THEY 2
-… maldita sea, tienes una concusión y probablemente una fractura, quédate quieto, eres peor que tu hermano, eres muchísimo peor que tu hermano, Graham vuelve acá…!- bramó Clint, que se había reunido con los machucados, exhaustos e irritables Avengers en el hospital de campaña que se había armado en el centro de Manhattan. Cuando Will había pedido que lo llevaran al hospital más cercano, Clint había comentado lo fantástico que era tener por fin a un weon consciente en el grupo, lo que se acabó cuando Will insistió en ir al siguiente, al siguiente, y al siguiente. Clint estaba muy harto al amanecer cuando llegaron al último hospital que había recibido heridos de la explosión, en Brooklyn, pero Will seguía impertérrito, abriéndose paso con cojera y aún con una herida sangrante en el escalpo, que no habían dejado que le limpiaran. – Ser exasperante, vuelve acá!-
Will se metió en la urgencia a través puertas que decían PERSONNEL ONLY y se abrió paso revisando box por box, murmurando algo “de tarde, es demasiado tarde”. Cuando llegó a último box vacío, se detuvo y apoyó la cara en la pared: Clnt pensó que iba a echarse a llorar.
- Pero a quién buscabas? Habla, Graham!-
- Llevaba una falda amarilla y una polera azul… - musitó él, yendo a frotarse la frente y mirándose la mano con sangre.- Tenia el pelito corto… era un niñita, no más de siete años, afroamericana…-
Clint parpadeó, sentó a Will en una silla de plástico y se volvió al auxiliar que se acercaba con gesto poco amigable.- Oye, buscamos a una niñita vestida de Blancanieves. Una chiquita negra…-
- Oh, estuvo aquí.- dijo el auxiliar, con un gesto terminante, a lo que Will saltó sobre sus pies.
- Murió?-
- Qué? No! Se fue con su familia, no tenía nada más que susto y unos raspones, no…- el auxiliar, que también era un hombre de color, se puso pálido de golpe.- No me van a decir que esa no era su familia?! Tenían papeles y todo!! Madre, hermanos y abuelo…!-
- No, no está bien, qué bueno que está bien.- dijo Clint, palmeando el brazo del pobre hombre- Necesitábamos saber que estaba bien, es todo, él estuvo en la explosión…-
- Sí, se nota, necesita atención…- el auxiliar entrecerró los ojos.- Oye, tú no eres el tipo de las flechas… el Hawkdude?-
- Yep.-
- Y cambiaste a la Black Widow por esto?!-
- Bañadito se ve mejor.- Clint se encogió de hombros.
- Ella no dejó nada? Una dirección, algo?-
- No, pero probablemente veamos a alguien de su familia más adelante.- dijo el auxiliar sonriendo.- Si quieren que le dé un mensaje…-
- No dejaron un número de teléfono?-
- Porqué dices que van a ver a alguien de su familia?- preguntó Will, mientras el auxiliar hacía gesto a un paramédico, que le echó una mirada a Will y empezó a juntar una bandeja de sutura.
- Tuvimos que pasarle el polerón de scrubs más grande que tenemos para que no se la llevaran desnudita, su pobre disfraz estaba hecho pedazos, hubo que botarlo, así que seguro la familia lo trae después…-
- Donde está ese disfraz? Lo necesito!- exclamó Will, poniéndose de pie, a lo que el paramédico le echó una mirada exasperada con la aguja en la mano.
- Deben haberlo mandado al incinerador, si estaba insalvable… oye, no creo que te quepa…-
Clint se apoyó en la puerta, conteniendo al personal que asombrados y bastante alarmados vieron a Will revolver entre una montaña de telas de cirugía sucias, batas de papel sangrientas, scrubs desgarrados, sábanas sucias y ropa cortada en los cajones de plástico junto al incinerador en el sótano, pero el hombre persistió hasta encontrar el pequeño disfraz, descolorido por un trapo con cloro que le había caído encima. Lo volvió al revés, lo revisó, y de repente emitió un sonido de triunfo: del diminuto bolsillo bordado con una manzana, había sacado un papel, plegado y salpicado de cloro, pero cubierto de la escritura cursiva más perfecta que la caligrafía podía hacer.
- Qué diablos…?- empezó Clint.
Will,
El tiempo, como bien sabían los antiguos, es elástico. Por eso, aunque ha pasado una eternidad y un segundo desde la última vez que nos encontramos, no diré el día ni la hora en las que volveremos a estar juntos. Sabe bien que es inevitable: la rueda gira y todos nuestros caminos nos conducen a esa sublimación, en donde por fin podemos compartir nuestros pensamientos. Te confieso que desgarró mi alma el tener que abandonarte herido e insensible tras nuestro enfrentamiento con Dolarhyde: la memoria de haberte dejado en esa playa, desprovisto de mi ayuda, en manos de otros, carcomió tanto mi espíritu que tuve que recrear las circunstancias para poder calmar mi culpa. Nunca debes dudar que ocupas un primer espacio en las memorias de mi vida: he pecado de exceso de precaución, pero no de falta de aprecio.
Quedo siempre tuyo, Hannibal.
- Me estás diciendo que el hijoputa te rompió las piernas para darse el gusto de curártelas?- musito Steve, las manos en la cara, los codos plantados en la mesa, aparentemente incapaz de levantar la cabeza para mirarlo mientras los demás hacían sonidos de incredulidad. Tras la horrenda explosión y sus apresuradas tareas, se habían reunido para comer y asearse en la Torre durante la tarde, y al fin Will había logrado dormir un par de horas. Por supuesto, cuando despertó Clint ya había contado todo lo que sabía.
- Ese es el tipo de almas enfermas que en Asgard tienen un solo uso.- dijo Thor, que se paseaba irritado.
- Cuál?- preguntó Tony curiosamente, alargándole una taza de café a Will.
- Abono!-
- Cálmate, grandote. Ya tengo suficiente con uno solo hecho un basilisco.- dijo Clint, señalando con su botella de Gatorade a Bruce, que se había apartado de los demás para pasearse por la terraza, ceño fruncido, figura tensa. Tanto Clint como Tony tenían la postura atenta de estar listos de lidiar con un código verde si ocurría, y Will, a pesar de que estaba repatingado en un sofá como si se estuviera sumergiendo en él, ojos vueltos dos espejos hacia dentro, notaba la extraña tensión en la sala, que no se debía a la carta de un asesino.
- Crees que él gatillo la explosión?- preguntó Steve.
- No.- dijo Will con absoluta certeza, alzando la vista a él.- Hannibal no está interesado en explosivos. Eso es… muy Van Gogh para él. Hannibal es puro Caravaggio.- insistió, agitando una mano en descarte.- No, aprovechó la situación, pero no tuvo nada que ver…-
- Si aprovechó la situación, o te sigue permanentemente, o sabía que iba a pasar. Son las únicas opciones.- dijo Tony, que se veía bastante irritable, su traje arrugado y los brazos cruzados mientras movía una pierna rebeldemente, instalado en una de las bancas del bar.- Si te sigue permanentemente, no te podemos dejar solo: si sabía que iba a pasar, hay que agarrar a ese asesino serial de veteranos y nos llevará a él.-
- Asesino… fue él?- exclamó Steve, a lo que Tony hizo un gesto a la pared, en donde JARVIS proyectó diferentes escenas en pantallas , incluyendo la enorme mancha de sangre en la mitad de Central Park, y el rostro de un anciano obeso, de ojos pequeños y expresión rencorosa en una esquina.- Thomas “ Trev” Guilfoy. El Bombardero de Triestre. Dos medallas, tres tours en el Norte de África contra Romnel. Es la quinta víctima, verdad?- dijo volviéndose a Clint, que asintió.
- Asesinar a soldados que sirvieron a su país es…!-
- El maldito que está haciendo esto no sobrevivirá a mi cólera…!-
- La verdad el viejo no me estresa, pero hay cinco muertos en la estampida y once personas heridas por la explosión, sin contar el centenar de heridos por la el pánico… oye, herido número 101, adónde vas?-
Will no le respondió a Tony, pero se había puesto de pie para acercarse a las pantallas, mostrando la sangre, las heridas, las vísceras. Eran sólo imágenes, pero Will podía oler la sangre en el cemento. Podía oír los gritos, el olor a sudor del pánico…
Luz dorada, un balanceo:
“Éste en mi diseño”
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Era odio. Odio frío e inmenso, el odio de alguien cuyo daño no puede ser reparado ni disculpado: un odio acervo, amargo, quemante, como bilis anunciándote que el vómito vendrá, incontenible. Era, para alguien que ya ha matado, una orden: una directriz que no podía, ni quería, conocer otro método.
No era terrorismo ni política ni ejemplos. Era muy personal, muy propio, y sangrante y feroz.
Era amor y venganza, ciegos y sin sentido, pero oh, tan satisfactorio.
Cómo se supone que siga viviendo, si tú te has muerto, y el mundo sigue girando, y otros, menos que tú, menos en todo sentido, indignos, inermes, siguen vivos?
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- WILL! WILL!- la voz de Bruce y la visión de unos ojos verdes como lámparas lo sacaron de esa vorágine de odio y furia. Estaba de rodillas, echado atrás contra el pecho de Bruce, que lo sostenía en brazos inconcebiblemente fuertes, y los demás Avengers se arremolinaban alrededor, sus rostros preocupados. Will se tocó la cara: la tenía llena de lágrimas. La angustia de Bruce era patente, e inesperadamente, lo alzó como si no pesara nada y lo depositó en el sofá, mientras Thor se acercaba con una caja de pañuelos y un vaso de agua en sus grandes manos. Will se secó la cara, dándose cuenta que aún temblaba violentamente, y una de las peores neuralgias de su vida se instaló entre sus cejas como un anzuelo hasta su cráneo.
- Qué viste?- dijo la voz de Natasha. Will no la había visto hasta ese momento: estaba en el umbral, y llevaba un vestido de punto de un rojo oscuro, casi terracota, que tenía el color exacto de la sangre seca.
- No es… no es un serial exactamente. Es un ex soldado. Estuvo en servicio activo… y mataron a otro soldado que amaba. No sé si… lo más seguro es que sea un hombre homosexual, en probabilidades por el número de mujeres en servicio activo, pero… creo que murió heroicamente, pero no fue reconocido…-
- Pero porqué mata a otros soldados entonces?- exclamó Steve.- Cómo vas a estar seguro de eso, además?-
- Él está tan seguro de eso como tú de que puedes lanzar tu frisbee, es su trabajo.- dijo Nat con sequedad, a lo que Clint se cruzó de brazos y bufó.
- Buenos detectives estamos hechos Jessica, Matt y yo. Soldados. Lo que tenían en común, era que volvieron vivos de la guerra, cuando tantos no. Por Dios, qué ciegos fuimos, más que Matt!-
- A la gente que no ha estado en guerra se le olvida que eso no es lo corriente.- dijo Thor con serenidad, yendo a poner una mano en el brazo de Will.- Esas visiones… las ves, o las sientes? Necesitas descansar ahora, seguro…-
- Nos has dado más que suficiente para trabajar.- dijo Natasha.- Ahora nos toca a nosotros, encontrar a ese hombre.-
- Buena suerte, porque la cantidad de soldados que han perdido a un hermano de armas que amaban, ha de ser…- empezó Bruce ácidamente, antes de mirar a Steve.- Sorry.-
- Ese hombre debe haber enloquecido de remordimientos y angustia.- dijo Steve, meneando la cabeza.- Pero eso no excusa lo que ha hecho.-
- Y cómo entra tu stalker en esto? Hannibal Lecter, dijiste? El tipo claramente sabe algo, qué tal si lo agarramos y preguntamos?- dijo Tony, y Will dio un respingo, porque el rostro de Habbibal, posando para una foto identificatoria, no un jumpsuit carcelario, sino con uno de sus trajes con corbata de satén beige y un traje de caprichoso celeste y lila había llenado las pantallas.- Oh, por Dios, es un fruitcake…- agregó, antes de fruncir las cejas.
- Qué? Tú tienes una corbata igualita.- dijo Clint, que ayudaba a Will a ponerse de pie.
- No, es que… yo conozco este tipo.- dijo Tony, abriendo otras imágenes y acercándose a la pantalla.
- Lo conoces?-
Tony se cruzó de brazos y se llevó el pulgar al labio inferior.- Uhm. Creo que nos hemos acostado…-
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