Ring
—¿Dónde están, Rojo? —Pregunta directa, sin ningún saludo ni nada, ni siquiera un atisbo de un tono juguetón. El soldadito estaba molesto y vaya que tenía razones.
—¿Quienes?
—¡Ustedes! —Murdock rió, ni siquiera intentó esconderlo. Frank justo ahora debía estar en su departamento con todas las cosas fuera de lugar por buscar incansablemente a su compañera canina —Secuestraste a mi perro, Murdock. —¿Cómo pudiste secuestrar a mi perro?
—No cuenta si el can me siguió voluntariamente.
—Es mentira, hiciste algo. —gruñó el ex marine saliendo de su hogar con las llaves de su auto, lo único que necesitaba era ir con Micro y encontrar al abogado, aunque realmente no esperaba que estuviese en otro lugar que no fuera el despacho de Foggy Nelson.
—Tienes razón, buena suerte encontrándonos. —Bip. Se esfumó, él maldito abogado había osado a colgarle sin explicación alguna; nope, cero, no había pasado nada en los últimos días (ni siquiera semanas) todo había sido bastante bueno en su relación con Murdock. Pero al parecer alguno debió existir porque Matt no actuaría así a no ser que tuviera razones. ¿El perro? ¡¿Enserio, Rojo?! Frank nunca ¡Nunca! le había hecho algo a su confidente adicto a las calorías ¿y qué hace Matt? ¡Llevarse a Queen!
Castle llegó a la calle y observó cómo su auto era llevado por una grúa.
—Esto no se iba a quedar así, Sunshine.
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—Recuérdame por qué te estoy acompañando —preguntó Micro deteniendo el auto en un semáforo en rojo, por como él lo veía jugar en contra de Frank nunca terminaba con una victoria. Por lo que respectaba a él y sus planes, en la noche iba a tener la primera cita con su esposa desde que los niños nacieron y realmente quería tener sus dos piernas sanas para cuando asistiera a dicho evento.
—Porque los ciegos no deben manejar y porque Frank estará aun más furioso.
Micro observó al “rehén” en la parte trasera del auto que plácidamente dormía a pata alzada con la cabeza apoyada en la pierna de Murdock. Al diablo, podía tener esa cita el próximo año.
—Suena razonable para mí.
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—Necesito tu ayuda. —Jessica lo observó molesta, no estaba para eso, tenía a su dormilona bebé en brazos mientras colgaba fotos de las amantes conectadas al objetivo de su más reciente cliente. No estaba para corretear por la ciudad, desde que Luke fue enviado a prisión era prácticamente una madre soltera.
—Jódete, Castle, y de paso dame esa foto. —Frank obedeció, pero se equivocó —no la de la rubia con botox, la castaña con un poco de cara en su plástico.
—Rojo no está y necesito encontrarlo.
—¡Ja! ¿Finalmente tiró la toalla contigo? —Jessica se golpeó la frente al recordar —Ahg, gracias, ahora le debo cien a Danny.
—¿Qué? ¡No! Solo necesito encontrarlo, por supuesto que no me terminó. —o eso era lo quería creer él. De todas formas: Era complicado.
—Cierto, tendrías un ojo morado si así fuera. ¡Uff! La apuesta aún sigue en pie. —Frank suspiró harto. Dios, Jessica estaba colocando demasiadas fotos en esa pared. Seguramente el bastardo se estaba muriendo de VIH y aun no caía en cuenta.
—¿Te puedes hacer una idea de adonde pudo haber ido? —Jones se detuvo un momento para retarlo con una mirada de ceja alzada.
—¿Enserio le estás preguntando a una extraña sobre el paradero de tu novio?
—Eres una detective, haz tu trabajo.
—¡Ni creas que lo voy a hacer gratis, Frank! —ante el ruido de su discusión Danielle empezó a quejarse en los brazos de su madre, fue entonces que la verdadera locura empezó.
—¡WUAAAAAAAAAA!
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Dos horas completamente perdidas tratando de calmar a Danielle solo lo habían arrojado a la puerta de Foggy Nelson, y si él tampoco sabía nada solo le quedaba empezar a saltar azoteas como un maniaco hasta encontrar a Queen y al jodido monaguillo con el que se acostaba. Frank se encontró con la puerta entre abierta al escuchar los gruñidos de un estresado Foggy Nelson en su interior, por lo que solo se adentró al despacho sin presentarse porque obviamente no esperaba que un vaso de café le cayera encima gracias a la rabieta que el amigo de su novio se encontraba teniendo.
—¡Hey! ¿Qué pasa contigo, Nelson?
—¡Oh, Frank! Lo siento, no sabía que vendrías —Papeles por doquier, el escritorio estaba desordenado, las carpetas se amontonaban y bolsas de comida chatarra estaban desperdigadas por el suelo. El abogado le ofreció una servilletas para limpiarse, pero el daño ya estaba hecho, ahora tendría que pasar por una tintorería. —Estoy preparando un caso muy importante y Matt me dejó solo de nuevo. Así que no tengo mucho tiempo, si necesitas que alguien te represente toma una de las tarjetas en el primer cajón a la derecha, mi esposa de seguro te apoyará.
Foggy volvió a lo suyo, se veía terrible. No como un manojo de nervios, más bien era un huracán.
—No estoy aquí por eso, busco a Rojo. —le dijo, pero aun así dirigiéndose al cajón mencionado para tomar el número de Marci Nelson. Foggy no le prestaba atención, iba de un lado a otro organizando argumentos para la estructura de su defensa.
—Pues aquí no está, mejor habla con Jessica Jones. Ella es detective. —Castle tuvo que respirar hondo, estaba al borde de un tic nervioso casi tanto como lo estaba Nelson ¡Oh, Matt! ¿Qué nos has hecho, diablillo?
—Vengo de allá.
—Pues no te sirvo más que ella, colega. —Castle se sentó delante del escritorio de Foggy y lo vio moverse por todo el lugar sin descanso, estaba peor que al inicio. —Oye, ya que estás aquí ayúdame con esos documentos.
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—¿Te diviertes? —eran las cinco de la tarde y faltaba media hora para la puesta de sol, todo estaba listo. Había tenido un día divertido al otro lado de la ciudad, pero ya podía darse por terminado junto a todo lo que Matt necesitaba hacer antes de regresar con Castle.
—Mucho.
—No creo que lo haya pasado tan mal sin nosotros. —Matthew acarició la cabeza de Queen, se había portado excelente. Era una buena chica. En cuanto al tema de su pareja Murdock solo pudo reír. —¿Verdad?
—No, estoy seguro de que lo manejó muy bien. —La radio estaba encendida y por ella resonaba la voz de Lady Gaga, lo que hacía que los dedos de Micro tamborileaban sobre el volante.
—Bueno, si te pregunta por mí dile que volvieron a matarme.
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Matthew se adentró en su departamento con Queen siguiendo su paso en todo momento luciendo su cambio de look y un lindo collar con una campanita que resonaba con cada pasito que daba el can del Castigador. Murdock pudo percibir a dicho sujeto esperando dentro de su hogar, lo esperaba por completo.
—¿Qué tal estuvo tu día, Frank?
—Tú tramaste todo este tormento ¡Y ni siquiera sé por qué! —le dijo su querida pareja vestido con uno de sus pijamas y una toalla sobre sus hombros, Queen inmediatamente corrió hacia Frank y empezó a lamer sus pies descalzos para posteriormente estrellar su cara varias veces contra estos,. Ante esto Frank se agachó para acariciarla, entonces le arrebató el collar a Queen y lo observó con curiosidad. —No me digas que me hiciste todo esto para consentir a mi perro.
—Frank, solo abre el cascabel.
Frank le obedeció a regañadientes, dándose cuenta de que el cascabel era capaz de abrirse. Al sacar el contenido lo sostuvo en sus manos confundido por su significado: Era un anillo—¿Qué…?
—¡Oh, Frank! claro que me casaré contigo.
Entonces Frank cayó en cuenta de que sostenía y en qué posición estaba, por lo que solo le quedó bajar la cabeza y reír.
—Tienes suerte de que te ame, tarado.