la otra. Torpes, infantiles: figuras de palitos, círculos y triángulos, que parecían bailar, recorriendo como una oleada de color las blancas paredes de la enorme sala.
A Will le recordaron a la gente de huía de esa bomba en Central Park, caravanas de hormigas asustadas.
Esta vez no se trataba de un modesto pisito de veterano ni una casita en el Bronx. Es la esquina del East Side, en un barrio exclusivo, el asesino había entrado por la ventanita del ático y había torturado por al menos tres horas al General Eiling, un hombre poderoso que jubilado del pentágono seguía siendo cabeza de las dos academias militares de New York. Y había cubierto la sala, estucada y de alfombras color oro, de dibujos grotescos que a primera vista parecían muy alegres y luego te dabas cuenta que representaban gente asesinada, piernas y brazos cortadas, figuras con bocas de crayón rojo muy abiertas, figuras en llamas, figuras partidas en dos. La carne que había sido el general había sido abusada lo suficiente para que la sangre hubiera borrado parte de los dibujos: un pedazo de metal que identificaron como un asta de bandera emergía de su recto, entre sus piernas quemadas.
Emergía parcialmente. Le había llegado hasta el páncreas.
Y Will se tambaleó un momento, cerrando los ojos. Había sido la palabra del Capitán América lo único que consiguiera que lo dejaran solo en la sala unos momentos: la policía de New York no lo conocía y desconfiaba de un agente del FBI que “ hacía trucos”, aunque no era que no estuvieran acostumbrados a numeritos raros. Will tuvo que echar a Nat afuera: su presencia distraía su empatía. Solo pudo tolerar a Steve Rogers y a Matt Murdock, que había llegado hacía poco, instalados junto a la puerta, porque la policía se negaba, y con razón, a perderlo de vista.
El diseño que se le presento era terriblemente confuso.
Las paredes encaladas, blanqueadas, impecables. Antes de la masacre, ni un cabello, ni una mota de polvo, ni un hilo de telaraña en esa sala. Habría podido operar en ese suelo. No sólo al hombre, a la casa también la habían mancillado. Pero había oscuridad, odio, y un deseo enfermo de ultrajar lo inocente, destruir lo perfecto, y tanta culpa, y odio, y un deseo de justicia amargo como hiel…
La cabeza le punzó, y Will se cubrió la cara con las manos, porque esa marejada como tsunami que arrastraba todo, árboles, cadáveres, barro, restos, parecía ser demasiado, demasiado, insoportable e imposiblemente llena de odio…
- Hey, hey…- dijo una voz baja, y cálida, aunque severa.- Oye, no te desmayes, tu poder te hace daño? Cómo Steve tolera esto…?- murmuró la voz, y dos brazos como acero cincelado lo sostuvieron. Eran increíblemente poderosos, aunque duros e implacables: y como un río al encontrar un tsunami lo aclara y purifica, frenando su avance, algo fresco y persistente, inamovible y claro diluyó por un momento la marea de horror. Will abrió los ojos, y se encontró mirando dos generosos ojos castaños, en un rostro apuesto pero dócil y nada remarcable, que no se condecía para nada con el cuerpo de acero que sentía bajo la ropa.
Esos ojos no lo miraban de vuelta. Ese hombre era muchas cosas, pero jamás habría sido cruel, o malvado. Pudo sentir a Steve Rogers detrás, hablando algo sobre que el desayuno había sido escaso, y entonces todo se aclaró, rodeado de esos dos hombres que podían ejecutar tanta violencia, pero jamás alzarían una mano para hacer daño gratuito.
Eran dos asesinos. Y uno, un pedófilo asesino increíblemente cruel, estaba muerto en la alfombra con esa asta de bandera representando sus espantosos crímenes, los dibujos señalando el dolor de cada niño que tocase, y la sangre mancillaba el lugar aparentemente perfecto y puro como la sangre se había llevado la inocencia, la pureza.
El otro asesino estaba suelto, y este no había sido el primero, ni sería el último.
Will habló con la boca seca.
- Este es mi designio.-
*******************
- Jessica finalmente lo logró. Hay una mujer, ex personal de aseo de la Academia, que lo encontró una vez con la hija de una recluta. La niña desapareció poco después y a la soldado la mataron en Kuwait. Está dispuesta a testificar, aunque lo que desenterró Tony de sus servidores ya es más que suficiente. Ese tipo había visitado TODOS los sitios que existen de childporn, santo Dios, y colaborado con algunas imágenes.- Clint se veía sereno, pero Nat a su lado estaba bastante descompuesta, sorbiendo una malteada de chocolate en el café del East Side en donde se habían reunido al día siguiente. Will, igualmente pálido, comía con desgano un sándwich, que Steve no dejaba de empujarle a la cara: Matt, sentado al otro lado de Will, hacía su parte empujándole el Gatorade.
- Debo confesar que después de ver las fotos, una parte de mí se siente bien dispuesto a representar al tipo en la corte cuando lo agarren.- dijo Matt, sus manos ciegas en su té.
- Yo me habría ofrecido a sujetarle el asta de bandera.- gruñó Nat.
- mí me interesa que lo atrapemos. Está muy bien que presente sus acusaciones ante una corte si tiene información sobre crímenes de guerra, pero esto no es aceptable.- dijo Steve, mordiéndose el labio.
- Qué no es aceptable, Rogers? Éste es tu émpata? Barton, Murdock. Hola, Nat.- dijo una voz, y Will levantó la vista a un hombre esbelto que no parecía nunca acabarse, con una melena negra sujeta en una cola, un chaquetón parka abultadísimo y los ojos más claros y transparentes que hubiese visto. Había una aspereza en su voz, pero Will lo miró a los ojos, parpadeó y sonrió.
Natasha emitió una exasperada maldición en ruso y se fue de golpe, hecha una furia. Clint, tras echarle una mirada a Will que mezclaba exasperación con su murder stare, que hasta ahora Will no conocía, la siguió.
-… prometí chocolates o algo?- musitó Bucky, siguiendo la progresión de la pareja a través del ventanal por la calle, en donde Clint gesticulaba furiosamente aún mientras caminaba, Nat avanzando hecha un ariete con las manos en los bolsillos.- Rogers?-
- Natasha es muy sensible a los encantos de Will Graham.- dijo Matt con total seriedad.
- No me digas, ella también?- gruñó Bucky.- Se puede saber qué le das tú a la gente, eh?-
- Will no ha hecho nada de eso!- protestó Steve.
- Tú callado, Rogers.- dijo Bucky dejándose caer en el asiento que abandonaran los ex agentes de SHIELD, y bebiéndose con descaro sus tazas abandonadas.- Sé que andas siguiendo un asesino con esta gente, pero cómo es eso de que un asesino te anda siguiendo a ti? Puedo tener el cerebro hecho omelette, pero en las seriales de mi infancia, la policía perseguía al villano y no al revés.-
- Este despropósito con pestañas es James Barnes, contemporáneo del Capitán.- dijo Matt, una mano en el brazo de Will.- Puedes achacarle la bocaza a años de lavado de cerebro en Rusia…-
- No, eso venía de antes.- bufó Steve de su asiento.
-… pero se ha ofrecido para ayudar a protegerte del Dr. Lecter.- acabó Matt, alzando el mentón para señalar a Bucky, que asintió.
- Pero tú no quieres.- dijo Will con voz tranquila, y Bucky dio un respingo.
- Mira, en su momento leí de las matanzas de Sbrenica, y del tipo que emergió de eso. HYDRA lo vigilaba, y sé lo suficiente de él para no desear ni a mi peor enemigo en sus manos. Cuando Steve lo mencionó, preferí venir, sólo HYDRA tenía el archivo completo de ese sujeto y…-
- No quieres.- dijo Will, con más firmeza.- Lo haces porque crees que es tu deber. Para ti empuñar las armas es como limpiar vómito: algo que no te gusta ni pizca ni entiendes que a alguien pueda gustarle, pero alguien tiene que hacerlo y ya.- musitó, los ojos fijos en los de Bucky. El antiguo Winter Soldier se demudó, pero la expresión en su rostro inmóvil se dulcificó lentamente, suavemente. Steve no lo había visto con ojos tan dulces desde 1939.
- Puedo protegerte bien, Graham.- dijo Bucky despacio.- si me dejas.-
Will asintió. Afuera se había hecho de noche, y llovía suavemente. Matt recogió su bastón, y se fue, su estupendamente natural pose de apuesto abogado ciego ganándole unas sonrisas y miradas nada disimuladas de las baristas: pero Will ni siquiera se despidió, toda su atención puesta en Bucky.
- Qué sabes de Hannibal? Todas las biografías que hay sobre él se han demostrado falsas. Dime lo que sepas.- demandó, sus manos apretando demasiado su taza casi vacía.- Cómo… porqué se encontraron con él?-
- Se comió a tres altos oficiales de HYDRA. Y me mandaron a cazarlo.- dijo Bucky con una pausa, siguiendo a Steve con la vista que se había levantado para ír por más café.- Cuando se comió a dos hijos de otro dignatario y amenazó comerse al tercero, me ordenaron dejarlo en paz.-
- Cuándo fue eso?-
- Latvia.- dijo Bucky en voz baja. – No logré salvar a los chicos. –
- Cuándo?-
- 1977.-
- Qué?!-
- Bucky, cómo se te escapó?- exclamó Steve en voz baja, asombrado. Bucky empalideció, y tomó un largo sorbo antes de contestar.
- Me llamó por mi nombre, unas palabras de mando… y luego cantó unas estrofas de Beethoven mientras me metía un cuchillo en las tripas y daba la vuelta alrededor de mí. – Bucky miró la cara asombrada de Steve, y luego habló en voz muy baja.- Cuando desperté, me dijeron que había estado en coma medio año y congelado tres, que recuperarme había costado mucho, porque me faltaban varios pedazos.-
- Oh, por Dios.- dijo Will en voz baja.- Comió supersoldado. Tanta fuerza… tanta potencia… su edad…- Will se pasó la mano por la frente.- Con razón ha tenido tiempo de aprender tanta cosa…!- exclamó, y el café completo los miró mientras los dos hombres altos y musculosos trataban de calmar a su amigo más pequeño, que tenía un ataque de histeria.